Con mi primito de 9 (continuación).
Esta es la continuación del relato “Mi primera vez con mi primito”..
Como dije en el relato anterior, toda la tarde quedé con la sensación de tener dentro de mí el pene de mi primito, el cual por si no lo había dicho antes era más largo y gordo que el mío. Además de quedar con esa sensación, me quedé con ganas de mucho más.
Como era costumbre después de que el me lo hacía a mí, se volteaba y yo se lo hacía a él, aunque yo nunca lo pude penetrar dado que mi pene no se endurecía lo suficiente como cuando el me penetraba a mí, pero después de ese día solo el me lo hacía a mí ya que después de eso quedábamos totalmente satisfechos ambos. El al ser un poco más joven que yo, de repente me quería hacer cosas delante de los demás, porque no le veía la malicia supongo, pero cuando eso pasaba yo lo rechazaba y después cuando estábamos a solas le explicaba el por qué, el no terminaba de entenderlo creo, pero trataba de ya no hacerlo cuando estábamos acompañados. Algunas veces que jugábamos a escondidillas (juego donde el que tiene que buscar cuenta hasta cierto número y los demás se esconden tratando de no ser encontrados), mi primito siempre se escondía junto conmigo. Un día nos escondimos en la recamara de mis padres debajo de la su cama, la cual era una cama tipo King size. Nos metimos hasta el fondo pegados a la pared, yo viendo hacia afuera y él detrás de mí. Como se podrán imaginar el casi de inmediato se puso duro, lo cual sentí entre mis nalgas por sobre mi ropa. Yo sin decir nada sólo dejé que él hiciera lo que quisiera. El enseguida me comenzó a bajar mi pantalón junto con mi trusa de algodón blanca, el también bajo su short y saco su miembro caliente y duro colocándolo entre mis nalgas las cuales abría con sus manos para poder meterlo hasta mi ano. Esta vez sentí desde el inicio lo duro y caliente que estaba, hasta podría jurar que le había crecido desde la última vez.
Él respiraba muy fuerte en mi nuca y yo sentía su aliento cálido detrás de mí, lo cual me excitaba más. El empujaba, pero no entraba, se sentía algo áspero, cuando de pronto él se separó un poco y pensé que iba a desistir, pero no, creo que se untó saliva porque cuando lo volvió a intentar, entró como agua en mi culo, no sé dónde había aprendido a hacer eso, pero lo agradecí mucho. Yo pegué un fuerte gemido al sentir como su pene entraba hasta lo más profundo de mí. Creo que mi primo me deseaba demasiado porque desde el momento en que me la metió, no dejó de cogerme hasta quedar satisfecho. Yo pensé que el gemido nos iba a delatar ya que el que buscaba se escuchaba cerca, pero afortunadamente no, así que me dejó disfrutar del momento.
El no dejaba de jadear mientras me penetraba con fuerza, era tan delicioso que yo solo cerraba mis ojos y me dejaba coger por mi primito. Mi pene ya estaba duro como piedra y yo como por instinto comencé a masturbarme con mi mano derecha. Cada que mi primo me la metía hasta el fondo sentía como una especie de jalón muy placentero en la base de mi pene. Hasta que después de un rato de estar haciéndolo yo me vine, como había dicho antes, no eyaculamos, pero sí sentíamos los espasmos propios de la eyaculación. A eso mi primo y yo le decíamos, “sentir bonito”. Un instante después también el terminó y me abrazó muy muy fuerte, sentía como brincaba su miembro dentro de mí y como se contenía para no gemir muy fuerte tapándose su boca contra mi espalda. Era delicioso. Así nos quedamos unos minutos abrazados y yo penetrando, hasta que poco a poco sentí como se fue haciendo cada vez más pequeño hasta que por fin salió de mí.
Normalmente no nos decíamos nada después de hacerlo y ese día no fue la excepción, solo nos reincorporamos al juego, subimos nuestra ropa y seguimos escondidos hasta que nos encontraron.
Después vinieron más encuentros en distintos lugares y situaciones. Él cuando tenía ganas, solo me preguntaba «¿quieres sentir bonito?». A veces se podía y a veces no, pero así seguimos por mucho tiempo hasta que un día pasó lo inesperado, lo cual les contaré más adelante en otro relato…
con ganas de leer la siguiente parte
Buen relato.
Qué bonita experiencia. La mejor forma de iniciar.