Cojiendoce al hijo de la sirvienta
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por summoner.
Roberto es un abogado dueño de un bufete jurídico, y como hombre de éxito, tiene ese carácter que distingue a todo líder innato, egoísta, agresivo, enérgico, dominante, y sobre todo, sabe que es dueño de todo lo que posee, sean esto objetos o seres humanos, si bien ya tenía 38 años, aun se mantenía en forma, adicto al sexo, siempre
había sido sorprendido por su mujer una y otra vez, hasta que cansada de sus infidelidades le pidiera el
divorcio, cosa por lo mucho absurda, puesto que no existe algo mejor que un hombre infiel, pero no
demos más vuelta a esta historia y vamos directo a los hechos, y hablemos de los demás personajes de
esta historia: María una mujer humilde, había quedado sólo en casa con su madre y su hijo, después de
que a su madre le diagnosticaran tuberculosis, tuvieron que abandonar su hogar en la provincia y mudarse a la ciudad en alberges, además de buscar la forma de ganar dinero para solventar los gastos, preguntó
de casa en casa hasta que al final dio con el hogar de nuestro protagonista, al principio aquel abogado se
negó, pero al darse cuenta que aquella mujer llevaba consigo a su hijo le pregunto el motivo, y no por
hacer una obra de cridad, sino porque comenzó a fantasear con aquel pequeño agujero, aquella mujer le
explico sus penas, y además le dijo que no tenía hogar donde dejar al pequeño, el abogado les dijo que
no habría problemas, que contaba con un cuarto para que ella y su hijo pudieran vivir, al menos por un
tiempo, aquella pobre mujer no se imaginaba las verdaderas intenciones de aquel hombre, el diablo siempre viene vestido de santo. Le propuso trabajar en su casa, incluso que podía quedarse ella y su hijo en el cuarto de huéspedes, la mujer acepto encantada, el hospital quedaba a 5 horas de su casa, y quedarse en esa zona de la ciudad reducía el tiempo a 2 horas.
El tiempo paso y la enfermedad de la madre de aquella mujer no parecía mejorar, se ausentaba de su trabajo para poder cuidar de su madre, cosa que al patrón no parecía molestarle, pronto tuvo que ir a cuidarla incluso por las noches, y por tal motivo tenía que dejar a su hijo solo en aquella casa, nuevamente aquel hombre se mostró de acuerdo. Una vez que la madre se había ido, Roberto aprovechó y se dirigió lo más pronto que pudo al cuarto de huéspedes.
Llamo al chico y le pidió que lo acompañara a su recamara, sin comprender para que lo llamaría el dueño de la casa, obedeció, sabía que si no lo hacía podría poner en problemas a su mamá, una vez en la recamara, aquel hombre se quitó el saco, y se desabrocho la corbata, se acercó al muchacho y acariciándole la cara le dijo, Entiendes que si no me obedeces puedo echarte a ti a tu madre a la calle, aquel muchachito no comprendió completamente el significado del mensaje, pero sabía que debía obedecerlo en todo, asintió con la cabeza y bajo la mirada, Quítate la ropa, el miedo y la vergüenza seapoderaron de pronto de su cuerpo, sabía que no estaba bien lo que aquel hombre le ordenaba, pero tenía que hacerle caso, se quitó la camisa y el pantalón pero sin quitarse los pequeños calzoncitos blancos que llevaba, aquel hombre lo contemplo de arriba a abajo, empezó a acariciarle su cuerpecito, luego lo beso, comenzó por el cuello, siguió bajando hasta su pecho, luego a su abdomen, le bajo el calzoncillo y empezó a chuparle el pequeño pene, el chico trato de cubrir sus partes íntimas, pero aquel hombre retiro aquellas pequeñas manos y empezó a chuparlo con más fuerza, como si quisiera arrancarle a sorbos su miembro, el muchachito empezó a llorar, ambos gemían, uno por la pena y el dolor que le provocaba aquella situación, el otro, por excitación y morbo, empezó a acariciar el pequeño trasero, redondo y suave, el abogado se desabrocho el pantalón y saco su miembro erecto, empezó a masturbarse, Lo tienes muy rico, sabes, con su lengua jugaba al rededor de aquel pequeño pene, luego por el escroto, ahí fue cuando se dio cuenta que el muchacho carecía de un testículo, esto le causo gracia y soltó una pequeña risa, continuo explorando con su lengua hasta llegar a la abertura anal, sabía que su barba llegaba a lastimar la piel cuando la dejaba crecer un día, su mujer se lo había dicho en reiteradas ocasiones, pero esta vez no era su esposa, era su nueva adquisición, y decidió restregar su cachete en los muslos lampiños de su víctima, contemplo al muchacho y le sonrió,
Te gusta verdad, ya no llores, ya veras que con el tiempo le agarras el gusto, volvió a soltar una pequeña carcajada, sabía que eso no pasaría, el único que obtendría placer sería él, su mano estaba ya bastante empapada del liquido preseminal de aquella erección, así que decidió limpiarla con los cabellos del muchacho, quiero que me lo mames, el chico desconocía por completo aquella palabra, el hombre se bajó más los pantalones y le acerco a la cara su miembro, era bastante largo y grueso, Cómetela, pero cuidado con los dientes, tomo al muchacho por la nuca y lo acerco más a su ingle, !Abre la boca pendejo!, le ordeno cuando al acercar su miembro sintió la boca cerrada del muchacho, lo agarro más fuerte de los cabellos y empezó a embestirlo, al principio el chico intento sacar de su boca el pene de aquel hombre, sabía que por ahí orinaban todos los hombres, y además en cada embestida el glande de que hombre le llegaba a su garganta, pero no entraba completamente, dio varias arqueadas, pero no logro vomitar, además no quería hacerlo, cuando aquel hombre decidió detener aquella tortura, lo beso en la boca, Muy buen trabajo, mamas muy rico, y sabes, te mereces un premio colócate en la cama, tomo al chico por la cintura y lo coloco boca abajo a la orilla de la cama, hubiera deseado haber jugado más con el antes de penetrarlo pero su verga estaba a punto de estallar, si hubiese dejado que aquel muchacho lo continuara mamando se hubiese venido en su boca, pero quería descargarse completamente en su culo, colocó su miembro entre las nalgas del muchacho y empezó a sobarlo con aquellos suaves y pequeños glúteos, embarrarlos de su liquido preseminal, Listo para tu regalo, el pobre chico intento escapar cuando sintió la punta de aquel enorme miembro entrando por su pequeño agujero, pero era completamente inútil,
Aquel hombre poseía una fuerza superior a la de él, no solo porque era mayor, sino que además era un hombre amante de su cuerpo, y le agradaba mantenerlo en forma, hacer ejercicio y pesas, le costó trabajo introducir su miembro en aquel estrecho ano, no le gustaba utilizar lubricantes, y solo gustaba meter los dedos en alguien cuando ya los había penetrado, el grito de dolor que dio su pequeña mascota lo éxito aún más, se detuvo un momento, no para aliviar el dolor de su víctima, sino para controlar la necesidad de eyacular, cerró los ojos, y se concentró, su respiración estaba acelerada, su cuerpo estaba empapado de sudor, una vez que pasó aquella sensación, hizo un gesto, como si estuviera a punto de cargar un enorme peso y comenzó a introducir nuevamente su miembro en el interior de aquel ano virgen, ya lastimado.
Era contrastante aquella imagen, el cuerpo de aquel hombre cubría por completo el del muchacho, aquel chico gritaba desesperado, como si con sus gritos pudiera detener el hecho de convertirse en la puta de otro hombre, Nooooo!, Noooo!, gritaba una y otra vez con una gran desesperación, Siiii, siii, decía el hombre en tono de burla por las plegarias de aquel chico, Así, así Grita más fuerte, que eso me encanta puto, por extraño que pareciera aquel pequeño culo no sangró, a pesar de que lo embestía con fuerza, como si quisiera introducir todo su cuerpo por aquella pequeña abertura, se acercó al oído del chico y le susurro, Tienes un culo delicioso, al decir estas palabras no soportó más, y aquel culito recibió una buena cantidad de semen, si bien Roberto siempre eyaculaba en gran cantidad, esta situación le genero prácticamente el doble de la cantidad normal, incluso parte de su leche se desparramo por los muslos de su mascota, se quedó un rato más embistiendo al muchacho, estaba sonriendo, sabía que era el primer hombre en haber penetrado a aquel muchacho, cuando por fin se decidió a sacar su miembro del chico tomo parte del semen que le había escurrido al chico y lo embarro en su joven rostro, combinándolo con las lágrimas que mojaban sus joven rostro, acerco al muchacho asía sí, y lo beso en la boca nuevamente, mirándolo a los ojos le dijo en voz suave, Así que ya sabes, si le dices algo de esto a tu mamá, los echare a la calle, y vivirán como los perros que son, sin casa, ni comida, ok, ahora quiero que me sobes
los pies, ese va a ser tu trabajo de ahora en adelante.
El señor de la casa se sentó a la orilla de la cama y se quitó los zapatos, prendió un puro, y observo con completa autoridad que aquel muchacho hiciera un buen trabajo, aquel chiquillo no dejaba de llorar, y eso le complacía, sabía perfectamente que él era el primer hombre en destrozar aquel culito, el chico le quito los zapatos y los calcetines, y entre sollozos comenzó a sobar el pie derecho de su nuevo jefe, comenzó por los dedos, luego por la planta de los pies y el empeine, el abogado disfrutaba de aquella completa sumisión le pasaba el pie libre por la cara del muchacho, Chúpame los pies, le dijo mientras colocaba su pie en la boca del muchacho, obedeciendo a las órdenes de su patrón, se metió los dedos de aquel pie en su boca, Quiero que entiendas que todo lo que te pida que hagas lo harás también con la boca, ¿entendido?, Sí, señor, contestó ya sin llorar, como si de pronto comprendiera que nadie vendría a salvarlo de aquel hombre. Esa noche Roberto volvió a penetrar a su nuevo amante tres veces más, esta vez, hasta hacerlo sangrar.
Bueno queridos lectores, éste es mi primero de muchos relatos, pero ustedes seran quienes me permitiran continuar con ellos. Si tienen aportaciones, cualquiera es bien recivida.
como sigue