Con nene de 6. Parte 4
Dos siempre es mejor que uno. Se hace realidad mi sueño: placer al doble.
Hola, lectores de sst. Gracias por sus comentarios y buena acogida a mis relatos. Continúo…
Recordarán cómo la segunda noche se presenta Alberto, de 8 años, en mi casa y se entristece y encela un poco al verme acompañado de Martincito,, y el cómo lo convenzo de acompañarnos a ¿dormir?…
Describo el contexto: Alberto era un sobrino, hijo de un hermano mío y huérfano de madre al nacer, al quien, al ver tan necesitado de cariño, atención y cuidados, acogía y cuidaba siempre en vacaciones desde que contaba él con 5 añitos. Era súper complaciente y juguetón y se desvivía por darme gusto. Ello, aunado a su natural belleza, lo convirtieron en mi sobrino preferido. A los 5 añitos lo inicié oralmente y aprendió muy bien, he de aceptarlo, pues se deleitaba con mi pene, lo besaba, lamía y chupaba como nene nunca lo hizo.
Además, y por si fuera poco, fue mi primer nene, estaba vergoncito para su edad (8 cms) así que me encantaba disfrutar tooooodo su pequeño cuerpo y él también lo disfrutaba.
Bueno, retomando el relato, salió corriendo por su pijama y cobijita (para cubrir apariencia) y volvió enseguida.
Vimos tv un rato, yo sentado entre ellos y acariciando a ambos a la vez.
De pronto, Alberto me dijo al oído:
–Tío, ¿sí vamos a poder jugar aunque esté Martincito aquí?
–Claro que sí, amorcito…¿O no te gustaría que jugáramos los tres?
–Sí, tio…¿pero él no está muy chiquito para jugar?
–No, Betito, contigo empecé a jugar cuando aún estabas más chico que él, ¿recuerdas?
–Sí, tio…
Y dirigiéndome a Martincito le dije:
–Martín, ¿me dejas quitarte tu ropita para estar más agusto, sin tanto calor y poder acariciarnos mejor?
Él, apenado por estar Alberto ahí, se sonrojó y agachando su cabecita, asintió con ella timidamente…
Así que tomé su playera él alzó sus braceros para despojarle de ella y posteriormente bajé su short con todo y calzoncitos para quedar desnudo del todo…
Se sentó a mi lado y me dijo tiernamente:
–Don Javi, ¿y usted y Beto no se van a encuerar?
–Claro, si gustan, ayúdenme a quitar mi ropa…
Y ellos, sonriendo traviesamente, lo hicieron. Luego, recostamos a Beto y entre los dos lo desnudarnos.
Al quedar los tres desnudos y yo enmedio de ellos, los tomé de la nuca y los dirigí hacía mi erecto miembro.
Al principio, con timidez y vergüenza el uno al otro, no se animaban del todo a chuparlo, pero después fue un gusto ver mi pene entre ellos mientras lo besaban a uno y a otro lado, deslizable sus lenguas por él y se lo metían alternadamente en sus boquitas. Yo, desde luego, experimentada un morbo y placer inmensos al ver tan linda imagen.
Después, subí a ambos al sofá y les pedí parar sus colitas para, arrodillado yo en el puso, comerme sus infantiles hoyitos mientras ellos gemían de placer al sentir mi lengua recorrer su hoyitos alrededor y posteriormente entrar en sus culitos ricos, mientras ellos se besaban y masturbaban entre sí sin yo pedírselos.
Sintiéndome a punto de correrme, les pedí parar un.poco y, cargándolos en mis brazos, los llevé a la cama, los deposité en ella, y les hice darse placer uno al otro al chuparse mutuamente sus penecitos.
Le pedí a Martincito colocarse en cuatro, mientras Albertito le comía su culito y posteriormente le pedí meter su penecito en el hoyitos de Martincito, lo cual hizo sin chistar y comió un buen rato, yo me fui al frente y puse mi pene en su boca para que me lo chupara mientras mi sobrino lo penetraba por detrás. En ello Betito era todo un experto pues debido al buen tamaño de su penecito, desde los 6 años comenzó a penetrarme a mí.
Me coloqué detrás de Alberto, separé un poco sus nalguitas y puse mi pene en su entradita, empujó un poco y comenzó a deslizarse hasta entrar del todo. Él gimió un poco al sentirse lleno completamente y al sentir su pequeña próstata estimulada por el entrar y salir de mi pene, no tardó mucho en tener un orgasmo seco.
Martincito se recostó a un lado, y yo saqué mi pene del interior de Betito, me recosté en la cama y les dije…
–¿Quién quiere montarse primero?
–¡¡¡Yo, yo!!! Gritaron al unísono…
Así que le pedí a Betito dejara a Martincito tratar primero y por ser más pequeño y aún dolerle un.poco pues recién le había estrenado su hoyito, le coloque una buena cantidad de gel y otra en mi miembro para facilitar su penetración.
Se subió en mí, lo tomé de su cintura y él se afianzó de mis brazos, Benito me ayudó a colocar mi pene en la entrada de su agujero recién abierto y, mordiéndose sus labios y cerrando sus ojitos, Martín se dejó caer un poco.
Acusó dolor, pues unas lágrimas salieron de sus ojitos y me apretó los brazos con sus manitas…
–¿Quieres seguir,Martín cito?
–Siiiiiii….dijo con un susurro a la vez que soltaba su cuerpo y se dejaba caer un poco más hasta engullir entre sus nalguitas poco más de la mitad de mi hombría.
Hizo una pausa para acostumbrar su ano a la sensación y cuando él dolor hubo pasado, me miró y sonriendo entre lágrimas, dejó qué la gravedad hiciera su trabajo hasta chocar sus nalguitas en mi pubis….se recostó en mí y lloró un poco mientras yo acariciaba su pelo, su espalda y sus nalguitas.
Luego, incorporándose, me preguntó qué hacía ahora y Betito le dijo que subiera un poco y luego bajara, como si estuviera jugando «caballito» y él así lo hizo varios minutos incrementando poco a poco la velocidad hasta hacerme explotar en él y llenar sus intestinos con mi semen.
Se recostó un poco en mi pecho, cansado y dolido y cuando mi pene perdió firmeza, salí de él y me acosté entre ambos.
Luego de un rato, me gire hacía Betito y le dije:
–Es tu turno…
Y él, ansioso como estaba, no se hizo repetir esta invitación y se sentó sobre mí miembro sin tanta dificultad, acostumbrado como estaba ya a que lo penetrara, luego, con él ensartado, me puse de pie, lo recosté de espaldas en el borde de la cama y llevando sus piernas a mis hombros, procedí a seguir penetrándolo por entero mientras él gemía de manera descontrolada y tenía su segundo orgasmo.
No pudiendo contenerme más, regué con mi semen sus intestinos y luego de sacar de su interior mi pene, los conduje al baño para ducharnos juntos, los sequé y puse un poco de crema alrededor y dentro de sus anillitos para disminuir su dolor y los conduje de regreso a la cama para dormirnos profundamente, agotados los tres y abrazados. Desnudos nos encontró el Sol al asomarse pir la ventaventana…
Nos leemos pronto,, espero…
Saludos!
gran relato como sigue
Una experiencia cachondísima.
Excelentes relatos Super caliented