Con mi hombre deseado…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por colmenaresdiego.
Allí estaba yo, sentado en la mesa de la sala haciendo como de costumbre las tareas de la Universidad. Ya se contaban 456 mensajes enviados por WhatsApp a ese chico que me traía loco desde los 12 años, si, era Enrique quien desde hacía unos meses me escribía, me ponía los pelos de punta leer su nombre cuando sonaba el celular, no podía creer que el chico que tanto me gustaba me estaba escribiendo a mí, ya que hasta donde yo sabía él era Heterosexual.
Mi concentración vagaba más en el celular que en los ejercicios de cálculo, sus propuestas indecentes hacían que empezara a tener una erección, por mi mente solo pasaban escenas en las que estábamos juntos y eso me ponía al 100, recordaba siempre aquella vez que lo vi orinando en un árbol, tenía el pene enorme y eso me producía un morbo total, desde ese momento quise comérmelo y mis ansias ahora crecían más y más. En sus mensajes me escribía con intensidad, explicando paso a paso como me iba a penetrar. Me mando una foto de su pene erecto y eso hizo que mi morbo se hiciera infernal, solté el lápiz y le dije que estaba dispuesto, que sería yo quien terminaría el trabajo de bajárselo, me metí a la ducha y tomé un baño rápido, mientras daba chance a que el buscara el sitio. Me vestí, me puse loción y le escribí…
No encontrábamos sitio, en mi casa estaba mi hermana, en la suya su tía, mi deseo necesitaba ser calmado con sexo de inmediato, me enfermaría si dejaba pasar la oportunidad de estar con Enrique. Salí de la casa y caminé, me metí por un camino de árboles y me vi solo. Le escribí, le deje la ubicación y dije que lo esperaba allí, tardó menos de 10 minutos, vestía bermudas grises y franelilla blanca, su gorrita de medio lado lo hacía ver algo rebelde. Se acercó e inmediatamente comenzamos a besarnos desenfrenadamente, un beso que había sido deseado por mi desde hacía 5 años, un beso que duro el tiempo que lo había esperado.
El agarró mi cabeza y me empujó hacia sus labios, nos comimos el alma en un beso. Empecé a quitarle la camisa, lucía esa figura marcada que tuvo desde pequeño, solo que ahora era un hombre, un hombre al que deseaba desesperadamente. Ya nuestras erecciones se tocaban y cada una se deseaba más que la otra, el quito mi camisa y empezó a besarme por el cuello, el deseo hacía que me retorciera cuando sus labios tocaban mi piel. Me puse firme y tomé el control, empecé a besarle el cuello y fui bajando hasta sus tetillas, de allí a su abdomen y baje hasta el camino de vellos que conducía a su erección. Lamí por fuera de sus bermudas y con mis dientes afloje su botón, baje el cierre lentamente dejando ver una cabecita que asomaba por la liga de su ropa interior. Le pase la lengua y el soltó un gemido. Un gemido que me encendió, baje su bóxer con mis dientes y agarre su pene, lo metí a mi boca y empecé a chuparlo, ese sabor tan difícil de describir, pero tan delicioso al sentirlo, hormonas masculinas entrando y saliendo de mi boca. Escuchar como gemía hacía que me metiera su pene más profundo. Que lo metiera completamente en mi boca, él se retorcía y con su mano me empujaba para que entrará más. Empezó a follarme la boca, mientras lo miraba pidiéndole más. Le dije que no se viniera, quería que me penetrara, tantos años deseándole no terminarían en una mamada.
Baje mis pantalones y el me sorprendió cuando agarró mi pene y se lo llevo a la boca, lo chupaba tan bien que tuve que aguantarme para no venirme en su boca, me hizo gemir y mirarlo chupándomelo hacía que me excitará más, que pidiera más de él, lo deseaba. Me aguanté y me voltee para ponerme listo para la acción, con el líquido que soltaba de su pene humedeció mi ano y sin pensarlo mucho lo metió completo, dolió, pero sentirlo adentró fue más placentero que doloroso, quería que me diera duro, que me follara como si el mundo se iba a acabar, detestaba la lentitud con la que empezó, tanto deseo pedía que me diera como si estaba en una carrera de caballos. Se acercó a mi oído y me dijo “ya estás lista para ser mi perrita”.
Eso me dio mucho morbo y el comenzó a darme duro, su rudeza hacía que lo deseará más, mis gemidos lo encendían y sentía como chocaba su cuerpo fuertemente contra el mío, su pelvis en un ir y venir daba contra mis nalgas, me agarro del cabello y mientras me follaba besaba mi espalda, eso hacía que me retorciera, como deseaba a ese hombre y a esos 21cm de pene que entraban y salían de mí.
En su faena bajaba y aumentaba el ritmo lo cual hacía que me excitara, estaba cachondo, él me estaba haciendo suyo y yo solo quería más. Mientras seguía follándome agarro mi pene con una mano y empezó a masturbarme y con la otra mano me jalo del cabello mientras me dijo que iba a venirme con él, empezó a masturbarme al ritmo que me penetraba, el deseo se me desbordaba por los poros, sentía el placer más inmenso cuando ese hombre me penetraba, al aumentar el ritmo supe que era el momento y sentí como su calor traspasó al mío, esa pasión se unió en los dos cuerpos y en dos últimas embestidas se escuchó el gemido de ambos, mientras nuestros orgasmos iban y venían, era como si ondas de placer pasaban de un cuerpo al otro, entrando en un frenesí casi incontrolable, el ritmo fue bajando a medida que nuestros cuerpos se iban calmando, nos tumbamos en el suelo extasiados, exhaustos, de tanto placer dado. Nos dimos un beso que termino de calmar mi fuego y nos quedamos mirando el uno al otro.
Me levanté, comencé a vestirme y con un guiño me despedí, debía entregar al día siguiente la tarea de cálculo en la Universidad.
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