Como convertía a mi primito menor, en mi putita mamadora
Ninguna experiencia tan caliente, tan rica y perversa, como la que tuve con mi primito, que se extendió por más de diez años. En la que el de sus 3 años y hasta sus 13, paso de ser un niño inocente, a una verdadera putita que rogaba por recibir la verga de su macho (yo) en la boca y culito.
Hola, soy un hombre heterosexual de 42 años, pero vengo a contar una historia de mucho sexo incestuoso y homosexual, que tuve durante gran parte de mi vida infantil y juvenil, con un primo 4 años menor que yo.
Tendría yo unos 5 años, cuando un amiguito, ya ni recuerdo por qué, me chupo mi pequeña verguita por primera vez, la sensación de una boquita succionando me maravillo y yo quise repetirlo una y otra vez.
Eso me llevo a ser muy caliente desde pequeño y básicamente pase mi infancia y pubertad en la búsqueda de tener más sesiones de sexo oral con quién fuera, no me importaba que fuera niño o niña, lo importante era gozar de la sensación de una boquita mamándome.
Tuve muchos encuentros con distintas personas durante ese tiempo, la gran mayoría de carácter homosexual, hoy en día no me arrepiento de estás vivencias, no me avergüenzan ni me hago problemas por ello. Por el contrario, me sé afortunado, de haber podido disfrutar tanto desde tan pequeño.
Pero de todas esas experiencias, ninguna tan caliente, tan rica y perversa, como la que tuve con mi primito, una historia que se extendió por más de diez años. En la que el de sus 3 años y hasta sus 13, paso de ser un niño inocente, a una verdadera putita que rogaba por recibir la verga de su macho (yo) en la boca y el culito.
En esos años mi primo debió haberme mamado la verga varios cientos de veces, quizás el número aumente a miles, no hay forma de saberlo. Incluso ahora que lo pienso, es probablemente la persona que más veces me la ha chupado, su única competencia fue mi primera esposa, con la que estuve 9 años. Pero como dije es imposible calcular cuál de los dos comió de mi verga más veces.
Hoy en día se, qué de hecho, una de las mejores noches de sexo que he tenido en mi vida, fue con mi primito, pero no nos adelantemos, vamos a empezar por el inicio.
Pero antes de empezar, quiero aclarar que está historia es totalmente verídica, pero ocurrió hace tanto tiempo que muchos detalles se me escapan y es posible que caiga en contradicciones, sobre todo en cuanto a las edades, pero espero que eso no sea un impedimento para disfrutar de su lectura.
Es fácil dividir esta aventura en 4 etapas, que se diferencian entre sí, primero por las edades que teníamos, también en cómo fue aumentando la habilidad de mi primo para hacerme gozar con la boquita, pero, sobre todo en el cambio de actitud que fue adquiriendo.
Etapa 1:
No hay mucho que contar sobre este periodo, sobre todo por qué apenas y tengo recuerdos sobre de ese tiempo.
Yo debía estar cerca de 9 años y el de los 4. Francamente no tengo idea de cómo empezamos, pero sé que fue mediante juegos. Es decir, jugáramos a lo que jugáramos, el castigo para el perdedor era chupar un poco la verga del otro.
Recuerdo que al inicio a él no le gustaba mucho la idea, pero como buen primito menor, obedecía a su primo mayor y terminaba chupándomela.
Eran mamadas cortas, apenas metía mi verga en su boquita por algunos segundos, y muy inexpertas, pero aun así yo lo disfrutaba bastante, pasamos muchas tardes jugando así, de tal forma que el poco a poco fue aprendiendo a hacerlo y le fue cogiendo el gusto a tener mi verga en su boquita.
Durante esa etapa, yo también se la chupaba con frecuencia, sobre todo lo hacía para que el no sintiera que era injusto que solo él lo hiciera. Pero eso poco a poco fue cambiando.
Esa primera etapa duro como año y medio, la cosa fue cambiando de a poco, mi primito empezó a disfrutar mucho de este juego y con ello sus mamadas mejoraron mucho en calidad y se empezaron a hacer más largas, ya podía estar mamando por casi un minuto sin quejarse.
Etapa 2:
Aunque era todavía un nene, mi primito aprendió a disfrutar plenamente de nuestras sesiones, por lo que ya no hubo ninguna necesidad de poner juegos de por medio.
Siempre que nos veíamos, buscábamos algún escondite lejos de los adultos y nos dedicábamos a chuparnos por turnos.
Sus mamadas se iban haciendo más ricas y cada vez más largas, ya podía chupar por casi un minuto antes de pedirme que yo se lo hiciera.
Aun así, fue notorio que él me chupaba más a mí que yo a él, aunque esto a veces hacía que él se quejara un poco. Aun así, siempre aceptaba repetir nuestro jueguito especial.
Por mi parte llegué a penetrarlo, pero mi verga era aún muy pequeña y francamente no se sentía nada, así que lo dejamos de lado. De todas formas, mi mayor interés y fuente de placer era su boquita.
Etapa 3:
Es aquí donde la cosa se pone verdaderamente buena. Yo debía tener unos 11 años y él debía estar por los siete, cuando tuvimos el encuentro que lo cambiaría todo.
Fue el primer cambio importante, se dio una tarde en la que él me visitaba en mi casa, estábamos en la calle con un grupo grande de mis amigos, organizándonos para jugar un partido de fútbol.
Cuando de pronto mi primito se acercó a mí y me susurro al oído, que nos fuéramos mejor a la casa, pues no había nadie.
Sus intenciones eran claras y por supuesto que su plan me encantaba, pero quise molestarlo un poco, así que me negué argumentando que yo quería jugar fútbol.
Para mí sorpresa mi pequeño primito, empezó a rogarme.
– ándale, vamos ¿sí? Ándale, ándale, por favor ¿sí? Rogaba con su vocecita inocente, hasta que dijo la frase a la que no me pude negar.
– vamos a tu casa y te la chupo bien rico ¿sí?
Fue la primera vez que él me hablaba así, y por supuesto que me puso como moto. De inmediato invente alguna escusa a mis amigos y nos fuimos rápidamente a mi casa.
Se me ocurrió una buena idea, le dije que nos sentáramos en el sillón de la sala, con la Nintendo encendida, así si alguien llegaba, podíamos fingir que estábamos jugando videojuegos. Para hacerlo todo más creíble, me puse a jugar al Mario Bros. Mientras que el arrodillado entre mis piernas, se ponía a mamar.
Fue muy erótico recibir una buena mamada de mi primo, mientras que yo jugaba videojuegos. Pero, además esa vez fue distinto. Fue la primera vez que él mamo solito, sin pedirme que yo se lo hiciera de vuelta. Además, chupo y chupo incansable por mucho tiempo, creo que llegue al mundo 5 del Mario antes de que él se cansará y me pidiera devolverle el favor.
Además, esa tarde lo hizo especialmente rico, mi verga le cabía entera en la boquita, solo se la sacaba para darle lamidas alrededor, lo hacía con gusto y cariño, en su cara se reflejaba un sumo placer. A esa edad yo, aún no eyaculaba, pero estoy seguro que de haberlo hecho, seguramente la boquita mamadora de mi primo me habría hecho acabar al menos tres veces, pero de todas formas toqué el cielo esa tarde, con la boca de mi primito en mi verga y el control del Nintendo en la mano.
A partir de ahí hubo un cambio importante en la actitud mamadora de mi primito. Era más que claro que ahora le encantaba hacerlo. Él era el que me buscaba siempre para pedirme que lo dejara chupar mi pene. Y con frecuenciae.lomofrecia con las palabras
» te la chupo bien rico»
Y podía hasta rogar para convencerme, lo cual era un juego de mi parte, me hacía el difícil, por qué me encantaba verlo rogar.
Si nadie nos interrumpía, él podía mamar por más de 20 minutos sin descanso, ya era un experto en hacerlo, yo deliraba y me retorcía con el placer que me daba su boquita, le enseñe a chuparme también los huevos e incluso llegó a lamerme el ojete, aunque esto último no le gustaba mucho y lo hizo pocas veces.
Mientras tanto, yo cada vez se lo hacía menos, por cada 10 mamadas suyas, yo le devolvía el favor una vez y solo durante un par de minutos, pero a él no parecía importarle, le gustaba bastante tener mi verga en su boca, con eso era feliz.
De verdad que empezó a portarse como adicto, llegó a hacérmelo en situaciones riesgosas y en más de una ocasión nos salvamos por los pelos de ser descubiertos. De hecho, siempre he pensado que más de uno de los adultos de la familia, debió al menos sospechar que algo raro pasaba entre mi primo y yo.
Recuerdo una ocasión muy caliente, íbamos en el auto de su madre, la tía manejaba, mi madre iba de copiloto y en el asiento trasero mi primo y yo.
Le dieron las ganas de mamar, así que se acomodó acostado en el asiento, con la cabeza recargada en mis piernas, le basto con jalar mis pantalones y ladear la cabeza, para que mi verga quedara en su boca y rápidamente empezó una lenta mamada, succionando suave para no hacer mucho ruido, yo solo atine a taparle la cara con una bolsa y me concentre en no gemir.
Íbamos tan cayados que en un alto la tía giro a vernos.
-¿Que hacen que están tan cayados?
Nervioso le contesté que no hacíamos nada, que mi primo se había quedado dormido.
La tía se extrañó, pero no dijo nada, volvió a conducir mientras charlaba con mi mamá, sin saber que detrás de ella, su hijito iba mamando la verga de su primo mayor como buen putito.
Pasamos así varios años, pero sus padres se fueron a vivir a otro país y se lo llevaron, así que durante una buena temporada no nos vimos.
Sufrí mucho ese tiempo, extrañaba horriblemente sus ricas mamadas, y si bien tuve alguna que otra aventura con amiguitos y amiguitas, nadie me supo hacer gozar ni la mitad de lo que me hacía mi primo.
Pero finalmente volvió, y ya para entonces él debía tener 11 o 12 años, habían importantes cambios en el, tanto físicos, como en su actitud. Su homosexualidad era muy evidente, era un chico femenino y delicado.
Había crecido en estatura y ya no tenía el delgado cuerpo que tuvo de niño, lucía extrañamente sensual, con unas piernas gorditas, algo de caderas y lo más importante de todo, se había vuelto muy culón, sus nalgas eran firmes, levantadas y gordas, tenía un culito muy apetitoso. Que me calentó, aunque yo ya tenía 17 años, ya tenía sexo con mi novia y hacía años que no me interesaba tener nada con hombres.
El día que volvió, me dio una de las mejores y más placenteras noches de mi vida, me vacío los huevos con su boquita y su culito rico y apretado.
No dudo que esa noche me dio más placer que varias de las mujeres que he tenido en mi vida.
Mi primito volvió convertido en una auténtica putita y a su lado empezamos la última etapa de esta relación, una que fue increíblemente placentera.
Pero eso se los contaré en otro capítulo pues no quiero alargarme demasiado, gracias por leer y espero saber sus opiniones.
Como sigue?