Con mi papá, ahora en Acapulco (primera parte)
Poniendo en contexto mi entorno familiar, mis padres y yo vivimos durante muchos años en Ciudad Satélite, al norte de la ciudad de México. Por los trabajos de mis padres nunca tuvimos problemas económicos.
Poniendo en contexto mi entorno familiar, mis padres y yo vivimos durante muchos años en Ciudad Satélite, al norte de la ciudad de México. Por los trabajos de mis padres (mi madre arquitecta colaborando con un estudio importante en Polanco y mi padre catedrático de una de las universidades más importantes del país) nunca tuvimos problemas económicos y eso me sirvió para que me pudieran meter a algunas de escuelas de la zona.
Mi verano termino y fue triste porque ya entraba a la primaria. Sin embargo, aquel verano lo disfruté con mi padre mucho, y haciendo a un lado el hecho de haber estado con mi primo de manera “superficial” (en mi caso), disfrutaba más la verga de mi padre que la que recordaba de mi primo. Cada día del verano jugaba con mi papá y estábamos desnudos, nos bañábamos juntos y bajo la ducha recuerdo que le comía la verga y era casi de manera automática; había veces que me tragaba a mis hermanos y otras que no, simplemente sabía muy amargo.
La última semana de vacaciones, mi padre recibió una llamada de su mejor amigo Alberto. Él nos invitaba jueves y viernes a estar en su casa en Acapulco, él estaba en el proceso del divorcio y tenía esos días a sus hijos y pues la oferta era que mi padre me llevará y sobrellevar su divorcio de manera más “amena” (si es que eso era posible). Mi madre dejo que fuera con papá, ya que ella tenía que entregar un proyecto para unas oficinas en Reforma. Al día siguiente, me levantó mi padre muy temprano para irnos de viaje.
Subimos en la camioneta y manejó lo que pareció una eternidad, pero después de unas horas llegamos a la casa de Alberto.
– ¡Ernesto! ¿Cómo estás? ¿Qué tal el viaje? – dijo Alberto mientras saludaba a mi padre con un fraternal abrazo. Era un hombre robusto, pero más alto que mi padre, pelón, pero con mucha barba, recuerdo que tenia un traje de baño y una camisa abierta cuando nos recibió.
– ¡Beto! Todo estuvo bien, la autopista bastante relajada y el niño, muy tranquilo, durmió todo el camino. – Le dio a Beto un beso en la mejilla, de manera fraternal. – Dani ven a saludar a Alberto. –
– Hola -dije, mientras bostezaba. Alberto me tomo con sus brazos gigantes y me dio un beso en la mejilla y un tierno abrazo.
-Entren, acomoden sus cosas en la habitación de arriba. –
Mi padre bajo la maleta y una mochila, en realidad no llevábamos mucho ya que era un viaje de tres días y hacía un calor de los mil demonios.
La casa era enorme, y tenía una vista espectacular donde se podía ver el mar. Al cabo de un rato, mi padre y yo bajamos y fue cuando vimos que Beto estaba muy triste. Comenzó a hablar con mi padre acerca del divorcio mientras yo jugaba en el jardín. Pasaron unos 10 minutos y mi padre me hablo.
– ¡Ven Dani! -.
Fui corriendo con papá.
-Dani, tu papá me dice que cuando esta triste, le ayudas a sentirse mejor, ¿me ayudas? -.
– ¿A que se refiere? -.
-Dani, Beto se refiere a que tu saboreas mi lechita de macho, y eso me hace estar contento, ¿puedes hacer lo mismo por él? – Dijo mi padre con una voz muy dulce.
-Ok. –
Alberto se bajo su traje de baño hasta los tobillos y se sentó, era impresionante ver el tamaño de esa verga, 18 cm., peluda y con unos huevos que daban miedo, cubiertos de pelo.
-Papi, es muy grande-. Lo miré y reí.
A mi padre le sorprendió también el tamaño; si bien era cierto que se conocían y se habían visto desnudos en algunas ocasiones, la realidad es que siempre la vio flácida. Por mi parte yo comencé a chupar la verga de Beto, su sabor era fuerte y tenía restos blancos en las orillas de su pene.
-Papi, hay blanco aquí, ¿lo saboreo? -.
-Déjame ver. – Me hizo a un lado por un momento y se acerco a la gran verga de su amigo. La tomo del tronco y chupo la punta y el borde, dónde estaban los residuos de semen. – Ya la limpié por ti, sigue. -.
Alberto se sorprendió por haber tenido la boca de su mejor amigo en su verga. Sin embargo, seguía disfrutando de la mamada que le propinaba.
-Ernesto… hazme un favor y ayuda a tu hijo. – Dijo entre bufido y espasmo.
Mi padre bajo junto a mí, me retiro y fue cuando se corrió. Tres chorros grandes y gruesos salieron disparados de esa verga tan grande. Un chorro cayo en la boca de mi padre, el segundo cayó en mi cara y el tercero fue a la barba de mi progenitor. Era una imagen morbosa, rica, ideal. Mi padre me dio un beso en la boca, era mi primer beso y fue lleno de mecos de su mejor amigo. El morbo fue tanto, que mi padre tuvo una erección.
-Ernesto ponte de pie. – Ordeno Alberto
Mi padre se puso de pie, y saco su verga.
-Dani, ¿me enseñas a complacer a tu papá?, ya sabes, tu dime cómo le gusta que le chupen y lo hago. –
Tome el tronco de mi padre con mis dos manitas y comencé a chupar la punta, moviendo mi lengua como si fuera un helado. Él me quito y me dieron permiso de sentarme en el sillón. Mi padre gemía de placer, gemía más que conmigo, aunque era cierto que la boca de Alberto cubría por completo la verga de mi padre, me sentía celoso ¿por qué no gemía así conmigo? Mi padre tuvo un espasmo y se vació en su amigo, por alguna razón, Alberto continuó succionando la verga de papá, aunque ya estaba corrida. Este me invito junto a él y me dio un beso. Un beso muy rico, siendo la primera vez que compartía la leche de mi padre con otra persona.
Al cabo de una hora, llegaron los hijos de Alberto, gemelos, René y Abraham. Ellos tenían 10 años y eran exactamente iguales, lo único que lo diferenciaba eran sus ojos, René los tenía café y Abraham verdes.
Esa tarde salimos a comer los 5, fuimos a la playa, nadamos mucho y prácticamente quedamos agotados. Prácticamente quedamos dormidos ese día, mientras mi padre y su mejor amigo platicaban y se hacían sentir mejor.
En la mañana, al despertar, note que mi papá no estaba en la habitación y pensé que estaría abajo. Salí de la habitación y vi que las recamaras estaban vacías, por lo que me dispuse a bajar. Al bajar las escaleras vi a los gemelos con las vergas de los adultos en sus culitos. El espectáculo no podía ser más morboso.
Por un lado, el que parecía ser René estaba en cuatro, recibiendo unas embestidas muy fuertes por parte de su padre, mientras que mi padre estaba sentado y Abraham se sentaba en la verga de papá. Me llamó la atención que no hacían tanto ruido, en especial René, pero me di cuenta que ambos tenían unos calzones en las bocas, cómo mordazas. Alberto bufaba y gemía y mi padre estaba en las mismas.
Bajé las escaleras y Alberto gemía y bufaba mientras que René tenía los ojos en blanco. Fui con papá y al verme me hizo señas para que me acercara.
-Dani, dame un beso cómo ayer. – Lo besé y al minuto de estar con él sentí su cuerpo estremecerse. Se había corrido en dentro del culito de Abraham.
La verguita de Abraham, delgada y un poco larga esta dura. Me acerqué a este y comencé a chupársela, Abraham estaba extasiado. Y mi papá me miraba con lujuria y pasión. Por otro lado, Alberto soltó un grito fuerte y se corrió. El culo de René quedo blanco lleno de semen.
-René ven. – dijo mi padre. Al acercarse mi padre comenzó a lamerle el culito lleno de semen de su amigo. Abraham se quito el bozal y gemía al tener la lengua de mi padre en su culo.
(Continuará)
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