Con Rafita de 9 Parte 7

El final.
Todo lo que empieza acaba, mis amigos…presento a ustedes la séptima y última entrega de esta serie.

Disfruté mucho al escribirla y deseo disfruten ustedes más al leerla.

Sin más, continuamos:

Fer probó un poco de mi semen de la pancita de su hermana Lucy y lo degustó un poco extrañado por su sabor y consistencia.

–¿Te gusta?– Le pregunté, y el asistió con timidez.

Entonces le pedí a Rafita y a él limpiar con sus lenguas a su hermanita y recoger mi semen para compartirlo con su hermanita y obedientes así lo hicieron. Luego, les pedí limpiarme también la verga hasta dejarla sin rastro de semen.

–¿Quién sigue?—pregunté, mientras exhibía mi verga que recuperaba su firmeza y longitud.

–¡Yo! ¡Yo!—gritaron al unísono Fer y Rafita, poniéndose Rafa de perrito y Fer lo imitó al instante.

R: Tú no, pendejo, a ti aún no te cabe, estás muy chiquito, baboso…

Yo: No seas así con tu lindo hermanito, te prometo que seré cuidadoso con él como con tu hermanita y sólo entraré en él lo que me aguante.

Fer: Chí, chí, sigo yo, sigo yo…

¿Cómo negarme ante tan linda súplica?

Entonces le pedí a Rafita jugar, ahora con su hermanita y con evidente coraje así lo hizo.

Mientras, yo dirigí mi pene hacia la boca de Fer quien gustoso la abrió para permitirme meter en ella mi glande y como aún le daban biberón, se prendió como becerrito a mi pene para succionar con lengua y labios mi glande mientras yo, con gel en mis dedos, metía lentamente uno de mis dedos en su virginal y apretado orificio anal que se abrió para recibirlo.

Metí y saqué mi dedo mientras mi verga era chupada por su boquita. Luego, llené dos de mis dedos de gel lubricante y con un poco de trabajo y dolor por su parte, logré meter para dilatar su culito y prepararlo para su primera penetración.

Con esfuerzo, paciencia y mucho gel, y algunos grititos y lágrimas de él, logré introducir tres de mi dedos, que abrí y cerré en su interior.

Saqué mi pene de su boquita golosa y lo embadurné de gel, lo puse de ladito y levanté una de sus piernas para exponer su anito, puse mi glande que resbalaba hacia uno y otro lados hasta que finalmente abrió su lindo capullito hasta ver desaparecer mi glande en él.

Fer lloró de dolor y quiso, arrepentido, detenerme…pero, ¿Qué podría hacer si era solamente un bebé de dos añitos apenas?

–Sssssh, sssh, tranquilo, solamente voy a entrar hasta ahí, tranquilo…uffff, ¡Qué rico se siente tu culito! ¡Qué rico me aprieta! ¡Gracias, Fer, gracias por darme esta felicidad!

Dejé largo rato mi pene en su estrecho, suavecito y caliente culito hasta acostumbrarlo a la nueva sensación de sentir dilatadas sus paredes anales ante mi trozo de carne.

Cuando noté que su llanto disminuía, metí un poco más, hasta casi la mitad y paré pues de nuevo gritó y lloró y temí causarle algún desgarre o algo más grave.

Rafita había dejado de penetrar a su hermanita y ambos veían con asombro cómo era empalado su pequeño hermano.

Me quedé de nuevo quieto mientras ellos lo consolaban y animaban.

Luego, empecé a sacar y meter con mucho cuidado mi miembro de su interior hasta que, alrededor de 15 minutos después y ante lo apretado de su recto, descargué mi semen en su interior.

Dejé que mi pene perdiera firmeza y saliera por sí solo de su culito. Al hacerlo, su hoyito expulsó mi semen que salió mezclado de heces fecales y sangre.

Lo llevé cargando al baño y lo senté en el inodoro y para que quedara totalmente limpio, me bañé con él bajo el chorro de la regadera.

Envuelto en una gran toalla lo cargué y llevé a la cama, lo abracé y besé mientras musitaba palabras de amor y consuelo en sus oídos y le agradecía por haberse entregado a mí.

El y Lucy se abrazaron cansados y somnolientos.

Sin esperar, Rafita se colocó a un lado mío y bajó hasta llegar a la altura de mi miembro para acariciarlo, besarlo, lamerlo y meterlo casi por entero en su boca, ante el asombro y las risas de sus hermanitos.

–¡Eso, Rafaelito, muéstrales a tus hermanitos como se hace!

Él, incorporándose tomó con una de sus manos mi verga y se sentó en ella hasta que mis testículos fueron aplastados por sus nalguitas infantiles para posteriormente cabalgarme.

¡Plaf! ¡Plaf! Se escuchaba al chocar sus glúteos en mi pubis.

Luego, lo puse en el borde de la cama y llevé sus piernas hacia mi pecho para penetrarlo con intensidad hasta sentirme a punto de correrme en él.

–¡Espera!–Le dije—falta darle su bautizo de leche a tu hermanito…

Así que saqué mi pene de su aún apretado y estrecho culito, me masturbé un poco y disparé mi semen en el rostro y boca de Fernandito quien, riendo, abrió su boca para recibir algunas gotas de mi leche en ella y el resto en su cara.

–¡Listo! Ya pueden limpiar a su Fernandito y compartir mi semilla como buenos hermanitos.

Ellos así lo hicieron. Agotados, Lucy y Fer no tardaron en quedar dormidos abrazados uno al otro, después de ponerle un pañal a Fer.

–¿Ya nos vamos a dormir también nosotros?– Me dijo Rafita coquetamente y con una sonrisa y mirada llenas de picardía mientras acariciaba mi pene…

Fuimos a la sala donde al calor de la chimenea lo hice mío de nuevo y finalmente nos dirigimos al jacuzzi para darnos un baño relajante que él aprovechó para chuparme la verga y comerse mi semen. Parecía afanado en no dejar nada para sus hermanos y a mí me encantaban sus incipientes celos.

Abrazados, nos dormimos abrazados y con una sonrisa en los labios.

A la mañana siguiente, fui despertado al sentir los pequeños labios y boca de Fer prenderse a mi pene pidiendo hambriento su lechita…

F I N

Les recuerdo mi tg: @EduRu64, por si desean charlar. ¡Les espero!