Como me convertí en la putita del señor Elías II.
Al escucharlo me bajó un poco la euforia que sentí nada más verlo. La verdad es que moría de ganas porque me follara de nuevo, quería tener aquella polla otra vez en mis manos, quería sentirla dentro de mí y que me volviera a preñar. .
Esa noche al ir a dormir, estaba todo ansioso, deseaba que ya se hiciera de día para volver a la vieja fábrica de hielo, deseaba volver a estar con el señor Elías, me había gustado la tremenda cogida que me había dado esa tarde, me había hecho gemir y retorcer de gusto, Dios no se me iba de la cabeza, como me había hecho temblar de tanto gusto que me había dado, tuve todo el día en la cabeza la imagen del retrasado agachado chupándole la tremenda polla que tenía el señor Elías, y luego cuando me estaba dando por el culo a mí, Dios no me salía de la cabeza, hasta me tuve que pajear cuando me metí a la ducha esa noche cuando llegué a casa.
Esa noche me costó quedarme dormido, pero al final el cansancio pudo conmigo y por fin me quedé dormido. Cuando desperté por la mañana, ya iban dar las 10 de la mañana, ya lucía un sol radiante, una vez ya desperezado, me levanté, tenía que ir al servicio a mear, así que nada más levantar fue lo primero que hice, luego me puse el pijama pues solo dormía con el slip, yendo luego a la cocina para prepararme el desayuno.
Me fui para la sala con el tazón de ColaCao y unas tostadas de pan con mantequilla, y allí viendo la televisión, me puse a desayunar.
Miraba para la televisión, pero no le prestaba atención, en mi cabeza seguía estando lo del día anterior con el señor Elías, a cada momento que pasaba, yo me excitaba más con los recuerdos que no dejaban de venir a mi cabeza.
Cuando terminé de desayunar, me encontraba solo en casa, mi madre solía llegar sobre la 1 del medio día que era cuando preparaba la comida para todos, luego iban apareciendo todos los que vivíamos en la casa de mis padres, uno era mi hermano mayor que salía de trabajar a las 3 de la tarde, era el último en llegar a comer, a las 2 mi padre ya solía estar sentado en la cocina listo para empezar a comer, luego se echaba una siesta de media hora y vuelta para el trabajo, los únicos que solíamos estar siempre, era mi hermana menor y yo, pero mi hermana, estaba de vacaciones en el pueblo de una amiga, así que ese verano de momento estaba yo solo y mi madre cuando no iba a ninguna casa a trabajar, que solía ser los fines de semana y los miércoles que no iba a ninguna.
Así que como me encontraba solo, luego de ir al baño a asearme me vestí y salí a la calle, estaba muy ansioso, quería volver a estar con el señor Elías. Sabía que por las mañanas era cuando andaba con el camión, iba al puerto y luego volvía, descargaba lo que traía y luego era cuando solía ir a la tienda bar a beber algo, pero eso solía ser ya cerca del mediodía, pero es que yo ya no podía aguantar más las ansias, quería que me viera a ver si me llamaba, y así fue, ver lo vi ya pasadas las 12 del mediodía, iba para la tienda bar cuando se cruzaba conmigo, se acercó y luego de saludarme, me dijo:
Ay bebé, veo que andas muy intranquilo, te veo muy nervioso, ¿tienes ganas verdad? Me preguntaba.
Moví la cabeza en señal de afirmación, claro que tenía ganas, estaba que me subía por las paredes de lo excitado y caliente que estaba.
Bueno pues no estés nervioso, ahora voy a beber algo y luego tengo que volver al puerto, pero a primera hora de la tarde ya me tienes todo para ti, voy a complacerte y dejarte ir toda mi verga como ayer, ya verás como lo vas a disfrutar, pero tienes que estar tranquilo, que no te vean tan nervioso sino se van a dar cuenta de que me andas buscando, tu tranquilo que no te vas a quedar sin ser follado, juega con la pelota como siempre haces ya verás como pasa enseguida el tiempo.
Al escucharlo me bajó un poco la euforia que sentí nada más verlo. La verdad es que moría de ganas porque me follara de nuevo, quería tener aquella polla otra vez en mis manos, quería sentirla dentro de mí y que me volviera a preñar. Seguí jugando al frontón como solía hacerlo todos los días y cuando vi marchar otra vez al puerto al señor Elías, como ya era algo más de la 1 del mediodía, me fui para casa, quería comer pronto para así estar lo antes posible de vuelta.
Al llegar a casa y verme mi madre, al principio le extrañó, pues no solía llegar tan pronto, por lo que tuve que mentirle y decir que tenía mucha hambre, cosa que en realidad no era cierto, era todo lo contrario, con los nervios apenas tenía apetito, tenía el estómago cerrado.
Cuando ya estuvo lista la comida, ya mi padre estaba sentado a la mesa, eran lentejas lo que había de comida, así que enseguida terminé de comer, menos mal que era uno de mis platos preferidos porque con lo cerrado que tenía el estómago, me iba a resultar difícil el comer.
Así que terminé de comer, como tenía costumbre fui al baño, era la hora en la que solía hacer mis necesidades, solo que, en esta ocasión, además de mis necesidades, procuré limpiarme y lavarme bien el culito. Ya solía hacerlo siempre, era algo obsesionado con la limpieza de mi culito, pero ese día aún me esmeré más.
Una vez estuve listo, volví a salir a la calle, acababan de dar las 3 hacía apenas nada cuando yo ya iba para la vieja fábrica de hielo.
Llevaría unos 15 minutos, cuando veo venir al señor Elías, venía con la camioneta, nada más llegar ya me vio allí jugando como de costumbre, metió la camioneta como solía hacer siempre y al poco veo que se acerca a la puerta y me hace una seña para que acuda.
Dios, fui como alma que lleva el diablo, nada más entrar ya me dijo que fuera para el mismo sitio de ayer, que iba a buscar una cosa y ahora iba él.
Así hice, fui para los viejos vestuarios, y allí me puse a esperar a que llegase él.
Dios si yo moría de ganas, al parecer el señor Elías también parecía tenerlas porque apareció al momento, traía un banco y algo en el bolsillo que luego supe lo que era, nada más llegar a donde estaba yo esperándolo, dejó el banco en el suelo, vino a por mí, me abrazó y empezó a comerme a besos.
Yo temblaba de lo emocionado que estaba, buscaba con mis manos la correa de su pantalón, quería aflojársela y sacarle la hermosa polla que tenía y que tanto estaba deseando. Al ver que me costaba aflojarle la correa,
Llevó sus manos y en un plis plas ya se la había aflojado, dejando que luego yo empezase a desabrocharle el pantalón.
Bufff así que pude sacarle aquella hermosa polla que tanto estaba deseando. La acariciaba con mis manos mientras él ya me había sacado la camiseta y ahora me estaba comiendo la boca, ya me tenía los labios enrojecidos e hinchados de tanto que me los había mordido.
¡Ay bebé que ganas te tengo! ¡Dios como me gustas! Mira como me tienes, mira como tengo la polla de solo pensar en ti, me decía dejando que le acariciara la polla mientras me seguía comiendo la boca. Me metía la lengua que me llegaba a la campanilla, me dejaba por momentos sin aire, pero yo a cada paso me sentía más excitado y caliente.
¿Te gusta bebé? ¿Te gusta mi polla verdad? Claro que te gusta, ya veo lo nervioso y excitado que estás por tenerla dentro tuya, también a mí me gustas tú, me gusta tu hermoso culito, quiero que me lo des todos los días, quiero hacerte mío y preñarlo con mi lechita, bebé, me decía sujetándome con sus manos la cara mientras me mordía y lamía mis cada vez más enrojecidos e hinchados labios.
Así que me soltó, mientras se terminaba de sacar el pantalón y calzoncillo, mientras se quitaba la camisa, yo ya me lancé a por aquella enorme verga que me volvía loco.
Nada más agacharme ya me metí en la boca aquella verga que tanto estaba deseando, empecé a chupársela como si me fuera la vida en ello, era tantas las ganas que tenía, que con las prisas me atragantaba, me daban arcadas por lo que tuve que empezar a ir con más calma.
Te gusta bebé, te gusta chuparme la polla, verdad mi putita, pues chúpala bien que luego quiero metértela por el culo como ayer, otro día ya te dejaré chuparla hasta que me corra en tu boquita, pero hoy bebé quiero que me des tu culito, quiero follarte y escuchar como gimes mientras te culeo rico, me gusta escucharte gemir y ver como te retuerces de gusto mientras te doy por el culo.
Ya llevaba un buen rato chupándole la polla cuando me cogió por los brazos haciendo que me levantara.
Ven bebé, ven que nos vamos a poner más cómodos. Cogió el banco que había traído, lo pegó a la pared y luego se sentó sobre él, se abrió de piernas y estando así sentado me izo poner de rodillas para que siguiera chupándole la polla como había hecho hasta ahora.
Así bebé así, me decía revolviéndome el pelo mientras yo le chupaba la polla. Que hermosa putita teníamos y yo sin saberlo, cada vez que te veía, veía el hermoso culito que tienes y moría de ganas por tenerlo y mira por donde tú también estabas deseando entregármelo. Ya veras como te voy a hacer disfrutar, voy a hacer de ti toda una hembrita, que es lo que realmente eres, naciste para dar el culito y hacer disfrutar a machos como yo, me decía mientras yo le chupaba la polla y el me acariciaba la cara y revolvía el pelo con sus manos.
Así que se cansó de que le chupara la polla me hizo levantar, quería que le diese el culito y la verdad que a mí también me gustaba cuando me la metía por el culo, me gustaba que me cogieran a pelo y se corrieran dentro de mi culito, me gustaba cuando me preñaban el culito con su semen caliente.
Ese día no llevaba pantalón tejano, hacía mucho calor y me había puesto unas bermudas, además de estar más fresco, como sabía que iba a estar con el señor Elías, me era mucho más cómodo a la hora de bajarlo y quitármelo. La camiseta ya me la había sacado así que solo tuvo que tirar por mis bermudas hacia abajo junto al slip y ya me dejó desnudo delante de él, ni siquiera tuve que sacarme las zapatillas de deporte, no me hacía falta para sacarme por completo la bermuda y slip.
Ya me tenía completamente desnudo delante de sus narices, me acariciaba con sus manos mientras se quedaba contemplándome así desnudo, me adoraba el depredador, yo miraba para él viendo como se me quedaba mirando y luego miraba para aquella enorme polla que tiesa se erguía al techo, Dios a mi me caía la baba, ver aquella hermosa polla sabiendo que me la iba a meter por el culo, me excitaba, se me estremecía el cuerpo sabiendo que iba a tener en mis entrañas aquella enorme polla que tanto me gustaba y tanto deseaba, me hacía estremecer y encoger el estómago.
Luego de mirarme y acariciarme, cogió de uno de los bolsillos del pantalón, un paquete que había comprado no sabía lo que era hasta que me lo enseñó y me dijo para que lo había comprado.
Mira lo que he comprado esta mañana, yo miraba lo que me enseñaba y lo que veía era un tuvo como de pomada o crema. Es un lubricante especial, es para lubricarte bien el culito y que se dilate bien y no te duela, tiene Lidocaína, es para que no sientas dolor y el esfínter se dilate mucho más, ya verás como hoy no te va a doler nada y tu esfínter se dilata más y mejor.
Empezó a echar un poco de aquel lubricante en sus dedos, llevando luego estos a mi agujerito, al principio lo noté mucho más frío, notaba sus dedos hurgando en mi agujerito y casi al momento ya mi agujerito se empezó a abrir como una flor, no sé si era por el lubricante que me ponía, o era la excitación y calentura que yo tenía cada vez mayor, el caso es que casi al momento ya me pudo introducir 2 de sus dedos sin que sintiera ningún dolor y estoy seguro de que si hubiera metido otro hubiera sido igual.
Así que me tuvo bien lubricado el agujerito, pasó su mano con el resto del lubricante por su polla, me hizo abrir de piernas y así como me tenía mirando hacia él, me hizo que me sentara sobre él, quedándome a horcajadas sobre sus piernas.
Así bebé así, ahora levántate y arrímate bien a mí, así así, me decía mientras sujetaba su polla con una de sus manos ordenándome luego que me fuera sentando poco a poco, cosa que fue lo que hice, cuando noto como su enorme polla me empieza a abrir el culito a la vez que se va introduciendo por él.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí a la vez que todo mi cuerpo se estremecía sintiendo como aquella enorme polla se iba introduciendo por mi culito.
Así bebé así, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que culito más rico! ¡ay que gusto bebé! Gritaba él mientras me sodomizaba.
Abrázate a mi bebé, pon las manos sobre mis hombros y mueve el culito, me decía.
Y eso fue lo que hice me abracé a él colocando mis manos sobre sus hombros, y empecé a mover mi culito arriba abajo, adelante atrás como un loco, cada vez iba más rápido, notaba su polla en lo más profundo de mis entrañas, sentía un tremendo gusto y me movía como un loco, Dios como me gustaba aquello.
Mientras yo me movía clavándome una y otra vez la polla en lo más profundo de mis entrañas, él me sujetaba con sus manos mientras con su boca chupaba y mordía mis tetillas, luego me mordisqueaba el cuello y al final fue por mi boca la que empezó a comer y besar que hasta me quitaba la respiración.
Ya llevábamos un buen rato follando y yo empezaba a estar cansado, mis piernas ya notaban el cansancio de tanto sube y baja, ya lo que hacía era restregarme de atrás a adelante, era como movía mi caliente culito, cuando ya cansado tuve que parar, estaba agotado y el depredador del señor Elías, no tenía trazas de correrse, yo ya más que gemidos eran grititos de desesperación, no quería parar pero es que no podía más, tenía el culito abierto como nunca, mi polla la tenía toda pringada, no paraba de gotear y el cabrón estaba como un roble.
Descansa bebé, descansa un poco me decía mientras me comía la boca, me gusta tenerte así bien ensartado en mi polla, me gusta verte todo sonrojado y sudado, me decía
comiéndome la boca de tal manera que hasta los labios los tenía enrojecidos e hinchados, que parecían los labios de un negro cantando el aleluya
Paré y me abracé a él, estaba temblando de gusto, pero es que no podía más, empecé a
morderle yo los labios y le pedía que me preñara.
¡Préñame! Quiero que me hagas tuyo, quiero ser tu hembrita y entregarte mi culito, quiero que me lo llenes de leche, le decía gimiendo del gusto que me estaba dando.
¡Ay bebé, como me gustaría tenerte todas las noches en mi cama! Me gustaría tenerte toda la noche acostado conmigo para cogerte seguido y hacerte mi hembrita. Tienes que conseguir que te dejen salir toda una noche, ¿te dejan salir por la noche, bebé?
Bufff, no lo sé, tendría que ser un sábado y decirles que voy con los amigos y que me quedo a dormir en casa de alguno, y aun así no sé si me dejarán.
Puedes probar a ver, y en lugar de ir con ellos, vienes para aquí, yo te estaré esperando para que no te vea nadie, ¿te gustaría?
Bufff, sería estupendo, menuda pasada.
Pues tu inténtalo a ver que pasa, el no ya lo tienes y si suena la flauta, pues estupendo.
Y allí seguía yo ensartado en su enorme verga, temblando de gusto.
Vamos a cambiar bebé, voy a cogerte ahora de espaldas a mí, así no te cansarás tanto y puedo cogerte más profundo, ya verás como vas a disfrutar con mi polla en lo más profundo de tus entrañas, ya verás como chillas de gusto, me decía haciendo que me levantara.
Dios, ¡ooohhh ohhh! Me estremecí a la vez que solté un tremendo gemido, Dios que gusto me había dado cuando me sacó la polla del culo, hasta me había dejado temblando del gusto que sentí.
Ya bebé, ya, tienes un culito muy sensible, no me extraña que chilles de esa manera, ven que ahora vas a gozar más, ya verás como te hago chillar del gusto que te voy a dar.
Y sin que apenas me hubiera puesto de pie, ya me sujetó por las caderas y así como me tenía de espaldas a él, me ordenó que me fuera agachando poco a poco y eso hice y al momento ya me volvió a introducir la polla por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía notando como me iba entrando la enorme polla por el culo. Ahora los 2 estábamos mejor, nos podíamos mover de forma más natural, por lo que yo empecé a subir y bajar, chillando como una perra en celo.
Dios que tremendo gustazo me estaba dando el cabronazo, ahora sentía su polla llegar más profundo en mis entrañas, cada vez que llegaba al fondo me hacía estremecer y soltar un gemido. Y así me estuvo cogiendo otro buen rato, luego me empezó a abrazar, me mordía el hombro y nuca y al final me rodeaba con sus brazos llevando sus manos a mis genitales y mientras yo me movía subiendo y bajando, el me iba acariciando la polla hasta que no pude aguantar más y empecé a correrme.
Me voy a correr, le chillaba, me corro, me corro, ¡ooohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Chillaba yo mientras estaba siendo sodomizado y a la vez que alcanzaba un orgasmo que me hizo estallar soltando unos tremendos chorros de semen que me dejaron temblando de gusto.
Al ver que yo ya me había corrido y ahora apenas me daba movido, Elías se levantó del banco donde estaba sentado y así como me tenía con la polla clavada en lo más profundo de mis entrañas, me dio media vuelta, me hizo inclinar apoyándome sobre el banco donde estaba él sentado y abriéndome de piernas a la vez que me levantaba el culito para que su polla me entrara mejor, empezó a coger sin contemplaciones, ahora si que las enculadas que me daba eran salvajes y bien profundas. Ahora sí que se escuchaba el plof, plof plof plof plof, plof plof plof, de las enculadas que me estaba dando.
Yo gemía y chillaba del gusto que me estaba dando, las piernas me temblaban que ya casi no me daban aguantado, cuando escucho que me dice:
Ya bebé, ya me viene, ya te voy a preñar, ¡ooohhh! ¡ooohhh! escucho como gime y su polla se empieza a hinchar a la vez que empieza a escupir chorros de caliente semen con el que me empieza a preñar el culito.
¡Ay bebé que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba mientras me preñaba el culito con su caliente semen.
Yo estaba que temblaba del tremendo gustazo que me estaba dando, apenas me podía aguantar de pie, pero allí me mantuve sujetado por sus fuertes manos mientras terminaba de follarme.
Una vez terminó de eyacular, dejó que su enorme polla me fuera saliendo por si sola, mientras los 2 nos íbamos recuperando de aquella tremenda follada que acababa de darme, no se cuanto tiempo estuvo dándome por el culo, pero lo que sí sé, es que los 2 estábamos completamente exhaustos, luego cuando vimos la hora que era, ya iban a dar las 5 de la tarde, casi estuvo follándome hora y media por lo menos, porque cuando llegué a la vieja fábrica de hielo, apenas pasaban unos minutos de las 3 de la tarde y ahora ya pasaban de las 5 menos cuarto.
Luego una vez ya medio repuestos, nos fuimos a lavar, nos vestimos y aún estuve un buen rato allí con él, una para no salir tan enrojecido, no fuera a verme alguien y empezara a sospechar, otra porque trataba de convencerme para que pudiera conseguir pasar una noche fuera de casa, cosa que no era imposible, el peor y más difícil de convencer era mi padre que siempre tenía el no en la boca, tendría que inventarme algo convincente y no pudieran sospechar nada, yo la verdad es que cada vez estaba más entusiasmado, moría por pasar toda una noche con aquel macho, que me follara hasta el agotamiento, que me dejara el culo bien dolorido y harto de verga para una buena temporada.
Pensando en que decirles a mis padres salí de la vieja fábrica, ya eran las 6 de la tarde, así que me iría para casa, vería algo la televisión e iría tanteando a mi madre a ver cómo lo tomaba.
Y eso hice, a mi madre ya la tenía convencido, ahora solo faltaba mi padre y me había dicho mi madre que la dejara a ella, que ya se encargaba ella de convencerlo, y así fueron pasando los días.
Al día siguiente miércoles, volví a la vieja fábrica al igual que los otros 2 días anteriores, y volví a ser follado por el señor Elías, lo mismo pasó el jueves y viernes. El viernes ya sabíamos que el sábado, iba a ir a dormir con él, bueno dormir dormir más bien poco, iba a pasar toda la noche con él y fue cuando me dijo que además me iba a tener una sorpresa que me iba a gustar mucho, cosa que por más que le insistí, no me dijo nada más, solo que me iba a gustar y lo iba a disfrutar mucho.
Y así marché ese viernes para casa, iba bien follado, cada día mi culito se sentía mejor, lo tenía muy bien atendido y eso me tenía muy contento.
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