Con mi hermano, Alejandro [2]
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esa madrugada me despertó el roce de algo, era Alejandro sobándome el culo. Me susurró al oído:
-Quiero más bebé.
Y yo bien sumiso, obedecí. Me coloque de lado, dándole mi culo a él, a su disposición. Creo que lo empezó a lamer pues una sensación de sumo placer llenó mi cuerpo, me estremecí y no pude evitar jadear. Él estaba tan absorto en su mamada que me dilató por completo. Estaba medio adormilado pues eran las dos de la mañana pero la metida de su pene a mi ano me despabiló, pegamos un gemido al mismo tiempo, sonó un poco fuerte y paramos un momento para escuchar si habíamos despertado a alguien. No sonó más que el viento afuera de la ventana. Así que Alejandro decidió continuar con su frenesí. Cuando continuó lo hizo más fuerte, le pedí que le bajara el ritmo y la fuerza porque me estaba lastimando pero lo siguió haciendo casa vez más duro. Sentía que me estaba desgarrando algo por dentro pero no tenía las fuerzas para separarlo, de la fuerza con la que lo estaba haciendo empecé a llorar. Cuando al fin terminó se dio cuenta que yo estaba llorando y trató de besarme pero lo negué. Me sentía utilizado.
-¿Qué te pasa querido? ¿Te duele?
-¡Como no me va a doler idiota!¡Me partiste el culo!- cuando sacó su verga de mi culo pude ver que estaba con sangre y eso hizo que me alterara más todavía.
Él pudo ver mi preocupación en mi rostro así que me abrazo. Me calme pues no saben cuánto me encanta sentir que le pertenezco a alguien.
Que puedo decir, me puedo poner algo sentimental a veces, solo tengo 15 años. La mejor edad para experimentar estas cosas. Alejandro siempre me está diciendo lo bello que soy. A veces creo que exagera. Solo son un chavo normal: flaco, alto, pelo negro y liso. Nada del otro mundo. Él si es sexy, su mirada me derrite.
Ese día, todos salimos a comer helados. Lucas me caía bien. Él tenía 14 años. Nos llevamos muy bien. Hasta que un día vi algo que cambió mi vida.
Ya el ultimo día en que me iba a quedar Alejandro no llegó a mi cuarto. Asumí que era porque estaba cansado o algo por el estilo pero en el pasillo que llegaba al cuarto de Alejandro estaba el cuarto de Lucas y escuche una plática entrecortada.
Parecía como si hubieran hecho ejercicio y les faltara el aire. Ja! ¡Cuánto hubiera dado porque esa fuera la razón de la plática! ¡Mi amado Alejandro estaba cogiendo a Lucas! Justo cuando pensé que me cogiera era perverso ahora me doy cuenta de que coge a sus dos hermanos. No sé que me pasó pero me dieron ganas de ver más y fui tan descuidado que me pare sobre una pelota al entrar la cual hizo un ruido espantoso. Obviamente ellos dejaron de “hacerlo” y encendieron la luz.
Todos en la habitación estábamos con la boca abierta. Especialmente yo, estaba paralizado en frente de ellos con la boca abierta. Parecía de esas novelas de mala calidad que lo primero que dijo Alejandro fue:
-No es lo que parece.
Salí del cuarto y me encerré en mi habitación. Esperando que fuera mañana para irme y olvidar todo lo que había pasado en el rancho. No lo podía creer. Alejandro estaba detrás de la puerta tratando de convencerme de que le dejara explicar todo lo que había visto y que por favor no le dije nada a nuestro papá.
-No te preocupes por eso. Papá nunca sabrá nada de esto, así como tú ya nunca más de mí.
-Bebé sal de la…
-¡Nunca me vuelvas a decir bebé, imbécil!-le interrumpí
Luego sentí nuevos pasos. Pensé que era Lucas el que venía pero luego escuche una vos grave:
-¿Qué pasa aquí?-preguntó mi papá.
CONTINUARA…
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