Con mis sobrinos, de 7 y 9 años, en el arroyo. Parte 2
Continúan nuestros juegos.
- Luego de que volviera con Alberto al charquito donde nos estábamos bañando, que Jesús preguntara qué le había pasado a su hermano, éste respondió con un dejo de orgullo:
- —Es que mi tío me cogió
- Así acabó nuestra primera parte como recordarán mis sobrinos eran Jesús de 7 años Y Alberto de 9.
- Al oír la respuesta de Alberto me quedé helado pero inmediatamente Jesús me dijo:— Tío, tío yo también quiero que me coja ándele ¿sí?..Y Alberto le dijo:
- –Estás pendejo te va a doler a mí me dolió mucho.
- –No le hace quiero saber qué se siente ándele tiito ¿sí?
- Yo le dije
- –No Jesús es que tú estás muy chiquito te puede hacer daño amor mejor ya que crezcas un poquito más sí…
- y el
- –No tío, no, quiero que me coja ya si no me coge como a mi hermanito le voy a decir a mi papá lo que le hizo.
- –Bueno si tú insistes pero no vas a gritar ¿eh? ni vas a llorar ni quiero que andes después de chismoso contando lo que hicimos…
- — No, tío, le prometo que me voy a portar bien.
- — Ándale pues…
- Y lo llevé al lugar donde antes habíamos estado comencé a acariciarlo, a recorrer todo su cuerpo, chupé un poquito su penecito y lo hice chuparme el mío y cuando éste estaba con mucho presemen lo acomodé boca abajo con sus nalguitas expuestas para comerme durante un buen rato ese anito sabroso que tanto me encantaba, ese botoncito cerrado aún virginal que en breve me recibiría. Él sólo se reía porque decía que sentía cosquillitas mientras yo masturbaba suavemente su penecito erecto luego que pasé mi pene por esa rajita deliciosa como tantas otras veces lo había hecho y le pregunté de nuevo si estaba seguro y si de verdad quería que le metiera mi pito en su colita y él respondiera que sí.
- U bueno pues como a nadie le dan pan y llora puse la punta de mi glande en la entrada de su rico culito, froté un poco y durante un buen rato y mi pene se resbalaba hacia arriba o hacia abajo debido a lo estrecho de su culito.
- Le dije: –ya ves, no se va a poder estás muy cerradito aún, te lo dije…
- Pero como él insistiera, apliqué mucha saliva en mi pene y con él presemen que éste tenía y lo dilatadito de sus hoyito, logré introducir en él la punta de mi glande como la mitad aproximadamente y él pegó un gritito y un brinco y se zafó…
- –Ay! –grito–me dolió.
- –Ya ves, te dije que dolía pero tú estabas ahí de terco ya no te vas a dejar coger, ¿verdad?
- y el:
- –Ay, pues es que me dolió pero no sé sentí sentí calientito cuando iba entrando su cabecita.
- –A a ver, ponte otra vez entonces, para seguirte cogiendo, ¿o te vas a dejar de Alberto?
- Y de nuevo se puso y de nuevo le metí solamente la puntita como la mitad de mi glande y así estuve un ratito sacándolo, punteándolo, metiéndoselo varias veces, hasta que le pregunté:
- –¿te duele?… y él:
- –Ya no tío, siento bien rico cuando entra y sale.
- –Bueno, ajora voy a tratar de meterte toda la cabecita si aguantas… y él:
- –Sí, tío.
- y entonces empujé otro poquito más hasta ver desaparecer completamente mi glande en ese anito estrechito que me apretaba bien rico…
- –¡Ay!– gritó de nuevo él y quiso zafarse pero como lo tenía agarrado de las caderas y de la cintura no pudo hacerlo.
- –Ya ves ahora aguantas ¿Querías que te vogiera como a tu hermano, no?
- –Es que me duele tío, sáquemela, ay, siento que me arde mucho y que me boy a hacet hacer popó…¡Ay, ay, ay! Sáquemela tantito, por favor…
- —Nada,nada, nada, aguántate tantito ahorita pasa el dolor y vas a comenzar a sentir bien rico.
- Y así estuvimos un buen rato yo sin avanzar más y sin sacarla solo quieto dejando que su anito se acostumbrara a mi pene.
- –D¿uele aún Chuyito?
- —Ya no, tío…sonriendo un poco.
- —Ya ves, te lo dije. Ahora, voy a sacar la cabecita de mi pene y otra vez lo voy a meter hasta ahí nada más, ¿sale?
- Y él asintió con su cabeza y entonces comencé un mete y saca suavecito, suavecito, hasta que después de un rato y por lo estrecho,por lo calentito, por lo apretadito de su culito no pude más y mi pene descargó varios chorros de mi semen dentro de él.
- Él sonriendo un poco dijo:
- —Ya me echó la lechita, ¿verdad tío?
- — Sí ¿A poco lo sentiste?
- —Si, tío, sentí como se hinchaba la cabecita de su pene y como que sentí algo calientito cuando me aventaba su lechita. ¿Ya vé que sí aguanté tío?
- —Ay, amorcito tan lindo, por eso te quiero tanto. Sí, aguantaste poquito menos que tu hermano, a tú hermanito le metí como hasta la mitad pero a ti no quiero dañarte estás muy chiquito aún te felicito y gracias por haberme aguantado.
- Esperé a que mi pene perdiera su firmeza para poderlo sacar sin lastimarlo luego lo abracé y besé, lo felicité y le di las gracias por haberse dejado amar por mí. Volvimos donde Alberto y él orgulloso le dijo:
- —Ya ves,Alberto, ya ves, hermano, también a mí me cogió el tío.
- Bañé muy bien a los dos y me aseguré que no quedara rastro de semen en sus culitos, nos vestimos y emprendimos el regreso a casa después de esa tarde ardiente en el arroyo donde tuve la dicha de estrenar aunque sea parcialmente los dos virginales anitos de mis sobrinos.
- !Saludos! Nos escribimos luego…
Que rico este relato! Gracias por compartirlo. Me calento muchisimo.
Qué rica experiencia. Debe ser riquísimo que el sobrino se te entregue solito de forma voluntaria.
Espero que haya más partes de este relato, esta muy bien relatado y la historia esta muy caliente
que rico relato…y que lindo Chuyito!
que rico sentir la lechita dentro de un macho
Estaría bien ver cómo van creciendo los sobrinos