Clases de Natación (El descubrimiento)
Fernando, un chico alto y guapo se verá confundido por su profesor Rafael.
Fernando se levantó como todos los dias. Desayunó y fue a trotar, le encanta ese aire fresco del amanecer rosando su rostro y torso desnudo. Solía correr solo con short y zapatillas, por lo que dejaba ver su marcado cuerpo. Alguna que otra vez una chica le guiñaba el ojo o se le acercaban a conversar de cualquier cosa. Ya en su depa se alistó para salir: lleva una gorra, lentes de sol, unos pantalones cortos, camiseta y un bañador y gorro para la piscina. El día estaba bastante bien, hacía sol, el aire era fresco y eso le animaba bastante. Ya en el centro acuatico que estaba cerca a su casa, observó que habían cambiado a su profesor. Lo observó un rato y vio que era algo diferente a los que había tenido antes pero no sabía qué era, exactamente: era bastante joven, o al menos así parecía, tenía una barba bien cuidada y se notaba que se rasuraba el cuerpo para tener mejor movimiento en el agua, pero esos lentes con ese peinado le hacían parecer bastante varonil y serio. Trató de no percatarse de ello y fue a vestirse. Ya en la piscina se encuentra con el profesor, este le saluda y le dice que ahora será él quien los entrene a él y otro grupo de chicos. Se prepararon para nadar, y al iniciar la rutina, vio al profesor quitarse la ropa y quedarse solo en bañador. Era bastante sexy, y Fernando no podía negarlo.
- Todo bien?
- Sí, sí
- Es que te quedaste mirandome un buen rato, jaja.
- Ah, no, no pasa nada. Es que como es la primera vez que entrenamos con usted.- Dijo Fernando un poco avergonzado.
- No me llames de usted, llamame Rafael.
- Un gusto
Así siguieron con la rutina pero Fernando no podía dejar de ver al profesor, no sabía por qué. Luego del entrenamiento, el Rafael se acercó a todos y les dijo que empezaría a dar clases particulares ya que vio que varios estaban desnivelados en su rendimiento, así que citaría a todos en diferentes horarios. Todos aceptaron y fueron a las duchas. Por alguna razón, Fernando quiso quedarse un rato más, y fue cuando Rafael entró a las duchas. Estaban ambos separados por solo dos espacios y en bañadores, hasta que Rafael se lo quitó. Fernando se quedó sorprendido porque se podía notar su enorme verga que, a pesar de estar flacida, se veía bastante grande.
- Todo bien?
- Sí… – Exclamó Fernando
- Te quedaste viendome otra vez, jaja (Fernando se sonrojó)
- No, no pasa nada. Solo que… es algo incomodo ver a alguien desnudo en las duchas
- Somos hombres, de eso no hay problema, jaja
Siguieron duchandose y Fernando se retiró. Ya en casa, preparando algunas cosas de su trabajo, estuvo pensando en lo que pasó esa mañana: el profesor era bastante apuesto pero era la primera vez que no podía dejar de ver a un hombre. Estaba confundido. Decidió no pensar en ello y siguió con sus trabajos por el resto del día. Al día siguiente se vieron otra vez en el centro acuático, pero todo fue con normalidad hasta que volvieron a las duchas. Esta vez Fernando sí anticipó que quería quedarse más tiempo. Ahí en las duchas se encontraron y Rafael volvió a quedarse desnudo. Fernando no quería ver, pero el impulso le ganaba.
- Quedate desnudo si también quieres. No hay ningún problema.- Le dijo Rafael
Fernando casi se quita la ropa de baño hasta que se dio cuenta de que tenía una erección. ¡UNA ERECCIÓN! ¿por qué? – fue lo que pensó. Decidió no hacerlo y al terminar de ducharse salió rápidamente. En su casa, no podía dejar de pensar en lo que pasó y cada vez que recordaba su cuerpo desnudo de Rafael volvía a tener una erección. Fernando se sentía bastante confundido. Así transcurrieron varios días, hasta que ya esa situación de las duchas le parecía normal. Sin embargo, las conversaciones con Rafael se distanciaron un poco porque Fernando no quería pensar en que le atrajera un hombre. Unas semanas después, cada uno de los nadadores fue citado a la oficina del entrenador: se estaban acercando las olimpiadas interdistritales y estaban seleccionando a los mejores nadadores para ir. Cuando fue el turno de Fernando, se sintió algo incómodo: era el último de la lista y los demás ya se habían retirado. Al ingresar, vio que todo estaba tranquilo: Rafael estaba vestido semi formal con una camisa y el despacho estaba bastante ordenado, pero la mente de Fernando estaba dando vueltas y, aunque Rafael estaba con ropa, su camisa dejaba resaltar sus musculos y pectorales, cosa que incomodaba a Fernando.
- Pasa, sientate. ¿Estás todo bien? – Preguntó Rafael
- Sí, normal.
- Bueno, te llamé porque estás preseleccionado a las olimpiadas interdistritales. Te he estado observando y tienes bastante potencial.
- Ah, muchas gracias por la consideración.
- Para nada, pero necesito hacerte algunas medidas físicas para poder mandarlas a mis jefes.
- ¿Qué tipo de medidas?- Preguntó Fernando.
- Unas que son corporales, me los pide la federación así que tengo que cumplir. Por favor, levantate y pasa por el sofá.
Había un sofá a su mano derecha y Fernando tomó asiento. Rafael trajo unos aparatos de medicina en donde le tomó la presión y le hizo algunas preguntas sobre su vida saludable. En eso, le ordenó que se pusiese de pie pues le iba a medir el cuerpo.
- Esto es solo algo protocolar. Necesito que te relajes y acomodes bien.- Fernando se sintió algo incómodo.
Rafael empezó a medir primero los brazos, pasando luego por los hombros hasta que le pidió que abriera los brazos. Eso lo hizo para medir el pecho de Fernando.
- Nada mal, ah. ¿Vas también al gimnasio?
- A veces voy aunque otras veces solo hago calistenia.
- Ok, ahora necesito que te quites el pantalón.
- ¿Por qué?- Preguntó Fernando desconcertado.
- Es para poder medir mejor. Los bolsillos del pantalón hace que no se pueda medir bien.
Fernando aceptó pero con algo de nerviosismo. Rafael hizo las diferentes medidas pero Fernando no podía dejar de verlo. Sus brazos se veían más fuertes cada vez que se agachaba para medirle y más aún sus piernas y gluteos. Fernando no podía evitarlo pero seguía bastante desconcertado.
- Veo que estás caliente, jaja
- ¿Cómo?- Preguntó Fernando atónito
- Tienes una erección, jaja- Fernando trató de ocultarla pero era imposible.
- Ya, tranquilo, pero ahora necesito que te voltees y te quites la camiseta, creo que las medidas no están del todo correctas.
Fernando aceptó pero esta vez Rafael pegó su cuerpo al de él. Fernando estaba bastante caliente pero nervioso a la vez. Todo iba bien hasta que sintió el paquete de Fernando detrás suyo.
- ¡Hey! ¿Qué pasa?
- Nada fuera de lo normal.
- Es que siento algo detrás.
- ¿Esto? – Rafael pegó más su paquete a los gluteos de Fernando.
- ¡Espera, detente!- Exclamó Fernando, pero entonces Rafael lo tumbó y lo agarró sosteniendo sus hombros y cabeza recostada, haciendo que no pudiese moverse.
- ¡Detente!
- No creas que no he visto como me miras, Fernandito.
- ¡Para, en serio!
- Shhh no digas eso. Sé que te gusta mi cuerpo.- Y en eso Rafael agarra el paquete de Fernando. Este estaba bastante rojo por la situación.- ¿Ves que si te gusta?
- No, espera.- Dijo esto mientras Rafael empezó a masturbarlo.
- Ya, tranquilo, es normal que sientas esto. Pero no voy a dejar que desaproveches esta oportunidad. – Sacó unas esposas de su bolsillo y ató de manos a Fernando en una de los muebles de la oficina. Rafael empezó a desvestirse, primero quitandose los pantalones y desabrochandose la camisa. Su paquete era bastante grande y estaba latiendo de la excitación.
- ¡Para, en serio!
- No digas eso, Fernandito, sé que te va a gustar.- Rafael empezó a tocar el ojete de Fernando el cual se abría y cerraba constantemente.
Rafael le rompió de un tirón el boxer a Fernando y empezó a manosear y darle pequeñas nalgadas a su culo. Era bastante grande por todos los años en el gimnasio y la piscina. Separó ambas nalgas y empezó a meter su lengua lentamente. Fernando solamente daba pequeños gemidos pero ya no exclamaba rechazo. Luego de eso subió con su lengua pasando por la espalda y llegando hasta su cuello. Ahí empezó a besarlo y darle pequeños mordiscos en la oreja.
- ¿Ves cómo sí disfrutas, Fer? Vamos a probar algo nuevo, ¿te parece?- Fernando no dijo palabra alguna, pero tampoco puso resistencia.
Rafael agarró su verga y empezó a mamarsela lentamente. Fernando estaba dando pequeños gemidos. Rafael vio desde abajo como Fernando se sonrojaba y sudaba de la excitación. Lamió rincon por rincon de su verga, pasando de arriba hacia abajo y luego chupando sus bolas.
- ¿Ves cómo sí te gusta? Ahora me toca a mí.
Rafaél se paró y tumbó más a Fernando poniendolo en posición de perrito con las esposas aún atadas al mueble. Agarró su enorme verga de 20cm y se la introdujo lentamente en la boca a Fernando. Este no decía nada, solo gemía de vez en cuando.
- Así, Fernandito, juega con tu lengua ahí dentro. La chupas increíble.
Fernando estaba bastante sonrojado pero también excitado. Duró un poco hasta que empezó a salir liquido preseminal de Rafael.
- Bueno, Fer, ahora sí empezará lo bueno.
- No, por favor.- Dijo entre gemidos.
- Te va a gustar, tranquilo, así es la primera vez.- Fernando dio pequeños empujones con su pene en el ojete de Fernando, y poco a poco fue entrando ese tronco venoso que tenía. Centímetro a centímetro fue entrando la verga hasta que entró toda. Fernando no exclamaba nada, mas que gemidos. En eso empezó a bombear y Fernando no pudo evitar gemir con más fuerza.
- Aaaahhhh ooohhhh oooohhhh!!
- Sí, así, Fernandito, disfruta, te lo has ganado.- Dijo Rafael con voz seductora.
El bombeo siguió por unos minutos, mientras Rafael manoseaba todo el cuerpo de Fernando, pasando por las tetillas, piernas y culo. Luego de eso, sacó por un momento las esposas y las sacó del mueble para volver a ponerselas. Ahora Rafael cargó a Fernando y lo sostenía agarrandole el culo mientras este abrazaba por su cuello para sostenerse. Estaban frente a frente y el peso de Fernando hacía que entrara más profundo la verga de Rafael. Estaban así los dos: Rafael cargando a Fernando y este con las piernas abiertas mirandolo fijamente. Sus gemidos eran bastante altos y empezó a sudar. Su culo se cerraba y abría varias veces apretando más el pene de Rafael y las embestidas se escuchaban bastante fuerte. Luego de eso, se separaron pero esta vez lo puso boca abajo contra el sofá y levantó su culo. Rafael se la metió de una pero Fernando no opuso resistencia: su ojete ya estaba abierto y bastante caliente. Las embestidas siguieron y Rafael besaba la espalda y cuello de Fernando. El sonido del choque entre las nalgas de Fernando y el vientre de Rafael se escuchan en toda la oficina. Ambos sudaban bastante de la excitación y Rafael terminó por quitarse la camisa para apoyarse sobre la espalda de Fernando, abrió sus más sus piernas para abrazar con estas su culo y empezó a cabalgarlo. Fernando gritaba muy excitado. En eso siente algo extraño mientras que Rafael gritaba.
- Ahhh ahh ahhhhh, tomala toda!!…..AAAAAAAAAAAAHHHHGGGG!!!!
- AAAH AHHHHOOOOOOOOHHHHH- Gritó también Fernando.
Rafael se corrió dentro del culo de Fernando y al separarse, cayó toda la leche al suelo, dejando ver el enorme ojete abierto que había dejado. Se separaron y Fernando quedó tendido en el piso mientras Rafael se empezó a vestir y se acercó a su oído.
- ¿Ves que no fue tan malo? Vistete ya, que en un rato vendrán otras personas de la federación.- Rafael le volteó un poco el rostro a Fernando y le dio un pequeño beso que no rechazó.
Ya vestido, Rafael salió de la oficina y quedó Fernando tumbado aún desnudo en el piso. Se sentía extraño, asustado, confundido. No se había dado cuenta de que ya no tenía esposas hasta que se levantó un poco y vió t odo el semen cayendo de su culo pero se percató que también había delante suyo y estaba un poco en su vientre. Se tocó también la polla y vio que estaba humeda y lanzando liquido: el semen delante de él era suyo, se había corrido también como Rafael. Sentía su ano aún contrayendose un poco y pudo confirmar sus sospechas: había llegado al orgasmo. Fernando se vistió rápidamente, escondió en su mochila su boxer roto y se retiró rápidamente a su casa. En la ducha, se quedó pensando en lo sucedido. Seguía bastante confundido. Su culo lo sentía abierto y cada vez que se acordaba de las folladas, su pene intentaba erectarse otra vez pero este lo impedía. Pasó el jabón por cada parte de su marcado cuerpo y no podía dejar de pensar en la mano de Rafael tocandolo. No sabía qué es lo que sentía ni por qué. Se retiró a dormir en su cuarto, pero en sus sueños aún veía a Rafael follandolo. Se levantó en la madrugada y vio que se había corrido por sus sueños. No sabía que pensar, no sabía qué hacer, hasta que en el amanecer, recibe un mensaje en su celular: «Gracias por lo de ayer. Te debo una disculpa si fui un poco brusco, pero trataré de compensarte. Besos.»- Era un mensaje de Rafael. Fernando no sabía si volver o no a las clases de natación. Por una parte no quería aceptar que un hombre le atraiga sexualmente, y por otra tuvo que aceptar que sí había estado muy excitado y eso por la situación y eso le llevó al orgasmo. Fernando estaba indeciso, pero parece ser que no sería la única vez que se vería con Rafael.
Oye amigo tremendo relato esta muy bueno y excitante espero volver a ver más de tus experiencias 😉😉😉😉😉