cobrando el alquiler
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
COBRANDO EL ALQUILER
No sé si ya lo conté antes, creo que no, no soy rico pero tengo un buen pasar, sin lujos, pero tampoco sin muchas necesidades, no me jacto, sólo cuento.
Entre mis ingresos tengo dos por alquileres, uno por un local y otro por un departamento.
Con el local, por lo general nunca tuve problemas con los inquilinos, ni para cobrar, ni para cuidarlo y mantenerlo, ahí tuve bastante suerte.
No puedo decir lo mismo con el departamento, que por lo general, o eran duros para cobrar o no les importaba que el departamento se viniera abajo. Salvo una o dos excepciones, el resto dejó mucho que desear.
En este caso voy a contar lo que me sucedió en cierta ocasión con unos inquilinos, que no eran malos, pero tenían ciertas dificultades para pagar. Había que estar encima y rogarles para que pagaran. Y además tenían una forma extraña de vivir, a ver, no los juzgo, digo extraña porque yo no lo entendía, a veces.
Los que alquilaban eran todas mujeres, la inquilina, Susana, la madre, y tres hijas. Pero eso no era lo extraño, Susana era separada, pero su ex, Pedro, iba muy seguido al departamento, y hasta dormía a veces ahí. Además, Susana tenía un noviecito, Oscar, que también muchas veces dormía en el departamento, y al parecer, no molestaba a nadie la presencia del novio y del ex al mismo tiempo.
Susana tenía cierta fama de mujer algo liviana, era masajistas y en el barrio se comentaba que tenía algunos servicios extras. Por supuesto, a mi no me interesaba, ni lo que se decía ni tener ese tipo de masajes.
Soy puto, pero no amanerado, es decir no doy muestras de serlo, si no es necesario, o si la situación no es propicia. Y ahora si ahondaré en el relato, aunque las aclaraciones anteriores eran necesarias.
Como anticipé, Susana, que era la locataria del departamento tenía ciertas dificultades para abonar el alquiler, sabía que esas dificultades eran reales, y en cuanto al cuidado del departamento, este estaba impecable, pero tenía que estar atrás de ella para poder cobrarle.
Por este motivo, muchas veces iba a conversar con ella al departamento, por lo general, estaba Pedro, su ex, presente, no me molestaba que estuviera, pero, debo reconocerlo, sentía una sensación extraña, no estaba caliente con él, pero sabía que no me resultaría desagradable pasar un rato a solas con él. No era lindo, no tenía facha, tampoco tenía fama de estar bien armado, pero algo me decía que había algo realmente interesante que explorar. En una palabra, no era alguien por el que uno se muriera de ganas, pero tampoco era para desechar.
Una de esas veces en que fui a hablar con ella por el tema del alquiler, ella salió y me dijo que la disculpara, pero que en ese momento no podía atenderme porque estaba ocupada, que después me llamaba, “no te olvides, por favor”, le contesté.
No se olvidó, como a la hora recibí su llamado, pero me dijo que mejor fuéramos a hablar a una confitería porque en la casa había mucho lío de gente. Accedí. Después de todo pagar un café y llegar a un acuerdo para poder cobrar o que se fueran y yo poder volver a alquilarlo, iba a ser un gasto necesario.
Quedamos en encontrarnos en el bar que estaba frente a la plaza y a la iglesia dentro de una hora. Para ahí fui, tomé una mesa bastante interna, cosa que el movimiento de la calle no distraiga a nadie, pedí un cortado, y me dediqué a esperar a que Susana llegara.
En forma puntual llegó, nos besamos, y la invité a sentarse, a la vez que llamaba a la camarera para que sirviera a mi invitada.
-Gracias, un cortado, por favor.
-para mi también- acoté
– Susana, bueno, creo que sabrás para que quería que conversáramos.
-Y si, por el alquiler.
-Si, la verdad es que estoy un poco cansado de tener que estar atrás tuyo para poder cobrar, yo necesito de ese dinero, entiendo tus dificultades, pero necesito que entiendas las mías también.
-Ricky, te juro que no lo hago a propósito, cuando te alquilé el departamento, y acordamos el precio, yo contaba con que mi hija mayor y mi madre también colaborarían con el pago, pero mi vieja dice que con la jubilación que tiene no le alcanza y mi hija mayor se encamotó con uno y ahora niega que me prometió ayudarme y yo no puedo con todo, hago lo que puedo.
-Todo eso que me cuentas, ya lo sé, me lo has contado infinidad de veces, pero yo, lo que quiero es que le busquemos la vuelta para encontrarle una solución a esto. Te falta un año de alquiler y así como van las cosas, no hay perspectivas de mejorar algo y las palabras no pagan los impuestos y servicios.
-Ricky, tampoco me vengas con el sainete que necesitas el alquiler para comer, porque no es así.
-Ya sé que no lo necesito para comer, nunca dije eso, por eso que charlamos y no te estoy exigiendo, estoy buscando la forma de hacerme con plata que es mía, si tuviera que comer con tu alquiler ya estaría demacrado.
-Ricky, dime lo que quieres que haga, trato de pagarte, a veces, casi siempre, mejor dicho me cuesta, pero hasta ahora siempre te pagué.
-Si, pero tengo que estar atrás tuyo todo el tiempo. Y si quieres que te diga lo que pienso, es que busquemos entre los dos la forma de solucionar esto. Por ahí si te buscas otro lugar para alquilar que te sea más accesible, yo no te voy a poner trabas con la rescisión del contrato. No te estoy echando pero por ahí es una solución para los dos.
-Es que está muy difícil, vos lo sabes en todos lados te piden fortunas para alquilar y somos muchas para irnos a una piecita.
-Hazle ver que ellas también tienen que ayudar, María esta ganando bien en el trabajo. Y si no que se busquen un lugar donde vayan a vivir y van a ver quien paga ahí el alquiler. De esa forma ya no serían tantos para un lugar más chico.
-Que quieres, que eche a María de casa?
– No, no quiero que la eches, sólo que le hagas ver que ella te tiene que ayudar, si ella te ayuda, podes pagar el alquiler y estamos todos contentos.
-Mira, pides cosas imposibles para mí. Vamos a hacer una cosa, yo voy a empezar a buscar otro lugar, ya te pagué un tercio del alquiler de este mes, queda el otro tercio y la verdad no sé cuando te lo voy a poder pagar.
_Susana, no tenes otra forma de buscar un poco más de soltura, digo, no sé, no tienes nada que puedas vender y hacerte de un dinero como para poder pagar?
-No, lo único que se me ocurre es algo pero no quiero que te enojes y lo tomes a mal.
-Dale, dime, no lo voy a tomar a mal.
-Digo que por ahí te podría pagar con masajes, vos vienes a casa y yo te hago masajes a cambio de algún monto del alquiler.
-Es que no necesito de masajes, además cada masaje cuanto reduciría el alquiler?
-Diríamos que con un masaje semanal, en cuatro semanas te pagaría los dos tercios que te debo. Después los otros meses el diez veo lo que junto y lo otro te lo doy en masajes.
-no pides mucho por los masajes? Me parece que cuatro masajes mensuales para los 2/3 del alquiler no alcanza.
-Es que yo te estoy hablando de “masajes” especiales, no se si me entiendes? Masajes íntimos estoy hablando.
Ahora si entendí, y la verdad no me la esperaba, la verdad que era la primera vez que proponía algo tangible para solucionar el problema, pero ahora el problema era que a mi no me interesaba tener masajes íntimos con ella, a mi me gustaban los hombres, no las mujeres y aquí había otro problema, rechazar la oferta sin que se ofendiera y pudiéramos seguir conversando de una solución.
-No sé, no me parece una solución- contesté
-¿qué no te resulto atractiva yo, o la propuesta?
Me quedé mirándola sin saber que decirle, me estaba poniendo en un aprieto. Decirle, mira, me gustan los machos era muy burdo y demasiado directo, tampoco me salía decirle “soy puto”, rechazarla a si no más parecería, por un lado dejarla mal parada, luego de su propuesta y decirle déjamelo pensar, tampoco, solo tiraba la pelota para más adelante. Tenía que rechazar la oferta y no sabía como no quedar mal y seguir charlando tratando de arreglar mi problema, cobrar el alquiler. No se como me salió, pero lo cierto es que le contesté.
-esa oferta, al menos así no me interesa.
-que quieres decir?
Ahora si estaba en un embrollo. Y entonces decidí ser sutil, no muy sutil:
-digo que esa propuesta no me atrae, hubiera tenido más éxito si la propuesta hubiera venido de tu ex.
Se me quedó mirando, atónita, no entendiendo o mejor dicho no queriendo entender, creo. Me imaginaba su pensamiento: “yo me regalo con este y resulta que este turro es putazo”, eso o algo parecido.
-Disculpa, pero no sabía como decírtelo.
-no pidas disculpas, pero me dejaste desarmada
-vas a tener que buscar otra solución.
-en serio me decis que te gusta Pedro?
-yo no dije eso, dije que Pedro, por ser hombre, hubiera tenido más probabilidades de tener éxito.
– Bueno, te gusta o no entonces
-Mira, no me cae mal verdaderamente, no me muero de ganas con él, pero podría tener un ” Touch” con él.
-bueno, entonces que sea él el que te haga los masajes y listo.
-Ah, que fácil, le digo “Pedro, hablé con Susana y arreglamos que vos le pagues el alquiler, resulta que soy puto y si me la pones voy achicando lo que me debe”
-Epa, se te salió la cadena parece.
-Sabes lo que pasa, no estoy acostumbrado a confesar que soy puto, no reniego de ello, lo soy y me gusta serlo, pero acá te ponen la etiqueta y salis en todos lados. Y vos venis y me decis que simplemente me lo levante a Pedro y con eso pagas el alquiler.
-yo no dije eso, dije que podía hablar con él, yo, y ver que posibilidades hay.
-y que le vas a decir,” mirá me entere que Ricky es puto y quiere que vos le pagues el alquiler con especias”. Entonces tu ex se me caga de risa y me empieza a gritar en la calle, “puto”, “como andas puto del orto”.
-por que sos tan negativo, tengo algo de tacto y Pedro no es así, es vago, pero no buchón.
-no déjalo así.
-Dale, probemos por lo menos y solucionamos todo.
-no, por que además hay otros escollos, yo no tengo lugar donde “cobrar”, no voy a pagar un telo para cobrar, y no voy a entrar al departamento con todo tu familión a tener “masajes con Pedro”
-mirá, el asunto es fácil, Pedro va a estar arreglando algo en la terraza, vos venis a que yo te haga masajes, subis a la piecita de arriba conmigo y ahí entra Pedro y te hace tus masajes.
-ah, que bonito, mientras Pedro me la pone, vos miras como yo gozo.
-yo me voy a la terraza.
-no, vamos a dejarlo así, seguí buscando una solución para el problema.
Nos despedimos y cada uno fue para su lado, me quedé pensando en nuestra charla y no sabía bien si preocuparme por que no había arreglado el problema del alquiler o porque había rechazado una buena propuesta , al fin y al cabo no soy puritano, para no pagar por tener una buena cogida, lo cierto que no rechazaba la cogida, rechazaba la forma. Lo que le había dicho a Susana era cierto, no se me caían las babas por Pedro, pero tampoco era para despreciar, si en un momento tenía que decidir entre comérmelo o no, no dudaba en eso, me lo comía. El problema también era el día después. No por lo que pensaría él, eso era fácil, pensaría no es puto, es reputo. El problema del día después es como me contendría yo en el caso que el encuentro resultara más satisfactorio que lo pensado, podía pasar, o si no fuera satisfactorio, él seguiría pensando lo mismo de mi y yo no saldría satisfecho. Era otro dilema. Pero no sucedería.
Eso era lo que yo creía, al menos.
Pasó ese día, ya me había olvidado de nuestra reunión de negocios con Susana, estaba trabajando como chofer de remises, para ganar mi pan diario, cuando suena el celular, miré el número y no lo conocía, y como estaba con pasajeros, no atendí.
Al rato volvió a sonar el celular y observé que era el mismo número anterior, como estaba disponible, esta vez atendí.
-Hola,
-Hola, Ricky?
-Si, con él habla, ¿quién es?
-Pedro, el ex de Susana.
No lo podía creer, esa llamada podía ser por un solo motivo…
-Ah, ¿cómo le va?
-tuteame, después de todo algo nos conocíamos.
-bueno, ¿qué necesitas?
-quería hablar con vos, pero no por teléfono
-es que estoy trabajando ahora y no puedo dejar
-cuando podría ser
Que le decía?
-mira, a las 18 te paso a buscar, decime por donde y vemos
-pasa por lo de Susana, tocame bocina y salgo, y damos una vuelta y charlamos.
-ok, está atento porque no puedo parar mucho.
-dale, chau.
Eran las cuatro y era cierto a esa hora imposible parar. Y además me venía bien este tiempo para pensar como iba a encarar la negociación. Después de mucho cavilar, decidí darle para adelante y agarrar viaje, después de todo, él ya estaba enterado que soy puto.
Las 18, dos bocinazos, Pedro apareció.
-Hola-dije
-hola, bueno, como te digo ¿Ricky o Rica?- a la pelota no se anda con vueltas directo al grano, y medio agresivo también.
-Como quieras, aceptando la diferencia.
-me dijo Susana, yo no sabía que te gustaba la pija
-vamos a aclarar algo de entrada, que sea puto, no significa que me tengas que agredir y ser agresivo conmigo. Después de todo el que llamaste fuiste vos, no yo, yo jamás te molesté.
-¡no!, no lo tomes así, no te quise ni agredir ni ofender, lo que pasa es que soy medio bruto y quise ser directo, pero no ofenderte.
-ok, es que me resulta extraño estar hablando con alguién de esa forma, y me pongo a la defensiva. Y si, me gusta la pija.
-Susana me contó lo que estabas dispuesto a hacer.
-no se que te habrá contado, pero desde ya te digo que la idea no fue mía, ella se ofreció ella para los “masajes”, yo lo único que le contesté fue que vos podrías haber tenido más suerte, refiriéndome a que eras hombre y estaba más de acuerdo con mis gustos.
-Entonces no es que yo te gusto.
-tampoco dije eso
-¿entonces en que quedamos?
-¿por qué?
-¿Queres o no queres?
-¿Qué es lo que tengo que querer?
-ir a la cama conmigo a cambio de deducir cierta parte del alquiler.
-a ver si nos entendemos, yo no busque eso, se dio una conversación con Susana, yo le confesé que era puto, lo único distinto fue que para que lo entendiera le dije, Pedro hubiera tenido más suerte que vos.
-pero ya que confesas eso, no se porque ocultas lo otro que le dijiste.
-¿Qué le dije?
-creo, si ella no me mintió, que estuvieron hablando hasta del lugar donde hacer el “canje”
-si, en el hipotético caso que aceptara.
-Bueno, ahora te lo estoy proponiendo yo, si asi es como lo queres que te lo presente.
-o sea que me estas proponiendo montarme a cambio de cierta deducción del alquiler.
-te ofrezco pasar un buen rato conmigo en la cama, a cambio de una disminución en el alquiler.
-mira, estas hablando de cuanto la disminución, y que incluye tu servicios.
-mira, fijamos un día por semana para los encuentros, cuatro semanas tiene el mes, y en esos cuatro días disminuiríamos 2/3 del alquiler, y mis servicios incluye todo, vos dispones, siempre y cuando vos siempre en la cama hagas de minita.
-Si, eso seguro, soy puto, es decir 100% pasivo, y paremos un poco la mano, por que lo estas haciendo muy largo, ese arreglo puede ser, siempre y cuando seamos compatibles en la cama. Por que si no funcionamos, no voy a pagar por servicios no satisfactorios, ya que estamos hablando en términos de negocios.
-Entonces?
-Entonces, propongo que pactemos un encuentro por única vez, le pongamos precio y después vemos.
-ok, me parece bárbaro, pero entonces ese encuentro cuanto vale.
-mira, servicio completo, con piloto, por esta única vez, vale $100 y después hablamos para más adelante.
-me parece fantástico, cuando?
-no se, ¿hacemos como dijo Susana?, digo, yo subo con la idea de que Susana me haga masajes, y vos me esperas arriba?
-Claro, si queres le digo a Susana que el viernes a las 20, hoy es miércoles.
-bueno, dale, te llevo hasta lo de Susana.
-no déjame acá.
Paré, ya era de nochecita y estábamos por un barrio. Se me acercó para saludarme y me estampó un pico. Lo miré.
-un adelanto gratis.
Me quedé parado mirando como se alejaba, no podía creer que había echo una transacción comercial para entregar la cola a un tipo. Sentía una sensación muy extraña en el cuerpo. Sentía que ahora lo deseaba más que antes.
Quería que llegara el viernes y ver que pasaba, la verdad estaba al palo y todo mojado.
Ese viernes a las 18 me saqué de lista con la escusa de un pedido. Me tenía que bañar, cambiar, y estar listo para las 20. Además, ya de los nervios no podía manejar, estaba inquieto, no veía la hora de que se produjera.
También me resultaba algo extraño, por que como dije antes no era una persona por la que estuviera muerto de ganas, si no lo descartaba y reconozco y reconocía que algo me atraía.
Pero como desde hacia muchos años yo dividía mis deseos en tres formas:
1-Si yo no sentía mucha atracción por el macho, hasta que me abordaba e intentaba llevarme a la cama, y ante esa situación yo accedía, decía que me cogian, es decir, una vez de haberlo hecho, me decía fulanito me cogió.
2-si yo dudaba ante alguíen si me gustaba o no, y me daba cuenta que si el me abordaba no iba a poner ningún obstaculo, luego de hacerlo, decía, “me dejé”, o antes me decia con este “me dejo”
3-si la atracción hacia un macho era grande y era yo el que buscaba arrimarme para tener sexo con él, antes me decía:
“con este quiero coger” y después, reconocía “me hice coger”
Tenía experiencias con las tres formas, tengo el si fácil, y el culo roto hace rato, por él han pasado muchos, igual que por mi boca.
El caso de Pedro era claramente la segunda de las formas, no era alguien por el que me jugaría, pero me entregaría seguro.
Aunque la verdad, ya el miércoles me había regalado.
Llegué a casa, me metí en el baño, y me bañe, me afeité, me perfumé.
Me palmee la nalga con la mano y le dije, como si me escuchara, hoy vas a tener acción.
Me terminé de vestir y me fui a la pieza a esperar la hora señalada.
19:55 salí de casa, el departamento estaba al lado.
Los nervios eran muchos, me latía el corazón, la situación, a decir verdad, era nueva para mi, era la primera vez en muchos años de puto, que había tranzado con un macho ir a la cama a cambio de dinero, mucho tiempo antes que sucediera.
La situación nueva no era que pagara por sexo, pues eso ya lo había hecho muchas veces, lo nuevo era que lo planeara con anticipación. Las otras veces el tema era así: ¿queres?, bueno, cuanto me das, cuanto queres, tanto, dale, vamos.
Un tac-tac y listo, esta vez no. Eso me tenía nervioso.
Llegué a la puerta, toqué timbre, salió Susana
-hola, te estábamos esperando.
-bueno, acá estoy.
Subimos la escalera, llegamos al living y estaban la madre y las hijas de Susana, las miré, las salude e inmediatamente me puse colorado de la vergüenza, como si ellas supieran a que venía.
-la sala de masajes esta en la piecita de la terraza asi que sigamos subiendo.-dijo Susana.
Cuando llegamos arriba, en la piecita, estaba la camilla para los masajes, estaba todo muy bien acomodado, enfrente de la piecita estaba el lavadero y un bañito.
-Entra a la piecita que ya viene tu amiguito- me dijo.
Entré y me senté en la camilla, estaba todo nervioso, no veía el momento de estar frente a él. Susana salió a la terraza y volvió a cerrar la puerta. Enseguida la puerta volvió a abrirse, esta vez era él. Tenía puesta una bata, abrochada con un cinturón de tela en la cintura. La bata no estaba muy señida al cuerpo por lo que formaba una especie de escote, lo que le dejaba ver su pecho lleno de pelos, era un colchón lo que tenía en el pecho, eso ya me excitó, además también se había arreglado la barba y el bigote de la forma en que a mi me gustaba, es decir, con barba de dos días con look desprolijo y los bigotes anchos, no tan anchos como para que le tapara los labios inferiores. Me gustaba besar hombres así por que aunque cerrara los ojos su barba y sus bigotes me hacían sentir a un macho.
Pero ahí no terminaba su excitante look, la bata era corta por lo que dejaba ver casi toda sus piernas, llenas de vellos y bien formadas, grandes, poderosas, además cuando caminaba hacia mi se le abría la falda de la bata y dejaba ver un poco del slip rojo que tenía, y dejaba como una sorpresa sus partes íntimas, esas que pronto conocería.
El corazón me latía, sabía que me gustaba, sabía que me iba a entregar totalmente a la lujuria de su cuerpo de macho.
El decididamente se me acercó, me dio un pico, que yo por supuesto acepté. Se me puso delante de mí, bien cerquita mio, cosa que sintiera su cercanía, yo lo volví a besar, e inmediatamente, puse mi mano izquierda sobre su pecho, con la derecha subí hasta agarrarle la pera y empuje nuevamente su boca hacia la mía. Esta vez no fue un pico, esta vez le comí la boca de un chupón. Él abrió la suya y chocamos la lengua por tratar de metersela en la boca del otro. En la lucha por supuesto gano el macho, e introdujo su músculo bucal dentro de la mía.
Mi mano derecha ya estaba acompañando a su compañera a recorrer su hermoso cuerpo, no tenía perfume, tenía olor a macho, como a mi me gustaba. Cerré mis ojos, que duda cabía que estaba con un macho. Mi boca no soltaba la suya, mientras mis manos seguían recorriendo su cuerpo, cada vez más abajo, mi mano izquierda, entonces, fue hacia su pierna derecha y se la comencé a acariciar, yo sentado en la camilla, él parado frente a mi. Con mi mano derecha le desaté el nudo que mantenía su bata cerrada. Con mis manos ya en sus piernas y mi boca en la suya, haciendo un poco de esfuerzo, me bajé de la camilla.
-que hermoso que estas-le dije
-gracias, pero vos tenes mucha ropa.
Nos separamos un poco, pese a mi negativa, él era el macho y yo aceptaba. Me empezó a desabrochar la camisa, hasta retirarmela. Entonces vió mis pechos, que eran más grandes que lo normal, un desorden hormonal me habían hecho crecer un poco más y parecían dos tetas, me puse rojo de vergüenza, pero no era el momento de ser tímido.
Yo volví a abrazarlo ya sacándole la bata que cayó al suelo, lo abracé con todas mis fuerzas cosa que su pecho acariara el mío, y lo besé nuevamente, mis manos entonces, fueron a sus piernas, a acariciarlas, me lo quería comer todo, estaba mucho más fuerte de lo que pensaba, y eso que recién empezaba, y no conocía todos sus secretos todavía. Ya cuando no pude más con mi mano más hábil, es decir la izquierda, fui en busca del premio, de la guinda de la torta, fui en busca de su miembro. , entonces acaricié su bulto y oh! Sorpresa, era más de lo que yo esperaba, grande, no, enorme! Si, se lo que van a decir, “no exageres”, pero no, la verdad, en mis años de puto, jamás estuve ante una verga tan grande, era el macho mejor dotado con quien estuve.
Él notó mi sorpresa, se sonrió, lo miré y le dije:
-donde lo tenias escondido, un toro es chico al lado tuyo.
-bueno, si tienes miedo lo dejamos.
-ni en pedo, ahora estoy más caliente que antes.
-vamos a hacer que se vayan conociendo un poco y de paso te toco esas hermosas tetas que tienes.
Dicho esto me dio vuelta, y buscó apoyarme su verga en mi culo. Entonces le dije:
-Espera, me saco el pantalón.
-no te la voy a poner todavía
-ya se pero mucha tela- dicho me saqué el pantalón y dejé ver mi bombachita, me había puesto una de encaje rojo y la tenía metida en la raya del culo.
-que linda que estas!-dijo
-me gusta vestirme linda cuando voy a estar con un macho.
Dicho esto le estampé un chupón en la boca, me di vuelta y dije:
-toda tuya
Él me abrazó, su pecho se posó en mi espalda y lentamente fue apoyando su enorme bulto en mi zanja, la que pedía a gritos,” entrá que te estoy esperando”. Mi ano latía cada vez má. De pronto posó la punta de su pija en la puerta de mi culo y comenzó a presionar sobre mi ano, lentamente mi ano ardiente comenzó a ceder y sentía como lentamente su pija entraba en mi culo. Ardía de placer y eso que recién entraba.
-avísame, hasta donde la queres- dijo
“hasta las bolas” supliqué para mi
-ponemela toda, rompeme el culo ¡por favor!-dije.
Lentamente fue entrando más y más, cada centimetro que me entraba, más placer sentía. Mi ano se abría cada vez más para que entrara esa hermosa pija, que me inundaba de placer.
-que putita sos!, que pedazo de marica!, nunca pensé que alguien pudiera ser tan puto- me decía.
-ponémela toda, haceme gozar, la quiero toda adentro.-contestaba yo.
Y mientras me penetraba más y más con sus manos me franeleaba las tetas. Cada tanto me daba palmadas en las nalgas.
De pronto en la raya comencé ya a sentir la presencia de sus bolas, hasta que llegaron a la puerta de mi culo. Y fue haciendo más presión sobre mi ano como queriendome meter también las bolas. Yo estallaba de placer, lentamente fue retirando su pija hasta casi sacarla y lentamente comenzo a metermela nuevamente. Volvió a retirarla y a metermela de nuevo, cada vez más rápídamente, así, hasta que hacerlo cada vez más vertiginosamente. Luego de varios minutos dándome bomba, introdujo toda su verga en mi culo y permaneció haciendo presión hasta el fondo.
-Adentro o afuera?- preguntó.
-Toda adentro le conteste, no quiero desperdiciar ni una gota.- le contesté, ya casi sin habla.
Comenzó lentamente a retirar su pija, como para darle lugar y volvió a meterla esta vez violentamente y empecé a sentir como un líquido caliente invadía mi culo. No exagero si digo que por más de 40 segundo estuvo eyaculándome dentro de mi culo, mientras yo también me iba. Me acabó completamente dentro mío. Luego la retiro y por unos segundos quedamos pegados tratando de recuperar las fuerzas perdidas por tan hermosa culeada.
Lentamente fui dándome vuelta hasta quedar mirándolo. Y gozar. Como diciéndole gracias. Pasaron varios minutos hasta que pude separarme de él. Se separó y se volvió a poner la bata.
-me voy a bañar.-dijo
-espera-contesté
_que pasa?
– te quiero volver a ver, no me conformo, cuando puede ser?
– Y no sé, llamame, tenes mi Teléfono y acordamos, ahora dejame ir a bañarme
– Seguro, que pedazo de machos que sos.
– Susana, me voy, acompañame
Y así hizo, no comente nada, tanto ella como yo, sabiamos que no era necesario decirlas.
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