"CITAS…Y AL FINAL, CON SHORT"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me desperté al día siguiente, con el bulto de Diego en mi trasero. Todos los demás ya estaban levantados y vestidos. Sebastián se me acercó con una sonrisa al verme abrir los ojos.
-Te haremos el desayuno, Max -me dice. En ese momento Diego se despertó e hizo gesto de pararse-. No te preocupes Diego -lo tranquilizó Sebas- nosotros nos encargamos.
Cris, Fer y Sebastián salieron y Diego volvió a recargar su verga en mí.
-Buenos días, cumpleañero -me dijo y me llenó de besitos sexies el cuello. Sus labios carnosos se sentían increíble sobre mí. Sonreí y me volteé. Nos besamos y el puso su rodilla entre mis piernas, justo debajo de mis huevos-. Podemos hacer huevos revueltos ahorita mismo. -Lo volví a besar y tomé su cabello castaño. Lo jalé hacia atrás para darme acceso a su cuello y se lo comencé a chupar. Él soltaba gemidos y eso a mí me prendía.
Paré, pues ya era hora de alistarnos y bajar. Los nos vestimos, frustrados. Mi enorme verga me estorbaba, así que me puse el pantalón más apretado que tenía para que siquiera no se columpiara. Bajamos y desayunamos. El jugo de la jarra se acabó y quería hacer más, así que fui a la cocina. Comencé a partir una naranja y casi me corto cuando sentí que unas manos me rodeaban. Me comenzaron a soplar en el cuello y luego a besármelo. Recargué mi cabeza en el hombro de… Sebastián. Sí. Era él. Tenía que serlo. Lo sentía más alto que yo y sus labios no eran tan carnosos como los de Diego. Volteé y en efecto, ahí estaba él. Me sonrió y continuó con mi boca. Volteé todo el cuerpo y me subí a la mesa, rodeándolo con mis piernas. Metí mi lengua en su boca y comencé a jugarla con la de él.
-Corre a todos de esta casa. Sólo nos quiero a ti y a mí -me dijo.
Lo dejé de besar, consciente de que me estaba volviendo una puta por querer acostarme con todos. Lo miré y me fui.
Al llegar a la mesa me senté en mi lugar. Frente a Diego. De repente sentí que su pie me jalaba el mío. Se abrió el cierre del pantalón y sacó su verga. Puso mi pie en ella. Con mi dedo gordo y el índice, comencé a masturbarlo. Se me daba bien, puesto que no paraba de cerrar los ojos por el placer. Se vino y mi pie acabó con semen. Nos paramos todos de la mesa sin limpiar el maravilloso líquido blanco.
No pasó nada hasta que volvimos a la ciudad.
Fernando me presentó a uno de sus compañeros de football: Tonatiuh. (ES EL CHICO MÁS GUAPO QUE HE VISTO HASTA LA FECHA, NO SÉ POR QUÉ NO CONTINUÉ CON ÉL). Era más alto que yo, cerca de 1.85; tes morena; delgado; manos firmes con dedos alargados; cabello asombrosamente sexy y despeinado; sonrisa blanquísima y enorme. Todo eso junto en un sólo cuerpo. Me hice su amigo muy rápido y comencé a sentir algo muy fuerte por él.
Me quedaba a estudiar en su casa y a hacer tarea hasta muy tarde. Él ya sabía manejar y como era tarde pues nadie se daba cuenta; él tenía ya 15 años.
Mientras estudiábamos, acostados de panza en su cama, jugaba con mis pies descalzos y me sonreía. A modo de broma -o no- me subía la playera y me tocaba la espalda. Nos reíamos de eso, pero él no quitaba su gran mano. Un día me invitó al cine. Era una película de acción, pero de soldados. Y como a ellos les ponen ejercicios medio fuertes, siempre se quitaban la camisa. Comenzó a hacer ruidos raros y luego me dijo:
-No aguanto más. Quiero pajearme.
Mis sentidos se pusieron alerta. ¿Por qué quería pajearse justo ahora? Mientras sacaba sus bolas por el agujero de los pantalones vio que lo observaba. Me bajó el cierre de los jeans y dijo:
-Vamos. ¿Tú no quieres pajearte?
Me saqué mi pene y comencé el movimiento. Él también. Nos vinimos casi al mismo tiempo y en silencio. Yo iba a limpiar con una servilleta y me dijo:
-Así déjalo.
Así lo dejé y nos fuimos sin acabar la película. Llegamos a su casa y no me iba a quedar.
-Bueno… adiós.
-Bye. -Ninguno de los 2 sabía cómo despedirse. Comencé a alejarme, me tomó de la mano y me volvió hacia él-. ¿Te veo mañana a las 4 en el estadio? Será mi partido.
Le sonreí y le dije:
-Ahí estaré.
Nos quedamos viendo a los ojos y se me acercó para besarme rápidamente en la mejilla.
Le volví a sonreir y me alejé.
Al día siguiente fui a verlo a su partido. Se veía muy guapo con playera holgada y de tirantes y short. Además, sudaba. Él metió 3 goles y su equipo ganó 5-0. Yo aplaudí como loco todo el partido. Se me acercó al terminar y me volvió a besar la mejilla, esta vez frente a todos, pero nadie se dio cuenta.
-¿Viste mis goles?
-Sí.
-Te los dediqué a ti.
Le sonreí y nos fuimos a su casa. Tampoco tenía pensado quedarme ese día, pero comenzó a llover así que me quedaría a dormir. No se bañó y se puso su pijama.
-¿Qué podría usar yo? -le pregunté.
-Mmm…
Salió y regresó con un short.
-Me queda pequeño. Pruébatelo. Eres mucho más delgado que yo -me dijo-. Por cierto, va sin calzón -me gritó cuando yo estaba en el baño.
Me desnudé y me vi en el espejo. ¡Oh por Dios! Me veía tan bien y a la vez tan… atractivo. El short me quedaba justo y se me marcaban mis pompitas paraditas, Mi flácida verga apenas era cubierta por la tela súper suave de la prenda. Dejaba ver mis piernas fuertes y delgadas.
Salí y me miró, perdido. No paraba de mirarme.
-¿Y bien?
-¡Genial! -me respondió.
-¿Estudiamos un poco más?
-…Sí.
Me recosté boca abajo en su cama, haciendo que se me marcara aún más mi espalda, y por supuesto, mi trasero. Se tumbó a mi lado y el roce de pies volvió a iniciar. Aunque leíamos, no paraba de sentir su pervertida mirada en mi trasero. Me moví un poco en la cama para acomodarme y me vio el pene.
-¡Oh por Dios! ¡La tienes de caballo! De repente quiero masturbarme… más.
-Pues vas.
Cerré el libro y me paré a cerrar la puerta. Volteé y vi cómo su mirada brilló. Luego vi por qué: mi verga estaba parada y el short sólo llegaba a la primera cuarta parte. Me acosté en la cama y me saqué la verga por un lado de los 2 espacios para piernas del short. Comencé a pajearme. Jamás me di cuenta que él no lo hacía. Cuando me di cuenta, tenía la boca abierta y me miraba perdido.
-¡Hey!
Despertó.
-¿Puedo tocarla?
-Wow, ¿qué?
-Tu verga. ¿Puedo pajearte?
-Este tesoro no se toca. Mira si quieres.
-Entonces no te pediré permiso… ¡Dame esa verga!
Me la tomó y se la llevó a la boca. Sentí cómo explotaba mi mundo y mi sexo comenzaba a palpitar. El chico más guapo del mundo tenía mi verga en su boca. Cerraba los ojos y succionaba todo el líquido pre seminal que podía. Gruñíamos mucho y le dije:
-¡Para! No quiero venirme. Aún no.
Paró, se sacó la verga y me plantó un beso en los labios. De eso no me había fijado: sus labios eran más carnosos que los de Diego. ¡Oh por Dios, Diego! ¡Sebastián! ¡Cristian!… Bueno, hacer el amor con este sujeto no será tan malo, pensé. Me elevó un poco de la cama para abrazarme y meterme su lengua. Gemíamos y yo le quitaba la camisa.
-¿Ya me das mi lechita?
-Sí bebé. Toda la que quieras.
Regresó a mi pene y succionó rápido y desesperadamente. Me vine en su boca y gemí.
-Aaaaaaah.
Se tragó mi semen y me sonrió. Trepó por mi cuerpo hasta quedar a mi altura. Extendió el brazo para apagar la luz, dejándome oler su sobaco sucio y sudado. Mmmmmm. Se tumbó a mi lado y nos dormimos.
Me desperté de noche con una sensación rara. Creí que un bicho me caminaba. Pero no… era Tona. Dándome más sexo oral. Cuando notó que me desperté se detuvo.
-Soñaba contigo y desperté. Se me antojó al instante más verga.
Le sonreí y le dije:
-Mi bebé. Anda. Come, hambriento Tona. Mis huevos están llenos.
Me la siguió comiendo hasta que me vine.
-Tienes la verga más deliciosa que he probado.
-Eso ya lo veremos -dije. Tenía algo planeado-. Acerca tu tronquito hacia mí bebé. Tengo hambre yo también.
Se quitó el pantalón. Me la puso en la boca y le brindé sexo oral mientras gemía y echaba la cabeza hacia atrás.
-Oh, Max. Oh, sí, papi. Das el sexo oral más rico. Mámala bien putita…
Le di una nalgada. Nadie me dice puta.
-Ay, perdón. Síguele haciendo. Ah, sí. Aaaasí.
Paré y le dije:
-Ahora vas a decirme quien la tiene más suculenta.
Aumenté el ritmo y se vino en mi boca. No tragué. Alcancé su boca y se lo pasé.
-Eso. Trágalo todo putita -otra nalgada-. Porque eres una puta ¿cierto?
-Mmm… -gimió mientras tragaba.
-Eso, bebé. Ahora voy a cogerte y vaciaré mis huevos, ¿entendido?
Asintió.
Lo volteé y metí de golpe mi verga. Gritó y le tapé la boca. Le besaba el cuello mientras se la metía y se la sacaba.
-Ah, ah, ah.
-Te romperé el culo para que recuerdes que sólo yo he estado aquí.
Me vine en silencio. Él apretó el culo y no sé si por eso, saqué más leche de lo que acostumbraba.
Se sentía bien ser activo. Y más aún ser rudo. Nos desplomamos en la cama. Nuestra respiración era entrecortada.
-¡Eso estuvo muy bien, Max! Ahora yo.
Se quitó de abajo y se me puso encima. No me quitó el short; lo extendió y me embistió con su pene inmenso, que me entró todito. También era rico ser pasivo.
-Oh, sí. Max.
-Ajá.
-Yo sabía que este short era de la suerte. Arre, papi.
Se vino en mí y nos desplomamos en la cama. Me dormí luego luego.
La llegada de Tona representó mucho. Pero no se preocupen. No han desaparecido mis amigos. Ésto sólo es una parte.
Comentan para saber qué puedo mejorar… ¿Tal vez lo quieren más corto?
Hagánme saber si les gustó (:
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