Con el Taxista Hetero
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, espero que disfruten este relato que me pasó a penas, y fue lo más morboso y delicioso que me ha pasado con un macho, me llamo Rodrigo y tengo 26 años.
Hace tiempo me encontraba saliendo con un chico, nos estábamos conociendo a penas y su casa quedaba cerca del gimnasio al que yo iba todos los días, y pues uno de esos días me quedé a dormir en la casa de este chico porque ya era demasiado tarde para regresar a mi casa, vimos una película, sin que llegara a pasar nada sexual realmente.
Al otro día cuando amaneció, él se tenía que ir a la escuela y yo me tenía que regresar a mi casa, por lo que él tomó un taxi porque ya iba tarde y yo le dije que me esperaba a que pasara otro ya que íbamos en direcciones completamente opuestas.
Total de que esperé como unos 10 minutos en la esquina a que pasara un taxi ya que no había mucho tránsito a esa hora, eran las 5 de la mañana y aún estaba oscuro.
Para esto, yo llevaba mi ropa del gimnasio puesta, ya que no me llevé una muda extra, (yo soy alto, mido 1.
87, piel clara, con barba, con cuerpo torneado, robusto y velludo) llevaba puesto unas licras que dejaban a la vista mis piernas largas, velludas y grandes (la verdad es que siempre me las han chuleado) y mi culito, también llevaba puesta una playera básica y encima una chamarra deportiva y mi maleta.
Por fin pasó un taxi, le hice la parada y de inmediato me subí a la parte de atrás, la verdad es que iba sin intención de que pasara algo, cerré la puerta y el taxista se arrancó.
Yo — Buenos días me llevas aquí a los Héroes.
(Era un trayecto de máximo 10 minutos).
Taxista — Claro que sí buen día.
¿No tiene frío? (Luego luego a penas me subí empezó a hacerme la plática, y acomodó el espejo para verme mejor).
Yo — Pues no eh, ya estoy acostumbrado a salir así, aunque ahora que lo dices como que ya me está dando.
(Y me acaricié las piernas como aparentar frío).
Taxista — ¿Y que onda de dónde vienes? ¿Te fuiste de fiesta? ¿Ya vienes cogidito?
Yo — No pues de hecho me quedé a dormir con un amigo porque ayer ya no me pude regresar a mi casa,.
de hecho venía del GYM y pues no se armó nada tu crees, me dejaron con las ganas.
Taxista — ¿Y si haces mucho ejercicio? Porque tienes unas piernas bien ricas.
(Y en ese momento se me hizo agua el culo porque pasó su mano como hacia atrás del asiento sin dejar de manejar y me acarició las piernas y mis vellos).
Yo — Pues muchas gracias y juzga tú jejeje
En ese momento se agarró el paquete y le lancé una mirada muy obvia de lo que quería, a lo que me dice:
Taxista — ¿Te gusta? Pásate para adelante.
A partir de ese momento yo estaba muy nervioso porque jamás imaginé que iba a pasar algo en ese trayecto, total de que se para, me subo a la parte de adelante y lo veo bien por primera vez: tendría unos 35 años, un macho muy varonil, se ve que practicaba algún deporte porque tenía unas piernas enormes y muy ricas, tenía una pancita chelera muy sexy y era lampiño 100%, como que alguna vez hizo gym porque tenía marcados los músculos muy ricos por cierto, era alto, como 1.
85 y muy blanco, estaba guapo.
Taxista — ¿Y tienes prisa? Podemos ir a un lugar que está solo y ahí podemos y ya después te llevo a tu casa,
Yo — Si claro, vamos.
Taxista — Vengo bien caliente, de hecho vengo de dejar a una morra al aeropuerto y se me andaba insinuando peor pues nel, si quería pero me apendeje, lo bueno es que te vi ahorita y contigo no me pude resistir.
(Y en eso me acaricia mi culo y me pone mi mano en su bulto para que se lo acariciara, era un bulto muy rico, que se sentía perfecto a través de su pants de esos que son como de tela delgadita.
Yo — Mira pues andas de suerte.
(Y le hice señas para que se bajara el pants).
Se bajó el pants y los boxers pegaditos hasta la rodilla y quedó a mi vista algo simplemente delicioso, su pene era riquísimo, era claro, completamente depilado y gordito, como de unos 15 cm, cuando lo toqué estaba muy suave al tacto, su piel era muy suave y estaba hirviendo de calor, lo cual me puso a mil, lo tomé con una mano y me lo llevé a la boca, él soltó un gemido de placer y empecé a pelàrselo.
Ya estaba babosito de precum y empecé a darle una buena mamada de arriba a bajo, mientras me decía que que rico, y me acariciaba la cabeza de una manera muy suave, estuve así por un rato mientras èl cuando podía me metía los dedos en mi culito por debajo de mi licra, sus dedos eran gordos y muy ricos, me sentía en la gloria.
Llegamos al lugar que era como una especie de mirador, para esto ya estaba aclareciendo el cielo y me dice:
Taxista — Yo vivo por aquí, ahorita ando viviendo con mis papàs porque me separé de mi vieja tu crees, ella se quedó con los chamacos y pues yo ando de cabrón.
Yo — Pues de lo que se perdió tu mujer, estás riquísimo (Y le di un super beso en la boca).
Nos empezamos a besar apasionadamente, y reclinamos los asientos para que quedamos acostados, me bajó por completo la licra y se puso encima de mi de frente, continuábamos besándonos y él puso su pene entre mis huevos simulando que me cogía por la pushita, cosa que me encanta y me prende mucho, yo sentía como se movía y clavaba su pene en mis huevos, y los dejaba húmedos de precum y se sentía super calientito.
Me volteó y empezó a mamarme el culo muy rico, mientras yo gemía como puta, después empezó a subir y me clavó su verga de un golpe, yo estaba a mil, entró poco a poco con dificultad en mi culito (es que aún está algo cerradito) hasta que entró la mitad y así empezó a cogerme, sentía su cuerpo encima del mío, estaba super grande y pesado de músculo, yo me sentía indefensa y protegida por aquél macho.
No duró mucho porque empezó a aclarecer más y de vez en cuando paraba porque empezaba a salir la gente.
Total de que me dijo:
Taxista — ¿Te los quieres comer mi amor? Me encanta que se los coman.
Y yo sin decir una palabra me bajé a mamársela de nuevo mientras le acariciaba sus nalgotas lampiñas con mi mano, estaban deliciosas, su rajita estaba llena de sudor y eso me prendió mucho, como que no estaba acostumbrado a eso pero no se quejó ni me dijo nada, hasta que después de un rato empezó a gemir más y a embestirme en la boca, su respiración se aceleró y se corrió dentro de mi boca, su semen sabía riquísimo, estaba muy calentito y tenía un ligero dulzor.
Segundos despuès me corrí en su panza y se los embarré.
Nos volvimos a besar, nos pusimos la ropa, le di mi número y me llevó a mi casa contento porque por fin estaba cogidito por ese macho tan rico.
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