Como me converti en gay
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
– Ven, por aca- me dice el cura, mientras me toma de la mano y me lleva al segundo piso. Abre la puerta, me introduce suave, pero firmemente dentro de la estrecha pieza. Luego, se asegura de que nadie nos ha visto y cierra con la aldaba.
Me conduce hasta su cama y me insta a sentarme en sus rodillas. No es la primera vez. Secretamente, espero que en esta oportunidad haya un avance en ese excitante juego.
-Tienes unas piernas muy lindas- mientras me acaricia. Y tus cachetitos, gorditos. – su mano grande y áspera de labriego pasa por mis nalgas muy cerca de mi rasgadura… Me estremezco… ¿Tienes frio? Me abraza y siento por primera vez la punzante presencia de su verga, su descomunal verga… No, le digo. Me sigue acariciando las nalgas, cambiando de lado. Alabando lo suave y gordito que es mi trasero.
Ya he comentado con Pascual, el otro acólito, lo que hace el padre Sernino conmigo.
– Tienes que quedarte quietecito y te va a hacer unas cosas muy ricas… ¿Que cosas? Pregunto extrañado. Lo que los hombres le hacen a las mujeres. Te va a hacer el amor…
Las caricias suaves y tiernas eran parte de ese juego. De modo que yo estaba esperando ese momento…
– Tienes que confiar en el. Sabe hacerlo muy rico…
– ¿te lo ha hecho a ti?
– Si. Muchas veces.
-¿duele mucho?
– Un poco. Pero el sabe hacerlo sin que duela. Tienes que quedarte quieto…
En ese momento, siento un movimiento extraño. Mientras me acaricia el trasero en forma insistente y descaradamente. Veo su otra mano moverse freneticamente bajo la sotana. Me toma con firmeza y me sienta encima a horcajadas en sus piernas. Siento las embestidas de su verga en mi culo. Me empiezo a mover inconscientemente… Un placer extraño, olradas de calor me recorren el cuerpo. El cura me una ultima embestida y me aprieta contra su pecho. Fue como sentir una cañería que explota…
Me baja apresuradamente y se dirige al WC.
Me quedo con los ojos muy abiertos. El corazon me salta. Lo extraño es que lo siento como si lo tuviera en mi culo…
Aparece el cura. Se dirige a un cajon y me entrega una bolsa con nueces e higos…
-Lleva esto. Y acto seguido me deja en la puerta y la cierra.
Bajo las escaleras y salgo del edificio. Mientras voy por la plaza, miro hacia la ventana. El cura me estaba observando.
Apresuré el paso…
(Continuará)
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