Cita a ciegas.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Conocer a gente a través de una línea telefónica de encuentros puede resultar o muy peligroso o muy placentero. En realidad, el peligro de las citas a ciegas me mantenía mucho tiempo sin tener sexo ya que era el único canal por el cual me animaba a conocer gente. Soy muy tímido para usar otras maneras más abiertas como levantarme a alguien en la calle, por ejemplo.
Un día de esos en e cual las hormonas hacen estragos jugando con tu imaginación y tus deseos de carne, tomé el teléfono e ingrese mi número y clave a la línea de encuentros. La verdad es que tampoco soy muy adicto a esto ya que por lo general estas líneas están plagadas de gente mentirosa. Por lo menos en mi país, Argentina. Así fue como ya habiendo ingresado y escuchado algunas de las presentaciones se me ocurrió contactar a uno de los integrantes en línea.
La conversación comenzó como todas. Nombre, edad,qué onda, activo o pasivo y todo este tipo de información. Bueno, el tipo con quien charlaba resultó ser muy agradable y congeniábamos bastante en nuestros gustos y fantasías. Llegó el momento y el chico, llamado Rodi, me apura y me invita a que tomemos un café y que si había onda entre los dos, bueno, podríamos buscar un lugar para hacer el amor.
Acepté la invitación y ya establecido el lugar y fecha, me preparé y salí a conocer a Rodi.
Llegué al lugar convenido y Rodi aún no había llegado. Él me dijo que usaría una camisa roja y un jean azul. Habían pasado ya casi cinco minutos y recibo mensaje de Rodi en mi celular diciéndome que estaba demorado pero que llegaría pronto. Diez minutos más tarde para un taxi en frente del bar donde nos encontraríamos. Yo me había sentado cerca de una ventana para ver a Rodi llegar. Del taxi bajó un hombre de 1,90 metros, de aproximadamente cuarenta años y muy bien llevados. Cabello corto y oscuro y piel blanca. Un hombre muy lindo. Pero grande fue mi sorpresa cuando terminó de bajar del taxi, Rodi desplegó un bastón blanco y comenzó a caminar hacia la entrada del bar. Yo quedé mudo y sin poder reaccionar ya que era lo último que me esperaba en un tipo de encuentro así. Tenía miles de pensamientos en mi cabeza cuando de repente Rodi abre la puerta del bar y en voz alta dice. Juan, he llegado. ¿dónde estás? Yo, casi tartamudeando, le contesté. Por aquí mientras tiritaba como una hoja. Rodi a saludarme con un apretón de mano me preguntó: ¿estás nervioso? Yo, estúpidamente le dije que en absoluto a lo que Rodi comentó: pero si te tiembla hasta la voz. Yo simplemente reí tímidamente por haber sido descubierto.
Rodi, ya sentado en su silla se disculpó por no haberme dicho por telefono sobre su ceguera a lo que yo le dije que no importaba, que estaba todo bien y que solo me sentía un poco sorprendido. Bueno, la conversación duró por casi una hora sobre el tema y se justificó diciéndome que había decidido no hablar de su ceguera por la línea porque muchos le cortaban la comunicación y lo discriminaban. Yo, para ese entonces ya estaba más relajado y bromee diciéndole a Rodi que no sabían el tipo buen mozo que se habían perdido por prejuicioso. Rodi sonrió y me lo agradeció.
Minutos más tarde Rodi, quien siempre tomaba la delantera, me pregutó si es que tenía ganas de acostarme y pasarla bien con él. Yo, rompí en una cadena de pensamientos imparables acerca de cómo sería hacerlo con un ciego, pero finalmente acepté tratándome de mostrar natural y confiado.
Rodi pagó el café y nos dirijimos hacia un hotel que quedaba en las cercanías y que estaba hecho ya para este tipo de encuentros.
Sin mediar muchas palabras, y con el nerviosismo que me corría por dentro, me encontré de repente ya en el dormitorio y con Rodi sentado en la cama aflojándose los zapatos. En un movimiento inesperado, lo tenía a Rodi parado en frente mío, sin zapatos, y acariciándome una de mis manos me dijo románticamente que la íbamos a pasar muy bien.
Rodi comenzó a deslizar su mano a lo largo de mi brazo, cruzó por mi hommbro y terminó haciéndome una caricia en mi mejilla. Yo me sentía un témpano de hielo por no saber como actuar con él. Luego, Rodi me abrazó y con su rostro pegado al mío empezó a chuparme la oreja y meter su lengua en ella. Esto rompió el hielo inmediatamente y dejé escapar un suspiro de placer. Rodi continó y chupaba mi cuello ahora y me daba mordiscos que hacían espeluznar mi piel y una corriente eléctrica iba y venía por mi espalda. Así comenzó a desabrochar mi camisa y bajarla dejando mis hombros desnudos a los cuales hablandó dándoles mordidas mas amplias y fuertes pero que no dolían para nada. A esta altura, yo también empezé a quitarle la camisa a Rodi y descubrí un cuerpo fibroso y trabajado.
Mi temperatura corporal ya había subido varios grados yccompletamente entregado al placer. Rodi seguía besándome y mordiéndome por doquier y yo habilmente había logrado desabrochar su pantalón y meter mis manos en su bóxer. Su pene era formidable. Tenía aproximadamente 18 centimetros y muy poco pelo. Más tarde me confesaría que se lo recortaba por comodidad. Lo único que puedo decir es que cuando sentí la erección de Rodi sobre la mía, es que sin decir mucho me arodillé y me metí ese gran pene en mi boca y comenzé a succionarlo alocadamente. Podría decir ahora que su pene era muy estético. Largo, ancho piel rosada y bastante simétrico. Olía y sabía muy rico. Perdí la cabeza por ese pedazo y lo único que sentía eran las manos de Rodi sobre mi cabeza tratando de frenar un poco mi desenfreno. Cuando lo deje ir de mi boca, Rodi aprovechó para sacarse toda la ropa y recostarse en la cama. Era un placer ver su cuerpo. Yo hice lo mismo y me tiré sobre él. Nos abrazamos y besámos por todas partes. Las manos de Rodi me exploraban haciéndome de a ratos cosquillas y de a rato mi cuerpo se doblaba de placer cuando tocaba tan sutilmente mis puntos erógenos. Estaba disfrutando de las caricias y masajes que Rodi me propinaba tan hábilmente. Luego, sobre la cama, Rodi me dio la vuelta y empezó a sondearme con su lengua. Mi espalda se doblaba de tanto placer. Chupaba rincones mios que nadie los había descubierto. Mordía mi cintura por sus costados y me hacía tiritar. Chupaba mis nalgas levantandolas con su boca y dejándolas escapar ligeramente. Mi cuerpo ya casi convulsionaba ante lo que Rodi me hacía.
Luego me giró sobre la cama dejándome mirar al techo y sin preguntar clavó su boca en mi cuello chupándolo y mordiéndolo de tal manera que sentía que mis ojos se iban hacia atrás. Le pedía por favor que parase un poco ya que no podía con tanto placer. Mi cuerpo lo pedía pero a la vez no lo soportaba tan extendidamente. Rodi se deslizó hasta abajo y se apoderó de mis tetillas. Al igual que mi cuello, las presionaba con su lengua y las succionaba fuertemente. Abría su boca más ampliamente y succionaba gran parte de mi pecho. La sensación que sentía es imposible de describir.mis dedos se metían entre sus cabellos y peresionaba su cabeza contra mi pecho para que no se levantase. Éñl adivinando mis intenciones no dejaba de jugar con mis pezones. Un momento más tarde bajó por mi vientre y lo succionaba produciéndome mareos y así también lo hizo con mis caderas y muslos. Tomó mi pene entre sus manos y lo movía de un lado a otro y lo masturbaba. Luego levantó mis piernas y me pidió que la sostuviese contra mi pecho. Así dejé mi agujero expuesto a sus malas intenciones. Besó mis piernas por detrás y cuando llegó a ese espacio entre mis bolas y mi agujero, empezó a chuparlo desenfrenadamente al punto de hacerme gemir de placer. Quería pedirle que se detuviese pero no podía articular palabra. En ese momento se detuvo y me pidió un forro. Rápidamente se lo pasé y colocándoselo se acomodó para penetrarme.
La verdad es que yo no estaba seguro si es que quería ser penetrado o que siguiese con sus chupadas pero mientras yo deliberaba en silencio Rodi ya había metido la cabeza de su pene en mi interior sacándome todas las dudas que tenía en cuanto a la penetración. Rodi empujó su pene hasta lo más profundo de mi cuerpo. Comenzé a sentir como sus muslos y sus caderas ya se apoyaban contra mi cola. Rodi se quedó inmovil por un rato, como esperando que mi cuerpo se acostumrase a su presencia y, así, inició un movimiento lento de serruchada. Me lo metía y me lo sacaba de tal manera que el gozo era perpetuo. Yo solo quería sentir a ese hombre por todo mi cuerpo así que bajando y abriendo mis piernas como una horqueta le pedí a Rodi que se acostase encima mio. Rodi lo hizo así buscando la manera de que su pene no saliese de mi cuerpo. Yo abrasé su cintura con mis piernas y con su cuerpo pegado al mio, Rodi continuó empujando su miembro dentro de mi cuerpo y empezó a meter su lengua dentro de mi boca. Yo simplemente aceptaba todo o que ese hombre me hacía en completa entrega.
Así, en esa posición que yo no quería cambiar porque podía sentir todo lo que Rodi estaba sintiendo, noté como él había comenzado a jadear pesadamente y levantando su tronco sobre mi dorso y apurando su mete y saca, ví la expresión de su cara cuando comenzó a eyacular dentro mio. Lo único que atiné a hacer para darle más placer fue ceñir y relajar mi esfinter .
Cuando ya había terminado, Rodi dejó caer su torso sobre el mio y continuó besándome apasionadamente.
Más tarde, cuando pensé que todo había concluido, Rodi me dijo: ahora te falta acabar a vos. Salió de mi interior y me puso a cuatro patas. No entendía bien que quería hacer pero de repente sentí como me metió su pene sin ningún tipo de resistencia y gimió de gusto. Al igual que yo. Me serrucho por un rato y luego sin sacarme su pedazo, tomo mi pene y empezó a masturbarme. Realmente fue fantástico. Sentía su pene arremeter contra mi culo y sus fuertes y varoniles manos se aferraban a mi pene masturbándolo con fuerza. En un momento comenzé a sentir como mi pene se preparaba para explotar y cuando Rodi se dio cuenta de esto por mi respiración agitada y mi grito ahogado apretó con fuerza mi pene como impidiendo la eyaculación y me serruchaba con más potencia que nunca. Cuando aflojó su mano mi leche saltó con fuerza y mi cuerpo se aflojó hasta casi un desmayo. Solamente sentí que mi cuerpo cayó sobre la cama y Rodi encima de mí.
Estuvimos así por un buen rato. Dormitamos tranquilamente y luego, lentamente, Rodi sacó su pedazo de mi cuerpo. Algo que me hubiese gustado mantenerlo adentro.
Me levanté detrás de Rodi y fuimos a darnos una ducha juntos. Enjaboné el cuerpo de Rodi completamente y lo bañé como si fuese la última vez. Nos besámos bajo la ducha y finalmente nos retiramos del hotel.
Cuando llegué a casa y comenzé a recordar lo sucedido me dí cuenta que ya había olvidado que Rodi era ciego y sonriendo para mi mismo me pregunté ¿acaso eso importa?
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