Con Jaime, de 6, yo de 20
Un niño de 6 me acompaña a dormir y a algo más .
Hola, de nuevo con relato real con niño en una comunidad rural…
Hace muchos años me enviaron a trabajar como maestro comunitario a una zona rural. Las familias se turnaban para darme asistencia y me quedaba para dormir en una casa para el maestro en la escuela de la comunidad.
En una de las casas, vivía Jaimito con sus hermanos, tíos, tías y abuelos pues su mamá había fallecido al poco tiempo de nacer él y su papá tuvo que emigrar a Estados Unidos para enviarles dinero a ellos.
Sus tíos y tías trataban mal a Jaime y a sus dos hermanos y hermana y varias veces tuve que regañarles por ello y defenderlos de sus abusos, por lo cual me fui ganando su confianza y afecto.
En una noche, se me hizo tarde en casa de sus abuelos y cuando me despedí me preguntaron si no me daba miedo regresarme tan noche, pues no había aún energía eléctrica, y dormía solo en la escuela.
Les dije que un poco, pero que estaba acostumbrado.
Entonces la abuela me dice:
–Oiga, ¿Y si se lleva a Jaime a dormir con Usted? sirve que le hace compañía… ya ve cómo lo quiere.
–No sé, es que duermo en un catre. Vamos a estar apretados.
— Él está chiquito, como quiera se acomoda…
A pesar de mis experiencias anteriores con mis sobrinos Armando y Daniel, ese niño, Jaime, no se me antojaba mucho, generalmente andaba sucio y descuidado. Eestaba pensando cómo negarme sin hacerles sentir mal cuando Jaime se abrazó a mí de manera inocente y me pidió lo llevara conmigo.
— Bueno, está bien. Por mí encantado de que Jaimito me cuide y acompañe.
— Sí, maestro, mire, esta es su cobijita, y tú, Jaimito, te portas bien y haces todo lo que el maestro te diga. No quiero quejas, ¿está bien?
— Sí, abuela
Nos despedimos y ahí voy yo, con un niño de casi 6 años, a deshora de la noche rumbo a la casa, convertido en nana.
Al llegar, cepillé mis dientes, él ya estaba acostándose en el catre, comencé a desnudarme y él me preguntó:
— ¿Maestro, va a dormir encuerado?
Yo desde siempre, desde que me acuerdo, duermo desnudo por comodidad, pero para no asustarlo le respondí:
— No, sólo me voy a quitar pantalón y camisa y me voy a poner un short para dormir más agusto. ¿Y tú?
— Mis hermanos y yo dormimos vestidos, maestro.
— Está bien, como tú te sientas agusto…
Apagué la vela con la cual nos alumbrábamos y me acosté a su lado, él se acostó boca abajo y como el catre era angosto, era inevitable tocarnos.
Comencé a pensar en lo rico que lo pasaba con mis sobrinos, y automáticamente mi pene empezó a pararse. Y luego, tener tan cerca a ese niñito, era mucha tentación.
Sin querer, y dado que el tenía las manos a los costados, tocó con una de sus manos mi pene semierecto y éste reaccionó por sí solo y se puso durísimo. Curioso, como todo niño, lo tocó y apretó un poco.
–Maestro, maestro, ¿ya se durmió?
–Aun no, Jaime, ¿por qué?
–Ah, no…por nada. Buenas noches.
–Buenas noche, Jaimito, que descanses…
Un rato después volvió a preguntar lo mismo sin haber soltado mi pene:
— Maestro, ¿Ya se durmió?
— No, Jaimito…¿Que quieres?
–Maestro…¿Qué es esto? Y apretó con su manita mi pene.
— Ya duérmete, anda…es muy tarde ya.
— Sí maestro, pero dígame que es esto…
Como dije antes, no deseaba nada con ese niño. Me parecía mal traicionar la confianza de sus abuelos de esa manera, pero ante su insistencia..
— Es mi pito, ya duérmete, anda. Y no está bien que lo estés tocando.
— Ah, bueno, dijo entre triste y desilusionado (y lo soltó)…
— ¿Maestro?
— ¿Mmmhhh?
— Maestro, ¿y por qué su pito está tan grande, grueso y duro?
— Porque cuando crecemos nos crece también el pito, como nos crece todo: la cabeza, las piernas, las manos…
— Ah,…maestro…¿me deja tocarlo? ¿Me deja tocar su pito?
— Bueno, si tú quieres, hazlo, pero a cambio tú me vas a dejar tocar tus nalguitas, ¿qué dices?
— Pero es que mis abuelos me han dicho que no debo dejar que nadie me agarre ahí, ni mi pito.
— Pues no se los digas, y yo tampoco les digo que me agarraste el pito…
— Bueno, entonces sí…
— Espera, antes quítate toda la ropa y yo me voy a quitar el short…¿sí?
— Para qué, maestro?
— Para tocarnos mejor… y acuérdate que tu abuela dijo que hicieras todo lo que yo te dijera.
— Es que me da vergüenza que me vea encuerado…
— Ni te voy a ver, casi ni se ve nada.
— Bueno, pero no prenda la vela ni su lámpara (de mano)
Y cuando nos desnudamos lo abracé a mí y le dije…–ahora sí, Jaimito, toca todo lo que quieras– mientras yo ponía mis manos en sus nalguitas…
¿CONTINUARÁ?
¡¡¡Saludos!!!
Te pasas no manches mira como me dejastes casi a punto de venirme y me sales que continuara te pasas bueno sale lo estare esperando saludos ….. 🙂 😉 🙂 😉 🙂 😉
Gracias! Ya está la segunda parte…espero les agrade.
Ne dejaste con la verga bien dura solo de imaginar que le van hacer a Jaime que morbo!!! Continúa!!! Porfavor
Servido. Ya está la segunda parte…
Me recordó mi infancia jejeej
A ver cómo continua