«Como perdí mi dulce virginidad a los 7».
Esta es mi primera historia y es cien por ciento real, es de como a los 7 añitos perdí mi virginidad gracias a un vecino de origen tabasqueño. .
Hola a todos, pueden llamarme Dany, actualmente tengo 20 años pero puedo decir que ya soy todo un experto en los temas sexuales gracias a muchas historias que realmente me pasaron a lo largo de estos años.
Todo empezó cuando tenía 7 añitos, era un niño bajito, moreno, nalgoncito y muy coqueto, tanto que los chicos mayores de mi colonia me jugaban muchas bromas y casi siempre me decían putito o mariconsito (lo cual me calentaba mucho).
Recientemente se había mudado un muchacho proveniente de Tabasco por mi casa, lo llamaremos José, para proteger su identidad, tenia en ese tiempo 22 años, ya todo un maestro del sexo, era muy cachondo, alto, moreno, con manos muy grandes y brazos velludos y gruesos, le resaltaban las venas por todos lados y se le veían por la camisa siempre los pelos de sus axilas y pecho, cosa que me excitaba al límite.
Lo conocí y lo conocieron los chicos de mi colonia, poco a poco se fue ganando fama entre todos por ser muy mujeriego y macho, pero sobretodo por ser super dotado, decían que tenia una enorme, jugosa y venuda vergota negra entre esas piernas.
Todas las noches me la imaginaba entre mis nalguitas, o en mi boquita, pero era demasiado tímido para hablarle de esos temas, normalmente sólo me saludaba y yo a él.
Hasta que un día, salí de casa a comprar a la tienda cercana y lo vi con uno de sus amigos, pasé junto a ellos y me saludó:
—Hola, Dany!
—Ho-Hola! —respondí agitado siempre que hablaba con él me ponía nervioso, era tan guapo y tan varonil que yo temblaba.
—Él es mi amigo Pato! —dijo y señaló a su amigo, alto también, claro de color, llevaba unos shorts negros holgados de tela sencilla, esa tela que te deja ver el bulto encima, imaginartelo, saborearlo, pensar en el, marca la cabezita y te imaginas el paqueton qué debe tener ahí esperando ser comido por un nenito como yo.
Sólo me saludó y seguí mi camino, compré lo mio, regresé a casa y escuche que me habló desde mi habitación, apenas llegué.
—Hey, oye mi amigo dice que si quieres venir a mi casa, veremos películas y jugaremos xbox.
—¿Yo? —pregunté incrédulo, pues yo era un ninito y ellos dos chicos ya grandes. —¿No hay problema con tus padres? —dije.
—Están fuera y Pato quiere unas retas de xbox, podriamos jugar juntos.
Pedí permiso y fui corriendo a su casa, me puse un short corto y un sport.
Llegué y estaba su amigo hablando por teléfono, al parecer tuvo una emergencia y salió de inmediato hacia su casa, dejándome sólo con José.
—Bueno, parece que sólo jugaremos tu y yo Dany, ¿te molesta?
—No, no, no, está bien.
—Vale, oye ¿no te molesta si cierro la puerta? —me preguntó.
—No—respondí, con mi corazón empezando a acelerar.
—¿Y te molesta si me pongo cómodo? —preguntó.
—Para nada, no es mi casa jaja.
Así fue cuando vi como descendió su short, cayendo completamente y dejando ver sus boxers negros, ajustados, con un enorme bulto enmedio, y un puñado de pelos de macho asomando.
También se quitó su camisa, y me dejó ver que no era un simple chico, era ya todo un hombre, fuerte, grande, con unos brazos realmente ejercitados de tanto deporte que hacía, un pecho grande y firme, una mata de pelos en cada axila largos y negros, estaba ya muy caliente y poco a poco mi pequeña verga se empezaba a notar.
—¿Tu no quieres ponete cómodo? —me dijo.
—Em… Ahora no, tal vez al rato.
—¿Qué pasa? Somos dos hombres sólo, puedes tener libertad de quitarte la camisa o lo que sea, al fin que ambos tenemos pito y bolas no?
—Em… Si, eso si… —dije temeroso.
Así que le hice caso y me quité la camisa, dejando ver mi cuerpo delgado, suavecito y tierno a su merced.
—¿Y el short no lo quitarás?—me preguntó mientras se sentaba en su sillón de piernas abiertas y extendía sus brazos hacia atrás dejando ver los pelos en sus axilas.
—Es que… No traje boxer puesto.
Eso pareció gustarle, porque me lanzó una mirada de malicia, y sonrió.
—Anda, puedes quitartelo, si quieres me quito el boxer para estar iguales.
No lo podía creer, al fin iba a comprobar si eran ciertos los rumores de José, si su verga en realidad era un manjar para las chicas, si era tan grueso y largo como decían.
Vi como se puso de pie y en un movimiento lento, fue bajando su bóxer, dejándome ver un trozo enorme, negro y peludo salir de ahí, rebotó hacia arriba pues ya estaba algo erecta, y no solamente eso, sino que lo acompañaron un par de bolas gigantescas, colgando de él, estaban totalmente cubiertas de pelos, gordas, al instante quedé enamorado, era el hombre perfecto para mi, un cemental con una vergota colosal qué podría romperme el ano cuando quisiera.
Bajé mi boxer y dejé salir mi pene, era en ese momento de tamaño normal, moreno y mis nalguitas también, aunque esas si estaban paraditas y redonditas.
—Mira ese culito, ¿como es que no lo había visto? —me dijo.
Rápidamente y sin esperarmelo, se acercó a mi, miro hacia la ventana para ver que no viniera nadie y me llevó a su habitación, cerró la puerta con seguro y me sentó en su cama.
—Alguna vez has visto lo que hacen los novios o esposos? —preguntó.
—No, todavía no, sólo he escuchado—dije tímido aún.
—Hoy vas a verlo.
Tomo mi cabeza y sin piedad la acercó hacia su vergota, pude olerla un rato, era un olor a hombre, un olor increíble y que extraño todos los días, mi lengua empezó por comerme su cabezota en forma de hongo gigante (cabe aclarar que con trabajo entró en mi boca), él empezó a hacer que yo jugará con sus bolas mientras tanto.
Me hizo lamerlas, primero una y luego la otra, intentó meterme ambas a la boca, pero era imposible, median como 7cm cada una.
—Veo que no te quejas bebé —Entonces si eres putito como dicen todos.
Asentí con la cabeza porque tenía una de sus bolas en mi boca, me la sacó y me puso en cuatro encima de su cama, me abrió mis nalgas y comenzó a lamer.
Era la primera vez que hacía algo así, que alguien me hacia algo como eso, lo disfruté demasiado, estuvimos así como unos diez minutos, hasta que dijo.
—Bueno puto, no tenemos mucho tiempo, quieres saber lo que es cojer?
—Siii, respondí emocionado.
(Grave error).
Puso un poco de saliva en su verga y un poco en mi ano, y comenzó frotando entre mis nalgas, todo normal.
Pero todo se volvió doloroso cuando intentó meterme esa enorme verga qué debía medir unos 21cm como mínimo.
Obviamente no iba a poder penetrarme, si solamente su cabeza me dolía demasiado.
Poco a poco comencé a gemir y luego incluso recuerdo llorar un poco en voz baja, pero eso no lo detuvo, puso tanta fuerza en mi culito que terminó por abrirlo, obligandome a soltar un llanto y un grito que ahogo con sus manos en mi boca.
—Callate putito, tu habías estado deseando mi verga y esto es lo que se siente, acostumbrate ahora!.
—Si, si, papi!.
Tapé mi boca, en el momento en que sentí su cabeza entrando en mi ano, lo sentí caliente y húmedo, pero el dolor no se iba, quiso meterme un poco más pero no me aguanté y li empujé.
—No, zorrita, no te vas a ir a ningún lado.
—No porfavor, me duele!—dije con un poco de lágrimas.
—Nimodo bebe, no puedes salir hasta que saques mi leche.
—Cuál leche?—pregunté, ya que a esa edad, no sabia que de las vergas sabia leche.
—Lo sabrás si seguimos.
Me jaló de un brazo tan fácil hacia él, pues su fuerza comparada con la mía era demasiada.
Por dentro, en el fondo, lo estaba gozando demasiado, era su puta, por fin estaba sucediendo, quería que ese cemental me rompiera el culo y estaba consiguiéndolo.
Me puso nuevamente en cuatro, abriendo mi ano para poder ver donde meterla, esta vez se puso un poco de lubricante que tenia guardado.
Dolía muchísimo, pero entraba un poco más fácil.
Lo más que logró meterme fue un cuarto de verga, mi ano no daba para más.
Sacó su verga de mi culo pasados los veinte minutos, estaba muy húmeda y terminó jalandosela y tirando a mi rostro un liquido blanco, sacó muchísimo porque me dejó repleto de él, me obligó a probarlo, era dulce y espeso, calientito, era algo totalmente nuevo, una leche distinta, leche de macho, y mi leche favorita al día de hoy.
—Lo hiciste muy bien putito, ya puedes decir que estás estrenado, pero no puedes contarle a tu familia, pensándolo bien, mejor no le digas a nadie o te volveré a coger y esta vez, no pararé en ensartarte toda mi verga hasta que sangres y grites.
—No, no no diré nada lo juro, lo juro!
—Asi me gusta zorrita, ahora terminate mi leche y puedes irte.
Me hizo beber toda y absolutamente cada gota de leche y sólo así pude subirme mi short, poner mi sport e irme a casa.
Rápidamente me metí a mi cuarto y estuve como una hora sobando mi colita, que ya estaba rota por mi sexy y masculino vecino tabasqueño.
Desde ese día, descubrí lo deliciosos que pueden ser los hombres, lo morbosos, sucios y pervertidos también y es por eso que los adoro tanto, me encantan y siempre lo harán.
Hay una segunda parte, junto con su amigo Pato, pero esa será otra historia, nos vemos! Gracias por leer!
como sigue por favor
Pronto publicaré la segunda parte, espero que te haya gustado! Jeje 🙂
Que rico que te iniciaras así.
Siii, la verdad fue muy rico y genial, lo disfruté mucho…