Con nene de 6 en comunidad rural Parte 3
Piano pianito, fue mío ese huequito.
Dice un dicho y dice bien que cuando algo te toca te toca y así fue con mi niño Martincito.
Como ustedes recordarán en la segunda entrega Martincito despierto accede a jugar conmigo y con su consentimiento me deslecho muy rico en sus nalguitas.
Al terminar le pregunté si volvería a acompañarme a dormir y él accedió con la condición de que volviéramos a jugar y así fue durante varias semanas en las que sin penetrarlo ni obligarlo a nada usé y disfruté sus nalguitas huequito y genitales a mi antojo sin penetrarlo.
Para esto,en la empresa en la cual trabajaba nos daban vacaciones dos veces al año y como se acercara mi periodo vacacional le pedí permiso a los abuelos de Martincito de que lo dejaran ir a mi pueblo y ellos accedieron de buena gana y él se puso feliz pues le prometí que lo llevaría a conocer la playa, mi pueblo, mi casa y los arroyos además de que jugaríamos rico allá.
Así que cuando la fecha llegó nos fuimos felices a mi pupuebloApenas llegar me instalé en mi recámara y fuimos a la playa dónde se divirtió bastante jugando en la arena, construyendo castillitos y aunque tenía temor entrar al mar, lo cargué y llevé adentro para poder acariciar lejos de miradas indiscretas su cuerpo y el tocar y masturbar mi pene.
Al llegar la noche nos bañamos juntos por vez primera y tocarnos, acariciarnos y besar un poco de manera libre sin ser descubiertos.
Él accedió por vez primera a chuparme mi pene; al principio no le gustó pues decía que tenía un sabor salado y a orines, además de la extraña sensación de tenerlo en mi boca pero poco a poco y con mi guía le fui enseñando como lamerlo y empezar a chuparlo… ¡Era tan lindo verlo deslizar su lengua desde mi tronco hasta mi glande y ver cómo desaparecía en su boquita la cabeza de mi pene!
Cuando estaba a punto de correrme lo tomé con una de mis manos de su cabeza y le expliqué que estaba por salir mi leche para que no fuera a tomarlo desprevenido y se asustara. Le pedí me dejara echársela en su boquita y accedió a ello. Así que con infinito placer descargué mi semen en su boca y él, aunque se extrañó por su sabor y consistencia, se lo pasó todo y abrió su boca para mostrarme orgulloso que se había tomado mi leche.
Le pedí nos fuéramos a la recámara y lo cargué desnudo, lo sequé un poco y lo acosté sobre ella y le pedí colocarse de perrito para comerme de manera muy rica su aún virginal hoyito. Luego, le di la vuelta para acariciar sus tetitas, besarle su pancita, su pechito, y deslizarme hacia abajo hasta llegar a sus genitales, eso a él le encantaba, pues gemía y reía sin parar.
Luego, le pregunté al oído si estaría dispuesto a dejarme entrar con mi pene en su colita. Y aunque al principio se asustó y preguntó sí ello le dolería y despues que le dijera con toda sinceridad que sí, pero que solamente el principio y que después lo disfrutaría mucho además de hacerme muy feliz a mí y demostrarme cuánto me quería.
Ante estas palabras, él cedió, así que lo puse en posición de perrito sobre la cama, metí mi lengua entre sus nalguitas para deleitarme largamente con su huequito, después, tomé un poco de gel lubricante en mis dedos y lo puse en la entrada de su anito empujando suavemente uno de mis dedos y girándolo dentro de él metiéndolo y sacándolo; a él le dolió un poco pero al preguntarle si podía continuar dijo que sí.
Así que ahora embadurné dos de mis dedos los cuales introduje y abrí dentro de su anito como si fueran tijeras, los giraba alrededor de su anito y los metía y sacaba para dilatar ese rico anillito que pronto sería traspasado por mi pene.
Cuando lo vi suficientemente dilatado y mi pene y testículos a punto de estallar de lo caliente que estaba, le pedí narrar mi pene con el gel lubricante y que nuevamente se pusiera en posición de perrito. Él accedió con un poco de temor y así, puse la entrada de mi pene en su hoyito y después de varios intentos infructuosos mi glande se abrió paso poco a poco en su interior hasta desaparecer por completo…
¡Ay!gritó con un poco de dolor y yo le pedí aguantar hasta que se acostumbrara a la presencia de mi pene luego le pedí aguantara un poquito más y empujé mi pene hasta que desapareció entre sus nalguitas casi la mitad de él unas lágrimas asomaron a sus ojos y me pidió parar y así lo hice pero sin sacar mi pene de su interior.
Besé su cuello, sus mejillas, sus orejas, lo tranquilicé un poco y le pedí que me dejara entrar un poquito más en él y de nuevo accedió. Así que con mucho cuidado, empujé hasta lograr entrar un poco más de la mitad y ahí paré pues comenzó a llorar de manera desconsolada e incontrolable y por temor a desgarrarlo, romper algo en él o que se negara a seguir permitiéndome jugar con él me detuve.
Cuando se calmó un poco le dije que ahora sacaría mi pene lentamente y que después empujaría de nuevo para hacerle de esta manera el amor y él con una pequeña sonrisa asomando a sus labios y con sus ojos llorosos me dijo que sí pero me pidió que lo hiciera despacito y para complacerlo así lo hice.
La sensación de sentir sus esfínteres apretando mi pene, lo estrecho de su anito, la suavidad de éste, lo caliente y excitado que estaba me hicieron terminar muy pronto así que después de cerca de diez minutos de entrar y salir suavemente de su interior, y sin avisarle, descargué en su interior varios potentes chorros de mi semen hasta preñarlo, dejé que mi pene perdiera su firmeza y lentamente lo saqué de su interior.
Lo llevé al baño para que se sentara en él y expulsara junto con un poco de sus heces y sangre mi semen, luego le asee muy bien esa parte, puse un poco de crema anestésica en su interior y exterior, asee mi pene y nos fuimos a dormir abrazados y desnudos hasta que así nos sorprendió en la mañana.
Hasta aquí mi tercera entrega. Las vacaciones apenas empiezan…¡Saludos!
Amo tus experiencias no dejes de escribir
Gracias! Ya viene la siguiente entrega…
Qué rico va desarrollándose todo. Debe ser delicioso que te inicien de esa manera.
Me pone durísimo imaginar su culito suave y caliente hmm
Tío, eres muy goloso, me gustaría montarte!… luego de haberte comido bien el ojete!