Con mi profesor de matemáticas.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Este relato es la continuación de: "Y así es como ahora me gustan los números." Puedes verlo aquí:
http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-15093.html Espero les guste este relato, (es el segundo que publico) y espero sus comentarios. :)) Gracias por leerlo.
Esperé horas y horas en mi cuarto, casi sin poder dormir. Pensando en mi profesor, Javier.
Llegué al colegio y lo único que hacía era mirar a los lados a ver si podía encontrar rastros de mi perfecto profesor de Matemáticas.
—¿buscas a alguien? —me preguntó una de mis amigas.
—no.
—pues parece que buscas a alguien.
—pues no busco a nadie.
—bueno…
….
Entramos al salón y no hacía más que esperar a que Javier entrara a dar su clase. No llegaba.
Javier jamás llega tarde. Fin de mundo, hoy.
—perdón por la tardanza chicos, ya saben cómo es el tráfico de aquí de Valencia. Estamos en Venezuela, qué se puede esperar.
Reíamos todos.
….
No podía dejar de mirarlo con cautela. Si antes me excitaba verlo y no poder tocarlo, ahora más me encantaba ver su fornido cuerpo y saber que Sí podré estar con él.
….
Terminó la clases y aunque no quería, tenía que comportarme y estar lo más lejos posible de mi profesor. Era mi profesor, es obvio que no tenía que levantar sospechas.
Muchas veces lo caché mirándome de reojo.
Me excitaba sus ojos, con los que ayer, TAN SÓLO AYER, ya había estado conectado viéndolo fijamente. Y sin poder evitar esta atracción que se hacía cada vez más grande, me acerqué :
— Excelente clase, como siempre.
—Excelente mamada, como siempre tú tan obediente, Andrés. —me susurró.
— ¿Cuándo lo repetimos? —pregunté con ansias.
—Veo que estás ansioso de que te de una cogida sensacional, ¿no es así?
—Y yo veo que usted no aguanta más , y no ve la hora de tener mi culo todo para usted, ¿no es así? —dije, imitando su tono de voz.
—desafiante…
—¿Cuándo? —pregunté con recelo.
—espera a que terminé mi turno y paso a recogerte en la heladería. ¿Va?
—estaré esperando, nené.
…..
el tiempo se me hacía eterno…
….
—Sube, que te veo con ansias. —dijo, abriendo la puerta del carro— ¿no te ha visto nadie, cierto?
—obvio que no, traté de alejarme lo más posible.
—buen muchacho.
…
Llegamos.
Lo sujeté de las manos y lo llevaba casi arrastras… Me daba mucha risa verlo y tenerlo así: dominado por mi, por mi culo, por mi cuerpo. Me excitaba saber que ese día tendría sexo con mi profesor de matemáticas.
Entramos al ascensor.
—Deja la ansiedad, que tú serás mío hoy, y yo seré tuyo, Andres. —me dijo acercándose a mi y dándome un beso apasionado, o… más bien diría: excitado.
—Tú me encantas, Javier —dije entre dientes, aun besándolo.
—Y tú a mí.
Pulsó el botón de "PARE" del ascensor. Entré en pánico. Le temo a los ascensores. A quedarme encerrado ahí y no poder salir. Pero me tranquilizaba saber que estaba con Javier y que estaríamos bien. Después de todo: Él sabe lo que hace.
—No tengas miedo —me dijo, acercándose a mí, tomándome por las caderas y plantándome uno de sus besos perfectos.
—No tengo miedo.
—bueno, ahora sé un buen chico y regálame algo: una mamada de las que me hace estremecer, de las que me dejan con ganas de más y más, de esas que sólo tú sabes darme.
—con gusto —dije, mientras desabrochaba sus pantalones— te daré una mamada que no podrás caminar más y sólo me querrás a mí.
Mientras bajo sus pantalones con un poco de rudeza, lo beso por el cuello, chupo su cuerpo, que ahora es mío, que he estado esperando por tanto tiempo. Masajeo una de sus nalgas mientras le empiezo a tocar el pene, que ahora lo estoy poniendo sumamente grande. Aun lleva su camisa puesta, con corbata. Me dedico a meter una de mis manos ahora por su espalda, me acerco ahora a su nariz y noto su apresurada respiración.
Me encanta. Me encanta él, me encanta su cuerpo, me encanta su acelerada respiración, me encanta tenerlo aquí y así. Le empiezo a desabrochar la camisa mientras lo sigo besando con desdén.
cuando termino de desabrocharle la camisa (cosa en la que no tardé mucho) Aun le dejo la corbata para provocar mucho más morbo entre los dos.
Lo sujeto de la corbata mientras pongo mis dedos en sus labios.
—Basta ya —dice—. Me tienes a mil y lo sabes. Hazlo ya.
Lo beso muy excitado, por ultimo le doy un fuerte beso seductor y empiezo a bajar por su perfecto abdomen, pero, mientras me dedico a chupara un rato sus pezones..
—Hmmm… —gime entre dientes—. Asíiii, sigue…
Se retuerce cuando le doy un pequeño mordisquito.
Llego a su miembro, bajo sus boxers Calvin Klein (los cuales sabe él que me encantan) y empiezo poco a poco, sin prisa, a chupar la cabeza de su verga.
—Ahhhh…Ohhh…. siiiii.
Echa su cabeza hacia atrás y me toma por el pelo para marcar un ritmo. Perfecto. Ahora él manda, soy suyo por completo. Dejo que siga marcando el paso y sigo chupando. Hmmm. Cómo me encanta su verga de 20 cm
Me la trago toda, hasta donde puedo. Me empieza a dar arcadas pero él sigue y sigue, como si quisiera ahogarme con su verga y yo lo único que hago es chupar y chupar. Hmmmm. delicioso.
—¿te gusta, eh? sigue, chupa, chupa, tragatelo todo, así, asiiiii me gusta. chupa. Es toda tuya…
sus palabras me excitan más de lo normal.
Me saco poco a poco su verga de mi boca y ahora empiezo a chupar sus huevos uno por uno….Parece que le encanta porque no deja de jadear y suspirar.
Sigo chupando sus pelotas, hasta que habla:
—es mejor que sigamos porque puede haber gente esperando ascensor —dice, mientras trata de subirse el cierre del pantalón. Parece que se atoró. Lo ayudo un poco con eso mientras él trata de pulsar PARE para que siga su curso el ascensor.
Llegamos al piso 8 pero aún no logro subir su cierre. Trato de cerrar, pero me cuesta un poco, aun estoy en cuclillas cuando se abre el ascensor.
Me paro de un brinco.
Entran dos personas mientras nosotros salimos y veo que hablan en silencio de nosotros. No con insultos, sino más bien por curiosidad. Se cierran las puertas y el ascensor desciende a planta baja.
Le quito las llaves a Javier para abrir la puerta de su apartamento: 8-B.
Estoy tan nervioso que casi no consigo encajar las llaves para poder abrir la puta puerta. Pero Javier nota que estoy un poco nervioso y me abraza por detrás mientras a su vez toma mis manos con las suyas (cómo para enseñarme a abrir la puerta)
—Tranquilo, relájate que aun no pasará nada. Nada de lo que no quieras hacer —me susurra en el oído mientras abre la puerta—. Además esta es una de las tantas veces que vendrás a mi casa, supongo.
Me limito a guardar silencio mientras abre. Abrió la puerta y yo no puedo aguantar más. Mientras empieza a cerrar la puerta lo empiezo a besar, a besar muy apasionada mente.
Un beso tras otro nos llevó hasta su cuarto. Hacía frío pero sabía que él ahora me daría calor con lo que pasaría a continuación.
Me arranca de golpe la camisa del colegio. Beige. Y me lanza en su cama.
—¿quieres que sea rudo? —me pregunta mientras se quita su camisa y corbata. (cabe decir que su camisa está mal puesta, pues mi apuro en el ascensor hizo que se la pusiera mal).
—como mejor lo sepas hacer —digo, mientras observo su perfecto cuerpo. Me excita mucho la vista que estoy teniendo aquí, tirado en su cama esperando a que termine de desvestirse para tenerlo para mí. Y hacerlo más mío de lo que ya lo es. Terminó. Terminé yo también de desvestirme.
Me empieza a besar por el cuello hasta llegar a mis pezones. Ohhh. Esto me encanta. Ahhhh..
Dura unos cuantos minutos besándome y entre beso y beso me susurra:
—Ha llegado la hora, bebé. ¿con o sin condón?
—Al natural es mejor ¿no crees?—le digo, mientras sonrío un poco.
Cuando me levanta las piernas poco a poco. Empiezo a sentir su miembro ente mis piernas…
Tengo un poco de miedo.
—Tranquilo, sólo relájate. Te dolerá un poco al principio pero después te gustará. Créeme.
Y le creí.
Y… ¡AAAAAUUUUUUUUUUUUCCHHHHHHHH!
¡Qué dolor tan hijo de puta!
—Ahora aguanta, porque no te lo voy a sacar. Esto fue lo que provocaste y no me digas que no. Cálmate.
Estoy sintiendo una sensación de invasión dentro de mi. Algo invade por dentro y me duele. Y mucho. Pero noto que él no se mueve y me lo deja todo adentro, tan sólo me besa y me besa con desdén.
—Espera un poco a que tu culito se acostumbre a lo grande de mi verga. —dice en tono sonriente.
—Pero me duele, Javier.
—Si quieres no seguimos, nené. No te quiero hacer daño con esto. Quiero que disfrutes de los placeres que podemos tener en común los hombres.
—No quiero que lo saques, sólo quiero que esto no sea cosa de una día de locuras y ya. Quiero tenerte siempre para mí.
—Uy, romanticón el niño, ¿eh?
Guardo silencio y me mira fijamente a los ojos. Aun tengo su verga dentro de mí. Tengo su cuerpo entero para mi sólo. Lo tengo y es mío.
—Esto puede seguir si quieres. Me gustas. —dice con la respiración entre cortada—. Fuiste tú quien me hizo dudar de mi sexualidad y ahora míranos. Aquí está: el profesor y el alumno.
Me limito sólo a besarlo hasta que se comienza a mover hacia delante y atrás poco a poco, sin prisa. Su ritmo es perfecto. Tengo una vista espectacular de su cuerpo mientras me folla poco a poco sin apuros. Total; tenemos el día entero para nosotros.
Siento como su verga entra y sale de mi, vuelve a entra y salir. Me encanta, me siento poseído. Poseído por él.
—Quiero más —digo, con la respiración entre cortada. Y él ríe un poco.
Empiezan sus embestidas más fuerte y siento un poco más de dolor. Pero me gusta, y quiero más y más. Quiero tener a un macho bien rudo. Y lo estoy teniendo. Empieza la rudeza de sus embestidas mucho más fuertes y al parecer se le ha olvidado de que soy virgen (o mejor dicho: lo era hasta ahora ) porque me da más duro de lo que creí.
Es un macho en todos los sentidos.
Me da más fuerte y más más más. Siento como sus bolas chocan con mis nalgas. Plas plas.
—No puedo más —digo, pero no me presta atención y sigue con sus fuertes embestidas. Veo el sudor de su frente. De su cuerpo entero. No me mira. Parece estar concentrado en lo que hace.
—Ohhh, siiiiiii. ¡Qué culo tienes, cabrón. Así es que me gustan bien apretaditos. Ohhhh que rico estás.
Parece poseído. Pero me gusta eso. Aunque siento que me desmayo.
—¡PARA! —le digo, casi a gritos.
—Cambiemos de posición.
Me pone de perrito. Misionero. Hacemos un 69. Y todas las posiciones habidas y por haber.
—Esto es lo que te gusta ¿no es así? ¿que te den duro por eso culo? o ¿acaso no es esto lo que querías desde un principio que pasara entre los dos? Ahora te aguantas.
Gime y jadea como nadie. Ohhh siiiiiiiii asiiiiiiiii. Lo oigo decir entre dientes.
Estoy de misionero y él empieza a sentarse. Me abraza y sigue penetrándome duro. Me agarra las nalgas como para él marcar ahora el ritmo. Ya no cabe más. Me lo ha metido todo pero eso él parece no entenderlo porque sigue dándome duro y más duro por él culo.
El dolor se ha ido hace tiempo, ya sólo pienso en seguir disfrutando de él, como lo estoy haciendo ahora.
Me sujeta de nuevo el las nalgas mientras se levanta cargándome. Lo único que hago es abrasarlo y besarlo mientras me sigue cogiendo como un toro. Esto me fascina más de lo que yo pensé que me iba a gustar.
Me pega contra la pared. Y aun estoy entre sus brazo. Aun me está cargando.
—Cómo me encanta tú culo, rey. —dice, con los ojos entre cerrados.
—¿te gusta, eh? —digo, mientras lo sigo besando, casi no puedo hablar. Subo y bajo, subo y bajo— Pues dame más duro.
—Eres todo un puto —dice, riendo un poco.
Sigo jadeando de placer y excitación y él sigue dándome duro. Hasta que al parecer no puede más y me baja de sus brazos con un poco de rudeza.
Pero… no es así, al contrario: me pega contra la pared. Estoy de espalada hacia él. Mi culo es suyo por completo, ahora.
—Uuuuufff. Que culo tan rojito tienes. Eso es por tanto guebo que has llevado en tan sólo un día, pero te gusta putito. Yo lo sé.
No puedo ni hablar, casi no respiro de lo excitado que estoy.
Me empieza a pasar su verga por las nalgas y no puedo más, quiero que me vuela a penetrar YA.
—Hazlo YA —digo, mientras agarro su verga para metermela yo mismo, ya no puedo más.
—Pero cálmate puto que todavía no te voy a dejar de coger, tranquilo. Ahora viene lo mejor. —dice, sonriendo.
Casi me molesta su pícara sonrisa. Porque sabe que no aguanto más y que quiero que me penetre ya y aun no lo hace.
Pero.. ¡Zas!
Lo vuelve hacer. Me penetra de un sólo golpe. Me dolió pero aun así quiero más.
—Abre más las piernas puto. Quiero que tengas toda mi verga en tu culo. Nunca te olvidarás de quién te desvirgó por primera vez.
abro todo lo que puedo mis piernas y me coge duro DURO.
—Eso es, asiiiiiiiiii. Ohhhhhhhhh que rico estás, cabrón.
Ya no me importan son palabras obscenas. Eso me excita más.
—¿te gusta que te den verga por ese culo, cierto? Pues la mía es tuya.
Ya no le puedo ni responder. Sus fuertes embestidas no me dejan. Me da muy duro pero eso es lo que me gusta.
Ahora al parecer sí se cansó. Porque me da la vuelta y me agacha con intención.
—Ohhh , ya no puedo más. —dice entre jadeos y su cortada respiración—. Te acabaré en la boca, abrela todo lo que puedas.
Yo sólo me limito a obedecer como buen alumno que soy y abro lo más que puedo.
—Ahora toma, chupa como lo sabes hacer —dice y me entra toda su verga en mi boca— chupa chupa, puto. Eres mi puto.
No es necesario chupárselo mucho tiempo porque en cuestión de segundos logra su cometido: Acabar en mi boca.
Me trago toda la lechita posible. Succiono su verga lo más que puedo y eso lo poner más excitado porque lo único que hace es tomarme del pelo para meterme toda su verga en la boca. Siento su ligero vello púbico. Lo huelo. Hmmmm , delicioso. Sigo chupando y tragando porque al parecer desde ayer ni una paja se hizo en la noche ni en la mañana al despertar porque bota mucho semen y me lo trago todo.
—Nuca dejas nada, glotón. —me dice, en tono pícaro y esbozando una media sonrisa.
Está cansado. Eso se nota. Al parecer hace mucho no cogía desenfrenadamente como lo hicimos hoy. Veo todo el sudor correr por su cuerpo. Eso me excita más.
Trato de subir mientras beso su cuerpo de abajo hacia arriba. Pero estoy un poco mareado. Es normal, supongo yo. Luego de sujetarme por la espalda, la cadera y besarme, le digo:
—¿me ayudas? —Digo señalando mi pene que aun no se ha desahogado.
En cuestión de un minuto acabo. Como me encantaría sentir su boca en mi verga, peor no. Muy machote él para no querer chupármela. Pero no molesto, pues, hoy para ser mi primera vez, lo hizo bien, supongo porque no sangré ni nada de eso. Me ha cogido de maravilla. Me ha encantado y sé que a él también. Aunque estoy un poco adolorido y sé que es normal. O sea, me partió en dos.
—¿vamos a bañarnos, vale? —dice, sujetándome de una mano y guiándome hacia el baño.
—Lo has hecho de maravilla. Jamás yo había sido tan rudo.
Me quedo en silencio sin decir una palabra.
Terminamos el baño. Me lleva a mi casa. Me despido con un largo beso antes de bajar del carro. Siempre me deja una cuadra entes de mi casa para no levantar sospechas según él. Me invita a la universidad a verlo dar clases.No le acepto la invitación, pues estoy un poco cansado y adolorido, lo dejamos para otro día. Me despido otra vez y me bajo del carro.
En mi cama, de nuevo, pensando en todo lo que me ha pasado hoy; He tenido mi primera vez: "Con mi profesor de matemáticas"
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