Con el primo en el mercado
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por 41MX.
En algunas ocasiones al salir de la escuela me gustaba acompañar a mi tía en el puesto y en ciertos días dejaban al mayor de mis primos para que cerrara el puesto, por lo que terminábamos solos hasta que mis tíos pasaban a recogernos al caer la noche; como les comentaba el era mayor, color de piel moreno claro, no era alto pero si de complexión fuerte aún sin hacer ejercicio y sin mucho vello.
En ese entonces no había teléfonos móviles por lo que el entretenimiento consistía en jugar con apartaos que tenían el videojuego de "tetris", charlar o molestarnos mutuamente.
Fue en uno de esos días que mi primo se quedo en la tienda que empezó a molestarme de una manera peculiar, él comenzó a pasar un palo de madera -que se utilizaba para bajar mercancía ubicada en la parte alta del puesto- por mi trasero, lo pasaba justo entre mis nalgas y al voltear a verlo solo se ría.
Después lo hacía con el palo de la escoba o algún juguete que fuera largo como los bate de plástico para béisbol o el mango de las raquetas de tenis igualmente de plástico.
Después de unos días además de molestar con el dichoso palo, empezó por "jugar" a las luchas cuando el era más alto y fuerte que yo, por lo mismo siempre terminaba atrás de mi sujetándome con sus brazos y pegándome a su cuerpo, yo tampoco era alto, pero si más delgado y con nalgas grandes.
Nada de lo que hacía me agradaba pero sobre todo trataba de evitar las luchas, porque sentía que a veces no tenia cuidado y me lastimaba, hasta llegaba a sujetarme por el cuello con sus brazos e inclinarme hasta tener mi cara a la altura de sus testículos, eso no me gustaba, pero fue así como sentí por primera vez otro pene en erección.
Pasaron unos meses y los "juegos" continuaron, procurando por su parte que nadie se diera cuenta, casi siempre empezaba a molestar al cerrar el puesto y cuando ya habían cerrado los demás locales, por lo que estando él de encargado solíamos ser los últimos en cerrar.
Fue un día entre semana que finalmente se presento la oportunidad de hacer algo más, sus padres pasarían por nosotros más tarde de lo habitual, algo que en su momento yo no sabía, pero que él supo aprovechar para así cogerme.
Como en otras ocasiones esperamos a que los demás locatarios empezaran a cerrar y a despedirse, poco antes de que el último de ellos se fuera comenzamos a recoger la mercancía y a acomodarla, todo eso resultaba normal; sin embargo, a diferencia de otros días no empezó a querer luchar o a pasarme algo entre las nalgas, solo acomodábamos las cosas, y a diferencia de otros días también bajo la cortina de metal y cerro la puerta desde adentro, cuando solía hacerlo estando afuera.
Con las cosas acomodadas el espacio que quedaba al interior de la tienda era poco, pero lo suficiente para moverse.
Recuerdo que estaba colocando una caja al fondo cuando me abrazo con fuerza y pegó su cuerpo al mío, mi corazón empezó a latir rápido y me puse nervioso.
Sentí su erección y como me apretaba más fuerte, entonces le pedí que me soltara pero no accedió, me susurro que me dejara, que no me haría nada, pero le dije que sabía que quería cogerme y que alguien podría llegar, que me soltara.
Lo siguiente que me dijo fue aquella celebre frase de "sólo la puntita" y te suelto, yo estaba en realidad nervioso y quería irme por lo que ya no dije nada, entonces pasaron unos minutos y empecé a sentir como con una mano me sujetaba y con la otra trataba de bajarme el pants de deportes de la escuela, después como se quitaba el suyo y se pegaba su cuerpo al mío.
Lo sentí muy caliente, como cuando te da fiebre y entonces empezó a moverse de atrás hacia adelante simulando que me cogía pero no dejaba de sujetarme con un brazo, mientras con el otro trataba de dejar mi cuerpo lo mas desnudo posible, yo no hacía nada estaba nervioso y no quería que nadie nos viera, quería que terminara y ya.
Me movía sujetándome con sus manos y así me puso en cuatro, me bajo más el pants por debajo de las rodillas y me quito la playera blanca de la escuela, el también se quito la suya y empezó a pasar saliva en mi culo con su mano.
Cuando sus dedos tocaron mi ano cerré los ojos y agache mi cabeza al piso, después sentí que untaba algo más en mi culo y su pecho caliente sobre mi espalda ya desnuda, mientras me decía al oído "no grites, aguántate".
Entonces sentí como separaba mis nalgas y trataba de meterme su pene.
Sentí como piquetes, era molesto y empezaba a doler, apreté los dientes, sentí de pronto un dolor y solté un grito no muy fuerte; trate de separarme pero frente a mi no había espacio y el me sujeto de la cadera, se inclino y me repitió "no grites".
Desde el inicio empezó a cogerme con movimientos rápidos y cada vez que la metía sentía un dolor adentro del culo -como si su pene chocara con algo dentro de mi cuerpo- y un ardor que quería que ya terminara, le dije que parara que me dolía e intente separarme otra vez; entonces el se detuvo con su verga dentro de mi y empezó a masturbarme, mi miembro reacciono y se puso duro, fue cuando sentí una picazón y algo caliente en la cabeza del pene que no había experimentado antes.
Estuvo masturbándome por un rato y nuevamente empezó a cogerme, esta vez trato de levantar una de mis piernas y me dijo "así es como cogen los hombres".
Continuo penetrándome con movimientos rápidos y mi culo no dejaba de arder.
Estuvimos así no mucho tiempo y de pronto la saco exclamando que se venia, yo pude sentir algo de su semen caliente sobre mis nalgas y al voltear la cabeza lo pude ver con la boca abierta observando como le salía el semen de su pene.
Mi culo me ardía e intenté pararme pero volvió a colocarse encima de mi y a colocar su pecho y abdomen sobre mi espalda, la sensación de su cuerpo caliente, así como la de su sexo igualmente caliente junto a mis nalgas se sentía bien, pasaron unos segundos y luego nos incorporamos.
Con papel de baño nos empezamos a limpiar, yo sentía en mi ano y nalgas algo pegajoso, nos acomodamos la ropa al terminar de limpiarnos y nos dimos una mirada.
Me dirigí a la puerta con el culo ardiendo y con ganas de irme, pero antes de salir me sujeto contra una pared y empezó a pegarme su pene en el trasero simulando que me cogía pero esta vez besando mi cuello.
Le di un codazo y le solté con voz baja un "ya güei vamonos", el sonrió y abrió la puerta para salir.
Las cogidas continuaron esporádicamente por un tiempo hasta que su familia se fue a vivir a otro Estado, después de él, solo tuve algunos encuentros con dos personas más, uno de ellos era un señor que vendía en el mismo pasillo del mercado y que había tenido la suspicacia de saber lo que pasaba.
siempre hay alguien que te observa.
Posteriormente tuve la oportunidad de conocer y salir con mujeres, hacer una vida más tradicional y agradable en muchos aspectos .
Muchos años después volví a tener encuentros con hombres de manera esporádica pero creo que quiero más.
Y no volví a coger con aquel primo.
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