CON EL TRABAJADOR DEL PARQUE
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En mis días de descanso acostumbraba visitar un parque recreativo en un municipio al norte de la ciudad de Medellín.
Generalmente iba cada ocho días entre semana que era más solo y podía relajarme a mis anchas, ya había adquirido una cierta rutina.
Llegaba en la mañana y pasaba unas horas en la piscina, luego almorzaba, me dirigía hacia algún lugar alejado del público y dormía un rato o me dedicaba a leer un buen libro.
Ya era conocido de los trabajadores del lugar y a veces me sentaba a conversar con uno en especial que se hizo mi amigo.
Juan por darle algún nombre, era un hombre de mediana edad, de contextura gruesa, facciones agradables y muy varoniles y extremadamente velludo.
Al parecer le gustaba mi conversación ya que siempre me llevaba café y pasaba su hora de almuerzo conmigo.
Una de esas tardes empezó a llover durísimo y me invitó a escamparme en una especie de cuarto en donde almacenaban las herramientas de mantenimiento del lugar, llegamos completamente mojados e inmediatamente se quitó su camisa y me invitó a hacer lo mismo, supuestamente para ponerlas a secar.
Y sin pensarlo mucho se acercó y empezó a tocar mi pene.
Me asusté un poco ya que no me lo esperaba y me dijo que si me molestaba lo que hacía, que era gay y que yo le gustaba demasiado.
Mi sorpresa fue grande ya que a pesar de que en mi juventud había tenido varias experiencias homosexuales.
Hacía muchos años no tenía sexo con otro hombre, mi pene reaccionó a ese estímulo y de inmediato obtuve una erección fenomenal, empezamos a tocarnos por encima de la ropa y terminamos de desnudarnos completamente el uno al otro.
Su pene era mediano, algo grueso y tenía un prepucio que dejaba entre ver un glande rosado y lleno de líquido pre seminal.
No dudé mucho en agacharme y empezar a lamer ese pene que tenía un sabor delicioso, el gemía y agarraba mi cabeza, pasaba su pene por mi boca y pedía que me lo tragara entero, bajé su prepucio completamente y me metí la cabeza de su pene que en mi boca se terminó de hinchar, pasaba mi lengua y saboreaba como si fuera una deliciosa chupeta, empezó un mete y saca delicioso.
Literalmente follaba mi boca hasta que se vino en unos potentes chorros de semen que salían por las comisuras de mis labios.
Me recostó sobre una mesa de trabajo que había en el lugar y empezó a meter su lengua en mi culo, sentía como saboreaba y me daba lengua sin piedad haciendo círculos en mi ano lo escupía, volvía a pasar su lengua la sentía abriéndose paso en mis entrañas, metía sus dedos uno a uno y luego pasaba su pene por mi culo, esa sensación de tener una verga caliente y dura en la entrada de tu ano es increíble y muy excitante.
Hacía fuerza con su pene en mi ano hasta que sentí como ese grueso glande pasaba mi casi virgen esfínter, paró un momento y dejaba que lo sintiera siguió empujando hasta que entró la mitad y luego sin mucho pensarlo lo terminó de meter del todo agarrándome por la cintura.
Esa sensación es indescriptible tocaba mis tetillas masturbaba mi pene y bombeaba suavemente sacaba esa verga casi del todo sentía como salía de mi culo y la empujaba hasta el fondo sacándome quejidos de placer, él igualmente se quejaba y me daba palmadas en las nalgas, agarró un ritmo frenético hasta que me abrazó fuertemente sentía como me llenaba el culo de semen.
Se quedó un rato dentro de mí hasta que bajó su erección.
Nos recostamos en el suelo a descansar llenos de sudor y de semen, el olor a sexo invadía el ambiente, estuvimos así casi media hora hasta que empezó a darme la mejor mamada del mundo, sacó un poco de lubricante de un cajón y embadurnó mi pene que estaba a reventar y empezó a meterse dos dedos en el culo, se puso en cuclillas sobre mí y se enterró mi pene en su culo su excitación era total gemía casi gritaba y se clavaba literalmente su culo con mi verga, brincaba en mi como cabalgando yo lo veía casi desencajado, cambiamos de posición y en cuatro lo agarré y me pedía que lo penetrara duro con todas mis fuerzas, se escuchaba como pegaba mi pelvis con sus nalgas y como gemíamos de placer, duramos así como 5 minutos hasta que eyaculé dentro de su culo.
Nos quedamos dormidos un rato en el suelo hasta que de repente se abrió la puerta y entro uno de los vigilantes del parque.
Me asusté muchísimo pero Juan me dijo que me tranquilizara, de repente el vigilante sacó de su pantalón una enorme y gruesa verga que empezamos a chupar entre mi amigo y yo hasta que se vino dejando nuestras caras y bocas llenas de blanco y espeso semen.
Esta experiencia fue el principio de muchas tardes de sexo entre los tres, formamos una especie de grupo sexual en el que desatábamos nuestros deseos reprimidos.
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