Con mi pequeño vecino Ángel – 2da parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jaggersensual.
Sábado 11 de la mañana, acababa de despertar y estaba terminando de desayunar.
De pronto suena el teléfono fijo, estaba a punto de no contestar pero finalmente lo hice.
Hola, soy David, ¿están tus padres? – era el padre de Ángel, se le notaba algo angustiado.
No David, están fuera de vacaciones, ahora mismo deben estar en la playa refrescándose de este calor infernal – contesté alegremente, aunque con un poco de rabia por no haber podido ir.
Pfff – refunfuñó — tengo un problema bastante gordo, tengo que salir fuera durante todo el día, mi madre se ha puesto mala y tengo que ir al pueblo a verla.
Mi problema es que tengo a Angelito en casa y no tengo nadie con quién dejarlo, no me lo quiero llevar porque estará mucho tiempo sólo.
¿Crees que podrías hacerme el favor de cuidarlo? – Se le notaba muy irritado, parecía muy importante.
Joder, espero que no sea nada malo lo de tu madre y se mejore pronto.
Por Ángel no te preocupes, hoy estaré todo el día en casa y no tengo ningún problema en cuidarlo.
Es más, así nos hacemos compañía – contesté con una sonrisa enorme, me hacía mucha ilusión pasar un día entero con Ángel.
Te lo agradezco muchísimo – exclamó – dejaré dinero para que puedan comer y merendar.
Si quieres dejar dinero a tu hijo, adelante, pero yo me hago cargo de lo que haga falta.
Muchas veces el favor te lo hemos pedido nosotros, no te preocupes por nada.
No le faltará de nada, lo dejas en buenas manos.
– repuse muy convincente.
Te lo agradezco muchísimo, me voy muy tranquilo, se que lo cuidaras bien.
Ángel ahora mismo se está en la ducha, cuando termine irá directamente a tu casa.
Yo me marcharé ya mismo – se le notaba relajado – cualquier problema me llamas.
Sin problema David, ve tranquilo y cuida mucho de tu madre.
Hasta luego! – después de esto colgué el teléfono.
Ahora me dispuse a recoger las cosas que usé para desayunar y pensar que no quería coger el teléfono, de pronto llaman al timbre y era mi niño, Ángel.
Se le notaba bastante triste, le hice pasar, le di un beso en su mejilla y le abracé fuertemente.
Le dije que no se preocupara, que su abuela se pondrá bien, que es sólo un susto.
Le dije que podía encender la tele y mirar lo que quiera, yo tenía que terminar de fregar lo platos y luego iría a ducharme.
Cuando terminé de hacer todo, fui al salón donde se encontraba mi niño.
Estaba sentado en el sofá mirando atentamente la tele.
Me acerqué y me tumbé en el sofá de a lado.
¿Quieres que nos acostemos juntos en este sofá que es más grande?, me vendría muy bien un abrazo – como siempre, todo empieza por él.
Por supuesto – afirmé acercándome al sofá, me coloqué detrás de él y se acostó a mi lado, apoyando su cabeza en mi brazo y así poder ver la tele juntos.
Está haciendo mucha calor, voy a ponerme cómodo – poniéndose de pie, se quitó la camiseta y los pantalones, quedándose únicamente en slip.
Se volvió a acostar a mi lado, seguíamos mirando la tele muy relajados.
Sentía su cuerpo cerca al mío, yo ya estaba muy excitado, seguro que en sus nalgas sentía mi erección pero no decía nada.
Entonces decidí recordarle nuestro primer encuentro.
Ángel, no hemos podido hablar tranquilamente después de nuestro primer encuentro, ¿quieres que hablemos? – dudé por cómo se lo podía tomar, pero me atreví a preguntarle.
¿Primer encuentro, te refieres a cuando te conocí por primera vez o cuando follamos el otro día? – lo dijo en un tono vacilante.
Te corrijo, cuando hicimos el amor.
Follar puedo follar con cualquiera, contigo hice el amor.
– y le di un beso en su cabecita.
¿Y qué quieres que hablemos, si me gustó, si me arrepiento? – el muy cabrón no dejaba de vacilarme, notaba que se reía en silencio.
Si, que me cuentes un poco tus sensaciones.
¿Te hice daño?, cuando saliste de casa te veía bien, pero quiero saber si te ha dolido tu culete o si has sangrado y te has sentido asustado.
– de verdad quería saberlo, le vi un par de veces después de lo que hicimos, le veía bien jugando con sus amigos, pero quería este momento y poder hablar abiertamente con él.
Se giró, quedamos cara a cara.
Mirándome a lo ojos me dijo: ¿por qué serás tan perfecto?
¿Yoo? digamos que soy una buena persona, muy amable, pero perfecto no.
En cambio tu si eres perfecto, mira que nene más guapo, con ojazos, rubio, cuerpazo! – exclamé – y además un chico estupendo que me tiene loquito.
Sonrió, me acariciaba la mejilla y me dio un beso.
Sentí un poco de dolor, también al hacer popo vi que sangraba un poquillo.
Al comienzo estaba un poco asustado pero nada más.
Pensé mucho en lo que hicimos y se me pasaba todo – dijo sonriente, me tenía hipnotizado acariciando mi mejilla y mirándome a los ojos.
Sabía muy bien cómo atraparme.
No aguanté más, me acerqué más a él y le di un beso apasionado, mientras le abrazaba y acariciaba y su cuerpecito.
Siento muchísimo no haber estado cuando me necesitabas, ¿ves que no soy perfecto? – me sentía un poco afligido, además de no haber estado con él, tampoco le dije las cosas que le podrían pasar, me sentí muy mal.
Por eso hoy estamos aquí, podrás compensarme por no haber estado conmigo.
– esto me alegró muchísimo.
Mientras lo besaba, me atreví a acariciar su precioso culito.
El también estaba excitado, podía sentir su pequeño pene muy duro.
¿Quieres que vayamos a mi habitación y así estamos más cómodos? – estaba deseando desvestirme por completo y sentir su piel perfecta.
Se puso de pie para quitarse el slip, me pidió que me sentara en el sofá y me ayudó a desvestirme.
Cuando me estaba quitando los calcetines le volví a preguntar si nos íbamos a la habitación, pero negó con la cabeza.
Hoy no tenemos ninguna prisa, quiero que sigamos aquí – tenía una mirada muy pícara y se sentó sobre mi sin penetrarle.
Nos quedamos mirando a los ojos y luego empezamos a darnos muchos besos apasionados.
Le abrazaba fuertemente, sentía todo su cuerpo arder junto al mío.
El roce de su piel me excitaba mucho más y sobre todo cuando movía sus caderas.
Empecé a besar su cuello, esto le gustaba muchísimo.
Echaba la cabeza para atrás y cerraba los ojos, sintiendo los besos que le daba a sus hombros y cuello.
Con mis manos masajeaba sus nalgas.
Eran perfectas, muy suaves al tacto.
De vez en cuando acariciaba con un dedo su anito, esto le hacía arrancar gemidos.
No podía aguantar más, necesitaba volver a probar ese dulce culito.
Lo coloqué apoyándose en el sofá de rodillas, dándome la espalda y dejando su dulce culito libre para empezar a comérmelo.
Primero fui besando su espalda, cuando fui bajando novia mucho su cuerpo por la excitación.
Esta vez estando los dos solos gemía libremente.
Me encantaba oírle, se le iba la vida en cada quejido.
Cuando mi lengua llegó a sus nalgas, sentí que por unos segundos contuvo los gemidos, pero cuando pasé mi lengua por su anito no aguantó más y soltó un grito de placer que me dio un susto.
Continué lamiendo su anito y toda su rajita, el no paraba de gemir, nadie podía oírnos.
Aprovechando su excitación y lo relajado que tenía su agujero, fui introduciendo un par de dedos con ayuda de mi saliva.
Entraba y salía muy fácilmente, no mostraba ningún gesto de dolor o malestar.
Al contrario, el mismo movía su cuerpo para que mis dedos puedan entrar y salir de su ser.
Quiero que me la metas ya, no aguanto más – parecía que me lo suplicaba.
Fui corriendo rápidamente al baño y fui a por un preservativo y vaselina.
Cuando volví seguía en la misma posición, tocándose su penecito.
Me puse el preservativo, y masajeaba su anito ahora con vaselina.
Su piel se notaba elástica, no se si era por la excitación o por mis dedos de antes, pero había dilatado lo suficiente para penetrarle.
Tenía una maravillosa vista de su cuerpo desnudo, una vez más, me perdía en las constelación de sus lunares de su pequeña espalda.
Me encanta!
¿Seguro que estás preparado?, empezaré a metértela, si sientes que te hago daño, me avisas – después busqué su boca y le di un beso.
Si, yo te avisaré pero quiero sentirte dentro de mí ya mismo – no le hice esperar más, le puse más vaselina y fui acercando mi pene a su entrada.
El ponía el culete en pompa y esto ayudó a que penetrara.
No me lo podía creer, una vez más estaba entrando en su pequeño agujero.
Fui metiendo poco a poco y muy despacio.
Él sólo apoyaba su cabeza al respaldar del sofá y de vez en cuando giraba su cuerpo para intentar mirar si ya había entrado todo.
Ya está todo dentro mi niño, ¿te encuentras bien? – el asintió con la cabeza, con una mano abracé su cintura y con la otra acariciaba su mejilla con la intención de buscar sus labios.
El ayudó girando su cuerpo y volvimos a besarnos.
Yo estaba sin moverme, quería que su interior se acostumbrara a mi pene.
Me encantaba la sensación que sentía en todo mi cuerpo cuando rozaba el suyo.
De pronto tomó la iniciativa y fue moviendo su cuerpo, pidiendo que hiciera lo mismo.
Empezamos a movernos sincronizados al detalle, como que si se tratara de un baile de salón.
Era sorprendente sentir como impactaba levemente mi pubis con sus nalgas.
El gemía como que si la vida se le fuera en cada suspiro.
De vez en cuando apretaba su anito y eso me volvía loco.
De pronto siento que ya sólo era yo el que se movía, se le notaba cansado.
Pregunté que si quería que paremos, pero me dijo que no, sólo que tenía cansadas las rodillas.
Le pedí que se echara en el sofá en posición de cucharita y obedeció ciegamente.
Me coloqué detrás de él, volví a penetrarle y esta vez sin ninguna dificultad.
Acerqué todo mi cuerpo y quedamos perfectamente encajados.
Le tenía abrazado, con una mano acariciaba su cuerpo y con la otra acariciaba su penecito y bolitas.
Ahora era yo el único que se movía, sabía que no me quedaba mucho entonces busqué sus labios.
Mientras nos besábamos aceleraba mis movimientos y sin avisarle me corrí.
Fue un orgasmo muy placentero, tenía mi boca abierta pegado a su cuello suspirando con cada chorro.
Cuando todavía estaba dentro de él, empezó a masturbarse hasta lograr eyacular.
Sentía un enorme placer cada vez que se corría con mi pene dentro de él.
Saqué mi pene muy lentamente, me quité el preservativo y nos limpiamos con unos pañuelos.
Nos quedamos echados en el sofá.
Has estado muy bien, me ha encantado, ¿a ti te ha gustado? – pregunté.
Si, ha estado muy bien, me ha gustado mucho – repuso con una sonrisa de satisfacción.
También sonreí y le di un beso.
Volvimos a la posición del comienzo, en el que yo echado cerca del respaldar de lado y el a mi lado apoyando su cabeza en mi brazo.
Quiero hacerte una pregunta, ¿qué crees que soy para ti? – preguntó mientras apoyaba su frente en mi mejilla.
Una pregunta que me gustaría haber evitado lo máximo posible.
No tenía las cosas claras pero se merecía una respuesta.
Ángel, nunca antes he sentido algo por un chico y lo que siento por ti no sabría explicártelo – respondí separando su cabeza, para poder mirarle a los ojos – Así que te expresaré mis sentimientos sin pensarlo.
Siento mucha atracción por ti, siempre hemos sido muy cercanos, hemos hablado mucho y nos tenemos confianza.
– tras una breve pausa mirándole a los ojos continúe – Pero desde que me confesaste que te gustaba, esos sentimientos se han vuelto en amor hacia a ti.
Siempre estoy pensando en ti.
Me gusta mucho cómo eres, tu ternura, tus sentimientos y además eres un chico guapísimo.
Tengo que reconocer que me he enamorado de ti, pero también tengo miedo.
Te saco muchos años nene y no creo que esto sea lo correcto, pero es que es verte y algo dentro de mi me enciende y sólo busca amarte.
No te preocupes por la edad, yo no quiero ser gay, sólo se que me gustas y te amo.
Quiero pasar buenos momentos contigo.
Quiero que seamos novios en la intimidad, sólo tu y yo, y fuera de esta intimidad ser grandes amigos.
No quiero perderte.
– aluciné con su respuesta.
Nunca imaginé que un chico de 12 años sea tan maduro, lo cierto es que su contestación me relajó mucho.
Novios a escondidas, me gusta mucho la idea nene.
¿Entonces mi chico que quiere para comer?, sin darnos cuenta ya son casi las 15:00 y todavía no hemos comido – le contesté con una sonrisa en la cara, ante su lección de madurez.
– ¿pizza, hamburguesa o comida china quizás?
Pues me apetece comida china, hace mucho que no como – me contestó alegremente.
Estupendo!!!! A mi también me apetece comida china.
Pediré la comida para que nos la traigan a casa, tu ve a ducharte.
En breve te saco toallas limpias – respondí sentándome en el sofá estirando el brazo para intentar coger el teléfono.
¿Y por qué no vas pidiendo la comida mientras yo voy llenando la bañera y nos bañamos juntos? – que pícaro, este chico no para de sorprenderme.
Me gusta mucho tu idea, ve llenando la bañera que voy en breve – respondí muy alegremente y le di un beso enorme a mi nuevo ‘novio a escondidas’.
Hasta aquí mi nuevo relato.
Próximamente contaré lo que pasó lo que queda de día.
Espero que este relato os haya gustado igual o más que el primero.
Perdonar por tardar en sacar esta segunda parte, pero he estado muy liado.
Prometo que para la siguiente no tardare mucho.
Por favor, dejarme muchos comentarios, quiero saber la opinión de cada lector para intentar mejorar.
Saludos.
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