Compañeros de trabajo, y algo más 2/2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por riky1987.
Damián:
Me encanta mamar güevo, y me dicen que lo hago excelente, que tengo una boca grande y tragona. Y cuando probé el de Damián, fue una ardiente experiencia para los dos.
Damián es un hombre alto, blanco y delgado, aunque tiene sus buenos músculos, pelo negro y
Tremendo güevo, cosa que nunca creí que iba a descubrir.
Él y yo vivimos en la misma ciudad, por lo que tomamos la misma ruta para ir a trabajar.
Siempre nos sentamos en los últimos puestos del bus, esto se convirtió en una oportunidad hablar y tomar confianza.
Debo admitir que a mí siempre me gusto, como varios de mis compañeros de trabajo, en ese sentido soy todo una perrita.
Jamás me atrevía a decirle nada, salvo “pequeñas insinuaciones”. Esa confianza pasó a juegos, esos juegos se fueron convirtiendo en algo más, pues un día me dice…
Mira Ricky, me llaman así por Ricky Martin, cosa que me encanta, ya que en privado soy bien maricón. Me muestra una foto y me dice: esto es lo que te gusta, y efectivamente era eso, la foto de un güevo largo y grueso, perfecto para complacer a una golfa hambrienta yo. Le pregunto de quien es, y me dice que es suyo…
Eso fue antes de llegar al trabajo, todavía creía que era broma y cada uno nos fuimos a desayunar, para empezar a trabajar…
Después de terminar la jornada laboral, ambos nos sentamos en los últimos puestos como de costumbre, pero algo cambió, él siempre se sentaba un puesto delante de mí, y esta vez se sentó justo a mi lado, cosa que me puso súper nervioso.
Fue directo al grano y el camino me preguntó. ¿Te gusta mamar güevo? Yo le dije que sí, porque despertó la ramera que llevo dentro…
Al bajarnos de la unidad noté ya no era un juego, le vi el güevo erecto y parecía grande, aunque no tardaría mucho tiempo en confirmarlo.
Él vive con una hermana, pero ese día el apartamento estaba solo y me invitó a ir, yo acepté de una.
Subimos al apartamento, llegando de casi de inmediato a su cuarto, donde me empujó contra su cama, bajándome los pantalones y el bóxer, y dándome una buena mamada de culo.
Después me hizo arrodillar violentamente frente a él, por órdenes suyas, tipo sargento, yo también procedí a bajarle los pantalones y la ropa interior, fue ahí donde vi su gran dinosaurio, de mínimo 18 cm….
Sin más que decir le lamí las bolas, las chupe como caramelos. Le pase la lengua por todo el güevo, como si fuera una chupeta. Luego metí la cabeza y la dejé un rato en mi boca tragona, él estaba gimiendo y pidiéndome que continuara, diciéndome vulgaridades, cosa que me excitó muchísimo…
Al rato me lo metía y sacaba de la boca, hasta que él participó más, empujándome la cabeza y jalando mi cabello, con la fuerza del Increíble Hulk, mientras seguía gimiendo y gritando como loco.
Luego yo retiré sus manos y me metí su güevo entero en la boca, él me empuja la cabeza nuevamente hasta casi hacerme ahogar…
Hasta que yo me lo saqué y lo pasé por toda mi cara, él finalmente se hizo la paja y terminó haciéndome un buen facial con su leche.
Antes de irnos de irme a mi casa me lavé la cara con agua y jabón, y me la limpié con una toallita húmeda.
Al día siguiente me dijo que quería que fuera su zorra, actualmente lo soy…
Y disfruto de su de la textura y olor de su leche sobre mi rostro, así como él disfruta mis buenas mamadas de puta tragona.
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