Con Jaime, de 6, yo de 20 – II
Un niño de 6 años me acompaña a dormir y algo más. Segunda parte.
Y cuando nos desnudamos lo abracé a mí y le dije…–ahora sí, Jaimito, toca todo lo que quieras– mientras yo ponía mis manos en sus nalguitas…
Así acabó la primera parte. Voy con la segunda.
–¿Entonces sí le puedo agarrar su pito, maestro?
–Claro, Jaime y puedes jugar con él todo lo que quieras, pero me vas a dejar jugar a mí con tus nalguitas también, ¿Sí?
–Si maestro.
Entonces yo me puse boca arriba con mi pene erecto y duro a más no poder, lo puse a un lado mio, llevé sus manitas a él y le dije:
–Es todo tuyo, puedes acariciarlo, apretarlo o agarrarlo entre tus manos y subirlas y bajarla por él, así…
Y lo hice masturbarme un poco, metí uno de mis brazos por abajo de él y comencé a masajear sus nalguitas con ella, se las abría y pasaba mi dedo por su añito y alrededor de él.
Comenzó a reír un poco, pues dijo sentir cosquillitas.
Entonces me dijo:
–Maestro, ¿Y si prende la vela?
–¿Para qué, Jaimito?
–Es que quiero verle el pito, le está saliendo como solicita o baba…
–Si tú quieres sí. Pero a cambio me vas a dejar ver tus nalguitas y culito…¿Estás de acuerdo?
–Sí, maestro, esta bien…
Así que me incorporé, encendí una vela para alumbrarnos un poco (recuerden que la comunidad no contaba con servicio de energía eléctrica), poco a poco fue viéndose más y más…
–Ay, maestro, qué grande y grueso tiene su pito ¡Y cuantos pelos tiene! Y sus huevotes…
Yo estaba de pie a un costado del catre y el también de pie arriba del mismo…
— Continúa jugando con mi pito, anda…él lo tomó entre sus manos y empezó de nuevo a masturbarme, se reía cuando mi glande se cubría y quedaba al descubierto al hacerlo…
–¿Maestro, y por qué le sale bajita de su pito?
–Eso es porque a mi pito le gusta cómo juegas con él. Está muy feliz y si sigues jugando así con él te va a dar su lechita…
–¿Lechita, como la de las vacas?
–Mejor, porque esta lechita sirve para que los niños crezcan fuertes y sanos y les crezca pronto su pitito…
— Ah, ¿de veras?
–Sí, y ahora, como quedamos, enséñame tu culito, anda, voltéate para la pared y agáchate para verte mejor…
–Pero, maestro, es que yo quiero seguir jugando con su pito para que me dé su lechita.
–Ahorita sigues, anda, voltéate y agáchate…
Lo hizo, toqué sus nalguitas siavecitas, las acaricie y masajea largo rato, abri sus cachetitos para contemplar embelesado y excitadisimo su pequeño y apretadito orificio anal, me puse solicita en uno de mis dedos y comencé a masajearlo suavemente, a pasarlo por su agujerito y pasarlo alrededor de él, él solo se reía bien lindo.
–Maestro, maestro, ¿Ya me deja seguir jugando con su pito? Me toca…
–Bueno, está bien, pero deja acostarme. Ya me cansé de estar parado…
Y me acosté, abrí mis piernas y le indiqué se sentara entre ellas, con sus piernas flexionadas para que siguiera jugando con mi pene…así lo hizo largo rato.
De pronto le dije:
–Dale un besito…
–¿Qué, maestro?
–Que le des un besito, anda…si no, no te voy a dar mi lechita.
–No, maestro, eso no, es que tiene mucha babita.
–¿Y si lo limpio con la cobija? Y lo limpié y saqué muy bien. Ya está, a da, nomas un besito…
Y se agachó y le dio un besito en el tronco…
–No, ahí no, aquí. Y señale el orificio del glande.
Y de nuevo, lo hizo…
–Ahora, sa a tu lengüita y pásala por todo mi pito, como si estuviera lamiendo una rica paleta, anda… si lo haces, yo voy a hacer lo mismo en tu pitito y en tu culito…¿Si?
–¿De veras, maestro?
–Claro, anda, y con una mano en su nuca lo hallé hacia mi pene.
Él, obediente, así lo hizo. Tuve que hacer un esfuerzo y contenerme para no venirme.
–¿Ya, maestro?
-‘Espera, ahora, abre tu boquita y mete en ella mi pito, lo que puedas y chupalo como si fuera una paleta que metiera en tu boca anda…y ahorita lo hago yo en tu pito y culito…anda, abre tu boquita y chúpamelo varias veces, anda…
¡Y lo hizo! ¡Uffff! Hasta temblaba de lo rico que sentía aunque me lastimaba un poco con sus dientitos en ocasiones.
–Maestro, ya me cansé, le toca…
Tuve que cumplir lo prometido, acaricie sus genitales un poco hasta lograr tuviera una pequeña erección, le di besitos, lenguetee y chupé su penecito infantil hasta que disminuyó su erección. Lo acosté boca abajo y le pedí levantar un poco sus amiguitas, besé, pasé mi lengua para lamer su añito e introduje un poco de mi lengua en su virginal y apretadito año.
–Jaime –le dije–¿Puedo jugar con mi pito un ratito aquí, en tu culito? Si no te gusta me dices…
–Sí, maestro.
Así que puse mi pene entre sus nalguitas para sobarlo en ellas.
—-¿Te gusta?
–Sí, siga…¿Ya mero me da su lechita?
–Si, Jaime, ya falta poco…
Y seguí jugando con mi pene en su lindo agujerito hasta casi venirme.
–Jaime, ya me va a salir la lechita…¿seguro que te la quieres tomar?
–Si, maestro?
Entonces, me volví a acostar boca arriba con mis piernas abiertas. Él se colocó entre ellas y me la chupó y masturbó hasta que me hizo venirme como nunca: cinco abundantes y largos chorros de semen salieron disparados hacia su garganta y llenaron su pequeña boca que el con esfuerzo se apresuró a tragar…
Después de ello, sacó mi glande de su boca, lo hice lamerle y masturbar para que saliera hasta la última gota de semen de él.
Lo abracé y agradecí y así, desnudos nos dormimos…
¡Saludos! Nos leemos pronto…
Sería delicioso que los hermanitos se penetren mutuamente
Que rico relato me trae recuerdos
hola katya que edad tenias en esos recuerdos mmmm contame!!