Con 12 años y de novio con un camionero ( 1 )
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Se trataba de uno de esos días de verano donde cualquier cosa puede ocurrir. Es que contaba con 12 años de edad, mis hormonas estaban que ardían, pero yo no sabía lo que me ocurría, es que en mi casa hablar de sexo, ni de adolescencia, ni de nada referido al cuerpo, siempre fue un tema tabú.
Mi familia estaba compuesta por mi madre, mi hermana mayor( de 16 años) y de mi abuela. Mi padre, al nacer yo, conoció a otra mujer y dejó a mi mama con migo en brazos y mi hermana que en ese momento tendría unos 4 o 5 años. Pero la ausencia de padre nunca me afectó, pues la situación económica de mi familia siempre fue buena debido a los ingresos de mi mamá como dueña de una fábrica de pastas.
Como les contaba,mi nombre es Ezequiel y todo comenzó allá por la época en que yo tenía 12 años de edad recién cumplidos. Era un rubio con rulos y con ojos marrones, y una piel blanca, pero con un tono trigueño debido a los rayos del sol. Mi cuerpo era normal, pero siempre fui de esos chicos que nunca tuvieron una tabla de lavar la ropa en los abdominales, más bien tenía un poquito de panza pero no era para nada gordo. Por otro lado, al ser un chico que desde chiquito jugaba al fútbol, si bien había abandonado el deporte un año antes, se mantenían mis piernas y mis nalgas suficientemente duras y redondas.
Era miércoles, por su puesto que no había escuela ya que estábamos en vacaciones de verano. Me había despertado a eso de las 9 a.m y me puse a jugar al SEGA( Una consola de videos juegos del año 2000), ya para cuando se hicieron las 12 del mediodía me estaba comenzando a aburrir. Como mis amigos se fueron a pasar el verano a la playa y yo me tuve que quedar acompañando a mi mamá unos días más en la ciudad. No me quedaba otra alternativa que pasar los primeros días de las vacaciones solo.Por eso decidí ir a caminar solo por mi barrio, por lo que me vestí con un short azul francia y una camiseta del barcelona.
Mi barrio formaba parte de una de las zonas históricas de la ciudad, por lo que estaba constituido por casonas grandes y muy antiguas, las veredas estaban ocupadas por árboles centenarios y las calles hechas de adoquines(calles de piedra). Se podrán imaginar que para un chico de 12 años eso es entretenido porque podía imaginar cosas como, fantasear con casas encantadas y cosas así.
Más o menos a siete manzanas de mi casa, se estaba mudando una anciana. Había un camión grande en la calle y muchos muebles en la vereda. Dos hombres estaban cargando un ropero de madera y de repente uno de ellos se tropieza y se le cae el ropero encima. Por lo que pude ver, al tipo se le dobló la pierna, así que llamó a un taxi que justo pasaba por ahí y se fue al hospital. No obstante, el otro hombre de mudanzas quedó solo, así que cuando pasé por donde él estaba. Vi que me miró y me dijo: -"Oye niño!, veo que tienes fuerza. Si me ayudas a empacar los muebles de la señora al camión te pagaré 60 pesos,"( en el 2000, 60 pesos argentinos eran el equivalente a 60 dólares americanos). Un poco indeciso por la cantidad de muebles que veía en la vereda, acepté la oferta.
Tardamos unos 20 minutos en meter todos los muebles que estaban en plena vereda al camión. En todo momento Arnoldo, el camionero que me contrató, me daba indicaciones sobre cómo agarrar los muebles para que haga el menor esfuerzo posible. Cuando terminamos de cargar los muebles que estaban afuera, pensé que habíamos terminado. además nos dijimos nuestros nombres . Pero justo en ese momento salió la anciana de la casa y dijo:-" Que bien muchachitos!, ya cargaron casi todo. Les falta cargar las cosas del ático, son 3 cajas . Cuando terminen con eso, cierren con llave y vayan a la nueva casa a dejarme los muebles allá." La anciana le entregó las llaves a Arnoldo y se fue en su mercedes negro.
Cuando la vieja dijo eso, yo estaba pensando en salir corriendo, pues no quería seguir trabajando. Nunca había trabajado ni lo necesitaba, era para hacerle el favor al tipo ya que su compañero se había lastimado. Pero Arnoldo, advirtiendo lo que pasaba por mi mente, me dijo:-" Si te quedas te doy otros 60 pesos". Por lo que fue imposible negarme a esas palabras.
En ese momento lo seguí al señor hacia el ático. Para llegar al ático, tuvimos que subir hasta el segundo piso. En todo el trayecto, el señor Arnoldo no dejaba de mirarme las piernas, cuando yo lo miraba para ver qué era lo que él miraba, él me respondía con una sonrisa morbosa que yo no lograba entender. Al llegar al ático, había una escalera de madera, como la de los pintores, por la cual solo se podía subir de a uno a la vez. Arnoldo me dijo que subiera yo primero mientras el sostenía la escalera desde abajo. Yo me hacía el distraído pero me di cuenta de que el señor me miraba las piernas desde abajo mientras yo subía. En ese momento se me vino a la cabeza que en ese día no me había puesto calzoncillo por que todos estaban para lavar en casa. Así que supe que Arnoldo podía tener una primera vista de mi pene que por esos tiempos, flácido era pequeño como de 2 cm y medio, pero erecto podía llegar a medir unos 13 cm.
La situación duró tres minutos hasta que logré abrir la puerta del ático, en tanto el señor sostenía la escalera desde abajo. Pero fueron tres minutos suficientes como para que yo me sintiese excitado con que una persona me este mirando mis cosas. Aunque yo ya entendía lo que era el sexo entre un hombre y una mujer, jamás me había masturbado, y nunca se me pasó por la cabeza que un hombre tuviera sexo con otro hombre.
En este contexto, cuando abrí la puerta lo miré a Arnoldo desde mi posición y vi que se miraba el bulto mientras lo meneaba con una mano. Eso me incomodó, pero cuando se dio cuenta que lo miraba, me dijo que le picaba el paquete y sonrió. Después me dijo que le pasara las cajas que dijo la mujer que estaban en el depósito ése. Se los fui pasando, eran 3. Cuando todavía no habíamos salido de la casona, Arnoldo, se detuvo y me dijo:-" Estas empapado en sudor, mejor lávate en el baño antes de que vayamos a llevarle las cosas a la señora Lucrecia". Eso no lo podía negar, realmente estaba empapado en sudor. Es que los 34º C que hacía en la calle, y el trabajo que da levantar muebles me habían hecho transpirar mucho. Me metí en el baño, donde ya no quedaba más que una ducha y una canilla lavamanos. Me quité la camiseta y la mojé toda, luego la escurrí con las manos. Pero como me sentía sucio debido a la transpiración que comenzaba a secarse, darme una ducha rápida. Pero antes revisé que Arnoldo no estuviera detrás de la puerta.
Me quité las zapatillas y el short, y rápidamente me metí bajo la ducha de agua tibia. Como no había jabón, ya que la casa estaba vacía, me pasé las manos por todo el cuerpo. La situación me excitó, pensaba que estaba en una casa ajena, bañándome. Me produjo la necesidad de masturbarme, aunque nunca lo había intentado. Se me pasaba por la cabeza la imagen de Arnoldo mirándome el pene por debajo del short en la escalera. Mi excitación me superó y me hizo olvidarme de que el tipo estaba esperándome en su camión.
Mientras me masturbaba en la regadera, se abrió de la puerta y del otro lado estaba Arnoldo mirando sorprendido lo que yo estaba haciendo. A lo único que atiné fue a agarrar rápidamente la camiseta del barcelona que la había dejado en el lavamanos al lado de la regadera, y tapé mi lampiña ingle de chico de 12 años. Y cuando me di cuenta, Arnoldo estaba a un metro y medio de mí. Unos pasos dentro del baño.
Arnoldo era un hombre como de unos 45 a 55 años, de pelo castaño, un poco de pelada en la nuca. Tenía la barriga típica de los camioneros. Una barba de días y vestía con una camisa de trabajador azul y un vaquero celeste. Sinceramente, Arnoldo no era un modelo, todo lo contrario. Era feo, hasta le faltaba un diente. Pero a la edad con la que contaba yo, no me fijaba en rasgos físicos de los hombres. Solo veía a las mujeres.
Sorprendido, y sin que se me ocurriese decir ni una palabra. Me quedé denudo, solamente tapado en mi ingle con mi camiseta y frente a mí, Arnoldo. En medio de un silencio que habrá durado unos 2 minutos, en tanto yo miraba hacia el piso y el tipo que escudriñaba el cuerpo con la mirada.
Él me dijo-" ¿Qué traes?, ¿tienes verguenza?. ¡Pero si somos hombres!, no tienes nada que yo no haya visto antes.
Yo:-" Estaba muy sudado, quise bañarme rápido antes de que terminemos con la mudanza". En tanto me seguía sosteniendo con una mano la camiseta que de había convertido en una bola de trapo que tapaba mi ingle, y con la otra mano apagaba la regadera que seguía chorreando de agua.
Sin decir nada, Arnoldo se comenzó a quitar la camisa de trabajo y luego el vaquero que traía puesto. En tanto me seguía recorriendo el cuerpo con una mirada que jamás me voy a olvidar. Él se sonreía y me empezó a decir:-"¿Sabes?, me di cuenta cuando en el ático no traías calzones. Desde abajo te pude ver todo, así que ya no deberías tener verguenza al dejar que yo te vea.
El tipo ya se había quedado en boxer, un boxer viejo y agujereado. Y se pudo de rodillas frente a mí, y me dijo:-"¿Sabes?, tu cuerpo me hace recordar al de mi hijo. Se llama Gastón y tiene un año más que tu… Sii, ahhh, tiene el mismo tono de piel en sus piernas." En tanto comenzó a acariciarme las pantorrillas con una mano y con la otra me frotaba la barriga.
Yo estaba inmóvil, estaba asustado pero a la ver venía arrastrando la excitación desde la escalera cuando me percaté de que el tipo me observaba. Y al sentir la mano del señor en mis piernas y la otra frotándome el pecho y la panza, mi respiración comenzó a agitarse y comencé a sentir algo que nunca antes había experimentado. Entanto el tipo me seguía comparando con su hijo, que al parecer según su propia descripción tenía el mismo físico que yo con la diferencia de que su hijo era morocho de pelo.
No se como, pero cuando me quise acordar, tenía a Arnoldo dándome besos en mi pierna derecha. Por unos segundos me relaje, realmente me relajé, tanto que olvidé sostener la camiseta y la solté dejando al aire mi, ya excitado, pene. Mi pequeño amigo que medía 13 cm parado y mis bolas que eran rosadas y lampiñas, todo a la altura de la cabeza besucona de Arnoldo.
Él- "mmmm, el amiguito salió del escondite." Primero lo olió con su nariz y dijo-" mmm, ¡el aroma de Dios!". Y luego se metió todo en la boca, realmente me succionaba el pene. Con una mano me empezó a masturbar y con la otra comenzaba a recorrerme todo el cuerpo. Me excitaba mucho que jugara con la raya de mi cola y mi entrepierna mientras me chupaba la hombría.
De repente, el tipo se pone de pié y se quita el boxer. Una selva negra de bellos púbicos rodeaba a un palo de carne de unos 23cm de largo y bastante ancho. El tipo encendió la regadera otra vez, y me dijo que me pare debajo. Nuevamente se puso de rodillas y me mamó la verga. Con una mano él me masturbaba, mientras con su boca me chupaba todo el cuerpo. En un momento me besó la boca pero me dio asco, aunque estaba excitado.
Comencé a sentir que explotaba, y él se dio cuenta de eso porque inmediatamente puso su boca en mi pene y se la inundé con un liquido blanco parecido al shampoo. Era la primera vez que me saltaba semen.
Arnoldo, se tragó todo y dijo:-" Mmmmmmm, que ricooo!. Te amo nene, sos igual que mi hijo." Y le pregunté:-" ¿Con tu hijo también haces esto?." Él:- "Si, pero solo cuando duerme. Trato de no despertarlo." Y continuó chupándome todo. Hasta que se acordó de la mudanza y dijo:- "Uy, se hace muy tarde. Terminemos con la mudanza y luego seguimos".
Arnoldo se comenzó a vestir y yo también. Pero se notaba que él seguía muy excitado ya que su pene seguía parado como pidiendo explotar.
Subimos al camión, yo sentado en el lugar del acompañante y mientras hablábamos, Arnoldo con una mano manejaba el volante y me tocaba la entre pierna y, aprovechando que no traía calzoncillo, me acariciaba los huevos por debajo del short.
Continuará….
(historia ficticia)
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