Como comenzó todo (II)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mikepicaro.
Allí estábamos abrazados, recuerdo que hacía frío, la tarde comenzaba a dar su retirada para que la oscuridad hiciera poco a poco presencia por la ventana.
Aún trato de recordar que programa veíamos, pero solo vienen a mi mente las imágenes de su cara juguetona, no dejaba de verme con esa risa picarona.
Hablábamos de cosas tontas, que en ese momento sonaban muy interesantes.
Teníamos hasta el descaro (lo reconozco hoy día) de incluso hablar de nuestras novias y nuestro futuro con ellas.
Luego de un rato comenzó a juguetear, me hacía cosquillas y me desespera.
Lo tomé por las manos, quedamos frente a frente y lo besé.
Raiby: Te dan nota mis besos
Yo: Por lo menos son mejores a que me hagas costillas
Raiby: mmmmmm, bueno sigamos a mi si me gustan los tuyos
Yo: jejejejeje… pero no te acostumbres
Las latas continuaron por un largo rato, mis manos no podían quedarse quietas y que decir de mi lengua (mi gran aliada la que después se convirtió en un alma letal y me abrió muchas puertas), me separé de sus labios y está se dirigió directamente al lóbulo de su oreja.
Se la lamía y le daba suaves mordisquitos, cuando el señorito empezó a gemir (y de qué manera, había conseguido su segundo punto débil).
A esas alturas él estaba colocado exactamente encima de mí, mis manos le apretaban las nalgas al mismo tiempo que jugaban uniéndolas y separándolas de tal manera que mis dos dedos medios masajeaban su rico ano.
Totalmente unidos rodamos sobre la cama, de modo que quedé sobre él, mi lengua abandonó su oreja y comenzó a bajar por su cuello, mi nariz pasó por su lampiño pecho (lampiño como casi todo su cuerpo), y me detuve un rato a morder en su tetilla derecha, otra vez los gemidos subieron el volumen, mientras bajaba por su cuerpo, sus brazos estuvieron totalmente abiertos, de vez en cuando los cerraba para intentar abrazarme o arañarme (menos mal que tenía las uñas bien cortas).
Una de las cosas que más me excitaba, era de vez en cuando subía la mirada hacia su cara, y allí estaba con la boca y los ojos entreabiertos, con la mirada perdida.
A estas alturas mi lengua seguía le apretaba la cintura con las manos y le lamía el ombligo.
Raiby: uuummmm, ejem jejeje , me haces cosquillas
Como es obvio nuestros penes estaban que explotaban, bajé hasta su corto vello púbico, me detuve a olerlo, no se describírselos, pero olía rico.
Me disponía a mamárselo, pero seguí explorado con mi nariz, así que se la pasé por la entrepierna, le besé las bolas y subí lentamente hacia su glande.
Sus piernas estaban separadas e incluso posó un talón sobre mi espalda, allí estuve por un rato, le hacía sexo oral, mientras mi dedo pulgar masajeaba y exploraba su hoyito delicioso.
Raiby: mmmmm… uummmm aaaayy coño ‘e tu madre uuufffff
Le coloqué las rodillas pegadas a su pecho, el típico pollito en brasa, y mi boca comenzó a trabajar en su ano, se lo besaba, le daba subes mordiditas y por supuesto mi lengua lo taladra rítmicamente.
Raiby solo atinaba a gemir, se mordía el dedo índice y con la otra mano me agarraba el cabello.
Así que no aguanté más y le separé las piernas, me subí a él para introducirle mi pene, esta vez entró más fácil, estaba bien dilatado.
Aceleré el ritmo de las entradas y salidas, con sus piernas sobre mi hombro, cuando sin paja alguna, comenzó a eyacular, esta vez no tan espeso, pero con una presión desmedida, de tal manera que le llegó a su cara.
Aunque mi intención era seguir, eso me detonó instantáneamente, por lo que volví a acabar dentro de él.
Me separé y me lancé a su lado boca abajo, abatido y feliz como que si me hubiese quedado sin fuerzas, pero lleno de disfrute.
Raiby: Verga coño ‘e tu pepa, esta vez fue mejor
Yo: Ya sabes la práctica hace al maestro
Raiby: si así se lo haces a tu novia… la debes llevar loca
Yo: Si supieras… con ella es mas a lo tradicional
Raiby: Pero como dices tú… no te acostumbre
Yo: Tú crees que uno se acostumbra a estas cosas tan rápido?… a lo Leo jejeje
Raiby: No lo digas ni en juego… estas de más que te diga que de esto a nadie
Yo: ESTAS LOCO!!!, pero bien tocao, pero lo podemos repetir entre nosotros… solo entre nosotros… que dices
Raiby: siiii claro y nos ponemos tacones y esas cosas, así si vamos a parar en maricos, pero que te digo más rápido que inmediatamente… (Luego de eso hizo silencio reflexionó un rato) … aunque como experiencia está bien de pinga… total tú tienes tu vida por aquí… yo por allá… y solo vengo por ratos… mmmm… si puede ser.
Nos miramos y volvimos a compartir esa mirada cómplice, para luego soltar una feliz carcajada.
Me acerco sus labios y me besó.
Al rato nos pusimos la ropa interior y bajamos a la cocina, allí preparé unos sándwiches, esa fue nuestra cena.
Le di de comer al perro y volvimos a subir.
Se tiró en la cama y con un arte de destreza se quitó el interior, allí estaba otra vez desnudo, boca arriba, con su tierna sonrisa, golpeando suavemente el colchón con la palma de su mano en señal de que lo acompañara, sin imaginar que se traía entre manos.
Me quedé un instante de brazos cruzados, nada más que contemplado todo su cuerpo, delgado, pero bien definido, un arte de ángel del pecado.
Sonreí y me acomodé a su lado.
Esta vez, era el quien llevaba la voz cantante, se abalanzó sobre mí, me besó desenfrenadamente, como si no hubiese mañana, y comenzó a repetir mi ritual de hace rato, su lengua más desaforada, recorría mi cuerpo, mientras su mano me masturbaba fuertemente, mi pene algo irritado hacia que mezclara gemidos de placer con signos de molestia, por lo que aflojó un poco sus dedos.
Siguió su recorrido, hasta que su boca engulló mi miembro, que ricura, que suavidad, yo estaba absorto, otra vez había trepado a mi nube, cuando sin darme cuenta tenía su lengua en mi ano.
Mis orejas parecía que iban a explotar… cuando de repente.
Raiby: te quiero coger… ¿puedo?
Mis ojos se abrieron como par de huevos fritos, y en mi mente sonaba un gran QUEEEEEEE!!!! Pero a esas alturas y todo lo hecho ese día era realmente nuevo, todo placer, no hice mas que encoger los hombros y con el labio inferior sobresalido…
Yo: sip
Así que me volteó, pude notar su lengua suave y laboriosa, también como me intentaba introducir su dedo, hasta fue levantando mis nalgas, que de por sí son duras y lampiñas.
Al rato sentí la cabeza de su pene, al comienzo lo fue introduciendo poco a poco, pero la misma excitación lo dominó y aceleró.
Yo: aaayyyyy, coño, despacio esa verga duele….
Duele que jode
Y como duele, si señores eso duele, pero duele.
A pesar de que no lo tenía muy grande, eso me dolió, traté de mil maneras zafarme, pero nada que hacer, había bajado el ritmo, pero en ningún momento paró en su intento.
Hasta que lo sentí todo adentro, allí comenzó a darle más rítmico, pero les juro que nunca me dejó de doler, es más, mi gestos de dolor le hicieron sentir más placer, lo pude percibir, hasta sádico ere el gran carajo.
Creo que eso marcó mi vida como activo, y no es por tabú, pero pasaron años y fueron pocas las ocasiones en que dejé que me volvieran a coger, hay ciertas cosas que te gustan más que otras, eso a mí no me da tanto morbo como un rico culito.
Volviendo al lío, él me masturbaba, cuando sentí algo caliente, el nene se había corrido dentro, acabó ciertamente mucho más rápido de lo que lo había hecho yo, y fue una de las pocas veces en que no acabamos al mismo tiempo.
Lo sacó, me volteé y me comencé hacer la paja.
Raiby arrodillado en la cama, me observaba, cuando hice gestos de que iba me venir, acercó su boca rápidamente y trató torpemente de tomarlo con la boca.
Así y todo con los labios llenos de semen, se subió a mí y me estampó un salado beso con olor a cloro.
Definitivamente, ese día se hicieron, o mejor dicho hicimos muchas cosas nuevas, que jamás pensé que llegaría a hacer.
Raiby: ¿Y ahora que viene? (me decía con su eterna sonrisa) jejeje
Yo: No se… mejor ni pregunto, porque por lo visto contigo no se sabe
Raiby: Na guará!!!!, conmigo sobretodo… mira quien habla… el Sr.
De los tratos que no se rompen
Yo: Si yooo… pero tú eres de los que hay que darle un empujoncito para que empiece y una zarapapan de coñazos para que se detenga
Raiby: JAJAJAJAJA!!!! Que bolas tienes tú!!!!
Yo: Ya vuelvo… voy a traer unas cervezas, ¿qué dices?
Raiby: Si va pana… me anoto
Nos tomamos unas cuantas birras, platicamos, reímos, incluso seguíamos hablando de nuestros futuros, que por cierto nunca los vislumbramos juntos.
Pero en fin, creo que parte de la inmadurez es creer que se tiene todo bajo control y que puedes hacer lo que quieras, cuando quieras, sin consecuencias.
Esa noche la fiesta continuó, tiramos un par de veces más, y creo que paramos, quizás por el sueño, el agotamiento y mi pene estaba que ardía, hasta la sabana me molestaba, no quisiera saber cómo estaba su hoyito, bueno a esas alturas era más bien su hoyo.
Lo abrasé por la espalda y en posición de cucharita, nos quedamos rendidos, serían como las 2 o más de la madrugada.
En la mañana la película había terminado, me levanté y me duché, al rato lo hizo él se vistió, solo me dio un fuerte apretón de manos cuando lo se marchó.
Pero un nuevo trato se había pactado.
Raiby: Ya sabes nos estamos hablando
Yo: Seguro papa, cuídese… ya tienes mis teléfonos
Nunca me cobró, nunca le pagué.
Decir que tenía ratón moral, que me sentía extraño (lo único extraño que sentía era la sensación incomoda de mi culo), que aquello me había trastocado, que me sentía mal por mi madre o mi novia, es decirles mentiras, si sentía una extraña mezcla de sensaciones, había sido una experiencia única, pero a la vez la tomaba como algo prohibido que me podía permitir de muy de vez en cuando con alguien especial.
Además que mi personalidad antiparabolica, ha hecho de mí un dechado de cinismo y desparpajo hasta conmigo mismo.
Así pasó el tiempo, Raiby venía en vacaciones y buscábamos de repetir nuestras locuras muy de vez en cuando, quizás una o dos veces por vez cuando venía, pero sí muy anecdóticas, como la vez que detuvimos un ascensor entre pisos, para ya saben que.
Ahí luego de practicar un mutuo y rico sexo oral, nos masturbamos y en la conjunción de un rico beso acabamos.
Lo malo es que no pudimos hacer que comenzará a subir o bajar, allí encerrados con el piso lleno de semen y aquel olor a sexo, nos desesperamos, lo primero era limpiar para luego pedir ayuda y esperar el momento en que nos sacaran los bomberos.
O la vez que casi nos pillan unos guardias nacionales por el cerro Ávila, que nos tocó correr y tirarnos en un montarral, rasguñados, llenos de tierras pero siempre terminábamos compartiendo una gran carcajada, éramos los cómplices por temporada.
Hasta me gané un peo con mi mamá, por agarrarle el auto, sin decirle nada, para bajar con Raiby a la playa.
También viene a mi memoria la vez que fui a Barquisimeto y salí con su novia y una chica guapa que me había levantado, el típico dos pa’ dos y las dejamos sentadas en un café de un centro comercial y nos encerramos en un baño, luego del sexo oral hubo tiempo incluso para penetrarlo.
Cuando salimos el único que estaba en ese momento era un chamito de unos 12 años, que se nos quedó viendo como gallina mirando sal.
Él llegó primero, por supuesto las gevas estaban molestas, recriminado donde estábamos nosotros, que éramos unos desconsiderados y esas cosas.
Raiby: Yo estaba en el baño, él no sé dónde se metió, lo estaba buscando, pero no sé dónde coño anda
Al rato me aparecí con las entradas del cine y una excusa tonta, eso sí con mi gran sonrisa, mostrando todos los dientes, y la rabieta había sido abatida.
Fueron momentos de chiquillada, nadie sospechó nada, ni su primo Leonardo, que al parecer su sexto sentido gay no era de lo mejor.
Claro salíamos con nenas que estaban ricas, aparte que siempre me veían muy unido a Verónica.
Ni mis amigos, alguno que otro sentía celos amistosos, porque cuando venía Raiby, yo les sacaba el culo, pero de a ratos.
Ya a mis 21 años, mi Sra.
Madre decidió unirse nuevamente a un hombre, bien de pinga por cierto.
No me la llevaba mal con el tipo, pero me sentía incómodo, mi espacio no era el mismo y por otro lado mi madre también quería más intimidad en su nueva relación.
Entonces por mutuo acuerdo, yo se lo propuse, me alquiló un apartamento pequeño, de una sola habitación.
Mamá: Ya sabes, apenas te gradúes te pagas tu vaina.
Que felicidad, mi territorio, solo mío.
Podía tener más intimidad con mi novia, hacer las fiestas que quisiera, hacer lo que me plazca.
Lo menos que me pasaba por la mente era que podía compartir tiempo con el guarito ocasional.
Aunque en realidad el apartaco lo que hizo fue que me pusiera más responsable con todas mis obligaciones, me ayudó a madurar, pero solo en algunas cosas.
Pasaron los meses, y un día de esos que presientes algo va a pasar, pero no sabes que, sonó el teléfono.
Yo: Aló buenas…
Raiby: Epale mi pana… como está todo por allá (como consiguió el teléfono del apartamento, pensé, seguro que se lo dio mamá, y así fue)
Yo: Ejele chamín… que me cuentas? Cuando vienes? (para que pregunte?)
Raiby: Bueno en realidad pronto… me voy a vivir a Caracas
Yo: que bien my friend y eso?
Raiby: Es que voy a estudiar allá… y trabajar…esteeee… tu mamá me dijo que te habías mudado… y te llamaba a ver si me puedo quedar allá, contigo mientras me acomodo.
( Y el tío? y la tía? Fueron las preguntas que se me vinieron a la mente, pero no las hice)
Creo que antes de contestar, debí haberme leído ese best seller "Cuando decir no, cuando no quiero decir si" o será que nuestro subconsciente sabe más realmente lo que queremos que nuestros pensamientos conscientes, ni siquiera pensé en lo que eso iba significar en mi futuro, solo solté el automático.
Yo: Si claro pana, no hay rollo… ¿cuándo te vienes?
Lo que vino a continuación, no es quizás como ya lo están imaginando, o tal vez si… pero de momento vamos a dejarlo así, se vendrán otros relatos, quizás algún momento ocupamos este tema nuevamente… Ahora solo lo veo a la distancia
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