Con mi tío por años 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por olimpo.
Esta es la continuación del relato "".
El link del relato anterior está acá.
Recordar que soy un profesor de historia del sur de Chile y tengo 23 años.
Este relato cuenta lo que sucedió hace 11 años.
Luego de que mi tío Claudio me haya iniciado en el sexo a mis 6 años, y luego de que por más de un año él y yo hayamos disfrutado de las pajas (masturbaciones) que le hacía a ese pene enorme que él tenía, como dije en el anterior relato, nuestra relación se acabó.
Después de unos años, cuando ya cumplí los 10, las ganas de volver a tocar un pene crecían dentro de mí.
Lo único que quería era que Claudio me deje tocar su pene otra vez, pero eso no pasaba.
Sin embargo, no perdí más tiempo, y de alguna manera seduje a un par de hermanos, Mauricio y Antonio, quienes eran mis vecinos, a los cuales tocaba y masturbaba siempre que tenía la oportunidad.
Mauricio no sabía lo que pasaba entre Antonio y yo y viceversa, pero eso es otra historia, aunque importante, porque fueron ellos quienes me iniciaron en el sexo oral y anal de manera separada.
Bueno aunque mis encuentros con mis vecinos hermanos eran bueno, sobre todo con Mauricio, extrañaba el pene de mi tío Claudio.
Cuando tenía 10 mi madre comenzó a trabajar y ellos decidieron habilitar el dormitorio de invitados para mí.
Ya era hora de que durmiera en mi propio dormitorio, por una cosa de crecimiento personal y privacidad para mis padres.
Al comienzo sólo había una cama en mi habitación; por tanto, cuando alguien nos visitaba, mis padres tiraban un colchón en el suelo de mi dormitorio para que visita durmiera.
Mi nueva habitación era el lugar perfecto para que mis tíos se queden a dormir cuando andaban de fiesta y se pasaban de tragos, para no correr el riesgo de caerse borrachos al mar camino a su yate.
No obstante, sólo mi tío Carlos hacía uso de mi dormitorio cuando se emborrachaba, y como llegaba tarde no le daba tiempo a mis papás para tirar el colchón, así que dormía en mi cama conmigo.
El nunca llegaba tan borracho como para perder el conocimiento y cuando intentaba tocarlo, siempre despertaba, así que yo mejor no seguía para no despertarlo.
Un día fue la excepción.
Mi tío Carlos llegó tan borracho que se acostó a mi lado con ropa y todo y se quedó dormido de inmediato.
Deje que pasara un rato y comencé mi travesía como siempre, aunque como siempre pensaba que se despertaría en cualquier momento.
Sin embargo, esa noche fue diferente.
Comencé tocando su abdomen por sobre su camisa, que no era marcado, si plano.
Bajé rápidamente hasta su paquete y con miedo lo toqué.
Sorpresivamente, él no sintió nada, así que continué.
Lo tocaba y apretaba despacio para no despertarlo, pero el que despertó esta vez fue otro, su pene.
Su miembro comenzó a endurecerse por debajo de su pantalón, haciendo que mi pene, ya más grande que a los 6 también se pusiera duro.
Debido a la práctica que había tenido con mi tío Claudio y mis vecinos ya sabía lo que hacía y me gustaba mucho.
Tenía a mi otro tío para mí solo, en mi cama, durmiendo y roncando como oso mientras lo tocaba sin parar.
Era exquisito, su pene era tan grande como recordaba el de Claudio, por lo visto el porte era de familia.
Continué tocándolo y cada vez se endurecía más.
Cuando me di cuenta que no se despertaría, subí mi mano hasta el botón de tu pantalón y lo desabroché.
Metí la mano adentro y me encontré con sus pelos ricos, igual que mi primera vez con Claudio.
Seguí bajando hasta que encontré lo que buscaba, su pene.
Rico, caliente, duro y palpitante.
Como ya sabía lo que tenía que hacer, comencé a masturbarlo.
Comencé con el sube y baja del cuero, y mi tío sólo roncaba, su cuerpo dormía, pero sus subconsciente estaba a mil.
Luego decidí prender la luz despacio, lo destapé, le bajé el pantalón y calzoncillo lo necesario para que su miembro saliera disparado y admiré ese pedazo gigante de carne ardiente de unos 20 o 21 cm.
Lo toqué y masturbé por un rato largo hasta que acabó.
Luego me levanté despacio a buscar papel higiénico al baño.
Cuando volví, mi tío Carlos estaba en la misma posición de antes, pero con el pene durmiendo, de todos modos su miembro se veía imponente unos 17 cm dormido.
Luego dormí feliz y aquello nunca volvió a suceder
Después de unos meses de lo ocurrido, mi tío Carlos se casó y se fue a vivir con su esposa, aquello me dejaba entender que lo que había pasado, nunca más sucedería.
Pasaron los años ya a mis 12 mis dos vecinos me habían penetrado y con ambos descubrí lo bueno que era el sexo oral (sin uno saber lo que pasaba con el otro).
Además, mi cuerpo se había empezado a desarrollar, mi pene había crecido y ya medía sus 15 cm erecto.
Mi cuerpo estaba un poco trabajado por el ejercicio que hacía y mis pajas (masturbaciones) eran diarias.
Tal cual como me había dicho Claudio antes, el semen comenzó a salir cuando acababa, aunque aún no tan espeso como el que recordaba de Claudio.
Mi experiencia sexual había crecido mucho gracias a mis vecinos y el porno (cabe destacar que en ese tiempo el internet en Chile era algo un poco difícil de tener, más en el sur.
Por tanto, mi única cercanía al porno eran las películas que le robaba a mi papá de sexo hetero), pero aún seguía recordando lo que había vivido con Claudio, y lo único que deseaba era volver a repetirlo.
Cómo dije anteriormente, mi madre había comenzado a trabajar unos años atrás, así que al llegar del colegio todos los días el único que estaba en casa era mi tío Claudio, ahora ya con 29 años, pero con el mismo físico y cara de siempre.
Él siempre fue cuidadoso conmigo, me trataba como a su hermano menor, y yo lo veía como el hermano mayor que no tenía (eso sigue siendo así hasta hoy).
Cada vez que llegaba conversábamos de cómo me había ido y cosas del colegio y su trabajo en general.
Un día después del colegio, llegué a casa un poco resfriado, así que después de saludarlo, tomarme un té y una pastilla para la fiebre, me fui a acostar y a ver televisión en mi pieza.
Me acosté y a los pocos minutos llegó Claudio:
C: ¿Cómo te sientes Ricky? Necesitas algo
R: Eh, me siento más o menos nomas, parece que tengo fiebre y gripe porque me duele el cuerpo.
C: Espera te traeré un termómetro para tomarte la temperatura.
R: Ok, apura si.
Al rato Claudio regresa con el termómetro en la mano y un vaso de agua tibia con una pastilla para la fiebre disuelta en el vaso.
C: Ponte el termómetro bajo el brazo y tenlo ahí por 2 minutos
(dos minutos después)
R: Toma, parece que si tengo fiebre.
C: Si, y harta.
Tomate esto y duerme.
Luego de un rato, no sé cuanto, Claudio vuelve al dormitorio, me toca la cara y nota que la fiebre no me ha bajado.
A todo esto mi mamá llegaría dentro de 4 horas más, ya que después de su trabajo tenía reunión de apoderados de mi curso y mi papá estaba de viaje.
Así que estaba en las manos de Claudio para sanarme, quién lo único que quería era llevarme al hospital y yo me negaba.
Entonces él decide hacer algo más.
C: Ya como no quieres ir al hospital, haré lo que hacía tu mamá contigo cuando eras chico y te enfermabas.
Te pondré alcohol en tu pecho, estomago, pelvis y pies (eso era lo que mi mamá hacía siempre que me subía mucho la fiebre y realmente funcionaba)
R: Ya pero no mucho que hace frío (la verdad es que aunque me sentía mal, aún así me encantaba la idea de que Claudio me tocaría otra vez con sus manos de hombre grande).
Me destapó, yo estaba con pijama y con mucho frío (más aún al pensar que él me tocaría, ahora mis temblores eran más de excitación que de fiebre).
Me indicó que me quitara la polera (camiseta) para ponerme el alcohol.
Yo hice lo que él dijo y en el momento que me vio con el torso desnudo su cara cambió.
Sus ojos se quedaron pegados mirándome y me dice:
C: uff, no había notado cómo has crecido, te has transformado en un adolescente con un cuerpo bien trabajo
R: (riendo) Cállate weon (palabra típica chilena que se parece a tonto y se dice en confianza) y apúrate que hace mucho frío.
C: (agachándose para ponerme el alcohol en el torso) pero si es verdad weon, parece que ayer eras un niñito chico molesto que se metía en todas partes y hoy ya eres casi un hombre.
Parece que era ayer cuando te ibas a meter al yate a despertarnos en las mañana y te acostabas conmigo en mi camarote (mirándome con cara de caliente y bajando poco a poco desde mi pecho hasta mi ombligo)
R: (con respiración entre cortada y tragando saliva) así es, el tiempo pasa y uno crece.
Ya no soy ese niño que dormía contigo en el camarote (mirándolo a los ojos con cara de caliente).
Estuvo así untando el alcohol desde mi pecho hasta mi obligo por harto rato, en silencio ambos.
Para ese entonces mis temblores era 100% por la excitación y no la fiebre.
C: Ya ahora vamos con los pies.
Quitándome los calcetines comenzó a masajear mis pies con alcohol, eso me puso a mil (si hay algo que me excita es que me toquen los pies).
Mi pene comenzó a ponerse duro bajo el pijama y ya éste era lo suficientemente grande para notarse por sobre la ropa.
Claudio notó mi erección pero no dijo nada, sólo siguió con mis pies por un rato y después tapó mis piernas, se agachó nuevamente y dijo:
C: Ya ahora lo último, tu pelvis, ahí tengo que poner harto alcohol, pero ponte la polera (camiseta) nomas.
Yo sin decir algo, me puse la polera, aunque a esas alturas lo único que quería era que él me sacara toda la ropa y me hiciera suyo.
R: Ya apura con el alcohol, hace mucho frío (subiendo mi polera hasta el obligo y bajando ligeramente mi pijama dejando ver sólo un poco de mis pelos púbicos)
C: (poniéndose de rodillas y calentando el alcohol en sus manos).
Ok, tengo que poner harto acá porque a esta altura está la vejiga y esto ayuda a que se te baje la fiebre.
En silencio, asistí con la cabeza.
En cuando Claudio tocó la parte bajo mi ombligo algo corrió por mi cuerpo que me estremeció e hizo que soltara un gemido/suspiro.
C: (mirándome con cara rara) ¿Qué pasa Ricky? ¿está helado?
R: No, para nada es sólo que se sintió raro.
Mi corazón estaba a mil, y mi pene también.
Mis 15 cm de pene erecto palpitaban bajo mi pijama.
Era obvio que Claudio había notado mi excitación y no se notaba con ganas de detener.
Teníamos la cada para los dos por casi 3 horas, había que disfrutar.
Así que con una pequeña sonrisa y con su mirada en mi paquete, Claudio comienza a bajar un poco más e introduce su dedo meñique de hombre debajo de mi pijama y bxer.
Eso hizo que me estremeciera aún más y en cuando suspiré mi tío puso otro dedo dentro y luego otro hasta que tuvo la mitad de sus cuatro dedos tocando la parte superior de mi pene donde estaban mis pelos en desarrollo.
C: (poniendo cada de sorpresa y mirándome a la cara) Wow ¿Qué tenemos acá? Tienes muchos pelos ya para tu edad.
Viste te dije esa vez cuando me preguntas y eras chico ¿te acuerdas? Te dije que te saldría algún día.
R: (temblando de excitación) Sí, me empezaron a salir el año pasado y ahora tengo ahí y en los testículos.
C: ¿Ah sí? ¿Se puede ver?
R: (con nerviosismo, pero con ganas) Sí, obvio, pero los de arriba nomas que me da vergüenza que me veas el pico (pene).
C: jajajajajaja qué eres tonto, somos hombres, es más soy tu tío y te conozco desde chico, pero bueno sólo veré los de arriba.
Paso siguiente, Claudio baja un poco mi pijama y boxer a tal medida de que se veían todos mis pelos de la pelvis y, creo que por accidente, en ese momento pasa a tocar mi pene que seguía palpitando a mil a punto de reventar.
C: (mirándome con cara de caliente y una sonrisa) mmmm si tienes mucho pelo, el medio monte jaja.
Esto quiere decir entonces que igual te sale leche ya, por lo que acabo de tocar por accidente tu pico (pene) se pone bien duro ya.
R: (sin poder más de la calentura y feliz de que ello estaba pasando) Sí, ya me sale harto, y mi verga está mucho más grande qué cuando jugamos cuando tenía 6.
C: (con cara de sorpresa y mirándome) No pensé que te acordaras de eso.
Obvio que tiene que estar más grande si han pasado 6 años.
Igual me gustaría estar seguro ¿me dejas ver?
R: (manteniendo la compostura, pero ardiendo de felicidad por dentro) Bueno, pero no te rías que aún no me desarrollo completamente.
Saqué mi pene que moría por salir de ahí bajando mi bóxer y pijama hasta debajo de mis testículos, dejando al aire mi pene erecto, mis bolas y una parte glúteo derecho.
Claudio mira con deseo mi paquete y sin pensarlo dos veces toma mi pene y lo aprieta con suavidad.
Luego comienza a masturbarlo lentamente.
Sube y baja con mucha paciencia y sonríe.
C: (tocando mi pene y mordiéndose los labios) Wow Ricky, como has crecido sobrinito.
De verdad que ya no eres el niñito con el que me divertía antes.
Ya se te ve la cabecita del pico y todo, ya no eres virgen de pene sobrinitoR: (muy caliente sintiendo como lo que deseaba hace tiempo se hacía realidad, recordando lo bien que lo pasábamos antes y suspirando de placer) Si hace un tiempo me masturbé tan fuerte que se me rompió el cuero ahí perdí la virginidad de mi pene (la verdad era que Mauricio, mi vecino, me había masturbado tan fuerte que me había robado la virginidad.
C: (sin soltar mi pene y masturbándolo despacio y lentamente) jajaja eres atrevido sobrinito ¿sabes qué es lo mejor? Que este pedazo de carne que ya tienes seguirá creciendo y quizás llegue a ser más grande que el mío.
R: (cada vez más caliente) ¿Tú crees? Igual no recuerdo bien cómo es el tuyo.
Ha pasado tanto que ya se me olvido.
C: (mirándome y sonriendo) ¿No lo recuerdas? Si quieres te lo muestro para que te acuerdes.
R: Ya, muéstramelo.
En cuanto dije eso, Claudio suelta mi pene y se pone de pie.
Ya en ese momento se notaba que él igual estaba excitado a mil.
Su pene erecto se notaba claramente sobre unos jeans celestes que traía.
Podía ver ese pedazo de carne en su esplendor adentro con ansias de ser liberado.
Luego, comienza a desabotonar sus jeans mientras yo tomo mi pene y comienzo a masturbarme despacio.
Él me mira sonriendo mientras sigue en su trabajo de desabotonar todos los botones de sus jeans (en vez de cierre tenía botones).
Lo hacía lentamente y eso más me excitaba.
Cuando término de desabotonarse, metió su mano en su calzoncillo blanco y de un golpe sacó su miembro.
Era tan cual lo recordaba, ese color más claro que la piel de su cuerpo, esa cabeza roja y sus venas que pulsaban sangre hirviendo.
Era tan hermoso como lo guardaba en mi memoria.
Ahora con más años podía notar su porte igual, unos 21 cm de belleza, mucho más grande que la de mis vecinos y que la de mi tío Carlos.
Sus pelos estaban igual, un monte lleno que adornaba ese monstruo perfecto.
C: (Agarrando su pene y moviéndolo) acá está, te acuerdas cómo era ahora que lo vez.
R: (con voz entre cortada y con ganas de lanzarme) Sí, es tal cual lo recuerdo.
¿Puedo tocarlo?
C: Sí obvio, pero no se lo digas a nadie eh.
R: Obvio que no se lo diré a nadie Clau.
A ninguno de los dos nos conviene que esto se sepa.
Sin esperar más tomo su pene con mi mano derecha mientras masturbo el mío con la izquierda.
Poco a poco comienzo a masturbar su pene sin despegar la mirada de esa preciosura.
En cuanto empiezo, Claudio comienza a gemir y a morderse los labios.
C: Eso dale Ricky, se nota que has crecido, esto es mejor que antes.
Por lo visto has entrenado mucho con tu pico (pene).
¿O alguien más te ha estado enseñando?
R: (sin soltar su pene y con miedo de decir la verdad de lo que había estado haciendo con mis vecinos desde hace casi dos años) No Clau ¿cómo se te ocurre? lo aprendí solo y viendo porno.
¿Por qué? ¿Te gusta? (acelerando la velocidad de la paja que le estaba dando)
C: (Acelerando la respiración y gimiendo más fuerte) ¿Qué si me gusta? Me encanta, mmmm lo haces muy rico sobrinito.
Qué rico como agarras el pico (pene).
Me estás haciendo una muy buena paja.
Sigue por favor oh qué rico!!! Mmmmmm.
Sigue eso sigue, no pares!!!
Lo comencé a masturbar más fuerte y veía la cara de excitación que tenía mi tío Claudio, la cual era igual a la que ponía cuando yo era niño (con los ojos cerrados y mordiendo sus labios).
Yo estaba a mil igual, estaba más caliente que nunca, y lo único que quería era chupar ese tronco y que me lo metiera después.
Mis deseos por hacerle sexo oral crecían mientras lo masturbaba, pero si lo hacía sabía que me preguntaría dónde había aprendido a chupar pico (pene), y la verdad no quería que él supiera que ya no era un niño inocente ni virgen.
Sentía que mi inocencia era lo que más le atraía.
Pero ya no aguanté más.
En un impulso me senté en la cama y rápidamente me metí su pene mi boca.
Su pene era muy grande, mucho más de los que había chupado antes, pero me las arreglé para que a en la primera metida que le di en mi boca, la cabeza de su pene cupiera completa.
En cuando me la puse en la boca, Claudio gritó de placer.
C: Oh mierda!!!! Ricky weon, Qué rico!!!!!! Oh sobrinito ¿Dónde aprendiste a chuparla así?!!! Oh no pares, sigue, sigue chupándola que está esquicito.
Sigue por favorrrrr!!!!!
Yo continué por varios minutos chupándoselo.
Aunque sólo la cabeza y parte de su pene entraba en mi boca, sentía como Claudio disfrutaba.
Él sólo tocaba mi cabeza con delicadeza.
En un momento pensé me empujaría, pero él sabía que su pene era muy grande para que entrara todo en mi boca, así que no lo hizo.
Eso me hizo sentir seguro, él me cuidaba y disfrutaba con lo poco que podía darle.
Se la seguí chupando por unos 10 minutos hasta que decidí dar otro paso.
Lo tomé de la cintura y lo tiré encima de mí.
Claudio no opuso resistencia y dejó caer todo su peso (que era poco, ya que era delgado) sobre mí.
C: ¿Qué estás haciendo Ricky? ¿Qué quieres? (con una sonrisa).
R: Quiero que me hagas lo que he visto en las películas porno de mi papá.
(yo quería que me lo metiera y ya sabía lo que era eso, si ya mis vecinos me habían hecho suyo, pero no quería que Claudio supiera eso).
C: (con voz de excitado) Wow Ricky, me encantaría hacértelo, me encantaría estar dentro tuyo y acabar en ti, pero eres muy chico aún y no quiero hacerte daño.
Lo que has visto en las películas son personas adultas que pueden resistir esas cosas, pero a ti te haría mucho daño.
Cuando me dijo eso, me sentí decepcionado, pero tranquilo a la vez.
Yo ya sabía lo que era tener un pene adentro y que acaben ahí, pero era verdad que su pene era más grande que los que había probado, así que no insistí, porque me hizo sentir bien saber que él me cuidaba.
Luego de casi un minuto así, Claudio se levantó de encima de mí y se pone de pie (ambos aún estábamos con el pene a mil, palpitando y a punto de estallar) y me dice:
C: No puedo metértelo, pero tengo una idea para que la pasemos bien.
Sonriendo, toma mis piernas y las pone estiradas de vuelta sobre la cama.
Vuelvo a quedar como estaba antes (boca arriba con mi pene y cuerpo mirando al cielo raso de mi habitación) cuando él me refregaba con el alcohol.
Me quita el pijama, el bóxer y la polera (mientras respiraba fuerte y excitado).
Después sigue con su polera, se la quita, la tira al suelo y termina de desnudarse quitándose los jeans, calzoncillo y calcetines.
Yo no podía dejar de mirarlo, ahí estaba mi primer hombre, el que me había enseñado lo rico del sexo hace 6 años atrás, completamente desnudo en frente mío con ese cuerpo hermoso de siempre y ese pene delicioso y gigante.
Después de desnudarse, despacio, se tira sobre mí, poniendo su pene entre mis muslos.
Mi pene quedó presionado a la altura de su pelvis, mientras que el suyo estaba un poco más abajo de mis testículos (como dije antes entre mis muslos).
Ahí estábamos los dos frente a frente en mi cama, desnudos y calientes como dos potros.
Sentía el calor de su cuerpo sobre el mío, pero aun así temblaba (era la excitación).
Él nos tapó sólo con la sabana y continuó con caricias en todo mi torso.
Algunas veces sus caricias iban tan abajo que rozaba la cabeza de mi pene con su mano derecha, mientras que con la izquierda acariciaba mi pelo y cara, mientras besaba mi frente (Cabe destacar qué Claudio no me besaba en la boca, aunque yo intentaba que llegase a eso).
Toda esta escena era en silencio (aún ahora que lo recuerdo me pone a mil) sólo se escuchan nuestras respiraciones de hombres excitados, tan calientes que comenzamos a transpirar.
Nuestros sudores se mezclaban mientras las caricias seguían, ahora por parte de los dos.
Poco a poco comencé tocando su espalda sudada con mis dos manos, bajé despacio hasta llegar hasta tu culo (nalgas).
Antes sólo las había visto (hace 6 años y después por sobre el pantalón) y me preguntaba cómo se sentían.
Eran deliciosas, grandes y peludas, ni duras ni blandas, eran perfectas.
Las apretaba con ambas manos y cada vez que hacía eso sentía un gemido de Claudio.
Así estuvimos tocándonos por casi 5 minutos, hasta que Claudio se comenzó a mover su cintura como si me la estuviera metiendo.
Se movía de una manera alucinante, de arriba hacia abajo, en círculos, y lo mejor era que cada vez que me embestía apretaba sus nalgas.
Aunque no me la estaba metiendo, lo que estaba haciendo Claudio me excitaba mil veces más que las veces que mis vecinos me habían penetrado.
El hombre sabía lo que hacía, se notaba la experiencia en sus movimientos y eso me ponía a mil, y a él igual.
Nadie decía una palabra, por 15 minutos sólo suspirábamos y gemíamos con pasión, mientras nos tocábamos y Claudio seguía con las embestidas.
En un momento, Claudio rompe el silencio y dice:
C: (mirándome a los ojos, con su mano derecha en mi cintura y la izquierda en mi mejilla) Ayy Ricky qué rico esto, me encanta, estoy a punto de acabar.
Qué malo que seas tan chico, sino te la metería y acabaría adentro tuyo.
Pero ya crecerás y ahí te haré mío, completamente.
Yo quería gritarle que me lo metiera, que ya no era virgen por atrás, pero igual me daba un poco de miedo por el porte de su pene y entendía lo que Claudio me decía.
Sin embargo, cuando dijo que cuando creciera me haría suyo, me sonreí y dije:
R: (suspirando y gimiendo de placer, mientras seguía recibiendo sus embestidas y apretaba sus glúteos) ¿Eso quiere decir que lo seguiremos haciendo? Porque si es así, sería genial, esto es lo más rico que me ha pasado en la vida, y ahora sólo quiero crecer para ser tuyo Clau, sólo tuyo.
C: (mirando muy caliente) Obvio que seguiremos, si ambos queremos.
Eso sí, es nuestro secreto, no se lo cuentes a nadie, o si no tendremos que dejar de hacerlo (él seguía gimiendo y más excitado aún).
Luego de decir eso, Claudio aceleró la velocidad de sus embestidas.
Se movía más rápido y se puso como un toro, me acariciaba fuerte, me tomaba con sus manos de hombre por todas partes y eso me calentaba aún más.
Sus embestidas se hacían más y más rápidas, y sus suspiros pasaban a ser gemidos más fuertes.
Mis gemidos igual aumentaron de volumen y con los movimientos de Claudio y la fricción de mi pene en su pelvis (como si me estuviera masturbando) comencé a sentir que acaba.
Estaba cada vez más cerca del orgasmo y sentía que llegaba al cielo.
Mientras más fuertes eran las embestidas de Claudio más me acercaba al final.
El momento llegó, acabé y mandé dos gritos fuertes que obligaron a Claudio a taparme la boca.
Sentí como 5 chorros salieron de mi pene empapando mi abdomen y el de mi tío Claudio.
Nunca me había salido tanta leche, ni con las mejores pajas que me hacía mientras alguno de mis dos vecinos me lo metía.
También sentía que mi leche era más espesa que antes, con mi tío me salía por primera vez semen de hombre.
Cuando Claudio sintió que yo había acabo, se sonrió y aceleró más el ritmo de sus movimientos.
Por más de un minuto, me embistió a toda velocidad, sin parar.
Yo estaba tirado debajo de él, como muerto por haber acabo recién.
De pronto, Claudio comienza a bajar la velocidad y a tirar gritos ahogados, pero que demostraban una calentura a mil.
Entre mis piernas sentía cómo se endurecía su pene y los 4 o 5 chorros de leche que sentí se escurrieron sobre la cama hasta la parte baja de mis glúteos.
Los dos quedamos como muertos por un rato.
Hasta que Claudio reaccionó, se levantó y dice:
C: Estuvo muy rico sobrinito.
Gracias (besándome la frente).
R: Si Clau, fue maravilloso, hay que hacerlo de nuevo mañana.
Él se sonríe y se levanta, me pasa unos pedazos de papel higiénico para que me limpie y limpie la sabana.
Luego saca otros pedazos para limpiarse él.
Como mi sabana estaban mojadas por la leche que había caído, las sequé con la plancha.
La verdad, nunca había visto el pene dormido de Claudio, pero era igual de imponente y hermoso, unos 15 o 16 cm.
Luego se viste y bromeando me dice:
C: Parece que se te pasó la fiebre jajajaja
R: Sí, gracias por sanarme.
Parece que me voy a enfermar más seguido jaja.
C: (pasándome la ropa) ya vístete y descansa ahora, cuando venga tu mamá le digo que estás medio enfermo para que te venga a ver.
Yo ahora voy a hacerte algo para que comas.
R: Bueno Clau… Gracias.
Me encanaba como Claudio me cuidaba, eran perfecto: un hombre paternal, pero un macho ardiente a la vez.
Después de eso la fiebre se me pasó, obvio.
En la noche recordaba lo que había pasado y tuve que masturbarme para poder dormir, porque si hubiese sido por mí, hubiese ido al yate donde estaba mi tío Claudio para que me toque otra vez.
Nuestros encuentros se repitieron casi todos los días.
Por casi un año y medio, Claudio me embestía frente a frente y acababa en mis piernas y sabanas.
Luego yo nos limpiábamos, yo secaba las sabanas con la plancha y nunca nadie sospecho nada.
Como dije antes eso fue durante casi año y medio, hasta que por fin él se dio cuenta que era lo suficientemente grande como para soportar su pene dentro de mi ano.
Continuará….
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