Cogido por el indigente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Desde hace un tiempo he desarrollado una atracción por hombres indigentes, no sé por qué me producen un morbo terrible.
Ayer en la noche, cuando iba a mi casa, pasé por una zona que está poco iluminada, en eso detallo a un hombre negro (mi debilidad) cabello y barba abundante, alto, feo, pero de rostro varonil.
El sujeto revisaba unos botes de basura, lo vi y mi morbo se encendió.
Pasé delante de él y empecé a sobarme las nalgas, afortunadamente tengo buen culo y el mono (así le decimos en Venezuela a los pantalones deportivos) que llevaba puesto las acentuaba más, volteé y vi como el tipo que también llevaba un mono, se apretó el bulto.
El corazón aumentó la velocidad de latido, pues esa era la señal mágica.
Como me había separado considerablemente del tipo, hice como si estuviese amarrándome la trenza de los zapatos, por supuesto de espaldas, para mostrar mi culo.
Me tomé todo el tiempo del mundo, en lo que veo como el hombre se acerca, me roza las nalgas y me pide disculpas, yo le sonrío y le digo que no hay ningún problema.
Él me vio y se volvió a agarrar el bulto.
– ¿Qué haces por ahí? – Le pregunté.
– ¡Dando una vuelta, vivo cerca! ¿Y tú?
– Buscando un güevo que mamar.
– Qué rico vale.
con la leche que tengo acumulada.
¡Vámonos por esas escaleras!
Cerca de donde estábamos había una escaleras que conducían a un puente, los que son de Caracas, Venezuela, sabrán cual es la zona, pues es el puente que está cerca de la sede de CANTV en a Av. Libertador.
Debido a la alta inseguridad que hay en el país, después de las 7:00 PM las calles están prácticamente desiertas.
Bajamos y nos metimos detrás de una columna.
El hombre se bajó el mono y mostró una rica verga de unos 18 cms aproximadamente, no tan gruesa, pero sí bastante venosa, tenía los vellos recortados, cosa que me sorprendió mucho, pensé que tendría una mata de pelos.
Otra cosa que me sorprendió fue su olor, creí que por su situación olería mal, pero no, su pene olía a verga limpia, cosa que me alborotó.
Me metí el güevo en la boca, pasaba mi lengua por su glande, me metía todo el pene hasta la garganta.
– ¡Qué rico mamas güevo! – lo decía con tal excitación que yo también estaba a reventar.
Chupaba y chupaba, yo gemía como perrita y eso lo volvía loco.
En eso siento como su mano empieza a recorrer mi culo, cosa que se le hacía fácil, pues no estaba agachado, sino inclinado.
Me sobaba por encima del pantalón.
– Qué culo tan rico tienes, en lo que te vi se me paró el güevo.
¡Te quiero coger!
Por lo general no disfruto mucho que me penetren, pero estar al aire libre, con el sonido de los carros que pasaban por encima de nosotros y la sensación de ser descubiertos por alguien, me prendió demasiado.
Accedí.
Saqué un condón que tenía en mi bolso.
Se lo coloqué con la boca.
– ¡Qué perra eras! lo sabes poner con la boca y todo.
Le escupí bien el güevo y unté full saliva por mi culo.
– ¡Despacito! Tengo tiempo que no me cogen.
– ¡Tranquilo! Sigue chupando y yo te meto los dedos.
Yo seguí en mi faena, por fortuna el condón era de sabor a fresa, él me bajó el mono y dejó mi culo al aire, yo no llevaba ropa interior, pues me había depilado en la mañana y cuando lo hago me gusta estar en pelotas.
Él metió un dedo, admito que me dolió full, pues soy estrecho y casi nunca doy culo, sin embargo con su mano libre me sobaba las orejas y eso hacía que yo me relajara, luego metió otro dedo y cuando estaba lo suficiente dilatado me metió la cabeza.
– ¡Rico ese culo!
Yo estaba preparado para una embestida bestial, pero él fue consciente y me lo metió despacio, cuando logró entrar todo, me taladraba riquísimo, me agarraba por los hombros, me nalgueaba, yo estaba extasiado, teniendo a ese hombre cogiéndome prácticamente en la calle.
Él gemía, yo gritaba como perra.
– ¡Viene la leche! – me dijo, aumentó la velocidad de las embestidas hasta que unos fuertes gritos anunciaban su corrida.
– No me lo saques todavía – le pedí.
Y empecé a masturbarme, pero como estaba tan excitado que solo bastaron unas poca jaladas para inundar el piso con mi leche.
Él me sacó el güevo del culo, se quitó el condón y me mostró la abundante cantidad de su semen que había dentro del preservativo.
– Rica cogida – Le dije.
Me subí el mono y me fui a mi casa, cogido y contento por haber complacido mi perversión.
Este tipo de relatos me gustan mucho … y eres muy bueno como lo relatas me hizo imaginar cada cosa