Con el jefe de mi papá 2 – La playa.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Eran aproximadamente las 2:00 y estaba tomando el Sol en la playa, todavía recordando mi increíble vez con el hombre que me había dado duro hace tan solo 3 días.
De pronto abrí los ojos, el mar estaba tan agitado como cualquier otro al que van a nadar unos cientos de personas, risas, chapoteadas, todo se oía, pero de pronto escuche una voz masculina muy seductora a unos metros a mi derecha. Un chico de unos 20 años estaba hablando con, tal vez, su novia, una chica castaña tan alta como él. Me sentí atraído por ese chico de cabello negro y rizado, algo bronceado, cuerpo…. mmm!, en fin, un chico demasiado guapo. Me limité a escuchar lo que decían…
-Ah, estas si son vacaciones. -Dijo ella, muy relajada.
-Si, ¿cuánto llevamos aquí?
-Unas horas. -Y esbozo una sonrisa. Aparte la mirada de ellos e insinue que veía el mar.
-No, jaja -Se reía. -Digo, días… ¿tres?
-Desde el sábado. -Y no alcancé a escuchar más.
Esa noche habría un tipo de fiesta en el salón mayor del hotel. Seguía pensando en ese chico, no dejaba de hacerlo.
Cuando llegué a la fiesta fui a con mi madre, quién estaba con una de sus amigas, no se como se encontraron pero no dude en mi vista, ella se llama Carolina, su sobrino también es gay, fue mi novio pero la verdad era solo una broma, el chico siempre estaba nervioso y nunca llegamos a nada más que unos cuantos besos, pero recuerdo sus increíbles labios.
Me aleje para no pasar vergüenza con la señora. Me acerque a la barra libre, pedí un tequila solo, lo tome y me senté ahí mismo, viendo la “fiesta”. Desvíe mi vista a donde estaban las mesas… y ahí estaba, el chico de la playa, el guapísimo chico de la playa, me miraba, y conectamos miradas durante unos segundos… la chica castaña lo llamaba, así que cambie de posición y me tome el tequila. Después de un rato volví a voltear y ya no estaba.
Y así transcurrieron los días, miércoles, jueves, viernes, sábado… en todos lo vi, al chico, unas cuantas veces conectábamos miradas pero solo duraban unos segundos.
El domingo estaba nadando en el mar cuando choque con algo, era él…
-Oh por Dios! Lo siento. –Me dijo.
-Ah, no es nada, yo lo lamento… – Al terminar esta frase mi pierna dio un movimiento raro y mi muslo se quedo rosando con su entrepierna, sentí un gran miembro, gordo y muy largo, fue un momento algo raro, pasaron los segundos y nadie decía nada, yo solo me quedaba mirando nuestra posición, entonces logre quitar mi pierna y el silencio incomodo comenzó, vi su cara, labios delgados, algo parecidos a los míos, su pelo rizado, y mojado y sus ojos… avellana, eran hermosos.
-Lamento esto, de verdad lo siento, no fue mi intención, no te vi. –Comencé a balbucear.
-Oye, oye- Me decía su voz tan seductora. –No pasó nada, ¿ok? –Me dedico una sonrisa y me quede atontado por su rostro mojado, mojado y hermoso.
-Ok. –Dije y me adentre más en el mar, sin voltear atrás.
Era lunes y fui a mi cuarto, mis padres estaban en el piso de arriba y normalmente se escuchaban en las demás habitaciones los sonidos que solo el sexo produciría, estaba caminando por el pasillo y lo vi, nos acercamos como si fuéramos buenos amigos, yo traía un short arriba de la rodilla y una playera azul con sandalias, el tenía unas bermudas con unas sandalias y una musculosa que me dejaba ver su cuerpo, me derretía de solo verlo.
-Jaja –Se rio.
-¿Algo es gracioso?
-No, es que nos vemos tantas veces.
-Ah… aja –Hice un sonido con la garganta que mostraba mi indiferencia.
-Soy Noe, ¿Cómo te llamas?
-Roberto, me puedes decir Beto. –Le dije con un tono seductor, pero nada tan seductor como su voz, su cuerpo, su… todo.
Durante toda la semana nos quedábamos de ver en algún lugar, cada “cita” era más y más romántica, más intima y mucho más sensual, pero todas interrumpidas por la chica castaña, que comenzaba a irritarme, pero no resulto ser más que su hermana. El domingo fuimos a un bar cercano y tomamos un poco, bueno, yo tomé un poco, el estaba borracho, así que llamé a un taxi y fuimos al hotel, como no sabía cuál era su habitación fuimos a la mía, lo acosté en la cama y le dije que se durmiera, fui al balcón pero al cabo de un rato me aburrí, así que me senté en el sillón y me relaje. Unos minutos después él me dijo:
-Cielo, ¿puedes apagar la luz? –Tal vez fue el exceso de alcohol, pero adore escucharlo decirme “cielo”. Apagué la luz y me senté de nuevo en el sillón. –No, no, ven. –Me dijo.
Me acoste a su lado, y nos quedamos en posición de cucharita, el a mi espalda, relajados hasta que me dijo “¡Voltea!” con tono de niño mimado, pero con su voz sonaba estimulante.
Me voltee y lo vi, su cara no parecía la de un borracho, y nos quedamos unos segundos mirándonos. Y justo cuando creía que se iba a dormir sus labios se pegaron a los míos embonando perfectamente, fue delicioso, estaba siendo delicioso, metió su lengua a mi boca y sus manos comenzaron a explorar mi espalda, bajando cada vez más, sus manos de hombre eran muy fuertes y solo tocándome me sentía en el paraíso, yo comencé a tocar por arriba de su short, subiendo hasta sus axilas, un hombre muy bien formado, el metió sus manos en el interior de mi bóxer, jugando con mis nalgas, comenzó a besar mi cuello y bajo y bajo… le quite la camisa que tenía y me quite la playera también, el sacó sus manos de mi bóxer y comenzó a tocar mi entrepierna, yo ya estaba excitadísimo, me voltee boca arriba y él me quito el short y el bóxer de un jalón, comenzó a mamar mi pene y yo estaba por explotar, se lo metí hasta la garganta, era una idea muy loca tener a ese semental mamando mi verga, pero el placer era más que perfecto, así estuvimos unos minutos, su lengua resbalando por mi miembro me fascinaba, entonces se acerco a mí y nos dimos unos besos franceses, deliciosos, el se acostó boca arriba, me quite los tenis, el short y el bóxer, dejándome desnudo e indefenso ante ese chico, bajé su pantalón, le quite los tenis y los calcetines y subí lamiendo sus peludas piernas, peludas y fuertes piernas, llegue a su entrepierna y comencé a lamer sus bolas, gigantescas y deliciosas, no podía verla bien pero solo tocándola pensé en unos 27 o 28 centímetros de verga, enorme y gorda, y completamente excitada, sentía incluso dos venitas por ahí, mamaba su cabecita con el temor de encajarme toda esa bestia en mi boca y garganta, pero quería verlo sentir placer, así que poco a poco metía su gran verga en mi boca, no estaba ni a la mitad cuando ya sentía su cabecita en mi garganta, la saque, y probé de nuevo, su gran verga ya estaba toda en mi boca, en mi garganta y tal vez más adentro, rompiendo mi laringe, pero ver su cara de placer y escuchar sus sensuales “Ohh”, “Si, ahh…” y “Eso, si, ahhh..” era todo lo que necesitaba, mamé su verga durante unos cuantos minutos, estaba fascinado y no podía detenerme, fue cuando se levanto que me detuve, el se dirigió a su pantalón y saco una bolsita de ahí, un condón, yo estaba listo, el se lo puso y volvió a la cama, nos dimos unos besos, y comenzamos…
En la posición de perrito, el metía lento su gran verga en mi culito partiendo mi cuerpo en mil pedazos, el dolor era inmenso, pero ya toda adentro se detuvo unos segundos para dejar a mi ano descansar y adaptarse un poco, comenzó lentamente a sacarla y cuando sentía alivio la metió completamente, dolía, y mucho, y de mi garganta no dejaban de escaparse unos cuantos gritillos, sin embargo el no se detenía, tomo mi pierna por el tobillo y abrió más mi ano, aumento la velocidad y en unos segundos ya era todo un animal, me daba demasiado fuerte, y demasiado rápido, pero mis gritos comenzaron a cambiar, el placer comenzaba a invadir mi cuerpo, y así continuamos unos minutos. Después el saco su gran verga y me pidió otra posición, me acosté boca arriba y abrí las piernas, el las levanto y comenzó a penetrarme de nuevo, mi ano ya estaba muy dilatado, así que esa vez ya no necesitaba adaptarse tanto, comenzó igual de rápido y fuerte que como en la otra posición, y me llegó a la mente la idea de la posibilidad de que alguien allá afuera estaba oyendo nuestros gritos orgásmicos, después el se acostó boca arriba dejándome su verga ahí, la silla, estaba siendo increíble, el placer nos invadía…
-Ya me voy a correr, ahhhh. –Me dijo. Yo no me detuve y seguí moviéndome de arriba a abajo, dejándolo seguir y seguir….
En unos segundos me invadieron los orgasmos, el placer estaba inundado, me quite y me acosté, el se levantó y se quito el condón, prendió la luz del baño y vi que el condón estaba llego de lechita, el se lavo y volvió a la cama, saco una sorpresita, dejándome toda su leche en la cara, tal vez exageraba pero sentí la pesadez de un litro de lechita en mi cara, aventó el condón y comenzó a lamer mi cara, nos dimos un gran beso francés dejando a nuestras bocas con el semen para tragar, el bajo a mi verga y comenzó a mamármela, en un minuto ya tenía todo mi esperma en la cara, se la lamí y me la trague, dejándole nada. Y me dormí.
A la mañana siguiente me levante notando mi desnudez, lo ignore y fui al baño, Noe estaba tomando una ducha y no dude en entrar…
-Buenos días cielo. –Me dijo con su seductora voz…
-Que mal estas con esta resaca. –Le señale su borrachera anoche.
-Ah, no es tanto, solo me tome unas cuantas.
Nos tocábamos, nos besábamos, nos enjabonábamos, estábamos de nuevo en el placer.
Él se fue ese miércoles, dejándome su número, lo rompí y volví a la playa, no quería volverlo a ver, aunque ah sido el chico que me ah cogido más rico en mi vida, no sé porque, pero quería superarlo.
Yo me fui ese sábado, regresé a casa y nunca le hable a nadie de él hasta ahorita.
El lunes mi padre tendría una barbacoa en el jardín, donde vi a su jefe de nuevo… eso se los dejo para la otra.
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