Con el cuarentón del gimnasio. Parte 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por nenitox.
Hacía varios días que no iba al gym, no quería encontrarme con Kike.
Sé que él estaba dispuesto a más y yo no tenía muy claro lo que quería en ese momento, aunque mis deseos por él eran cada día mayores.
Mi miedo continuaba, no sabía que me podía hacer un hombre así, no tenía nada de experiencia, pero intentaba tranquilizarme yo mismo diciéndome que Kike me había tratado bien aquella vez y que lo había llevado con discreción.
Una vez más mis deseos tuvieron más peso que mis miedos y decidí volver al gym dispuesto a todo.
Fui a la hora habitual y como no podía ser de otra manera allí estaba Kike, sonrió al verme, nos saludamos de manera normal y cada cual se puso a lo suyo.
No aguantaba mucho esa situación, estar viéndolo y ni siquiera poder acercarme, me iba para los vestuarios, pero no sin antes mirar a Kike, él sabía lo que significaba.
Llegué a los vestuarios, al poco llegó Kike y empezamos a hablar.
– Kike: Hola Dani, ¿qué tal? cuánto tiempo?
– yo: Hola Kike, si hace unos días jeje no me encontraba bien y no he venido.
– Kike: ¿todo bien? ¿No te gustó lo del otro día? (susurrándome al oído).
– yo: claro que me gusto, solo necesitaba aclararme.
– Kike: ¿y ya te has aclarado? Me gustaría seguir conociéndote.
– yo: jeje claro que sí, a mí también me gustaría seguir conociéndote.
– Kike: ¿Vamos a cambiarnos y nos vemos fuera vale? así podemos hablar más tranquilamente.
Así fue, nos encontramos a la salida, Kike me dijo de ir a su coche, pero solo con la intención de hablar.
Una vez los dos en el coche Kike me dijo que podíamos ir a su apartamento que tenía en la costa, mi sorpresa llegó cuando me contó que se estaba divorciando de su mujer.
Aprovechamos para intercambiar datos nuestros, él tenía 42 años, llevaba 10 años casado y no tenía hijos, se casó por cuestiones familiares sin estar enamorado.
Siempre le han gustado los hombres y las mujeres, aunque por respeto a su mujer durante el matrimonio no estuvo con ninguno excepto los últimos años ya que la relación ya estaba rota y vivían separados.
Era la primera vez que tenía algo con un chico tan joven.
Yo accedí y fuimos hasta su apartamento.
Que se sincerara conmigo me hizo sentir más cómodo y el hecho de pensar que era la primera vez que tenía algo con un chico como yo me daba aún más morbo.
De camino a su apartamento, ambos no dejábamos de mirarnos, parecía como si nos conociéramos de toda la vida, se podía respirar un ambiente cálido y cargado de sexualidad.
Kike cada vez que podía acariciaba mis piernas con su mano, no perdía el tiempo, se le veía impaciente por llegar al apartamento.
Al llegar al apartamento pasamos a la cocina, allí Kike me ofreció algo de beber.
El sitio era espectacular, un ático en primera línea de playa con unas vistas increíbles.
La situación solo podía mejorar por momentos.
Ambos estábamos deseosos de tenernos, no podíamos aguantar más, Kike me quitó el refresco de las manos, me agarró de la cabeza y buscó mis labios con los suyos.
Allí estábamos comiéndonos la boca como adolescentes, me tenía agarrado por la cintura sin soltarme, mis manos descansaban sobre su pecho, él no desaprovechaba y deslizó sus manos por mis nalgas apretándomelas contra él.
En ese contacto pude notar como en su entrepierna su polla se iba animando.
Ninguno decíamos nada, nuestros actos hablaban por si solos, la situación cada vez era más morbosa, Kike seguía manoseando mi culo, yo disfrutaba de sus pectorales y barriga, quería sentir su calor, le quité la camiseta y quedó con el torso velludo desnudo, él hizo lo mismo, de un impulso me subió a la encimera de la cocina, no paraba de besarme, de morderme el cuello mientras intentaba quitarme las zapatillas.
Yo buscaba su cremallera para bajarle los pantalones, él, una vez que me quitó las zapatillas, me agarró del short y con cierta brusquedad me los quitó llevándose con ellos mi bóxer dejándome completamente desnudo.
Me cogió la polla y la sobó mientras seguíamos morreándonos.
Al igual que Kike, yo sobaba su paquete mientras le desabrochaba los pantalones, metí mi mano por debajo de su slip buscando su verga, ya estaba morcillona, le bajé como pude su ropa dejando libre aquel tronco enorme.
Una vez que estaba desnudo, acaricié su cuerpo desde su barba, pasando por su torso hasta su culo peludo y fuerte, era todo un semental, acaricié su polla venosa y seguí hasta alcanzar sus huevos.
En ese momento Kike me paró.
-Kike: ¡quieto, nene! Hoy me toca a mí.
Kike comenzó a besarme, descendiendo poco a poco por mi cuerpo, a pesar de lo rudo que podía parecer lo hacía con delicadeza.
Llegó hasta mi polla, agarrándola se la acerco a su boca y saboreó mi capullo, notaba su lengua cálida y sus labios carnosos, no lo hacía nada mal, seguía pajeándome y mamando al mismo tiempo, quería hacerme disfrutar, y lo estaba consiguiendo, me tenía muy caliente, deseaba tenerlo.
Durante un rato estuvo haciéndome disfrutar, a la vez que se pajeaba él.
Entonces lo paré y me incorporé en el suelo.
– Yo: Vamos al sofá, allí estaremos más cómodos y ahora me toca a mí.
Agarré a Kike de su verga arrastrándolo mientras él se deleitaba con mi culito de camino hasta el sofá.
Una vez allí, lo empujé para que se sentara en el sofá, era mi momento, ahora me tocaba a mí hacerlo disfrutar.
Me arrodillé frene a él, le abrí las piernas para que pudiera tener mejor acceso a su polla y sus huevos quedaran libres, acaricié sus piernas robustas y peludas, llegué hasta sus pectorales y pellizque sus pezones, él se retorcía de placer y algo de dolor, su polla dura como una estaca se alzaba es su entrepierna, no me podía aguantar más.
la agarré con una de mis manos y con la otra buscaba sus huevos para sobarlos.
Poco a poco me fui acercando a su glande, podía percibir su aroma, era muy intenso, comencé a darle pequeños lametones por todo su capullo y tronco, quería tenerla bien lubricada.
Una vez que ya estaba lista me la metía en la boca ahuecando la garganta para que entrase bien, así fue, la polla de Kike entra y salía de mi boca con facilidad, no me importaba que a veces Kike me sujetara la cabeza por la nuca y me apretara hasta ahogarme, era algo que le ponía mucho, notaba como su polla se estremecía.
Alternaba la mamada con un buen chupetón a sus huevos mientras lo pajeaba.
Después de haber estado disfrutando de la polla de Kike me paró.
– Kike: Nene necesito tu culito.
– Yo: y yo necesito que me folles con este pedazo de carne.
Quiero que me revientes.
Kike se levantó y me pidió que me echase yo ahora en el sofá de rodillas de espaldas a él de manera que mi culo quedara accesible a Kike.
Este se agacho un poco y escupió sobre mi culo y ayudándose de sus dedos untó mu agujerito con su saliva e intentó metérmelos.
– Kike: ¡Mummm, un culito virgen! Como me pone desvirgarte.
Relájate y no te haré daño Dani.
– Yo: Si por favor con cuidado.
Aunque ardo en deseos de que me folles con tu pollón me vas a reventar.
Para sorpresa mía, Kike se agachó y hundió su boca en mi culo, de repente noté como algo cálido y húmedo jugaba en mi ano, era la lengua de Kike, y estaba haciendo estremecerme.
Con mucha delicadeza buscaba que me relajase, era increíble la sensación.
Me separaba las nalgas con las manos y volvía a lubricar mi culo, volviendo a intentar meterme sus dedos, esta vez con éxito.
Consiguió meterme un dedito y al poco otro, los metía y sacaba, mientras tanto me agarraba del cachete y me daba pequeños azotes.
– Kike: mmummmm que culo más delicioso tienes nene, estás ya más que dilatado, ¡te la voy a meter, enterita!
Así fue, Kike se colocó detrás de mí, con una mano agarraba su herramienta, con la otra me sujetaba a mí por las caderas.
Muy despacito fue acercando su capullo a mi culo, lo notaba, podía sentir su calor.
Me lo colocó en mi agujero y poco a poco fue empujando.
Un calambre recorrió todo mi cuerpo, aún no tenía toda la punta metida y yo me estaba muriendo de dolor.
Consiguió meterme todo el glande, yo me retorcía de dolor, siguió empujando y empezó a dar pequeñas embestidas muy despacio.
-Kike: ¡Tranquilo Dani! ¡Disfruta relájate! No es lo que querías.
– Yo: ¡Aaaaagggg, mi culoo!! ¡Por favor, despacio!
La sensación de dolor fue desapareciendo por instantes.
Kike me tenía cogido por la cintura para guiar su polla, yo ya podía notar como entraba y salía con facilidad.
El dolor se había convertido en placer.
Las embestidas cada vez eran más rápidas y profundas, al punto de notar sus huevos chocando en mi culo, sensación que aumentaba mi placer.
– Yo: ¡oohh, sí, Kike! ¡Sigue así! ¡Reviéntame! ¡Quiero toda tu polla dentro!
– Kike: ¡Toma!! toma!! ¡Que culito más tragón tienes nene!
De la delicadeza pasamos a los guantazos de Kike en mi culo diciéndome que era toda una puta.
Pero la situación era inmejorable, me agarraba del cuello para darme algún morreo que otro mientras sacaba la polla y la utilizaba para pegarme en mis cachetes.
Al rato Kike necesitaba descansar, así que cambiamos la postura, pero no antes sin lubricar un poco el pollón de Kike.
Él de pie y yo en el suelo de rodillas lubricaba con mucho ahínco su polla antes de seguir follándome.
Ahora Kike volvía a estar sentado, yo me coloqué de espaldas a él y agaché mi culo sobre él apoyándome en sus piernas.
La polla de este ya entraba con mucha facilidad, estaba más que lubricado.
Ahora el control de la follada lo tenía yo, saltaba para dejarme caer sobre aquel pedazo de carne, los gemidos de ambos cada vez eran más intensos.
– Kike: date la vuelta, quiero verte la cara de placer que tienes.
Quiero ver como disfrutas clavándote mi polla.
Obedeciendo a Kike me di la vuelta de cara a él y seguí clavándome aquel mástil.
Kike no me soltaba la cintura y hacía que elevara el ritmo de la follada, yo aprovechaba y disfrutaba de sus pechos.
Pero la situación aún podía mejorar más.
Kike me agarró del culo y de un golpe se puso de pie sosteniéndome en sus brazos sin que su polla saliera de mi culo.
Me apoyó en la pared y siguió follándome de pie.
Yo agarrado a su cuello mientras él me cogía del culo y clavaba su polla en mi dilatado agujerito.
– Kike: uuuff me tienes a tope, en cualquier momento te descargo los huevos.
– Yo: ¡Sigue, por favor! ¡Quiero dejarte seco!
No aguantó mucho en esa postura, acabó echándome sobre la alfombra, allí me agarró de las piernas y siguió reventándome el culo mientras me pajeaba y estrujaba mis huevos.
Sus huevos seguían golpeando mi culo, lo que me hacía enloquecer por lo que no puede aguantar más y me corrí mientras me pajeaba Kike salpicando todo mi cuerpo y su mano.
Al parecer eso puso muy cachondo a Kike y no tardó mucho en darme toda su leche.
Pude notar como un fuerte calambre recorrió su cuerpo acabando en un chorro caliente que inundó mi culo.
Rápidamente Kike sacó su polla aun soltando semen, siguió pajeándose corriéndose por mi polla, barriga y pecho.
– Kike: ¡Aaaarrrgg mmm que gustoo!!!
-Yo: Mmmm que leche más calentita.
Ven aquí quiero limpiarte la herramienta.
Kike acercó su polla a mi boca, era delicioso, saboreaba su leche con los demás fluidos de mi culo.
Fue la mejor sensación que tuve.
Su polla seguía estando dura y llena de semen.
Como la anterior vez Kike descargó bien sus huevos soltando mucha leche, la notaba corriendo por mi culo.
Pues así fue mi primera vez con el cuarentón del gimnasio, la primera de muchas.
Me había convertido en el amante de Kike y muchas más experiencias tuvimos juntos y acompañados.
poco a poco iré contándoles.
Gracias
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