Con dos hermanitos Parte 3
Tercera entrega de un maravilloso fin de semana.
Claro que sí, amorcito, pero antes, voy a darme un baño y a ayudarle a tu hermanito a limpiarse muy bien…Va?
–Si, don Jorge, está bien…
Como recordarán, así concluyó la segunda entrega de esta serie.
Agradeciendo el apoyo y la buena aceptación recibidos, va la tercera parte…
Así que nos dirigimos los tres al baño, pues Juanito pidió acompañarnos. Le pedí a Efrén sentarse en el inodoro y pujar hasta hacer del baño y expulsar mi semen mezclado con un poco de sangre y popó. Luego, nos duchamos. Yo enjabonaba y frotaba sus cuerpecitos y ellos hacían lo propio conmigo mientras nos reíamos y tocábamos.
Preparé, ahora sí, el jacuzzi para meterme a él con mis dos pequeños amantes. Me serví un buen teago con hielos y ellos tomaron sodas del refrigerador y algunos chocolates y caramelos.
Al meterme al jacuzzi, Juan tomó mi pene entre sus manitas pero lo detuve, le dije que lo que yo deseaba era meterlo en su culito, pero que eso sería a la noche y les propuse sólo acariciarnos y besarnos, y que jugaran entre ellos mientras yo me reponga de las tremendas deslechadas que me habían dado con sus bocas y el culito del menor, Efrén, de 7 añitos.
Fue muy tierno verlos abrazarse desnudos cubiertos de espuma, besarse y toquetearse entre sí, chupar uno al otro su genitales y jugar a penetrarse sin lograrlo sólo simulando.
Nos secamos, vestimos y les propuse ir al pueblo a comer algo y surtir nuestra despensa.
Llamé a su tío y le pedí permiso para llevarlos a dar una vuelta al pueblo y el aceptó.
–¿Y cómo lo están tratando mis sobrinos?
–Muy, muy bien, no puedo quejarme, son muy lindos, complacientes y juguetones. ¿Puedo disponer de ellos todo este fin de semana?
–Ja, ja, ja, ya veo que lo están tratando muy bien. Claro que sí, don Jorge, sólo no olvide ser generoso y cuidadoso con ellos.
–Por eso no se preocupe…a propósito, ¿me daría permiso de intentar penetrar por entero a Efrencito?
–Si me da una buena gratificación a cambio, se puede, la verdad, apenas la semana pasada empecé a entrenarlo y mi sueño era desvirgarlo yo por completo, pero se lo cedo, al cabo, chamaquitos me sobran.
Me sorprendí ante su respuesta, llegamos a un acuerdo y acompañado de ellos, conduje al cercano pueblo.
Les di a elegir a dónde ir a comer, luego los llevé a una tienda de ropa y a una zapatería y juguetería para comprarles y regalar algo.
Surtimos algo de comida, bebida y golosinas y conduje de regreso a la cabaña, donde al llegar nos esperaba el tío de Juan y Efrén.
Nos saludamos y al preguntarle si ocurría algo mencionó que tenía suerte porque una amiga de su hermana había perdido a su mamá y viajaría con ella a su pueblo para acompañarla unos días.
–Así que tendrá a estos dos enanos para Usted solito, don Jorge. Solamente le pido me los trate bien, sobre todo a Efrén.
–Me parece muy bien.
–¿Y cómo se han portado, chaparros? Preguntó a sus sobrinos.
–¡Bien, tío! ¿Verdad, don Jorge?
–Claro, me han dado un servicio excelente, la verdad, son una belleza de niños en todos los sentidos…
–¿Y don Jorge cómo los ha tratado, niños? Preguntó, dirigiendo su mirada a ellos.
–Muy bien, tío, nos llevó a comer, nos compró helado, chocolates, ropa, zapatos y hasta juguetes, respondió Juanito.
–Ah, qué bien, me alegra saberlo. Nadie los había tratado tam bien como Usted, don Jorge.
–Gracias, ellos merecen eso y más.
–Bueno, enanos, los dejo con don Jorge estas dos noches. Trátenlo como se merece y hagan todo lo que les pida, ¿Está Claro?
–Sí, tío, respondieron a la vez Juan y Efrén.
–Yo voy al pueblo, a buscar a algún amiguito de ustedes para que me haga compañía mientras ustedes atienden al señor.
Sin más, se despidió y nosotros entramos a la cabaña, me serví un trago mientras ellos entendían la chimenea. Acerqué un sillón a ella y me senté con ellos a mi lado, dispuesto a pasar la mejor noche de mi vida.
Me desabroché el pantalón y lo bajé un poco. Liberé mi erecto pene y sin decirles nada, ellos comenzaron a mamármelo como sólo ellos sabían hacerlo, le pedí a Juan se desnudara y colocara en cuatro y puse a Efrén a comerle su culito mientras yo hacía lo propio con él.
Pedí a Efrén colocarse frente a su hermano para que Juan chupara su penecito mientras yo me acomodaba atrás de Juan y saboreaba su anito un buen rato.
Abrí un poco sus nalgas y dirigí a su hoyitos mi pene lleno de presemen y saliva de ellos y empujé hasta sentir que mis huevos chocaban en sus nalguitas y comencé a bombeando, primero con suavidad y cuidado y paulatinamente fui aumentando la velocidad.
Salí de él y me acosté en el sillón para pedirle se clavara solo, acto que logró después de varios intentos fallidos y un poco de dolor de su parte. Me cabalgó buen rato y le pedí bajarse de mí para cargarlo y llevarlo hasta la cama donde lo recosté en la orilla del colchón para elevar sus piernas un poco y de una, dejársela ir completa. Fue hermoso ver cómo mi hombría desaparecía devorada por su hambriento culito, y ver el rictus de dolor, las lágrimas que asomaron a sus ojos así como los ayes de dolor que escaparon de su tierna boca, más en ningún momento me pidió parar.
Lo dejé acostumbrarse un rato y procedí ahora sí a fallarle como se debe. Era increíble la sensación de suavidad, lo apretadito y el calor de su recto al ser penetrado una y otra vez.
Finalmente, con un rugido de placer, dí una estocada más profunda y deposité en su interior mi semen a la vez que me dejaba caer exhausto sobre él y lo abrazaba y besaba mientras su hermanito nos miraba asombrado al ver cómo su hermano había recibido toda mi hombría…
–Chaparrito, acércate que sigues tú…¿y qué crees? Tu tío me dió permiso de meter completo mi pene en tí…
–¿Quieres que lo intentemos?
C O N T I N U A R Á…?
HOLA QUE SABROSURA DE RELATO ESPERANDO QUE LE RICA VERGA Y OJALA QUE EL TIO CUENTE CUANTOS OTROS SE A COGIDO Y SI HACE ORGIAS
Uffff que sabroso lo vas pasando… Sigue por favor…