Chillaba de placer como buen maricón, y más fuerte el conserje me penetraba.
El dueño de una empresa entrevista a un tipo para el puesto de conserje, pero de momento le entran unas ganas locas de que el entrevistado le de por el culo. .
Chillaba de placer como buen maricón, y más fuerte el conserje me penetraba.
Soy una persona sumamente seria, responsable, e incapaz de una acción que perjudique a otras personas, o por lo menos así me describe mi esposa, mi familia, conocidos, y hasta en mi negocio.
Pero recientemente como director de mi empresa durante una entrevista de empleo que le realizaba a uno de los candidatos a conserje, un hombre algo mayor que yo, pero con un físico muy superior al mío.
Francamente no sé qué ha sucedido, que de momento comencé a sentir unos raros calores por todo mi cuerpo, al tiempo que también me dio por querer sentir una buena verga dentro de mi culo, es cierto que ya llevo varios años de director, y nunca antes me había sentido algo semejante.
Para colmo, al principio el tipo ese ni tan siquiera físicamente era de mi completo agrado, pero en esos momentos, como que fue lo menos que me importó.
Me sentía sumamente acalorado, y a medida que seguí entrevistándolo, más y más ganas tenía yo, de hacer una locura.
Así que, sin entrar en muchos detalles, de manera sensual le dije. “Sígame, ya que está aplicando para conserje quiero que vea el sótano donde están los equipos.”
Bajamos por las escaleras y ya estando en el sótano, como soy el único que tiene la llave, después de que ambos entramos, cerré la puerta con llave.
Prendí las luces, y comencé a preguntar sobre algunas de las maquinas que hay en ese lugar, realmente ni idea tenía de que hacen esas máquinas, pero a medida que le fui preguntando, él de manera bien convincente me fue respondiendo.
Por mi parte, me fui moviendo de una maquina a otra, procurando mover mis caderas de la manera más sensual que pude, por no decir que, como una verdadera puta, buscando llamar la atención de un cliente.
Hasta que, de momento él sonriendo lascivamente, se me quedó viendo directamente a los ojos, eso bastó para que se diera cuenta de cuales eran mis deseos, por lo que, sin decirnos palabra alguna, se acercó a mí colocando sus grandes manos sobre mi cuerpo.
Apenas sentí sus manos sobre mi persona, lo dejé que me acariciara por todas partes, permitiéndole, al mismo tiempo que me fuera quitando toda mi ropa, hasta dejarme del todo desnudo.
A medida que me fue quitando la ropa extrajo su verga del pantalón, y la dejó fuera, y sin que fuera necesario que me indicase nada, voluntariamente me agaché, y agarrándola entre mis dedos me la he llevado a la boca.
Cosa que yo en otros momentos me hubiera negado hacer, y hasta pensé que yo estaba actuando como una loca, siéndole infiel al pobre esposa, pero algo dentro de mí, me empujó a que hiciera todo aquello que mi repentino amante quisiera.
Por un corto rato estuve mamando suavemente todo aquel gran pedazo de carne, el cual ya dentro de mi boca comenzó a ponerse bien duro.
A los pocos minutos, ya bien deseoso de sentirlo dentro de mí, lo saqué de mi boca, para de inmediato ofrecerle mis nalgas.
Cuando comenzó a enterrar su verga, dentro de mí, y aunque el dolor fue bastante, por mi parte comencé a mover mis caderas, como nunca antes lo había hecho, al tiempo que de manera bien tosca, él me apretaba los pechos, y mis nalgas.
Pero no conforme con ello, al rato la extrajo y sin perder tiempo rápidamente me la volvió a enterrar dentro de mi culo, yo chillaba de placer, y más fuerte él me penetraba, esa tarde en el sótano, él hizo conmigo lo que le vino en gana, sin que yo le ofreciera la más mínima resistiera.
Hoy en día mi empresa tiene un excelente conserje, al cual ocasionalmente de manera personal, lo superviso en el sótano.
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