Como Mario me convirtió en su putito
Está es la continuación de como perdí mi virginidad completamente después de haber sido iniciado por mis primos y haber tragado la leche de mi cuñado.
Después de haber iniciado mi sexualidad con mis primos y después de ordeñar con mi boca la primera verga de macho por parte de mi cuñado, mis primos comenzaron a contar a nuestros amigos de la colonia que yo a mis 8 años ya era un putito que le gustaba mucho tragar verga y que me la comía bien rico por el culito también.
Para este entonces aún era medio virgen por qué si bien mis primos ya me habían penetrado antes sus vergas no eran lo suficientemente grandes como para decir que ya había probado el ser abierto como debe ser.
Más sin embargo todo eso iba a cambiar cuando conocí a Mario y a Lalo.
Mario y Lalo son unos primos que vivían en la cuadra siguiente a la mía, (yo si los conocía solamente de vista cuando saliamos a jugar en la calle junto a mis primos y otros amigos) pero Mario y Lalo al ser varios años mayor que yo, no frecuentaba charlar mucho con ellos. En cambio ellos dos tenían más en común con el mayor de mis primos, David, ya que él rondaba casi en la misma edad que Mario y Lalo.
David solía jugar futbol con Mario y Lalo en las canchas de la plaza que está cerca de mi casa. Ahí mientras se juntaban para jugar fútbol, fue cuando David en alguna de sus charlas les contó acerca de mí y de como me gustaba darles placer a él y a mis otros dos primos.
Mario y Lalo al tener 17 y 15 años respectivamente, ya estaban en edad de querer probar un rico culito y entre ellos tres (mi primo incluído) decidieron que Yo sería el afortunado de la cuadra para probar sus vergas de adolescentes y ordeñarlos con mi culo hasta sacarles toda la leche de sus huevos.
Fue en esa misma semana en que ellos se enteraron de que yo era todo un putito traga vergas, que me abordaron mientras jugaba escondidas con mis primos. Mario y Lalo se unieron al juego de las escondidas y David al saberse cómplice de ellos dos, no dudo en aceptar que se unieran al juego.
Todo comenzó con naturalidad, pero yo notaba que cada vez que nos teníamos que esconder ellos de alguna forma terminaban escondiéndose cada vez más cerca de los lugares donde yo me decidía ocultarme.
Fue así en varios momentos, hasta que durante una ronda de escondidas, Mario, Lalo y Yo coincidimos en el mismo lugar para ocultarnos. Nos metimos detrás de unos rosales que una vecina tenia en su casa sobre la banqueta (estos eran muy altos y podíamos quedar fácilmente fuera de la vista de los demás).
Al estar ahí los tres ocultos tras los rosales, llega un momento que Mario me dijo, agáchate y arrodillate para que veas por la orilla de los arbustos, por lo que yo sin imaginar lo que él intentaba, me puse en cuatro y observando sigilosamente desde la orilla del arbusto, miraba como el buscador de esa ronda trataba de localizar a los demás jugadores que estaban escondidos. Y mientras Mario me decía:
— Así quédate y sigue checando que no venga nadie.
Yo seguia obediente de sus ordenes, cuando fue que comencé a sentir como Mario se me acercaba más y más poniendo casi su cuerpo entero encima y detrás del mío, casi igualando la posición que yo tenía en ese momento. Mario con la excusa de que también estaba checando si no venia nadie, se acercó fuertemente a mi cuerpecito que quedaba con mis nalguitas expuestas y apuntando en dirección hacia él.
Mientras Mario más se acercaba a mí, sentía como él me tomaba de la cintura y me acercaba mas y más hacia su cuerpo Presionaba fuertemente mis caderas haciendo que los dedos de sus manos se hincaran fuertemente en la piel de mi cintura baja.
Yo al ir visualizando lo que en realidad sucedía, comencé a sentir como mi corazón se acelaraba y empezaba sentir un calor que no había sentido desde la noche en el baño junto a mi cuñado, ese calor se apoderaba cada vez más de mí. Mario al percatarse de como mi cuerpo se iba adaptando a su fuerza y voluntad, no dudo en ir palpando cada vez más mi infantil anatomía, comenzando a pasear sus manos por toda mi espalda, recorriendolas por mis tetitas y mis nalguitas de niño de 8 años.
Haciendo más énfasis en mi culo, Mario comenzó a apretar fuertemente mis nalguitas levantadas que se marcaban alzadas y complacientes en mis ajustados shortcitos azules, durante aquella noche de verano.
Mario se acercó lentamente a mi oído y me susurro al oído:
— Eh David nos dijo que eras jotito, y que te gustaba mamarselas a él y a tus otros primos, ¿Apoco si es verdad?
A lo que sin dudar respondí.
— Si, me gusta mucho chuparselas. Ya se las he chupado varias veces y también me la han metido entre los tres.
Mario al oír esto, no dudo en preguntar si yo también quería darle unas mamadas a él y a su primo Lalo. Pero que tendría que ser en casa de ellos, aprovechando que su tío (el papá de Lalo) no estaría en casa al siguiente día por la noche.
Yo les dije gustoso que si, que estaba bien y que mañana iría con ellos a su casa para chuparselas a los dos.
Mario al estar de acuerdo con esto, me dijo que él haría una señal a la siguiente noche cuando me vieran jugando en la calle y así indicarme y estar enterado de que su tío ya se habia ido de la casa y en ese momento aprovechar poder ir con ellos. Mario me dijo:
— Si te preguntan los demás que a donde vas, diles que voy a devolverte una Memory Card del PlayStation que me prestaste el otro día.
Ya quedando de acuerdo en nuestro plan, volvimos a retomar el juego.
Ellos dos salieron desde su escondite dandose por vencidos y dijeron que ya tenían que irse a su casa por qué iban a hacer la tarea. Por lo que yo también al estar oculto junto a ellos, tuve que salir para rendirme.
Al despedirnos de Mario y Lalo, mis primos y yo volvimos a comenzar la ronda de escondidas y seguimos jugando de forma normal durante esa noche.
Pasaron las horas y al siguiente día por fin se habia llegado el momento que habíamos planeado desde la noche anterior. Mientras jugábamos a los pozitos, ví a Mario desde su casa haciéndome una seña, indicando que su tío ya se había ido al asunto que tenía que atender.
Les dije a los demás que enseguida regresaba que olvide que tenía algo que hacer rápidamente. Ninguno de los que estaban ahí hizo alguna pregunta sobre eso y fácilmente pude fugarme del lugar donde estabamos jugando.
Me dirigí hacia la casa de Mario y Lalo, la luz del porche estaba apagada y la puerta de la entrada estaba entre abierta. Entré a la casa y vi a Mario estaba parado esperandome junto a la puerta y me dice:
— Vete al cuarto, ahí está Lalo, deja cierro bien la puerta para que no entre nadie.
Apresurado y con el corazón acelerado me encamine hacia la habitación que ambos primos compartían. Al entrar pude ver una litera en la cual Lalo esperaba sentado sobre el colchón, un buró con un televisor encima y un gran ropero a un costado de la recámara.
Lalo, me indico que me sentará junto a el mientras Mario volvía.
Yo miraba nervioso hacia el suelo y en mi mente solo podía pensar en una cosa,
— ¿Como serán sus vergas? ¿Grandes, gruesas, largas, cortas, con pelos, sin pelos?; ¿Serán iguales a las de mis primos? ¿O acaso serán igual que la verga de mi cuñado?
Mientras esas ideas volaban dentro de mi mente, Mario entró a la habitación, cerro la puerta de la recámara tras de sí y mirándome fijamente a los ojos, con una mano se agarraba el bulto de la verga que se marcaba parada dentro de sus shorts. Mientras que con su otra mano me indicaba que me acercará a él.
Yo observando atento como Mario se agarraba como ofreciendome su verga en bandeja de plata, me acerque rápido frente a él y de forma instintiva (tal y como mis primos me habían enseñado durante años) me puse de rodillas frente a su verga parada que ya formaba una carpa en los shorts del macho (que a juzgar por su mirada) ya ansiaba sentir como mi boca y mi lengua recorrian enteramente toda su verga.
Tomando la iniciativa, comencé a besar y a olfatear su verga aún con el shorts puesto, pensando en que en un momento más podría verla frente a mí, al despojar a Mario la prenda que le cubría y apartaba su verga de mí.
Después de demostrarle mi entrega y pasión al adorar y desear la verga de Mario, por fin me decidí a continuar.
Comencé a bajar lentamente sus shorts liberando poco a poco la verga que virilmente apuntaba hacia mí.
Hasta que al bajarle sus shorts por completo, (alzandose y rebotando sobre un par de grandes huevos lampiños) se dejaba ver ante mís ojos una verga de 18 cm; no era tan larga como la de mi cuñado pero definitivamente si era más grande que la de mis tres primos juntos.
Su verga era delgada en la base, (llena de suaves vellos negros) pero conforme más se acercaba hacia la punta iba engrosando cada vez más su contorno, hasta terminar en un grueso y palpitante glande que emanaba un calor incesante y ese distintivo olor que desprende la punta de una verga.
Tomé la verga de Mario fuertemente, abrí mi boca, la introduje dentro de mí y comencé a chuparla de manera frenetica como si mi vida dependiera de ello. Metiendola y sacandola de mi boca, pasaba mi lengua por todo el tronco de su verga que para ese momento ya comenzaba a gotear algo de lubricante.
Ya comenzando a disfrutar del sabor de la rica verga de Mario, (y tomando como referencia la verga de mi cuñado) me la introducía casi con facilidad dentro de toda mi boca y esforzándome por hacer un buen trabajo para complacer a mi vecino, me intentaba meter su verga más hacia el fondo de lo que mi boca permitía.
Mario ya en ese momento disfrutando completamente de la escena, (viendo como el putito de la cuadra chupaba y se deleitaba con su enorme verga) me toma de la cabeza con ambas manos, evitando así que yo pudiera apartarme y sin dar aviso comenzó a empujar bestialmente su verga hasta el fondo de mi garganta.
Sentía como su verga tocaba el fondo de mi boca y con las arcadas que esto me causaba, Mario se transformaba en un animal salvaje; insaciable y con deseos de observar cómo su verga era capaz de causar espasmos y el ahogamiento en mí interior.
Mario al verse orgulloso del como violaba salvajemente mi garganta, de un momento a otro la saca de mi boca y ya con el calor ardiendo desde el interior de su cuerpo, me ordena desnudarme y subirme al colchón de la parte de abajo de la litera; junto a Lalo quien hasta este momento observaba atentamente como su primo se encargaba de violentar la boca de un niño de 8 años, el niño que pronto se convertiría en el putito de la colonia.
Yo obedecí rápidamente a Mario y me incorpore sobre la cama, retirando mi ropa, dejando mi cuerpo expuesto ante él.
Pronto Mario me dice:
— ¡Empinate! Ponte de perrito y levanta las nalguitas para que queden apuntando hacia mí.
Yo incapaz de resistirme ante su voluntad hice lo que él mi pidió.
Ya estando en esa posición, Mario se coloca detrás mío y sacando un poco saliva de su boca, unta la punta de su verga para lubricarla. Posiciona su verga en la entrada de mi aún apretado culito de 8 años y se dispone a penetrarlo.
Yo anteriormente ya había sentido las vergas de mis primos introduciéndose en mi culo, pero ellos al tener sus vergas aún muy delgadas no causaban mucha sensación en el interior de mi culito.
Entraban y salían con relativa facilidad.
Pero al sentir como la verga de Mario se introducia lentamente dentro de mi, experimente por primera vez la sensación de una verga abriendo y desflorando mi culito tal y como debe ser.
Sentía como cada parte de su verga de 18 cm se abría paso en mi apretado ano de 8 años, hasta toparse por primera vez con mi esfinter. Mario al empujar mas fuerte su verga, causó el primer dolor en mí, al ir abriéndo mi interior cada vez más. Cada vez que Mario empujaba su verga, iba poco a poco arrebatando la pequeña parte de virginidad que restaba en mí ser.
Después de un tiempo batallando para entrar, por fin su verga se introdujo en su totalidad dentro de mí. Mario empezó a disfrutar cómo las paredes de mi culito apretaban con fuerza el tronco de su pene, mientras estás se iban amoldando a su estructura y dando pequeños empujones comenzaba a penetrarme más y más.
Comenzó a moverse de forma más rápida y salvaje, mientras yo sentía como Mario destrozaba toda mi inocencia por completo, sentía como mi cuerpo se adaptaba a la forma de su verga y como una excitación que jamás había sentido antes se apoderaba por completo de mí, comenzaba a sentirme cada vez más pleno , mas lleno y cada vez más como una putita que solo daba placer con sus nalgas.
Finalmente comprendia mi lugar esa noche. En que esto es lo que debía hacer, ordeñar a los hombres con mi culito. Pero sobre todo, que debía entregarme a la verga de Mario por completo y dejar que él hiciera conmigo lo que él quisiera hacer.
Mientras la verga de Mario lograba establecer en mi mente, la tarea que mi culito y mi boca estaban destinados a dedicar toda su vida; sentía como Mario movía sus caderas más rápido y más endemoniadamente. Empujaba su verga con más fuerza hacia mi interior haciendo que está topara dentro de mí, siguiendo así por un rato mas.
Hasta que igual que paso con mi cuñado; Mario comenzó a temblar y su respiración se hacía cada vez más fuerte, sus gemidos se hacían más intensos y su verga comenzaba a sentirse más y más grande en mi interior, hasta que finalmente dejo salir un rugido desde el interior de su pecho.
Al escuchar como gemia el macho que cabalgaba sobre mí, sentí como dentro de mi culo, la verga de Mario comenzaba a explotar. Punzadas desde su verga hacian resonar todo mi interior y una sensación de que algo salía disparado con fuerza desde su verga capturo mis sentidos.
Sentía como los disparos topaban en todas direcciones desde el interior de la cavidad que en ese momento estaba unida fuertemente a la verga de Mario.
Mario soltó varios rugidos más mientras su verga soltaba largos chorros de leche en el interior de mi culo que por primera vez estaba siendo preñado por el semen de un hombre. Sentía como el líquido inundaba mi interior tratando de encontrar una salida.
Mario agotado se dejó caer sobre mi espalda y con su verga aún dentro de mí, palpitaba soltando las última gotas de su leche en mi abotonado culo.
Poco a poco la verga de Mario se fue relajando, hasta salir por completo de mí interior, creando un vacío en mis tripas que por fin volvían a reacomodarse y dejando expuesto a la vista de Mario y Lalo un enorme agujero que antes no se encontraba ahí, pero que tenía el mismo grosor que la verga que segundos antes aun habitaba dentro del hoyo aquél.
Mario orgulloso observaba como mi culo se abría palpitante ante él, considerándolo como un reconocimiento a la victoria de haber sido la primera verga que me dejaba el culito así. Celebrando con su primo Lalo, Mario recita unas palabras a su obra.
— Mira como le dejé el culo bien abierto, ahora sí ya no vas a batallar tanto, ya te aliviane. Ahora sigues tu de cogertelo.
Yo aún con las piernas adormecidas, con el culo recién abierto y con la leche de Mario saliendo desde mi interior, miraba como Lalo el primo de Mario se levantaba desde su lugar en la habitación, dispuesto a no dejar que mi culo se cerrará aún.
Pero eso lo contaré en otra ocasión.
Buenas noches.
Excelente relato… Como sigue??
Como sigue?
Uufff… Me encanta como escribes 🫦 ojala pronto subas otra parte…
Gran relato, me encanta esta historia… Como sigue??
Como sigue???