Compañero de infancia y pubertad…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi padres son estrictos, siempre me inculcaron buenos modales, educación y carácter. La gente siempre suele confiar en ellos en caso de emergencia u orden de disciplina o emergencia. Cuando tenía como 8 años, a una tía política; por así clasificarla. Le avisaron que que su marido había fallecido por problemas respiratorios, a unos 200 kilómetro de la ciudad donde vivíamos, ella tenía tres hijos, dos varones los cuales por este motivos se quedaron hospedando a en mi casa y una hermana mayor que no recuerdo donde se quedó en ese momento. Antes de esta eventualidad ellos siempre iban a mi casa debido a que la hermana de esta viuda era mi madrina y su patio conectaba con el mío, en sus visitas yo jugaba con ellos; Fabiano y Marcelo, el primero tiene un año más que yo y el el otro como tres o cuatro año más. Siempre tuve más contacto con el menor, según mis nublados recuerdos yo era más unido y cómplice con él, por un tema de edad. Tengo un recuerdo muy lejano a es edad en ámbito sexual con Fabiano, sólo puedo recordar que estábamos en un tina vieja de loza que tenía mi abuela en el fondo de la casa; en mutuo silencio yo encima de él boca arriba, sentía unas pequeñas envestidas por detrás, una erótica y caliente sensación, era por encima de la ropa, pero su infantil pene chocaba con mis morenas y pequeñas nalgas, sólo podía sentir su sexo duro, su respiración y mi extraña manera de comportarme, moviendo mi pelvis al son de sus empujones. Tuvimos un buen rato, que no recuerdo que tan exacto fue, cuando de pronto se asoma mi mamá y nos pregunta muy extrañamente…
– ¿Qué están haciendo? En tono de ingenua pregunta, sabiendo en el fondo lo que mi amigo y yo practicábamos.
Hubo un enorme silencio, y sinceramente no recuerdo que pasó enseguida, sólo tengo en mis remotos recuerdos que ese mismo día en la noche mientras mi madre acobijaba mis fradadas y me daba las buenas noche, lo volvió a preguntar, pero mi silencio continuo, no puedo recordar que pasó en esos días…
No sé si no supieron asimilar la muerte de su padre o eran tan pequeños e inmaduros que simplemente no la dimensionaron o lo que ello implicaba. Unos de esos días de alojamiento, donde Marcelo dormía conmigo y Fabiano con mi hermano mayor, no tengo claro si apropósito fue así esa noche o era normalmente con ese orden. A mi mente vienen las imágenes de como la cabeza de mi amigo de igual edad subía y bajaba a través de las sábanas blancas de mi hermano mayor, que ya alcanzaba la mayoría de edad precisa, cuando de pronto Marcelo baja hacía mi pequeño pene y lo introduce en su cálida boca, sentía su saliva recorrer mi diminuto glande, sacarla y meterla en su boca era extremadamente excitante y rico, jamás había sentido una sensación tan exquisita, sentía que explotaría de lujuria, y sin darme cuenta él dejó de hacerlo para que yo imitara sus movimientos, empujó mi cabeza hacía su erecto miembro de muchacho en pubertad, yo cedí abriendo tímidamente mi boca y metió hasta el más fondo su sexo, lo sacaba y lo metía, me estaba follando la boca y mi sensación era entre buen gusto y poca respiración, agregándole a eso un par de arcadas, fue extraño, casi violento, pero algo rico. Sinceramente no sé cómo terminó todo, sólo lo que relaté, no sé en qué terminó lo de mi hermano con Fabiano, y la verdad es que no me interesaba saber más, sentía un poco de celos al parecer… probablemente las siguientes noches fueron similares, cada uno con su respectiva pareja…
Los años había pasado, cuando ellos alojaban en mi hogar, su real casa estaba al otro extremo de la ciudad, pero al tiempo después vivieron a la vuelta de mi casa, más cerca lo tenía y nuestros juegos de niños buenos seguían, caminatas, canicas, cartas de pokémon, etc. Ya eramos más grandes, como 12 años aproximadamente, y en una de esas caminatas llegamos a un lugar de juegos, unos columpios largos que te manchaban las manos de oxidación por las cadenas, eran tan que pareciera que volabas, cuando de repente se me ocurrió una muy excitante idea, le dije a Fabiano si quería que fuéramos a mi casa, a mi pieza a penetrarme, si quería meter su pene en mi, se lo dije de una sola vez, y él sólo rió y asentó con la cabeza, caminamos todo el tiempo en silencio, pateando piedras y esperando llegar pronto a mi habitación. Subimos la escalera corriendo y llegamos a mi pieza, mi mamá no estaba, mi abuela en su pieza en el primero piso y mi madrina en su respectiva casa, yo estaba ansioso y el al parecer muy caliente, su pene se notaba en el short, tenía un pene de acuerdo a su edad, siempre el de él fue un poco más grande que el mío, su pene pálido, casi perfecto, de buen aroma y dulce sabor, me agaché por inercia y me aproximé a su blanquezco miembro, lo tenía duro como una piedra, mi boca lo lamía de arriba a abajo y viceversa, se la dejé muy mojada, mi saliva goteaba desde el cuello de su sexo, el sólo gemía y a la vez miraba por la ventana hacía la escalera por si se le ocurría subir a alguien, yo me comportaba muy sumisamente y eso me asustaba un poco, de pronto me puso a mi observando la escalera, bajó mis short hasta un poco más abajo de las rodillas, su lengua entraba por mi ano, lo lamió una y otra vez, todo su contorno, mi excitación era al máximo, me cosquillaba el estómago, de pronto lo sentí adentro, extrañamente no recuerdo haber sentido algún dolor, él ya estaba dentro de mí, yo no sentía gran placer, sólo un mínimo cosquilleo, qué claro si me gustaba pero no era como lo máximo, él sólo estaba de adentro hacía afuera, gemía y gemía y yo sólo sentía entrar su pene, su pelo castaño se llenaba de transpiración. Empezó muy rápido y su respiración se agitaba más y más, yo con la cabeza prácticamente afuera viendo que nadie subiera, de pronto siento un líquido caliente dentro de mi, y el saliéndose de mi y exhausto cayó a mi cama con su ropa hasta las rodillas, su pene estaba medio flácido, mi moreno pene estaba erectado con ganas de acabar, le dije con firmeza… Hagárralo, y mastúrbame, gozaste sin límite ahora me toca a mi… Era la primera vez que sentía lo que era una masturbación, después de un par de minutos salió un chorro enorme desde mi pene, cayó todo en su rostro pecoso, mi respiración iba a mucha velocidad y mi cansancio provocaba que mis piernas de pusieran flácidas, él se limpió con una toalla que estaba por encima del mueble de la tele, no quedó rastro de mi semen en su cara, me dijo me tengo que ir y bajó corriendo las escaleras con una sutil sonrisa marcada en su pálido rostro. Esa noche me dormí recordando todo lo que pasó con mi amiguito, como entró su pene en mi ano, y cómo yo no pude sentir dolor…
Jamás se conversó del tema con él, seguimos jugando como siempre y el tiempo pasaba, como dos años después empezó el famoso juego otra vez, ahora con mis 14 años y él con uno más, la cosa era más excitante y desafiante y no precisamente de mi parte empezaba la acción, siempre, desde muy niños él era aquel que empezaba con todo, la única vez que me atreví yo, fue cuando perdí mi virginidad… Estábamos en su casa jugando a la canicas, él, Marcelo, su primo que a la vez es su mejor amigo y yo…
– Fabiano ¿Acompáñame a buscar más canicas a mi casa? Añadí con una sonrisa de oreja a oreja, como insinuando que algo importante iba a pasar.
Corrimos a la casa, echando carreras, él iba con su particular sonrisa y yo mirándole el culo obsesionadamente, no sé en realidad si se dio cuenta. Llegamos a mi pieza y para variar no había nadie en el segundo piso, él se quedó parado en la puerta y yo con el culo levantado buscando bajo la cama no sé que cosa, sólo esperaba que se pusiera encima de mi ropa y me hiciera sentir su adolescente pene, y así fue, duró menos de un segundo en hacer lo que esperaba. Una vez más bajó mi pantalón y mi calzoncillo, y hundió su lengua en mi ano, lo remojo de manera que no podía parar de gemir, mi límite se calentura lo habría sobrepasado, sentía mi culo muy dilatado y sin verla o sentirla sabía que su pene pedía a gritos mi arrugado ano, de pronto de la saco por el costado del calzoncillo, ya que sin darme cuenta no tenía los pantalones puestos, no nos preocupamos por si alguien subía, por que teníamos un sistema como de alarma en caso de que esto ocurriera. Lleno de saliva su sexo claro, ese glande rosado trataba de entrar por segunda vez en mi, era más grande y al golpear la puerta de mi dulce ano, costó que entrara, pero cuando al fin lo logro pegué un grito que no alcance a terminar debido a que me tapó la boca con su mano con olor a su pene, su miembro entró todo en mi y sólo sentía un placer si es que lograba masturbarme, quizás mi placer sólo era por tenerlo detrás, pero así como un orgasmo no, sólo logré ponerme en cuatro durante toda la acción, él sólo se movía sin parar, sus gemidos y respiración me hacían mirarlo con ternura, pero aquél muchacho de pelo claro sólo quería romperme el culo, yo eme dejé, era tan sumiso y obediente ante él, que no podría resistirme, después de todo ese procesos sentí una vez más todo su semen dentro de mi, y él sólo dijo…
– ¿Encontraste la canicas? Y se largó a reír…
– Deja la risa oye, y termina lo que ´tu empezaste. Añadí en son de orden.
Me miró con una sonrisa vergonzosa, se acercó a mi y me masturbo, hasta que acabé en mi estómago de una manera normal, fue rico pero no sé, no fue lo que esperaba. Era la segunda vez que acababa, desde esa vez que le entregué mi virginidad.
Por varios meses la situación fue igual, yo pasivo, él activo. Pero era esporádicamente los encuentros… Hasta que un día en especial inicié el mismo juego de la sutil invitación a mi casa con alguna absurda mentira, él fue a mi casa como siempre lo hacía cuando se lo pedía, pero esta vez extrañamente no me siguió el juego, como que no reaccionaba ante mis insinuaciones y eso me desmotivaba un poco. Hasta que se acercó a mi…
– Ahora yo quiero ser penetrado, quiero que estés dentro de mi… Me pondré en cuatro y harás lo que tienes que hacer… Dijo con voz erótica, pero segura.
– Bueno señor, como usted quiera… Respondí guiñando el ojo izquierdo.
Puso sus blancas rodillas en la cama, se abrió sus grandes, redondas y ricas nalgas con las manos y ahí estaba frente a mi su rosado y delicioso culo. No podía reconocer a mi amigo de sexo de infancia, se suponía que él era el machote activo, a pesar de que yo era pasivo, jamás se me ha notado. Comencé a lamerle el ano mejor o igual que él cuando me lo hacía a mi, sus gemidos provocaban que mi pene se pusiera extremadamente duro que me llegaba molestar un poco, mis calzoncillo estaba un poco mojado por el líquido preseminal que nos sale en el momento de éxtasis.
– Métemelo ahora… Gritó con placer…
Agarré del cuello a mi sexo duro, lo llené de saliva y lo introduje muy suavemente en su ano, a diferencia de él traté de que no le doliera, él sólo fruncía el ceño, no sé si de dolor, de incomodidad o de simple placer. Entró toda, ni un centímetro afuera, mis testículos chocaban con los rosados de él, gemía tan dulcemente que me inspiraba cariño y rapidez a la vez, a la vez no podía creer que yo, precisamente yo estuviera adentro de él, que lo tenía dominado totalmente, que le podía romper el culo si quisiera, mete y saca, una y otra vez, suave, lento, rápido y fuerte, de todas las maneras, duré demasiado que parecía irreal, hasta que de un momento a otro empecé asentir el famoso cosquilleo y él sólo gritaba que lo llenara de semen, y yo como obediente muchacho eso hice, pero como lo vi más de alguna vez en una película pornográfica, cuando estuve a punto de botar mi semen, los qué y todo el contorno de su rico y apretado ano lo llené de semen y él con su mano lo esparció por sus nalgas, se masturbo un par de segundos más y botó su esperma en su pecho y cuello, nos limpiamos y todo terminó… Nos despedimos normalmente y como siempre, tuvimos suerte por que nadie subió, ahora recordándolo bien, siempre eran los domingos en las tardes, cuando todos duermen siestas o descansan de diferentes formas.
Así fue por un tiempo más, sólo sexo anal entre nosotros, en cada encuentro los dos eramos modernos, los dos disfrutábamos por igual, los dos nos conocíamos tan íntimamente, pero fuera de esas cuatro paredes no se hablaba del tema, mi mamá nunca nos pilló, ni ella ni nadie, siempre estos encuentros eran en mi pieza, sólo una vez fue en su casa, él salía de la ducha y yo estaba mirando televisión, llegó se quitó la toalla, se recostó en su cama y con las piernas abiertas insinuó que lo penetrara, yo me acerqué con mi pene muy duro, pesqué el bálsamo y se lo eché en su ano, estaba dilatado y se lo metí de una, él todo el tiempo gozo, sólo gemía esperando él penetrarme a mi, pesqué su cintura con la mano izquierda y con la derecha los masturbaba, me fijaba en cada detalle de su rostro, su pelo castaño ondulado y esas pecas tan parte de él, estuvimos un buen rato así, mete y saca cuando de pronto sin poder más, deposité todo mi semen dentro de él, todo mi cuerpo se abalanzó sobre su pecho, era la primera vez que estábamos tan cerca, él se paró y pescó nuevamente el bálsamo me bajó el buzo y echó un poco en ano y me sentí lubricado, ésta vez no tenía ganas de ser pasivo, puede sonar contradictorio quizás, pero nunca sentí algo más allá que un pequeño cosquilleo cuando era penetrado. para mi fortuna él estaba a punto de entrar en mi, cuando a través del visillo de la cortina se veía que estaba a punto de entrar su hermana mayor, él se arrimó a ponerse la toalla, y yo a subirme el buzo. Ella entró y nosotros actuábamos normal, supongo que Fabiano se quedó con todas la ganas, a mi me salvó la campana y todo salió como quería, su hermana se quedó casi eternamente ahí, hasta que me aburrí y me fue, despidiéndome de él y de ella, supongo que debió quedar más que caliente. Y yo al caminar sentía demasiado suelto el ano por efecto del bálsamo.
Pasó un semana y él llegó sólo a mi casa, y se acostó en mi cama, bajó el cubre cama y yo lo miré con extrañeza, se acercó a mi oído.
– Chupámela tú primero, después yo a ti, sé que te va a gustar… Susurró con seguridad pero tímido.
– Ok, pero quiero que te lo tragues, todo. Añadí levantando una ceja en son de chantaje.
– Bueno como tú quiera Ale…
Instalamos nuestro mecanismos de seguridad, como lo hacíamos siempre. Me agaché hacía su miembro y lo toqué completo, estaba tan duro como lo sentí en cada encuentro que tuvimos, metí mi boca sin dudarlo y tenía el mismo sabor que la primera vez que le hice sexo oral, pasé mi lengua por cada milímetro de su gran glande, bajé el prepucio hasta el máximo y sólo lo escuchaba gemir muy excitado, se notaba que le gustaba, seguí entre mete y saca de mi boca, mientras él empujaba mi cabeza hacía su pene tal como lo hizo su hermano años antes, me gustaba su sabor, y hacer sexo oral a él era algo que me gustaba bastante, sólo lo escuchaba gemir y sentía que se estremecía, hasta que me dice… Ya es hora, y sentí un líquido sin ningún tipo de sabor, sólo muy caliente y medio viscoso, enseguida me lo tragué…
– Yo fui el que te dije que te lo tragarás… con un tono actuando molestia.
– No te hagas el enojado que no te resulta, además se nota mucho que te gustó… Con una risa en su rostro, como la que él sabe regalar…
Me limpié con mi antebrazo y él bajó solito hacía mi miembro, lo sacó y se lo echó a la boca, estuvo mucho rato mamando y yo con mis manos atrás de mi nuca, se sentía tan bien, para ser la primera vez que lo hiciera, lo practicaba muy bien, siento que no duré mucho, porque me cine en menos tiempo de lo esperado, disparé todo mi semen dentro de su boca, era bastante ya que se le salió un poco por el borde del labio. Quedamos ambos cansadísimos en la cama, nos miramos y sólo nos reímos. Terminamos de ver lo que daba en la televisión que no era ni relevante ya que no le tomamos atención.
Jamás hablamos del tema, nuestro último encuentro fue éste, gracias a él conocí mi semen y fue mágico, le entregué mi virginidad y él a mi la suya, la pasmaos bien desde muy chicos, nunca nos besamos o hubo algún indicio de querer intentarlo, nunca me enamoré afortunadamente, y hasta el día de hoy lo recuerdo siempre, yo soy gay y asumo mi homosexualidad, no soy loca ni afeminado, de hecho soy activo, él fue alguien importante en mi infancia creo, y gracias a su capacidad de calentura descubrí el sexo con un hombre. Actualmente él es supuestamente heterosexual y su hermano también, digo supuestamente por que uno nunca sabe lo que los demás piensan en realidad.
Aún nos vemos, existe buena onda y todo, pero repito jamás se ha hablado del tema y ustedes son los primeros que saben todo esto.
Espero les haya gustado, es la primera vez que escribo. Recibo todo tipo de comentario. Por su atención.
¡MUCHAS GRACIAS!
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