¿Cómo fue que empecé a ser un pasivo insaciable a los 14 años?
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Antes que nada, una explicación para entrar en contexto, sobre la situación en la que estaba yo a los 14 años.
Cuando tenía esa edad de 14 yo estaba en Secundaria y cualquiera podría adivinar que yo apenas me estaba auto-definiendo sexualmente.
Estaba intentando entender lo que me sucedía, y lo que me sucedía es que estaba descubriendo que tenía tendencias homosexuales, o en palabras mas simples, que era Bisexual.
¿Cómo me di cuenta de esto? Desde que inicié mi consumo de pornografía vía Internet, inicié con lo mas convencional, porno heterosexual, pero con el paso del tiempo cada vez consumía mas pornografía gay.
Al inicio esto me hizo sentir sumamente extraño, me sentí completamente anormal y culpable, pero afortunadamente llegué a entender que era algo normal, pero el gusto que había desarrollado por esto me hacía pensar que yo era enteramente gay, claro, en el momento específico en el que lo único que me excitaba era el porno gay.
Terminé aceptando que simplemente me gustaba.
Tenía fantasías con hombres, profesores, compañeros, me masturbaba pensando en ellos, pero aún no aceptaba enteramente mi bisexualidad, mis tendencias homosexuales.
Durante la época de Secundaria las cosas eran así, me consideraba Heterosexual pero con tendencias homosexuales, claro, todo en absoluto secreto, pues no estaba listo para decírselo a ninguna persona.
Eso es algo que considero común y que, según yo, es algo con lo que iniciamos y/o pasamos muchos.
En la Secundaria tenía un compañero llamado Felipe (nombre falso, por supuesto), que era algo intenso (no, no tuve sexo con el.
Hasta donde yo se, el es Heterosexual), y con eso me refiero a que era la clase de compañero que fumaba y tomaba a esa temprana edad de 14 años (tenemos la misma edad).
No era algo malo en él, pues tenía cierta responsabilidad y nunca afecto eso en sus calificaciones.
Lo menciono porque su actitud me influenciaba bastante y me contagió la maña de beber a los 14 años (fumar no, eso en aquellos días me provocaba asco).
Al final del 3er año de Secundaria (último año) me había invitado a una fiesta en su casa, supuestamente para celebrar la graduación, pero las fiestas eran y siempre fueron una excusa para beber y hacer un "desmadre total".
Como sea, un detalle de esas fiestas es que los amigos mas cercanos del anfitrión tenían el permiso de quedarse a dormir, en caso de no conseguir transporte a altas horas de la noche, estar muy ebrios o X o Y razón, pues Uber no era una realidad aún.
Yo si me quedaba a pasar la noche pues para mí el vivía bastante lejos de mi casa y era peligroso regresar a mi vecindario a las horas de madrugada.
Ese es un detalle de las fiestas que frecuento.
En esta fiesta, de fin de curso, Felipe me presentó a un amigo suyo que en ese entonces tenía 27 años de edad, llamado Luis (nombre falso, obviamente) y desde el primer instante me agradó mucho.
Tenía el presentimiento de que nos íbamos a llevar de maravilla.
Físicamente era bastante común, no había nada para resaltar, era un muchacho robusto, en simples palabras.
Como sea, Luis y Felipe eran las únicas personas que conocía y que me agradaban al mismo tiempo presentes en la fiesta, pero siendo Felipe el anfitrión, decidí pasar la noche con Luis.
Platicamos bastante bien, sobre muchas cosas y la diferencia de edad no fue impedimento para entablar una divertida e interesante conversación.
Debo mencionar que mientras yo no dejaba de beber alcohol, el sacaba seguido el tema de la homosexualidad, bisexualidad, hetero-curiosidad e importancia de experimentar "nuevas cosas".
Sacaba muy seguido ese tema pero no era irritante, lo hacía de tal modo que no cansaba hablar de eso.
Si, era obvio lo que intentaba, ahora mismo me doy cuenta, pero en su momento yo no me daba cuenta pues era un adolescente apenas y uno muy estúpido, además de que estaba ebrio.
Como sea, ya sea por la corta edad o por la cantidad de alcohol que había bebido, su platica de verdad encendía algo dentro de mí, lentamente, pero lo encendía, pues era poco común para mi hablar con alguien mas cara a cara, frente a frente.
acerca del sexo, en especial, el sexo entre dos hombres.
De verdad que era un inexperto en todo, en especial con el alcohol, claro, hoy en día me manejo mucho mejor, pero en ese momento me emborraché bastante rápido, y no por ser sensible, sino por el exceso.
Hasta la fecha podría jurar que Luis no bebió mas de dos cervezas.
El aún seguía bastante lúcido, por lo que tengo todo el derecho de culparlo de actuar completamente consciente de sus futuras acciones (si, el sexo ya está cerca, has sido muy paciente).
Cabe recalcar como estaba vestido yo.
Llegué a la fiesta con una camiseta azul marino, una sudadera gris con capucha, jeans azul marino, calcetines negros y tenis, pero una vez ebrio (bastante ebrio) me lancé a la piscina de la casa sin haberme cambiado de ropa, lo cual fue estúpido, considerando que era una noche fría, pero como otros lo hicieron me sentí con el deber de participar.
Al menos fue divertido.
Después de secarme, me quedé solamente con la sudadera gris y los jeans.
Así es, no tenía puesta ropa interior, ni calcetines ni zapatos.
Estuve descalzo el resto de la historia.
Eran altas horas de la noche, mejor dicho, de madrugada, al rededor de las 3:00 a.
m.
, la mayoría de los invitados ya se habían retirado a sus casas, algunos tambaleándose, y un puñado nos quedamos a dormir, contando a Luis.
Ese puñado de personas se habían quedado dormidos, algunos en la sala y otros en la habitación de Felipe, junto con Felipe, los únicos despiertos eramos Luis y yo, jugando Beer Pong en el patio de la piscina (quienes no sepan que es Beer Pong, investiguenlo, no gastaré caracteres explicándolo), pues no queríamos dormir aún.
Durante el juego el sacó de su manga una propuesta interesante para volver mas emocionante el momento (claro, obviamente, aprovechándose de mi estado de embriaguez y estupidez adolescente).
Dijo y cito: "Si pierdes esta partida, tendrás que tener sexo conmigo".
Yo, claro, acepté y comencé a jugar, sin ni siquiera haber determinado lo que ganaría yo si el perdía, así de idiota.
No entraré en detalles de como fue la última partida de Beer Pong, solo iré directo al grano.
Perdí.
No se apresuró en reclamar su premio.
Tomó su tiempo para darme oportunidad de quejarme por mi fracaso, pues yo solo pensaba en el último tiro que dí en el juego, lo cual si fue tonto.
Como sea, me tomó de la muñeca y me llevó al segundo piso de la casa donde había una habitación vacía, la de los padres (no, los padres no estaban presentes, por algo se hizo la fiesta, y si, el conocía la casa, he sospechado que el y Felipe han tenido sexo, pero nunca se demostró).
Cuando volví sí me di cuenta de lo que estaba sucediendo y claro, los nervios fueron lo que penetraron en mi cuerpo primero, pero no podía negar que estaba terriblemente excitado.
Verlo cerrar con seguro la puerta me hizo sentir sometido, pero en un buen sentido, como si mi papel fuera ser sumiso y obediente, y así fue.
Tomó asiento en la cama alardeando de su victoria en Beer Pong, y cuando se detuvo, inició todo con un beso.
No un beso cursi, claro que no, sino pasional, húmedo, un beso bastante largo con la lengua para "marcar territorio" y terminar de encenderme a mi, pues quedaba muy claro que el ya estaba listo, pude sentirlo encima de su pantalón.
Su lengua se entrelazaba con la mía y solo lograba enloquecerme, hasta el punto en que mi cuerpo rogaba por ser usado por el.
Claro, el no se detuvo mientras comenzaba a abrir su pantalón mientras hablaba.
Cuando sacó su pene completamente erecto yo estaba enteramente hipnotizado por el.
Cuando puso fin al beso separó sus labios de los míos, y lo único que los conectaba era un hilo de saliva que se rompió cuando dirigí mi mirada a su pene.
Inconscientemente yo ya estaba de rodillas frente a el.
Me dijo que le hiciera sexo oral y lo hice.
Ni siquiera me excuse diciendo que nunca lo había hecho y que no sabía como, pero me dispuse a actuar como lo había visto en el porno gay que había visto por años.
Lamí la base del tronco, lo masturbé, lo lamí desde los testículos hasta la punta.
Lo saboreaba y lo adoraba.
Todo eso al mismo tiempo.
En ocasiones lo metía completo (lo intentaba), y una ves dentro de mi boca, enredaba mi lengua con el tronco.
Fue una sesión alargada por varios minutos, y la única señal de que estaba haciendo un buen trabajo, era la manera en que movía su mano en mi cabellera mientras tenía su pene en mi boca.
Acción que me hacía sentir todavía mas dominado.
Acto seguido, me detuvo, pues sintió que iba a correrse antes de tiempo.
Su siguiente "orden" fue desnudarme frente a el, mientras el estaba haciendo lo mismo pues ya era momento de prepararnos para el gran momento.
Una vez que estaba desnudo completamente frente a el.
me imagino que ya era sencillo ver lo nervioso que estaba.
Lo excitado era obvio, pues mi erección era la mas dura que había tenido en toda mi vida, y por supuesto, el líquido pre-eyaculatorio goteaba bastante.
Digo lo nervioso porque estaba sonrojado hasta el tope, sentía un calor intenso por todo el cuerpo y ese calor se volvía mas insoportable cuando el me ordenaba a hacer cosas, como posarme en la cama en la posición del perrito, lo cual fue lo siguiente que hice una vez que terminó de desvestirse.
Como dije, estaba muy excitado, pero para Luis no fue suficiente, pues decidió darme un beso negro para prepararme y dilatarme aún mas de lo que yo creía que ya estaba.
Mi propia erección me dolía de lo dura que estaba, pero todavía seguía creciendo pues su lengua me seguía enloqueciendo, tanto que el corazón se sentía como si estuviera a punto de salirse de mi pecho.
Hubo una pausa breve, pero igual se me ordenó no moverme pues el solo se estaba colocando el condón, lo cual no tardó mucho pues de un segundo a otro, sentí la punta de su pene rozando mi ano, sintiendo ligeros empujones casi imperceptibles, para iniciar.
Ahí comenzó todo.
Primero entró la cabeza.
Después el tronco.
Pero el no se detuvo.
Sus 19 cm entraron enteros.
Lento pero seguro.
Claro, yo estaba en otro mundo.
La sensación muchos de ustedes seguramente ya la conocen y se de que estoy hablando, pero yo estaba completamente perdido.
Dolió, claro que si, pero no tanto debido a que estaba dilatado considerablemente, pero cuando comenzó a penetrarme repetidamente, yo me sentía perdido en la ola de placer una vez que mi ano se acostumbró a su pene, a su delicioso grosor (si, me estoy excitando).
Lo demás fue mas de lo mismo.
El detalles es que una vez que mi ano se acostumbró a su pene, el subió la intensidad y la velocidad, provocando que yo pasara desde jadeos leves a gemidos de puta (perdone la expresión) en un instante.
Cambiamos de posición varias veces, desde el perrito hasta el misionero, desde el misionero hasta el cuchareo, y del cuchareo al vaquero invertido, que es donde yo terminé teniendo un orgasmo prostático.
(¿Qué que es un orgasmo prostático? Eso si te lo responderé.
Es, en simples palabras, cuando te corres únicamente por ser penetrado, no por masturbarte y sin tener contacto directo con tus genitales)
Mi corrida reveló lo caliente que yo estaba, pues fue tal que terminé salpicando mi propio vientre, pecho, cuello e incluso mi barbilla, y en ningún instante el se detuvo, sino hasta que sintió que ya era momento de correrse, y por supuesto, eligió el lugar correcto para hacerlo, en mi boca.
Se levantó rápido quitándose el condón, acostándome boca arriba en la cama y posando ambas rodillas encima de mis hombros, de modo que la punta de su pene diera con mi boca, soltando esa delicia de leche en mi lengua, provocando, por lo caliente que estaba, que me lo bebiera.
Durante esa sesión de sexo, yo no era el mismo, el chico que tenía sexo con Luis no era yo, era un esclavo del placer.
Y eso me resolvió todas las dudas.
Perder esa apuesta me aclaró las dudas.
Tener sexo con el esa noche me resolvió las dudas.
El mañanero que fue mas de lo mismo pero igual de placentero me aclaró las dudas.
El oral que le dí en el baño antes de irnos de la casa de Felipe me resolvió las dudas.
Me encantaba hacer eso, por eso continué haciéndolo, no solo como el pasivo, pues he probado ambos lados, pero siempre me encantó, por eso seguí haciéndolo, no solo con Luis, sino con otros mas que compartían el mismo gusto que yo, ya sean conocidos, amigos o desconocidos.
Por eso sigo haciéndolo.
Justo en ese momento descubrí que era bisexual, felizmente bisexual, y digo felizmente porque a partir de ahí cada encuentro fue mas delicioso aceptando que me gusta, cada paja (acto de masturbación) era mas deliciosa porque había aceptado que me encantaba masturbarme pensando en mis amigos, compañeros, maestros, jefes, etc.
Y digo felizmente porque me di cuenta que el mundo de placeres al que tenía acceso era mas amplio.
Y esa fue mi historia.
¿Qué si Luis y yo continuamos teniendo sexo? Desde luego.
¿Qué si tienes mas preguntas o dudas o comentarios? Con placer te lo respondo.
😉
Y a partir de Luis, quién fue tu segundo chico? Cómo fue?