Cómo Me Cogí A Mi Amigo – Parte I
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Primero empezaré por describirnos y aclarar que cambiaré nuestros nombres por cuestiones de privacidad.
Me llamo Diego, tengo 23 y mido 1.
73 m.
Vivo en la CDMX y soy de complexión media, no soy delgado sino algo robusto pero el ejercicio ha evitado que tenga panza.
Soy casi lampiño, solo con vello en las axilas y el pubis.
Mi verga es bastante normal, 17 cm de largo pero con un buen grosor que se mantiene del tallo a la punta.
En cuanto a lo sexual soy más pasivo que activo, tengo predilección a los hombres mayores pero si se trata de alguien de mi edad o menor y con una complexión menor a la mía prefiero ser yo el activo en la relación pues me excita de forma diferente.
Justo eso me pasó con Roberto, a quién apodamos Robbie.
Él es un año mayor que yo, 24, aunque parece mucho más joven.
Es extremadamente delgado y mide alrededor de 1.68 a 1.70 seguramente.
Robbie es un twink en toda la regla.
De tez morena, facciones finas, unos labios carnosos y ligeramente más velludo que yo.
Su herramienta es casi del mismo tamaño que la mía aunque más delgada y su culo, a pesar de pequeño, está bien formado, redondito y bastante duro.
Muy deseable desde que lo vi por primera vez.
A Robbie lo conocí en la escuela, antes de entrar a la Universidad.
Íbamos en el mismo grupo y nos hicimos amigos circunstanciales, no del tipo que sabes que durara toda la vida pero si lo suficientemente cercanos como para contarnos cosas o tenernos cierta confianza.
En ese entonces yo estaba en el closet y por lo mismo nunca me anime a que se diera algo más con él además de que él se traía onda con varios chavos de la escuela (pues era abiertamente gay y muy atractivo) y yo veía difícil que me hiciera caso aunque sólo lo quería para un buen polvo y ya.
El tiempo pasó, yo experimenté con mi sexualidad por otros lados y poco a poco me fui liberando más en ese ámbito.
Una vez que salimos de la escuela perdimos contacto, cada quien estaba ocupado con su vida aunque aun así nos dábamos tiempo de hablar con el otro en contadas ocasiones a través de facebook.
No fue hasta que el me pidió ayuda para un proyecto escolar que se reinició esa "amistad" y desde ahí retomamos la comunicación al grado de invitarnos a las fiestas que tenía el otro y así.
Fue justamente en una fiesta donde sucedió todo, estábamos en su casa ya que él la había organizado a motivo de despedida porque se iba de intercambio a Colombia unos meses, por lo mismo había aprovechado que tenía casa sola para juntar a sus amigos de la Universidad y uno que otro colado entre los que me encontraba yo.
Era el único del grupo donde íbamos juntos que fue invitado a la fiesta y el resto eran compañeros suyos.
Para no hacer más larga la introducción les diré que no éramos muchos asistentes y los que fueron terminaron por irse a sus casas a la media noche.
Por mi parte le había pedido posada cuando me invitó pues yo vivía lejos y me era imposible regresar a esa hora en transporte público, además que desde el momento en que me invitó empecé a fantasear con la oportunidad de acostarme con el finalmente, antes de que se marchara a Colombia, aunque sabía que al final podría no suceder nada si alguien más se quedaba en su casa o si se había liado con alguien más.
Afortunadamente no fue así, a pesar de traerse onda con ciertos chavos no estaba en ninguna relación formal y tampoco fueron a la fiesta y cuando los últimos invitados se marcharon supe que era el momento que había estado esperando y que tenía que hacer mi movida.
Era más o menos la 1 de la mañana cuando los últimos amigos de Robbie que quedaban pidieron su Uber y se fueron, él visiblemente ya pasado de copas.
Yo estaba un poco más consciente que él dado a que la principal bebida en la fiesta fue la cerveza, la cual no me gusta mucho, pero a Robbie le encantaba y aún quedaba un six así que me dijo que nos la siguiéramos y yo no le dije que no.
Nos sentamos en un sillón muy cerca uno del otro y cada quien destapó una lata de cerveza, comenzamos a brindar por tonterías mientras yo buscaba la forma de ganármelo y que se excitara.
Comencé a bromear con lo puta que se volvería en Colombia y él no me llevó la contraria diciéndome que estando allá tendría que probar el chile colombiano a lo cual reímos.
Ya con la plática subida de tono me preguntó sobre mis gustos, un tema que apenas y habíamos tocado antes pero gracias a la cerveza pude hablarlo sin inhibiciones.
Robbie: Y tú, ya te decidiste o que pedo?
Yo: Decidirme de qué?
Robbie: Pues ya sabes, el chile, la papaya o ambos?
Yo: Definitivamente el chile, ya no hay duda en eso
Robbie: Jajajaja, pinche Diego.
De haber sabido que eras bien putita te habría presentado a alguien
Yo: Ah sí? A quién?
Robbie: Pues no sé, a alguien, o nos hubiéramos ido de putas a un antro gay
Yo: Eso hubiera estado mejor, la neta tengo un chingo de ganas de coger
Robbie: (acercándose cada vez más) wey, yo quería coger hoy pero el wey no vino
Yo: (bastante decepcionado) y luego yo estoy pintado o qué?
Robbie: Jajajaja, no mames, tú no cogerías conmigo o sí?
Yo: (agarrándolo de la pierna) te traigo ganas desde hace mucho
Hubo un silencio entre nosotros, como esperando a que el otro diera el siguiente paso.
Robbie me miraba con cierta incredulidad así que fui yo el que me lancé hacia él y justo en ese momento nos besamos, él estaba bastante excitado a juzgar por el beso que me dio ya que estaba muy acelerado y lentamente empezó a buscar con su mano mi entrepierna que comenzaba a despertar.
Robbie: ¿Desde cuándo me traes ganas?
Yo: Desde que íbamos juntos
Robbie: y por qué te aguantaste todo este tiempo?
Yo: Porque pensé que me dirías que no
Robbie: Wey, yo también te traía ganas desde que íbamos juntos pero pensé que eras hetero, pero cuando me contaste que te gustaban los hombres pensé que no era tu tipo y por eso no lo habías intentado antes.
Yo: Debí haberlo intentado antes, entonces.
Y volvimos a besarnos
Dejé las cervezas en una mesa de centro que había en su sala y simplemente lo besé de nuevo y bajando por su cuello empecé a acercarlo más a mi cuerpo.
Me fui recostado en el sillón de tal forma que el quedará encima de mí y así poder disfrutar de su cuerpo encima mío.
Los besos no paraban, Robbie estaba bastante desinhibido y excitado, quizás todo este tiempo también me traía ganas, quizás solamente era el alcohol.
Separamos nuestros labios y él se dirigió a mi cuello mientras con sus manos comenzaba a desabrocharme los botones de la camisa mientras yo con mi mano sentía por fin su culo, estaba perdido en la sensación se tenerlo por fin y pasaba mis manos por encima de su pantalón.
Robbie: ¿Te gusta lo que tocas?
Yo: Me gustaría más si no tuvieras nada encima
Me contestó con una sonrisa y volvimos a besarnos.
El rozaba con su muslo mi entrepierna que pedía ser liberada del pantalón de mezclilla que traía aunque lo que yo quería era sentir algo de su piel desnuda por lo cual lentamente empecé a meterle mano debajo de la playera que el traía.
Cuando sintió mis manos tocando su piel se incorporó un poco para quitarse la playera quedándose de frente y dejándome contemplar ese panorama, veía su cuerpo tan tostado, con unos pezones pequeños y una fina línea de vellos que iban desde su ombligo hasta perderse debajo de su pantalón.
Me reincorporé como pude y no lo deje que me besara, esta vez quería probar su piel así que en esa posición comencé a besar su pecho hasta llegar a sus pezones que lamí y mordí suavemente.
Robbie: Pinche Diego, si traes ganas.
No le respondí con palabras sino con una acción, baje mi mano para sentir su verga que llevaba rato despierta pero no la había tocado como a otras partes de su cuerpo.
La notaba dura y un poco curvada lo que me excitó más.
Él estaba prácticamente de rodillas sobre mi regazo y yo sentado, lo que me quitaba cierta movilidad así que me incorporé aún más, momento que el aprovechó para besarme y terminar el trabajo de quitarme la camisa, ya ambos con los torsos desnudos teníamos más dónde tocar y debo de admitir que Robbie estaba muy entusiasmado agarrando mis brazos y mi espalda.
Separamos los labios una vez más para que el me susurrara al oído: "¿Que me quieres hacer?"
Yo: "Te quiero coger, quiero probar ese culito que tienes".
Y empecé a manosearlo de nuevo
Mi excitación seguía creciendo y necesitaba liberar la presión generada en mi entrepierna así que me levanté del sillón sin previo aviso y con un movimiento aventé a Diego hacia el sillón quedando yo parado frente a él con mi bulto a la altura de su cara.
El captó lo que quería y desabrochó mi pantalón rápidamente, bajó mi trusa y descubrió mi verga en su máximo esplendor: 17 centímetros, mucho precum y justo para la ocasión me había rasurado casi todo el pubis, dejando únicamente una capa delgada.
Tengo muy viva la imagen de él deteniéndose después de bajar la trusa frente a mi verga, la observaba, la olía, recorría con sus ojos cada centímetro como si jamás hubiera imaginado en su vida tener mi verga así de erecta y cerca de él.
Yo no hice nada, una vez pasado el descubrimiento procedió a tomarla de la base y en ese momento sentí una corriente eléctrica en mi provocada por el morbo del momento.
Siguió con un lengüetazo a la cabeza del pene y comenzó su trabajo.
Yo solo sentía, la excitación era demasiada, este chico sabía cómo hacer un buen oral: se la metía toda, me masturbaba ligeramente, me besaba las bolas, y lo que me mataba era cuando pasaba su lengua por mi glande limpiando el precum.
Yo solo atinaba a gemir y hablarle un poco sucio.
Después de 10 minutos tuve que detenerlo para no acabar ahí.
Mis rodillas me temblaban, necesitaba un momento para recomponerme así que aproveché la pausa para quitarme los zapatos y el resto del pantalón y así quedar totalmente desnudo.
Robbie se puso de pie y me abrazó, sintiendo mi cuerpo desnudo, me dio una nalgada y me sentó en el sillón.
Justo ahí pensé que quería que le devolviera el favor ya que él se desvistió igual que yo dejando al descubierto su verga la cual no pude apreciar bien porque me dio la espalda rápidamente y me dejó ver por lo que había ido a su fiesta: su culo.
Se me hizo agua la boca, era redondo y se veía grade ya sin ropa cubriéndolo y con una muy fina capa de vello, supongo que se lo depilada pero no estaba preparado como yo para esta noche.
Lo tomé de la cintura y comencé a besarle las nalgas, olía a limpio lo cual me excitó más y lo comencé a acercar a mí; me puse de rodillas y comencé a morder sus pompas y darle pequeños lengüetazos.
En ese momento roce su verga con mi brazo y recordé que no había tenido tiempo para apreciarla así que me senté de nuevo, abrí las piernas y lo jale hacia mí haciendo que se sentara en una de mis piernas.
Ahora si tenía frente a mí a su herramienta.
Como Robbie era pasivo no esperaba una gran verga pero debo decir que me complació lo que vi: era más o menos del mismo tamaño que la mía aunque un poco desviada a la izquierda y mucho más delgada, con menos precum y la zona púbica apenas recortada.
Sin pensarlo la tomé con mi mano y comencé a masturbarlo; mi boca que quedaba a la altura de su pezón comenzó a trabajar en esa zona, con besos y mordiscos que rápidamente lo excitaron.
Fui bajando lentamente mi boca hasta su pene y sin pensarlo me lo metí, le empecé a hacer un oral como yo sabía e intentaba repetir lo que me había excitado tanto cuando él me la mamó a mí.
Le pase varias veces la lengua a su cabecilla mientras el guiaba la velocidad con su mano.
Mi erección seguía a full pero aún tenía que aguantar pues acabábamos de empezar el juego.
Nos acomodamos de cierta forma en la que él estaba sentado ahora en el sillón y yo seguía trabajando en su pene, extrañaba esa sensación de comerse un buen palo, de sentir el sabor que va dejando el precum y sobretodo de lo excitante que es saber que estas satisfaciendo a alguien.
De reojo podía ver que gemía muy leve, tenía los ojos cerrados y ya no usaba sus manos para controlarme, yo intentaba no ser muy brusco pues quería que aguantara también.
Robbie me separo de él, levanto mi cara hacia la suya y nos volvimos a besar, nuestros besos eran más intensos cada vez, con el mordiéndome los labios.
Me volví a sentar en el sillón para estar más cómodo y ahí fue cuando él me dijo que lo dejara jugar con mi cuerpo y paso de besar mis labios a ir bajando lentamente por mi cuello, de ahí se fue a mis brazos que empezó a besar y morder.
Algo que me prende mucho es jugar con las axilas así que levante los brazos para que Robbie entendiera lo que quería aunque pensé que no lo haría, para mi sorpresa empezó a besar mis axilas y a pasar la lengua por ahí; de ahí se siguió con mis pezones, que son pequeños también, los mamaba con mucho empeño y me prendía bastante, parecía que tenía un fetiche con ellos pues se concentraba en lamerlos y chuparlos mientras con su mano me masturbaba ligeramente.
Después de un rato así pasó de nuevo con mi verga pero esta vez no lo deje que se bajara del sillón.
Así recostado en el sillón comenzó a mamármela de nuevo, esta vez era yo quien lo guiaba y controlaba la velocidad de la faena; una vez que le marque el ritmo empecé a deslizar mi mano por su espalda hasta llegar al final, empezaba a acariciarle su culo sabiendo que lo tenía todo para mí.
Le di una nalgada y el en automático paro el culo como sabiendo lo que venía a continuación.
Empecé por ensalivar mi dedo índice con el que inicie la exploración, jugueteaba a deslizar mi dedo por su rayita antes de meterlo por completo.
El índice entró con facilidad, no esperaba que Robbie estuviera muy cerrado.
Una vez dentro empecé a hacer círculos con mi dedo, con esto Robbie paro la mamada que me estaba dando y comenzó a gemir.
Saqué mi dedo de ahí y le dije "Ahora me toca comer a mí" y obedientemente se dio la vuelta para apoyarse en el brazo del sillón dándome así acceso total a su culo.
Era mi turno de devolverle el favor, yo sé cuán placentero puede llegar a ser un beso negro y esta vez yo estaba ansioso por comerme ese culito.
Comencé con besos a la espalda, hasta llegar a sus pompas, las cuales mordí suavemente, clave mi rostro en medio de ellas y empecé con un soplido que lo hizo gemir.
Con mis manos abrí sus nalgas hasta dejar descubierto ese hoyito que ya estaba palpitando lo cual me excitó más y de inmediato metí mi lengua.
Su culo estaba tan limpiecito que no me detuve para nada, metía y sacaba la lengua y cuando me cansaba dejaba que mis dedos hicieran el trabajo.
El gemía cada vez más fuerte hasta que no pudo más y me imploró: "Ya métemela!".
Como si fuera un soldado obedeciendo una orden me aparte del culo y me dispuse a hacer lo que había venido a hacer, creo que solo estaba pidiendo su autorización para metérsela y con esas dos palabras procedí a levantar mi pantalón del piso y sacar un preservativo de la cartera, Robbie observó extrañado pensando que se la metería sin protección porque esto había sido a algo "casual".
Me posicioné tras de él y antes de colocarme el condón deje que mi pene depositara un poco de precum en su hoyo.
Dicho contacto provocó una aceleración en mí que me hizo ponerme el condón rápido y darle una fuerte embestida con la que entró todo el glande y provocó un gemido en él.
La cabeza de mi verga tiene el mismo grosor que el resto del pene así que una vez hecho la primera embestida el resto debe entrar uniformemente.
Robbie lanzó un grito y comenzó a morder el brazo del sillón.
Poco a poco me fui recostando en él, con una mano sujetaba su cadera y con la otra lo abrazaba del hombro.
Seguía metiendo mi verga, lo hacía despacio pero sin detenerme y sentía como su culo le daba paso, estaba ligeramente estrecho aún.
Una vez que mi pubis chocó con sus nalgas supe que estaba toda dentro y esperé un poco, deje que el momento se diera, por fin tenía mi verga dentro de ese culito y empezaba a sentirme en las nubes.
Me estiré un poco para morder su oreja y aun sin empezar el mete y saca comencé a besarle la espalda y cuello hasta que su interior se acostumbrara a mí.
Una vez que se acostumbró su culo a mi pene empecé el mete y saca, primero me erguí y le eché un vistazo a la imagen de esos cachetes con mi verga clavada en medio, me llenó morbo ver como su espalda estaba ligeramente arqueada y entonces fue que comencé el vaivén de la penetración.
Al principio lo hice lento, quería durar lo suficiente y con mi excitación a full no iba a ser una tarea fácil, por eso fue que no me apresuré.
Le metía el pene hasta chocar mi pubis con sus nalgas y lo sacaba hasta que sentía que la cabeza estaba a punto de salir.
Agarre cierto ritmo por unos minutos hasta que Robbie gimió pidiéndome ir más rápido así que comencé a meter más velocidad.
Cuando sentía que podía acabar me detenía y buscaba excitarlo de otra manera: una nalgada, darle a chupar mi dedo, recorrer su espalda a besos, etc.
Después de un rato de darle en esa posición le pedí que me cabalgara y sin esperar una respuesta lo sujete fuertemente de la cadera y sin sacarle mi verga lo cargué hasta quedar sentado, casi acostado yo, y el sentado en mi mástil teniendo control de la velocidad de la penetración.
Podía sentir como se clavaba más mi verga en su culito.
Él se apoyaba con sus piernas en el sillón y se sujetaba con una mano del respaldo lo que me permitía ver perfectamente su verga rebotando mientras él me cabalgaba.
Mi boca ahora a la altura de su pecho empezó a trabajar en sus pezones, poco a poco fue buscando el pezón derecho hasta encontrarlo y prenderse de él.
Con este juego Robbie dejó de cabalgarme, simplemente estaba sentado con mi mástil dentro disfrutando de mis besos y caricias lo cual me dio un pequeño espacio para durar más tiempo y una vez que sentí que podía continuar fui yo quien le levantaba las piernas y penetraba al mismo tiempo.
El simplemente se dejó caer en mí mientras yo lo cargaba y movía la pelvis de arriba a abajo.
Con su cabeza ligeramente hacia atrás y a la altura de mi oído podía escuchar claramente sus gemidos que me excitaban aún más.
Robbie: Qué rico, Diego!
Yo: Qué rico culo tienes, Robbie
Robbie: Así, métemela.
Yo: Sabía que eras bien putito
Robbie: Aaaah, si soy tu putito pero métemela más rápido
Yo: Que rico aprietas, cabrón
Robbie: Que rico la metes.
Cuando me cansé de esta posición le dije que se acostara en el sillón, que quería una última posición y el sin decir nada me dio un beso profundo e hizo lo que le pedí.
Tomé un cojín del sillón y lo puse bajo sus caderas, él ya sabía qué posición venía así que sólo levantó las piernas y poniéndolas en mis hombros yo comencé a acercarme más hasta encontrar su hoyo y clavar mi verga directamente sin piedad alguna y con unas embestidas más profundas pues ya quería terminar.
Robbie sólo tenía los ojos en blanco, entre gemidos me pedía que no me detuviera y contraía más a y más su esfínter, sabía que estaba a punto de llegar a su orgasmo así que tomé su verga y la empecé a masturbar.
Robbie: Ya no aguanto, me voy a venir.
Lo que siguió a continuación fue una explosión de sensaciones: Robbie alcanzando su orgasmo y viniéndose encima de mi hizo que su culo se contrajera de tal forma que me hizo acabar al mismo momento; le di mis últimas embestidas clavando con tal fuerza que casi quería partirlo en dos mientras me venía y justo cuando llego mi orgasmo sentía que me iba a desmayar.
Solo logré soltar unos gemidos casi ahogados antes de desplomarme sobre él.
Caí sobre él, apenas y podía apoyarme en mis rodillas.
El me abrazó y yo intenté hacer lo mismo.
Solo podía escuchar su respiración agitada intentando estabilizarse junto a mi oído y supongo que el escuchaba lo mismo y mientras tanto el deslizaba sus manos sobre mi espalda de arriba a abajo provocando una sensación muy placentera en mí.
Una vez que ambos regresamos del trance nuestras bocas volvieron a buscarse y mientras nos besábamos iba sacando mi verga de dentro de Robbie.
Separándome ligeramente le dije que me la limpiara y quitándome el condón la puse frente a él para que lamiera los restos de semen que quedaban.
Yo con su semen en mi cuerpo empecé a limpiarlo con los dedos y a lamerlos.
Tome su verga y formando un 69 la deje limpia también.
Cada quien tenía el semen del otro en la boca y con un beso más compartimos estos fluidos.
Me coloqué de nuevo detrás de él, de posición de cucharita y ambos caímos rendidos ante el sueño, dormidos completamente desnudos en su sillón, no sin antes susurrarle al oído: "Qué rica cogida".
El sin decir nada se pegó más a mí y tomando mi brazo se cubrió con él.
Lo que pasó cuando despertamos será material para otro relato
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!