Clases particulares para Tavito
Una clase especial, para recuperar pasiones perdidas..
Tenía ya unos meses de haber iniciado la universidad, mi ritmo de vida cambió bastante desde entonces, tenía menos tiempo libre y los días de hacer locuras con Tavito habían terminado casi totalmente. Habían ocasiones dónde nos dábamos unos buenos manoseos en el local de las arcade, sin embargo no me atrevía aún a hacerlo ahí, así es que me tenía que conformar con una paja o a veces una mamadita rápida de Tavo mientras yo le manoseaba el culo y en ocasiones le daba con mis dedos. Hubieron un par de ocasiones dónde tomamos un poco más de riesgo cuando su mamá no estaba por las tardes y yo me lograba colar a su casa y cogíamos en su cuarto especial, pero siempre era algo apresurado y no lo disfrutaba tanto como lo quería.
Estábamos en los últimos de octubre, yo tenía ya unos buenos lazos amistosos en la universidad y mis tardes las pasaba la mayor parte del tiempo con mis amigos haciendo tarea, pues la carrera me estaba resultando un tanto difícil. Era una tarde-noche donde regresaba a casa, ese día venía de la casa de un amigo que vivía relativamente cerca, por lo que había decidido caminar cuando de casualidad me encontré con Mayra, la mamá de Tavito, ella me vió e inmediatamente me saludó y empezamos a hablar mientras caminábamos juntos,
– Hola, cómo estás? Ya tenía tiempo sin verte- Me dijo sonriente, lucía su uniforme de enfermera y parecía volver del trabajo.
– Hola, sí, es que he tenido mucha tarea de la uni- Le dije.
– Me imagino que sí… Pues Tavito últimamente está mal en la escuela, no le ha ido muy bien en matemáticas- Me respondió.
– En serio? Pero si Tavito es muy listo- Le dije.
– Si es, pero ha estado distraído y se está atrasando. Yo le ayudo cuando puedo pero ocupa alguien que esté más al pendiente. Tal vez lo comencemos a llevar con su tía por las tardes para que le ayuden sus primas…- Me decía Mayra cuando tuve una idea.
– Si quieres yo le enseño- Le comenté interrumpiendo, para ese entonces ya habíamos llegado a su casa y estábamos parados frente a la puerta.
– De verdad? No quiero que te atraces en tus tareas por ayudar a Tavito- Me decía Mayra con su cálida y jovial voz.
– No pasa nada si lo ayudo una o dos horas algunos días- Le respondí. Sería un poco complicado hacer tiempo para ayudar a Tavito, pero en el fondo yo sabía que valía la pena si tenía al menos una oportunidad de volver a darle a su culo lo que le encantaba de una forma menos apresurada.
– Ok, pues si quieres empiezan mañana, yo no estaré pero mi mamá sí- Dijo Mayra e inmediatamente me emocioné al saber esa información.
– Si! Está bien, yo vengo a eso de las 4 le dije y finalmente nos despedimos.
Regresé a casa muy contento pensando en todas las cosas que podría hacer con Tavito, me encerré a mi cuarto y me masturbé pensando en las posibilidades que tendría dibujando en mi mente cada escena más caliente que la anterior.
Al día siguiente me la pasé contando los minutos de la mañana hasta llegar a casa, hice rápido las tareas pendientes y me duché muy bien para inmediatamente salir rumbo a casa de Tavito usando un short deportivo flojo y camiseta de tirantes, pues hacía un poco de calor.
Llegué a casa de Tavito y su abuela me recibió con una sonrisa.
– Hola señora- Le dije con un poco de nervios, tenía la esperanza de que la señora durmiera más tarde como acostumbraba dándonos oportunidad de un desliz.
– Buenas tardes, pasa, Tavito esta en su cuarto. Está muy contento porque le ayudes- Me respondió.
– Oh, ok- Le dije. En mi mente mis pensamientos habían sido todos estando en la sala, buscando un momento de tal vez deslizarnos al baño, pero tener un poco de privacidad en el cuarto de Tavo nos daba mayor margen de maniabra.
– Sí, si ocupan algo yo voy a estar en la cocina- Me dijo la señora y entonces me dirijí a la habitación de Tavo. Abrí la puerta y ahí estaba él sentado, volteó a verme en cuanto abrí la puerta y saltó a abrazarme fuerte
– Si viniste!- Me dijo Tavito alejándose con una sonrisa.
– Si!- Le respondí regresando la sonrisa.
– Y estamos iguales, mira- Me dijo riendo, él lucía un conjunto de niño en color verde con camiseta de tirantes, algo similar a la ropa que portaba yo pero con estampados de las tortugas ninja. Iba a darle otro abrazo a Tavo para aprovechar y meterle mano cuando escuché que pasos se aproximaban, entonces la abuela de Tavito se asomó en la habitación,
– Hijo, ponle atención al muchacho, yo voy estar en la cocina un rato- Dijo la señora. Sus palabras dibujaron una sonrisa en mi rostro.
– Si abuelita- Dijo Tavito, entonces la señora cerró la puerta, Tavito y yo nos vimos a los ojos mutuamente,
– Vamos a estudiar entonces- Le dije dándole una nalgada y él pícaramente me sonrió, nos sentamos junto a su pequeño escritorio y empezamos a checar sus dudas. Tavito estaba ya entrando en cuentas de división en la escuela, sin embargo se le dificultaban más las multiplicaciones, así que nos pusimos manos a la obra con ese tema.
Teníamos ya un rato de haber iniciado, le había puesto a Tavito unos ejercicios de ejemplo y él estaba puesto haciéndolos, entonces yo aproveché para lentamente acariciar sus piernas subiendo lento por su piel, él estaba tan concentrado que no parecía percatarse mucho de mi mano rozando su suave piel, mis dedos se acercaban ya a su ingle sintiendo su calorcito cuando su mano izquierda se desplazó por debajo de la pierna de mi pantaloncillo amasando mi verga por sobre la ropa interior, volteé a verlo a la cara y él me miraba serio, como deseoso mientras apretaba mi falo.
– Porqué no te sientas aquí para ver mejor qué haces- Le dije invitándolo a sentarse en mis piernas, inmediatamente el subió sobre mí y regresó a hacer lo suyo mientras yo le acomodaba la verga entre las nalgas y acto seguido regresé mi mano a sus piernas subiéndola lo suficiente para llegar a su ingle haciéndome percatar de algo,
– No traes calzones?- Le dije al oído sintiendo el calor del borde de sus partes íntimas, entonces el respondió que no con la cabeza, abrió más las piernas dándome paso a sus partes y empezó a mover un poco su culo sobre mi verga haciéndome soltar las primeras gotas de pre seminal. Terminé de meter mi mano dentro del short de Tavito sientiendo sus huevitos tibios en mis dedos y después sujeté con tres de mis dedos su verguita la cual ya estaba durita y caliente por lo que empezé a masturbarlo sintiendo ese tacto tan esponjosito de su verga de 10 años. Tavito ya había acabado todos los ejercicios, sin embargo seguía con el lápiz en mano viendo la hoja de papel mientras yo mantenía mis dedos tocando sus delicadas partes de niño y Tavito por su parte continuaba su balanceo en mi verga mientras yo revisaba al mismo tiempo sus ejercicios y lo corregía donde estaba mal para despistar y que su abuela no sospechara. Teníamos ya unos minutos así, sentía que mi verga ya había humedecido bastante mi boxer y con mis dedos trataba de tocar el ano de Tavito desde el frente cuando el pequeño tomó un impulso y levantándose rápidamente bajó sus pantaloncillos dejando su culo a la vista, estiró su mano metiéndola dentro de mi ropa y tomó mi pene liberandolo, ya lo tenía completamente húmedo de la punta y la cabeza parecía más rosa de lo normal, Tavito lo vió un par de segundos y entonces se volvió a sentar en mí con mi verga ahora haciendo contacto directo con su trasero. Empecé a menearme un poco punteando el ano de Tavo con mi humeda verga cuando de pronto empecé a escuchar pasos aproximándose. Tan pronto como pude hice a Tavito subirse la ropa y tomar su lugar mientras yo me guardaba mi miembro, entonces la puerta se abrió,
– Me quiero dormir un rato, les falta mucho?- Dijo la abuela de Tavo.
– Solo un poquito más de ejercicios y ya- Le respondí tratando de ocultar lo mejor posible mi respiración agitada
– Bueno, Tavito, cierras bien la puerta cuando el muchacho se vaya, si?- Dijo la señora, yo le respondí moviendo la cabeza con una sonrisa,
– Si abuelita- Dijo Tavito y entonces la señora se retiró cerrando la puerta. La escuchaba atentamente como caminaba hasta entrar en la otra habitación, tan pronto se escuchó el sonido de cierre de la puerta del otro cuarto Tavito saltó de nuevo de su silla y se acomodó de rodillas frente a mi, yo capté su mensaje y me abrí de piernas, él tomó mi ropa del borde y sacó mi pene metiéndolo ahora en su boca iniciando una mamada mientras yo le acariciaba la cabeza, gozando ante la adrenalina del momento y los chupetones que Tavito le daba a mi miembro y a mis huevos mientras todo el alrededor de su boca brillaba de su propia saliba, era tanta la excitación que estaba a punto de correrme en la boca de Tavo cuando él se colocó de pie dándose la vuelta y de nueva cuenta bajó su ropa dándome el culo, pero está vez reposando su cuerpo en el escritorio. Me levanté de la silla y ahora era yo quien estaba de rodillas con mi cara entre las nalgas de Tavo, él aún tenía parte de mi pre seminal fresco en el ano así que tuve que comerlo probando mi propio sabor mientras mi lengua urgaba en el agujerito de mi pequeño quién se balanceaba un poco mientras yo le separaba bien las nalgas con mis manos. Hice a Tavito abrir más las piernas permitiéndome chuparle la verga y los huevos mientras con dos de mis dedos iba preparándo su culo y sintiendo en mi lengua ese sabor a jabón mal enjuagado y pene de niño. El aroma de la verga de Tavo me encantaba, era como una mezcla de talco de bebé y sudor de niño, un aroma muy peculiar que me encantaba sentir en mi nariz, aún cuando no me identificaba como gay, probar y oler esa verga tan pequeña era un deleite para mí, probablemente por la morbosa idea de que era el pene de un pequeño que amaba tanto mi verga como yo la suya.
El ano de Tavo estaba listo, había un poco de suciedad pero la calentura nos gritaba a ambos que debía introducir ya mi verga en ese hoyo, así que me levanté, deposité saliba en mi glande y doblando bien la rodillas puntié el ano de Tavo recibiendo este la cabeza de mi pene como si la chupara a su interior. Solté el aire cuando sentí el interior de Tavo con mi pene, sentí como otra gota grande de líquido salía de mi punta disfrutando después de tanto tiempo sin poder tenernos uno al otro como queríamos. Retiraba un poco mi punta cuando de pronto sentí algo palpar mis huevos, moví un poco la vista notando que Tavito había pasado su mano por debajo entre sus piernas y me sujetaba de las bolas, así que volví a arremeter contra su ano hundiendo un pedazo más de mi verga en su interior, esto le provocó algo de dolor a Tavito porque apretó un poco más fuerte mis huevos, así que volví a retirar mi palanca de su agujero para lubricar mejor y empezar mi mete y saca de forma más suave y pausada mientras Tavito soltaba mis testículos y se dedicaba a gozar. Sabía que la abuela de Tavo estaba a unos metros de distancia, así que cuidaba bien mis movimientos, procuraba no hacer mucho ruido, no quería que la abuela de Tavo escuchara como mis huevos chocaban con las nalgas de su pequeño nieto así que me movía con calma sin azotarlo muy duro. La playera de Tavito se había subido un poco con el movimiento, permitiéndome ver más de su espalda y lo sujetaba de la cintura mientras veía como mi verga adulta se movía entre sus nalgas perforando su ano calientito. La respiración de Tavo era muy suave, soltaba el aire cada vez que se la metía de regreso, mi líquido pre seminal había hecho bien su trabajo y el ir y venir por las tripas de Tavito era sencillo y delicioso, con la idea ferviente e intimidante que la abuela podría aparecer de repente encontrándome con su niño bien clavado en mi verga. Le metí profundo mi pene a Tavito sintiendo sus nalgas en mi pelvis y me incliné acercando mi cara a su oído,
– Estará dormida tu abuela?- Le dije con voz caliente, sintiendo como mi verga entera reposaba dentro del culo de Tavo.
– Si, ya se ha de haber dormido- Dijo Tavito hablando muy despacio.
– Seguro? No quiero que nos encuentre así- Le dije con voz temblorosa empujándole más mi pene haciendo que los pelos de mi pelvis quedaran embarrados en sus nalgas, estaba muy excitado pero a la vez tenía un legítimo miedo de ser descubiertos y arruinar mi vida pública para siempre.
– Quieres que me fijé?- Dijo Tavito en un auténtico tono de niño inocente volteando a verme y yo le contesté qué sí con la cabeza. Le saqué la verga de entre las nalgas viendo su culo abierto y brillante de mis líquidos y Tavito se levantó del escritorio subiendo su ropa, avanzó lento a la puerta y salió con cautela dejándome sólo en la habitación sentado con el pene erecto escuchando con atención, lograba distinguir los pasos de Tavito por el corredor y el sonido de la puerta abriéndose, pasaron unos segundos y después de la misma manera lentamente regresó,
-Está roncando- Dijo con risitas y de enmediato se volvió a colocar en posición bajando su ropa, yo me levanté y dirijí de nueva cuenta mi cara a su culo oliendo el ligero aroma de suciedad mezclada con mis jugos y besé cada una de sus nalgas lento haciéndolo suspirar, tomé sus pantaloncillos que yacían enrollados en sus piernas y los deslicé haciendo que levantara los pies para sacarselos por completo y lo hice girar quedando boca arriba, Tavito sabía bien lo que venía y él solito levantó las piernas, su verguita seguía apuntando al techo y mi boca fué a parar en ella pelandosela con mis labios mamando un poco ese piquito mientras mis manos sujetaban sus piernas y Tavito me miraba con la boca abierta como se la chupaba. Me levanté de nuevo apuntando mi pene a su hoyo abierto y se la clavé de un empujón haciendo a Tavito arquear la espalda y empecé a cogerlo un poco más rápido viendo la verga de Tavo bailar con mi va y ven y su ano estaba de un color rosado intenso, sin problemas se comía mi verga completa. Arqueé mi cuerpo alcanzando los labios de Tavito y empecé a cogerlo con algo más de rapidez, lo besaba pasando mi lengua grande por su pequeña boquita y recorría cada parte de ella, mi lengua le llegaba casi a la campanilla y la movía envolviendo su lengüita mientras abajo nuestros cuerpos soltaban sonidos de partes húmedas encontradas, sentía que ya casi llegaba a mi límite, había sacado mi lengua de la boca de Tavo y besaba ahora su cuello cuando sentía como la leche empezaba a querer subir por mi pene, me alejé de Tavito para ver su cuerpo desnudo y empujando un par de veces más mi verga en su recto el esperma se empezó a vaciar dentro de él. Hacía ya un tiempo desde la última vez que me había venido así, Tavito tenía los ojos apretados y mi pene seguía escupiendo la leche en su interior pero yo no me podía quedar así después de tanto esperar, necesitaba más, así que jalé a Tavito del braso para levantarlo y tomarlo por debajo de sus piernas, él conocía lo que seguía por lo que con sus brazos se aferró de mi cuello y lo levanté completamente del escritorio sin sacar mi verga de su interior, con unos pocos pasos alcancé la puerta de su cuarto y empecé a cogerlo nuevamente contra ella. Lentamente seguía moviendo mi pene en el fondo del culo de Tavo mientras mi semen se iba derramando hacia el exterior escurriendo hasta mis huevos, Tavito jadeaba y liberaba de su boquita sonidos de placer muy despacio mientras yo le seguía besando el cuello sintiendo como su culo ya era como mantequilla que apretaba gentilmente mi barra en su interior, gozando con cada nueva metida dónde mis huevos volvían a besar los glúteos del niño en un mete y saca suave pero consistente. La faena siguió por unos minutos más, hasta que entre el suave meneo sentí el culito de Tavo convulsionar animándome a cogerlo más duro, no sin antes alejarme de la puerta para no hacer ruido con ella y cogerlo en el aire sujetándolo muy bien de las nalgas dándole como nunca, aguantando tanto como pude, pero inevitablemente me empecé a correr de nuevo sintiendo como las contracciones de mi verga parecían sincronizar con las del culo de Tavo. Respiraba por la boca, disfrutando hasta el último lechazo dentro de Tavo y despacio caminé para depositarlo en su cama viendo como Tavito parecía flotar todavía ante el placer y retiré mi pene. Observaba a Tavo, su piel moreno claro, tan suave, su verguita aún a medio parar con sus huevitos rosados debajo y entonces me percaté de una sensación húmeda en mi abdomen, tenía un poco de líquido de un color transparente y algo más abajo, en el caminito de pelos de mi abdomen tenía otro poco, pero este de color blanco, entonces entendí que era el semen de mi pequeño que por segunda vez se había venido con mi verga en su culo. Mi semen empezó a salir del interior de Tavo, yo tomé un poco con mi dedo y lo mezclé con la lechita de Tavo que tenía en el abdomen mientras él me miraba, y entonces le embarré la mezcla de nuestras leches en su verguita y huevos. Ninguno de los dos dijo nada, solo nos limitamos a vernos la cara como si de un pacto se tratara y sonreímos.
Tomé unas servilletas de papel que estaban cerca y mi limpié acomodando mi ropa, Tavito hizo igual y en cuestión de minutos parecía que ahí no había pasado nada,
– Te gustó?- Le pregunté a Tavito hablando con delicadeza.
– Si- Dijo él viéndome con sus ojos brillantes y entonces lo volví a abrazar.
Revisé que todo en el cuarto estuviera como cuando llegué y después me despedí de él, me abrió la puerta y le dije que cerrara bien con llave para finalmente regresar caminando despacio a mi casa, feliz y conforme de haber podido satisfacer mi deseo completamente.
Que el te la meta a ti
Como siempre esta historia me pone muy cachondo
Nunca intentaste cojer con la madre de Tavo?
Habría sido interesante, pero no, siempre fué solo amistad con ella.
Excelente como siempre, sigue contando las historias.
que rico siempre se tienen que educar a los nenes