Con mi jefe
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esto pasó cuando yo tenía 16 años.
Actualmente tengo 21.
Soy alto, de tez blanca, pelo negro y me considero atracitvo.
A esa edad yo ya era súper desarrollado para mi edad, ya tenía barba y pelo en pecho y abdomen.
Todo comenzó cuando empecé a trabajar.
Estaba de vacaiones y no tenia nada que hacer, asi que conseguí un trabajo.
Prefiero no decir donde trabajaba, por discreción.
Pero todo pasó cuando me tocaba el turno de la tarde.
y pues me quedaba hasta que cerraban, como a las 10 pm.
Era un día donde todos estaban haciendo inventario o cosas así, yo solo estaba esperando al taxi de la empresa ya que yo ya había terminado mi labor.
En eso, mi jefe se me acerca y me empieza a sacar plática, nos fuimos un poco retirados de los demás porque según él le daba flojera hacer todo eso del inventario.
He de decir que el en ese entonces tenía unos 38 años.
Era alto y gordo, con una panza prominente y siempre llevaba camisas un poco abiertas, dejando lucir pelo en pecho y un poco de su camisa tira hueso.
Para mí era un tanto feo.
Pero bueno, como decía me empezó a sacar plática y en una de esas me dijo que sabía dibujar, así que le dije que me dibujara y así lo hizo.
Le dije que lo hacía muy bien y él me contestaba cosas tipo “pues es el modelo” o “el modelo es lo que hace bonito el dibujo” ya para esto, terminamos en su oficina, donde yo no sé si eran por los nervios o porque tenía frio empecé a temblar.
Me dijo que le diera su mano y así lo hice.
Él estaba en su respectivo escritorio y yo enfrente de él, los dos sentados agarrados de las manos.
Yo para este entonces ya me suponía lo que iba a pasar.
El me acariciaba delicadamente mis manos mientras me miraba fijamente a los ojos.
Ya se me estaba parando mi pene.
He de decir que yo a esa edad estaba súper caliente por tener algún encuentro sexual.
Y pensé “de aquí soy” jaja.
No recuerdo que me dijo exactamente, pero mientras me acariciaba mi mano, me hizo una señal con la cabeza para levantarnos.
Era obvia la atracción que sentíamos, bueno, el sentía más atracción por mí que yo por él.
Así que nos levantamos y poco a poco nos fuimos acercando hasta que nos besamos.
Mi jefe de treinta quiubole y yo, su empleado con 16.
Esta era una situación súper excitante para mí.
El en si nunca me gustó, pero el hecho de que el fuera mayor y fuera mi jefe me ponía a mil, asi que accedí.
Nos fundimos en un largo beso.
Jugábamos con nuestras lenguas, mientras el me tocaba el trasero.
Yo como no sabía que hacer solo lo imitaba.
Nos separamos.
Me dijo que desde el primer momento que me vio se le hice súper guapo.
También me pregunto si quería salir algún día, yo le dije que no, que solo lo quería para encuentros sexuales.
Aceptó y asi fue, nos pasamos nuestros números.
Se sentó yo me senté arriba de él, notando su erección en mis nalgas.
Nos volvimos a besar.
Sentía su bigote hacerme cosquillas en mi boca.
Metió su mano en mi pantalón y toco mi verga parada.
Era la primera vez que un hombre hacia me hacía eso.
Hasta ahí lo dejamos por ese día por miedo de que alguien nos viera.
Pasaban los días y nosotros nos masajeábamos mensajes calientes.
El segundo encuentro fue atrás en la bodega, ya para cerrar.
Nos fuimos un pequeño momento, pero eso basto para unos besos apasionados.
Y en esta ocasión, le metí mi mano en su pecho, debajo de su camisa y pellizcándole los pezones, el hizo lo mismo conmigo.
Antes de irnos le di un agarrón en sus nalgas jaja.
Ya por último, la tercera es la vencida.
Por mensaje me decía que el martes iba a ser el día.
Creo que era jueves o viernes.
Ya que ese dia en la noche ya para cerrar no iba a haber nadie y podíamos hacer lo que sea sin miedo a ser encontrados.
Yo estaba súper excitado.
Junté todas mis fuerzas de voluntad para no masturbarme hasta que llegara el momento.
Según yo para tener un mejor orgasmo y una leche más condensada jaja.
Bueno, pues llegó el día.
Así como lo prometió, se fue la noche y solo estábamos él y yo solos en todo el local.
Nos encontrábamos en su oficina.
Yo estaba esperaba desesperado mientras el terminaba un trabajo en la computadora.
No aguante mas y me levante de mi asiento y me fui detrás de él.
Mientras el tecleaba cosas en la computadora, yo lo acariciaba por detrás.
Se notaba que lo estaba disfrutando.
No aguanto más y dejo la computadora por besarme.
Nos levantamos y jugábamos con nuestras lenguas como ya lo habiamos hecho.
Le empecé a desabrochar la camisa cuando me dijo que fuéramos al comedor.
Fuimos y empezó toda la acción.
Me quitó mi playera de un solo golpe.
Nos besábamos como si no hubiera un mañana, mientras el recorría sus manos sobre mi espalda.
Bajaba su lengua por mi cuello, para darle unos chupetones.
Seguía bajando a mi peludo pecho y después a mis pezones.
Los pellizcaba y lamia riquísimo.
Siguió bajando hasta llegar abajo del ombligo.
Donde no desabrochó mi pantalón, solo lo bajo un poco para besar mi zona púbica.
Volvió a subir para besarme y mientras lo hacía desabrochaba mi pantalón.
Yo hice lo mismo con su camisa, se la medio quitó pero aún tenía su famosa tira hueso.
Se agachó para bajarme de un jalón mi pantalón junto con mi trusa y empezó su trabajo.
La mamaba riquísimo he de decir.
Mi pene sentía una excitación jamás antes vivida.
Sentía que estaba en el paraíso.
Me chupaba la cabeza, lamiendo mi tronco.
Mi pene me media unos 15 cm ya parada, lo normal y no estaba tan gruesa.
Me movía un poco para adelante y atrás, tratándome de cogérmelo y el también movía su cabeza para adelante y atrás.
Así estuvimos un rato hasta que se levantó y me volvió a besar.
Ahora era mi momento.
Le quite completamente sus camisas dejando su torso al desnudo.
No tenía tantos pelos, lo cual me disgusto un poco ya que a mí me gustan los hombres peludos.
Pero en fin, baje a chuparle los pezones.
Unos bien grandotes y duros todavía me acuerdo.
Iba a desabrochar su pantalón cuando se quitó y me dijo antes de eso te voy a hacer otra cosa.
Me tiró en una de las mesas boca arriba, dejando mis pies a sus hombros y se agachó para comerme la cola.
Todo esto era mi primera vez, así que al principio sentí unas cosquillitas en mi ano cuando pasaba su lengua.
Pero al final me acostumbré y lo disfrutaba.
El seguía lamiendo y besando mi ano.
Pasó su barba por ahí y ufff.
Lo disfruté mucho.
Me introdujo uno de sus dedos gordos.
Jugando adentro de mi ano.
Se me paraba cada vez más la verga y sentía que explotaba.
De ahí lo detuve, ya que no me sentía listo para dar el siguiente paso.
Me levanté para besarlo.
Y deje de hacerlo para agacharme y ahora si desabrochar su cinturón para luego bajarle los pantalones y menuda decepción que me lleve.
Yo pensaba que su verga iba estar mucho más grande que la mía.
Y ese pensamiento me excitaba mucho.
Pero al verla me lleve una gran decepción, ya que pensaba que porque él era mayor, iba a tener una vergota de 20 cm, sin embargo, era pequeña, pero eso sí, muy gruesa.
Le hice un oral.
Mi primer oral.
Sabía a meados y a sudor.
Me daba un poco de asco pero a la vez me excitaba.
Después de unos minutos chupándosela se me quito completamente el asco y empecé a disfrutarlo.
Sentía su verga crecer dentro de mi boca.
Trataba de tragármela toda, lo cual no fue tanto problema, solo tenía que abrir bien grande la boca.
Le bajaba el prepucio para lamerle la cabeza y jugar un poco con ella.
También le lamí sus bolas.
Una vez parada, me levanté y junté la verga de él con la mía, masturbándolas mientras nos besábamos.
Se puso detrás de mí, metiendo su pene entre mi cola, pero no la metió completamente.
Sentía el roce de su verga con mi ano solamente.
Me acariciaba mi pecho, abdomen y tocaba mi pene.
Cambiamos de posición.
Yo atrás de él, rozando mi verga contra su cola.
Sentía mucha excitación.
Acariciaba su pecho, dándole pellizcos en sus pezones.
Después se volteó, se agachó y se metió mi pene en su boca.
Chupaba y chupaba hasta que ya sentía que me venía, le advertí y empecé a darle unas embestidas a su boca, al final termine dentro de su boca, pero no se lo tragó.
Después lo escupió.
Me hubiera gustado que él también se hubiera venido, pero no fue así.
En fin, ahí acaba la historia.
Ya nunca volvimos a hacer nada, ningun encuentro y dejamos de hablar.
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