COGIENDO DENTRO DEL INTERURBANO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
. Y él que se dirige al baño para orinar de mentira, pasa cerca de mí y me roza la mano. Entonces yo me voy para la parte de atrás del bus y cuando ya estamos en la carretera y las luces de la ciudad se van quedando para atrás, el pibe se sienta a mi lado. Lo saludo.
-hola, como estás-
-bien. Soy Marcelo, mucho gusto-
-Daniel. yo voy hasta Sao Paulo-
-yo también. Voy a un entierro. Se murió un primo mío-
-lo siento. Sabés que sos muy guapo?-
-vos también-
-sos bastante joven-
-tengo 19 años y me gustan tíos como vos, así treintones-
-pero que bueno-.
Entonces le tomo la mano y se la llevo a mi bragueta. Él se queda tocando por encima. Mi verga hace tiempo que está en riste y goteando. Abro el ziper y Marcelo mete su mano, agarra mi poronga, la saca y sin mucho protocolo comienza a chupármela. Que boca caliente que el chico tiene. Me la mama con ganas y hace que suspire y me estremezca. Una vieja se levanta para ir al baño. Marcelo se recompone. Yo me hago el dormido. después continuamos.
Tengo una idea. Pero solo para más tarde, cuando todo mundo esté dormido. voy a follarme aquel culo. Mientras Marcelo me la chupa, yo busco su ano y trato de meterle un dedo. Él aprueba mi iniciativa y se afloja el pantalón para que pueda meter la mano. Busco, toco el culito peludo. La posición no me permite meter el dedo, solo un poco. La oscuridad se va haciendo cada vez mayor, solo se oye el ronquido del motor del bus. Marcelo continúa chupando. Yo lo mando a parar. Cuando las luces de los otros carros viniendo en sentido contrario nos iluminan un poco, yo noto el deseo del pibe. Él me ve a los ojos yo le doy un beso.
El chico tiene un beso dulce. Nos besamos un buen rato. Después Marcelo me vuelve a mamar. Yo no aguanto más, siento que me vengo. Aviso. –voy acabar, voy acabar-, digo bajito. Marcelo acelera la chupada. Yo eyaculo un semen acumulado de unos tres días. Abundante, caliente y espeso.. Marcelo se lo traga todo. Pasa su lengua por mi glande y se come hasta la última gota. Lo disfruta como si fuera un helado. Se limpia con la mano. Mientras aprieta suavemente mi gruesa verga con su mano trémula, puedo notarle el brillo de la lujuria iluminándole los ojos. Su mirada me está diciendo: quiero más. La noche promete. Está apenas comenzando.
-que mamada la que me diste-, digo
-te gustó?-
-que creés?-
-yo quiero más-
-vas a tener. Querés que te la mame?-
-dame un beso mejor-
Beso al pibe y él comienza a pajearse. Mete su lengua en mi boca, me muerde el labio. Hacía tiempo nadie me besaba con tanta gana. Pienso. Y mientras lo beso se corre. Eyacula con la potencia característica de su edad. Un chorro fuerte de semen. El semen me moja el pantalón. Descansamos. Conversamos bajito. Él lleva un mp3, escuchamos canciones brasileñas. de un grupo de rock. A mí no me gusta mucho Pero quiero agradar al pibe. Es muy lindo el chico, blanco, rubio, ojos bonitos, muy cariñoso. Se recuesta en mí, me abraza. Puedo sentir el perfume de su cuerpo sudado. Correspondo a su abrazo. Lo aprieto con cariño. Yo siempre atento por si viene alguien. El bus lleva pocos pasajeros pero de todos modos mejor es estar atento. Dormimos un poco. Pasada la media noche comenzamos todo otra vez. Yo me quito la camisa y Marcelo me besa y me chupa las tetillas. Yo siento un inmenso placer y quisiera que se prolongara por horas. Pero no tenemos mucho tiempo, de aquí a una hora debemos estar llegando a un área urbana. Conozco el trayecto. Ese tramo del viaje es el más oscuro. Me bajo el pantalón, Marcelo vuelve a mamar mi verga, le digo que pare. –sentate aquí-, sugiero apuntando para mi miembro en riste. –-¿será que la aguanto? Es muy gruesa-, me dice. –la aguantás, te la voy a meter despacito-, lo tranquilizo. -me tengo que quitar los pantalones-, -sí, vamos, apurate-. Se los quita. Se queda encima de mí dándome la espalda. Yo le pongo saliva en el culito con mi dedo. Él se va acomodando. Yo le pellizco las tetillas. Mi verga toca su ano. Siento el calor de su culo. Está ardiendo. –ay que rico, seguí, seguí-, me pide. Empujo. Hay resistencia. Marcelo presiona. La cabeza entra. –ayyyyyy-, suspira Marcelo. –me tocaste el alma-, concluye. El chico se mueve, mi verga desliza culo adentro. Entra toda. Yo le cojo de las caderas y lo muevo para arriba y para abajo. El culo del pibe es ardiente, suave, sabroso.
El movimiento del bus hasta que ayuda en el mete y saca. A él le está gustando, a mí también. Marcelo gime bajito. El momento es de un inmenso placer. Si alguien se levanta para ir al sanitario, va a ser dificil disimular. Nos estamos arriesgando. Pero eso solo hace la cogida mas sabrosa. Yo siento que voy acabar. Acelero el mete y saca. Aprieto a Marcelo, empujo con ganas. Mis cojones tocan las nalgas peludas del pibe. Eyaculo dentro de aquel culo. Aprieto mis labios para no gritar, muerdo la espalda del pibe. Marcelo se pajea, se corre. Siento su esfincter estrangular mi verga.
Desfallecemos. Mi miembro poco a poco se queda flácido. Lo saco del culo de Marcelo. Nos recomponemos. El bus para en una gasolinera. El resto del viaje lo hacemos tomados de la mano. Llegamos a Sao Paulo. Él me da el número de su teléfono movil, yo le doy el mío. Nos encontramos esa misma semana. Ahora en um motel. Pero esa yo se las cuento después.
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