Cogida en el Cerro II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
– Vaya, pues se ve que estas gozando mucho ¿no? Javierito.
– ¿Qué quieres, Daniel?
– Quiero cogerme a este maricón, tal como lo hiciste tú.
Javier me quedo mirando, comprendí que conocía ya a Daniel, sin embargo note que no tenía intenciones de compartirme con aquel hombre, pero la voz de este era autoritaria y sabía muy bien que no se iba a quedar con las ganas de cogerme después de haber visto como lo hacía Javier, por mi parte no tenía ganas de seguir, lo único que quería era vestirme e irme para mi casa ya que con las dos cogidas que me había dado Javier estaba más que satisfecho, y como si eso fuese poco el ano me latía a mil, estaba adolorido, le sostuve la mirada un momento en ella le decía que no tenía ganas de ser follado por aquel hombre, sin embargo nada de lo que yo pudiese querer en ese momento me serviría de algo, ya que Daniel estaba dispuesto a hacerlo sea como sea.
– Ven acá mariconcito.- dijo mientras se desabrochaba el cinturón y sacaba su verga que aun flácida era bien grande.
– Que no te lo cogerás, Daniel. Tú siempre te quieres joder a los chicos que yo me consigo, sin embargo tú nunca prestas a los que consigues tú.
– Eso es porque soy mayor que tú y me debes un poco más de respeto, eh pendejo.
En ese momento Daniel me arrodillo y me puso a mamarle la verga, que si bien no tenía ganas de hacerlo, no me desagrado en lo absoluto, poco a poco fui abriendo mi boca de manera de tragarme completamente aquella verga, pasaba mi lengua por todo aquel tronco (rasurado), me metía todo su miembro a mi boca y comencé a dar una mamada como mejor pude, aunque por sus gemidos note que lo estaba haciendo bastante bien, pasaba e introducía mi lengua por el hoyito de su uretra, de vez en cuando bajaba hasta sus testículos y los lamía paulatinamente, estuve mamando su pene por alrededor de unos 5 minutos, hasta que Daniel me tomo de la cabeza y me enterró todo su miembro hasta el fondo de la garganta en dónde deposito grandes chorros de semen, el cuál escupí al suelo porque no quería tragarme el semen de aquel hombre, que tan desagradable se había vuelto para mí…
Yo observaba a Javier, en su cara había cierto espanto y a la vez morbo de haberme visto mamar la verga de aquel hombre, que en un principio le puso resistencia ya que no quería compartirme, sin embargo la situación no le había incomodado del todo, pues se le notava en su entre pierna una nueva erección la cual no dude en aprovechar y acercándome a él, la tome con mis manos y luego volví a mamar.
– Mira como le gusta la verga a esta zorra, y como pone el culo en pompa para ser follado.
– Follatelo, que es una puta muy guarra.
Dicho esto, Daniel se puso detrás de mí, abrió mis nalgas e introdujo un dedo el cuál entro sin problema ya que estaba lubricado por el semen de mi cogida anterior, luego vino un segundo dedo que también entro sin dramas (aunque me dolía un poco el trasero) y después un tercero. Acto seguido introdujo sin piedad su miembro en mi ojete y comenzó a bombear. Sin compasión me metía la verga una y otra vez, se podía escuchar el golpe de su cadera con mis nalgas, el ano me dolía bastante, pero me encantaba la verga de Javier y no deje en ningún momento de mamarla.
Después de 10 minutos Daniel acelero sus embestidas, y sentí como se vaciaba dentro de mí, me dio unas nalgadas y saco su pene, de mi ano salía su semen y se me escurría por las piernas, situación que a Javier le pareció excitante porque rápidamente me voltio y me comenzó a penetra duramente. Yo gemía de placer en casa envestida que me daba Javier. No duro mucho y se corrió dentro de mí.
Nos quedamos un par de minutos descansando, me limpie y me puse de pie, las piernas me dolían mucho, apenas podía caminar y bajar el cerro. Al llegar a la ciudad Daniel amablemente se ofreció a llevarme, accedí y pude ver en su cara una sonrisa maliciosa, Javier subió conmigo atrás y nos fuimos rumbo a mi casa, le di indicaciones de cómo llegar, pero Daniel hizo una parada antes. Entramos a una casa que estaba camino a Chiguayante, aparco el auto y bajamos. Había una piscina grande en el patio y al parecer una especie de fiesta, un par de personas, alcohol y cigarros e incluso droga (que más tarde me entere). En la fiesta había solo hombres todos maduros entre 30 y 55 años, y también un par de jóvenes de unos 25 aproximados. En total eran 12 personas más Daniel, Javier y yo.
Daniel me hizo entrar a la casa y me llevo a la ducha, me paso un traje el cual me dijo debes usar para la fiesta, me dijo que la fiesta solo comenzaría. Y que me apresurara en arreglarme…
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