Con mi vecino.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Se había hecho la fama de afeminado con el pasar de los años, solo se lo decíamos de broma pero a día de hoy tengo mis dudas.
La primera experiencia con él fue un día en mi casa, habíamos puesto una alberca y mis papás no estaban, estaban otros amigos también.
Al verlo sin camisa y solo con un short, no me podía contener, su cuerpo parecía el de una mujer, era delgado, su cintura y su ombligo eran hermosos. Yo también tengo ese tipo de cuerpo, así que no me podía resistir a la idea de estar ambos sin camisa frotando nuestros cuerpos; piel contra piel.
De repente comenzamos a jugar a las escondidas por toda la casa, aun con los trajes de baño.
Otro amigo era el que iba a buscarnos así que yo y pedrito corrimos a escondernos.
Yo lo seguí para esconderme junto con él ya que quería aprovechar la oportunidad de estar con el en un lugar reducido y usar eso como excusa para rozar nuestros cuerpos.
El se colocó detrás de una puerta de pié pegando la espalda a la pared , al verlo en esa posición vi la oportunidad perfecta; Me coloqué frente a frente con él y con la excusa de escondernos juntos me pegué a su cuerpo.
Allí estábamos, frente a frente, ombligo con ombligo, podía sentir como se inflaba su pecho contra el mio cuando respiraba.
Bajé un poco mi short para exponer más aun mi vientre, y sin decirle nada también le bajé el de él para que nuestros vientres se tocaran. Me le arrepegué tanto como pude, volteaba hacia abajo y al ver nuestras caderas y nuestas pieles juntas y me excitaba cada vez más.
Despegué un poco mi cuerpo del suyo para ver nuestros ombligos y nuestras pancitas, humedas aún por el agua de la alberca, frotarse. Era lo máximo.
No sentí en ningún momento que su pene se le haya puesto duro ya que prácticamente estaba presionando mi pene contra el suyo, así que no creo que se haya dado cuenta de mis intenciones.
Después de un rato no podía aguantar mas y mi pene se me empezó a parar y para que él no se diera cuenta me retiré de él y le dije:- " no aquí no cabemos"- y me fui a esconder a otro lugar.
Ese fue el detonante. Desde ese momento quería sentir su cuerpo presionándose contra el mio una vez más.
Otro día fue a mi casa a jugar videojuegos. Me la pasaba pensando en una excusa para quitarnos la camisa de nuevo y frotar nuestras pieles otra vez. No pensaba en tener sexo con él, ya que me parecía muy arriesgado y no estaba seguro si a él le gustaban esas cosas.
Después de un rato se me ocurrió una idea, de la nada le aposté a que yo aguantaba más acostado con un hielo en el ombligo que él; lo aceptó. Agarré un cubo de hielo del congelador, él se tumbó en mi cama y se levantó su camisa quedando su ombligo al descubierto. Entonces le dije que lo haríamos los dos juntos, así que le puse el hielo en su ombligo, luego me levanté la camisa y me acosté sobre él juntando nuestros ombligos con el hielo dentro de ellos.
Así duramos un buen rato mientras el hielo se derretía entre nuestros cuerpos y el agua escurría por nuestros estómagos. Yo aproveché y levanté más su camisa. Esta vez podía sentir un bulto entre sus piernas, era su pene que era presionado por el mio. Comencé a frotar mi cuerpo contra el suyo con delicadeza para que no se enterara de mis intenciones; aunque la verdad creo que él sabía todo lo que estaba pasando y le gustaba, ya que no pronunciaba palabra.
Estaba realmente excitado, nunca había sentido nada así, podía sentir nuestros penes acariciándose a través de nuestros shorts. Y para mi desgracia, en ese momento, el hielo se había derretido por completo, así que pedrito dijo: -" Ya se derritió, empatamos"- y el juego terminó.
La siguiente ocasión me sorprendió demasiado. Pedrito llegó a mi casa a jugar videojuegos de nuevo, era lo único que teníamos en común, y nos acostamos en la cama a jugar. Yo decidí a arriesgarme; esta vez quería ir mas lejos.
Luego le dije que jugara él solo que ya me había cansado. Entonces sin ninguna excusa poco a poco me fui subiendo arriba de él, alineando nuestros cuerpos, le dije que tenía calor y me quité la camisa, y poco a poco le levantaba la suya. Mientras él seguía jugando.
La verdad no veía su cara, y ni siquiera sabía si pedrito seguía jugando, yo estaba ocupado descubriendo su cuerpo.
Le quité su camisa por completo, recosté mi cuerpo sobre el suyo. Levante un poco mi pelvis y acomodé mi pene que ya se estaba poniendo demasiado duro. En eso pedro me dice: – "Ah, que es esto tan duro"-. Yo me puse muy nervioso, no sabía que decirle. -"Es la hebilla del pantalón"- le dije con voz temblorosa.
Comencé a bajarme el pantalón para descubrir más mi estómago. Lo mismo con su pantalón. Recuerdo que su cuerpo estaba muy caliente, se sentía tan bien.
En eso, me dice algo que me deja sin palabras: -"Que panza tan suave tienes."- En eso yo le acaricié la suya y le dije que la de él estaba más suave.
Me sentía tan raro haciéndole cumplidos a otro muchacho mientras ambos estábamos semidesnudos en mi cama que me puse rojo como tomate.
En eso ya no escuché que siguiera jugando el juego; lo había puesto en pausa y colocó sus manos en mi espalda.
Me dijo que esa parte estaba muy difícil y que no podía pasarla. Le dije que si podíamos jugar mejor a otra cosa; los dos nos quedamos callados un rato.
Yo aprovechaba ese silencio para frotar mi cuerpo lentamente contra el suyo. Cuando traté de bajarle más su pantalón me encuentro con su pene y lo toco con mi mano por accidente. Estaba dura pero no la tenía tan parada como la mía.
"¿Qué estas haciendo?"- me pregunta tranquilamente, Yo nervioso le dije que nada.
"Hay que quedarnos así un rato mientras pensamos qué hacer"- le dije.
Cada momento que pasaba sentía su pene más duro hasta que de golpe se levantó de golpe.
Estoy seguro de que hizo eso porque no quiso que me diera cuenta que se le había parado el pene.
Yo estaba ya muy caliente así que lo volví a acostar y a subirme sobre él, como que trató de levantarse de nuevo por unos segundos pero al final se quedo quieto conmigo encima de él.
Yo no dejaba de mirar nuestros cuerpos, me fascinaba ver nuestros ombligos cerca, y la curva que formaban nuestros estómagos pegados.
Sentía como él comenzaba a mover también sus caderas discretamente. Lo empezó a hacer al mismo ritmo que yo para que no me diera cuenta, pero yo sentía rozar su piel.
Me empezó a acariciar la espalda, y ante tal acto me entró un escalofrío. "¿Esto es?"- pensaba , "¿Ya lo estamos haciendo?". Con mis manos lo agarre de las caderas y apollé mi cabeza sobre su hombro. los dos seguíamos tumbados en la cama.
No recuerdo por cuanto tiempo estuvimos así, pero yo no quería que acabara nunca. Comenzábamos a sudar.
Yo estaba a punto de explotar, cuando de repente empieza a meter su mano a mi pantalón por la parte de atrás y acaricia mis nalgas. Eso era lo que yo estaba esperando; la iniciativa de pedrito, para lanzarme sobre él como una bestia.
Me baje los pantalones hasta los tobillos a como pude, y le comencé a desabrochar su pantalón.
Me daba pena mostrarle mi pene, así que me lo cubría con una mano.
Luego de desabrochar su pantalón, él solo se lo bajó.
Cuánto había esperado para esto, de entre sus piernas se levantaba su pene duro y algo húmedo ya por la fricción entre nuestros cuerpos.
Ahora los penes de ambos se encontraban al descubierto, sólo tenía que posar mis testículos sobre los suyos e iba experimentar el mayor placer de mi vida hasta ese momento.
Ya era hora de descubrir mi pene, ya había visto el suyo y era exactamente igual al mio, no había nada que temer.
Retiré la mano de mi pene y lo posé sobre el suyo, el momento en que nuestros genitales se tocaron es uno que nunca voy a olvidar.
Pedrito me abrazó y me pegó a su cuerpo.
Los dos comenzamos a movernos suavemente a ritmos diferentes.
Hubo un momento en el que nos miramos a los ojos e intentamos besarnos pero al final no lo hicimos. Sólo frotamos nuestros cuerpos desnudos por un buen rato.
El ritmo era cada vez mas rápido y sentía como si mi pene fuera a explotar, yo me vine primero sobre su estómago, pero seguí moviéndome para que pedrito siguiera disfrutando hasta que se vino momentos después.
Los dos nos quedamos recuperando el aliento uno sobre el otro; podía sentir el latir acelerado de su corazón en mi pecho. Se sentía tan bien; nuestros cuerpos húmedos y calientes y nuestros penes pegajosos envueltos en la combinación del semen de ambos.
Nos mantuvimos en silencio, solo atiné a decirle "que suave estás" de nuevo, no sabía qué debía de decirle.
Enseguida me llegó un sentimiento de culpa: "¡Estamos desnudos, somos hombres los dos, acabo de tener sexo con pedrito!".
Pensé que él se lo iba a contar a todo el mundo y mis amigos y familia me iban a señalar y a juzgar por haberme manoseado con otro niño. Pero afortunadamente no se lo dijo nunca a nadie; es nuestro pequeño secreto y nadie lo sabrá. No lo volvimos a hacer nunca más.
Actualmente pedro y yo nos distanciamos un poco por la escuela y por distintas razones, seguimos siendo vecinos pero ya no nos hablamos como antes, nunca he deseado estar con otro chico otra vez, pero todavía recuerdo a pedrito y a veces me gustaría invitarlo "a jugar video juegos" a mi casa otra vez, a ver qué pasa.
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