Con Rolando la pasé bien
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Fue Amarildo, un chiquillo de 10 años hijo de un panadero de la cuadra de mi casa que me llevó atrás de la bodega y me desnudó culiandome el culo y me enseñó a masturbar el pene, pero uno que siempre me llamó la atención fue Rolando hijo del mayordomo de la hacienda de mi abuelito que se había criado con nostros, era un chiquillo deveras muy hermoso, bien educadito, bien delicadito, humilde, sencillo, amante al aseo, de piel rosada muy delicada, pelo lacio nego, labios entrefinos que adornaban su sonrisa aunque tenia un pene pequeñito para su edad a mi me llamaba la atención ese culito puntiado que tenía y la manerita tan bonita de mover las caderas como una señorita en pasarela, , recuerdo claramente que le cogi por primera vez cuando tenía sus 5 años,yo de 9, nos bañábamos con mi hermanita Rebeca de dos años y mi primito Norberto de cuatro años en el jardín, en una piscina de plástico inflable, nos botábamos agua y haciamos luchitas cuando se fueron los adultos los arrimé a los dos al borde de la piscina les bajé la trusa y descubrí lo lindo de sus culitos les pasé mi mano y los sentía suavecitos
A Rolando le hice dar la vuelta, me mostró su penecito al que lo movi con los dedos, unimos nuestros pechos dentro del agua apenitas me bajé la trusa de baño que le culiaba el pene, mi hermana y mi primito a su edad no se daban por enterados lo que estába haciendo a Rolando, los usaba como escudo `para que no nos vieran, hice que Rolando se diera la vuelta y le pasé mi pene por los glúteos lo sentí tan suavecito que mi pene se corria con facilidad, alcancé en algo a pasarle por su rajita.
Nos subimos a cambiarnos a mi cuarto mi mamá desde la puerta nos dijo que nos acerquemos para almorzar, mi primito fue el primero en salir, teníamos puesto nuestras trusas me excite al ver de Rolando esas piernitas bien formaditas, esos piecesitos bien distribuidos por los deditos bien desarrolladitos, sus bracitos insinuaban que lo cogiera, lo levanté en peso y lo tumbé en la cama haciéndole cosquillas sólo por un instante, le bajé la trusa le vi nuevamente ese culito que me enloquecía, mi pene estaba bien parado y se lo volvi a pasar, me sentía bien teniéndolo asi a Rolando, todo su cuerpito era mio, me estaba enamorando de él, se me ocurrió darle un beso en su pelo, mi cadera se movia a los lados me llegó el gustito por orinar pero lo contuve nos paramos pero segui pasándole el pene por los glúteos hasta que el encanto se rompió cuando mi tia nos llamó a comer desde el comedor, abrimos el seguro y sali abrazándolo hasta antes de llegar a la mesa.
Eran muchas las veces que lo cogía delicioso, aprendimos a besarnos, a mamarnos los penes viendo revistas y películas pornográficas, mientras crecíamos lo haciamos con otros chicos, yo seguía siendo su culión preferido, yo le enseñé a culiar delicioso con buenas posturas.
Cuando Rolando tuvo 14 años era un hijo único amanerado a plenitud, ambos nos cuidábamos y contábamos nuestras intimidades eramos dos chicos a plenitud del sexo, iba de vacaciones a la quinta de nuestros abuelos y ese cuarto que era nuestro de nido de amor de chiquillos en las vacaciones escolares, se transformaría en lugar del sexo más delicioso.
Dormíamos en camas separadas pero la verdad que terminábamos durmiendo juntitos abrazaditos en una noche de esas en la que siempre nos dábamos por sobar nuestros culos con los penes sentí la necesidad de penetrarlo aunque ya en otras ocasiones me lo había negado por temor a que le dolía, pero esa noche fue especial, lo describirté como pasó realmente, Rolando estuvo tan excitado que me llevó a su cama me salió una sonrisa picaresca al tiempo que mi pene se endurecía, nos quitamos las camisetas y los bóxers allí estaba el penecito de Rolando estirado, ´nos abrazamos y nos besamos, nos pasamos las manos por las espaldas me sentó en la cama y me mamaba el pene, la lengua llegaba ahasta mis testículos, chupaba con saliva mi glande, la lengua recorría mi estómago, pecho hasta llegar a mis labios que lo recibía con un beso y probaba también el olor característico de mi pene, bajó la lengua dándome besos otra vez me la mamó y me hizo sacar liquido preseminal cambiamos de puesto y ahora yo se la mamaba
Me excitaba sentir ese pene blanquito, lo acosté de espaldas a la cama y le abri las piernas para seguirle mamando el pene al tiempo que le metía un dedo por el culo para dilatarlo, en otras ocasiones se negaba pero hoy lo sentía expléndido a Rolando porque se dejaba, mi dedo seguía lubricando, se lo saqué, le besé el culo como a él le gustaba y me sentí pleno cuando Rolando me dijo culéame con voz suave. Lo viré y ensalivé la entrada de su culo al principio mi glande amoratado de tanto masturbe no queria entrar, Rolando movia las caderas a todos lados y me dificultaba penetrarle, le pedi que se quedara quieto, le meti otra vez el dedo volvi a poner saliva, no quería que Rolando desistiera y lo excite pasándole mi lengua por la espalda, le colmaba de besos la espina dorsal, sabía que ese era su punto de excitación y lo sentí en su piel que se calentaba, de nuevo le pasé el glande por los glúteos hasta penetrar ahora si penetrar poquito a poquito por ese culo
Rolando levantaba la cabeza expulsando aire con gemido de dolor para caer desfallecido sobre la almohada, yo se la sacaba y se la volvia a meter cada vez más adentro sentía dolencia al penetrar, las paredes de su culo apretaban mucho mi glande, el trabajo se me hacía difícil, se la saque y con dos dedos abri el hueco rosadito de su culo, apunté bien a su hueco la saliva y le meti el dedo ahora entraba un poco más, Rolando seguía moviéndose, le dije que se esperara un poco más que ya casi termino y en verdad que asi fue porque esa saliva me ayudó a meterla toda, pegó un fuerte quejido, se la dejé metida en su culo por segundos, y se la iba sacando despacito y se la volvia a meter, mi pene sentía la calentura interna de su culo que provocó mi deseo por eyacular que se me vino y boté el semen por encima de sus glúteos, me levanté, él no se movia por el dolor, vi su culo mojado de saliva y unas pintitas de sangre ese culo ya era mio, notaba su esplada que se movia por la respiración acelerada que tenia, sus piernas unidas como también esos pies bien formados que tanto me gustaban sobarlos y a veces en plena excitación hasta los besaba, lo levanté con dificultad le hice la limpieza de su culo, me dijo que le dolía mucho yo le decía que ya le iba a pasar que esa era la primera vez pero que conforme se dejaba meterlo le iba a gustar siempre, a hurtadillas llegamos al baño se sentó según él a defecar y lo que botó fue semen con sangre, le pasé agua y jabón por su culo, chuilló de la molestia pero se calmó después, regresamos a nuestro cuarto que lo compartíamos desde la infancia y esa noche no me despegué de él, dormimos abrazaditos pero esta vez nuestros abrazos fueron especiales porque Rolando me había dado lo que desde niño anhelaba: ese rico culo paradito tan suave al tacto, pero faltaba la parte más importante de todas que era la demantener nuestro secreto, considerarlo, respetarlo y valorarlo por mucho tiempo.
Rolando significó mucho para mi hoy es un chico muy bueno, yo fui su mentor aunque soy bisexual, cada vez que podemos lo hacemos, Rolando nunca les dijo a mis padres lo que hacíamos, hasta ahora nuestro secreto se mantiene y he querido compartirlo con vostros porque significaron las dos escenas más maravillosas de mi vida y deseo que queden plasmados junto a los relatos muy bonitos y reales en esta interesante web.
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