Con un compañero de trabajo de mi madre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por alejandro.cardona000.
Desde muy pequeño me di cuenta que me atraían mucho los hombres, me gustaban aquellos que eran muy masculinos, con cuerpos grandes y velludos, sobre todo los maduros.
Me gustaba ver cuando se sentaban y mostraban esas piernas gruesas y se asomaban ese bulto sobre el pantalón ajustado.
Me imaginaba de rodillas enfrente de esos bultos, tocándolos y ver cómo poco a poco iban creciendo, ver como las caras de esos maduros se iban transformando en placer y me pedían que siguiera tocándolos.
Lo que no sabía es que un día iba a poder cumplir mi fantasía a los 15 años, con un hombre de 47.
Todo sucedió cuando fui a visitar a mi madre al trabajo, era una empresa de transportes de mercancía.
Mi padre me llevó por que nos íbamos a encontrar para luego ir a cenar en un restaurante.
Mi padre y yo estábamos esperándola en la oficina mientras ella terminaba de hablar con un transportador.
Inmediatamente me quedé mirándolo, era un hombre robusto, no muy alto, piel morena, con algo de barriga, velludo, cejas pobladas, ojos marrones, cabello corto algo canoso con entradas y tenía esa mirada morbosa que tanto me gusta en los hombres.
Por lo que me entere escuchando el señor se llamaba Eduardo, al parecer era casado y tenía hijos, eso me llenó de morbo, no podía quitarle los ojos de su bulto; en ese momento mi madre terminó de hablar con Eduardo y se despidió de mi padre y de mí, y luego salimos de la oficina al restaurante.
Esa fue la primera vez que lo vi y la primera vez que me masturbe pensando en él, cuando estaba en mi cuarto me imaginaba como Eduardo me manoseaba, me obligaba a mamarle toda la verga, en mi imaginación él me ponía en cuatro y hacía cuanto el pudiera con mi culo, sentía su sudor, su aliento en mi oído, sus gemidos, y me decía que sólo le pertenecía a él.
Un día mis padres me dejaron solo en casa, mi madre me había dicho que unos transportistas de la empresa iban a dejar un paquete para ella, así que debía estar pendiente para recibirlo.
Cuando me di cuenta Eduardo y otro chico más joven llegaron, tocaron a la puerta y los recibí.
Preguntaron por mi madre y les dije que no se encontraba que podían darme el paquete, el chico más joven se fué al carro por la encomienda, mientras Eduardo se quedó hablando conmigo.
Me preguntó si mantenía sólo en la casa, y con risa picara me decía que ojalá no estuviera haciendo maldades, a lo que yo respondí, -tendría todo el día para hacerlas pero no tengo con quien- Eduardo se quedó mirándome de arriba a abajo y me dijo – los chicos de hoy en día son muy traviesos-.
Noté cómo me miraba mientras se iba devuelta al carro y yo cerraba la puerta de mi casa.
Esa mirada morbosa que tanto disfruto.
Al pasar unos días tuve que visitar a mi madre al trabajo, me invadía cierta exaltación ir, por obvias razones claro.
Así que llegué pero no lo ví mientras recorría la empresa, así que antes de llegar a la oficina de mi madre fui al baño porque sabía que iba a demorarme esperándola.
Cuando fui al baño, ahí estaba Eduardo en los orinales, él se dió cuenta de que entré y me saludó con un -hola- levantando la cabeza, no pude disimular el ver su pene orinando, y le respondí – buenas tardes- con voz entrecortada.
Me dirigí a un sanitario a orinar, de estos que tienen puertas, sentía cierta vergüenza que me viera o me descubriera mirándolo.
Luego vi que Eduardo se lavaba las manos y se cambiaba de ropa, se colocaba el uniforme del trabajo, un overol de color verde oliva.
Al salir del sanitario pude verlo desnudo en su ropa interior, unos bóxer de color blanco, tenía un bulto grande, vi que tenía un buen culo, un pecho velludo, y una espalda ancha.
Me sentí algo incómodo porque debía lavarme las manos y él estaba ahí, no podía dejar de mirar, algo me decía que él sabía que lo estaba observando mientras abría la llave del lavamanos, porque en ese momento se despojó de sus bóxer quedando completamente desnudo, no podía creerlo, a lo que él se da la vuelta y me dice – quieres mamarla- .
Yo quede frío , tenía el pene erecto grueso, no tan largo pero venoso y moreno, me tomó del cabello y me obligó a ponerme de rodillas, y me dijo – chúpala toda, yo sé que la quieres toda-, inmediatamente mi cuerpo se excitó, sentía como mi verga palpitaba y crecía, yo solo hice lo que me decía, me introduje su verga en mi boca, al principio con timidez era mi primera vez, pero luego el con su mano halándome el cabello hacia que entrara y saliera por mi boca, como si lo hubiera hecho antes.
El olor de su pene, sus huevos, era a sudor, era salado, era delicioso.
Tuve que sacar mi pene del pantalón no aguantaba más, me masturbaba mientras se la mamaba toda, no podía creer que estaba en el baño de hombres con una verga en la boca, el morbo de que nos descubrieran me ponía aún más excitado, sin embargo me di cuenta de que Eduardo había cerrado con llave el cuarto del baño, él sabía lo que yo quería.
En ese momento Eduardo me pone de pie y me besa, es increíble como metía toda su lengua en mi boca, y yo solo pensaba en los celos y lo que pasaría si su esposa se diera cuenta.
Mientras Eduardo me besaba sentía su barba como me rozaba la cara, él con sus manos tomaban mi culo y lo apretaba con mucha fuerza, me empezó a desvestir quedando solo con mi camiseta, me decía lo mucho que quería penetrarme, que mi culo virgen sólo le iba a pertenecer a él.
Yo me sentía petrificado, no podía creer lo que estaba ocurriendo, solo sentía placer al ver cómo nos dejábamos llevar.
Me decía al oído que nunca lo había hecho con un chico tan joven y yo le respondí que era mi primera vez con alguien, al parecer eso lo excitaba aún más porque me sujetaba con más fuerza.
Me dio la vuelta y abrió mi culo, yo me sentía como su completo amante, me identifique con una completa puta y eso me gusto aún más.
Introdujo su lengua en mi culo, sentí su saliva como recorría mis nalgas, me escupía, me decía lo hermoso y apretado que estaba, que me iba a doler y lo mucho que lo iba a disfrutar.
Eduardo me puso enfrente de los lavamanos me veía en los espejos y veía su cara de morbo, quería que me penetrara muy fuerte, sin saber que al comienzo el dolor me iba a hacer dudar, ví como mojó su verga con saliva y poco a poco la introdujo en mí, sentía ese ardor que me provocaba cuando me masturbaba con mis dedos en mi cuarto, solo que esta vez no tenía control.
En los espejos veía su cara, como se lamia sus labios y los mordía, veía como me penetraba, estaba extasiado, como un niño con juguete nuevo, se divertía conmigo y yo con él.
Me decía que le encantaba lo estrecho que estaba, y yo solo me masturbaba mientras el gemía en mi oído, sentía como si un animal en celo me follara, era delicioso.
Eduardo me dijo –ahora te quiero en cuatro como a toda una puta- solo con esas palabras me hizo alucinar tenía una voz gruesa yo solo obedecía.
Con mis pantalones en el piso, los acomodé para apoyar mis rodillas y sin pensarlo Eduardo escupió mi ano e introdujo su verga, creo que no lo había dicho pero creo que media unos 17cm me encantaba.
Creo que habían pasado unos 40 minutos desde que entre en el baño, oía como mi celular se llenaba de mensajes y llamadas de mi madre, seguro ella se preguntaba –hay mucho trancón en las vías- sin saber que estaba debajo de su oficina, siendo penetrado por su compañero de trabajo.
Al pensar esto, mi cuerpo se excitaba más me sentía como un perro siendo follado por un maduro que consideraba lo más perverso que estaba haciendo.
El me agarraba de las nalgas, las golpeaba y cada tanto escupía su verga para seguirla lubricando, en ese momento no pensaba solo me dejé a su control, sentía como me empujaba cada vez más fuerte, yo gemía en seco porque no quería alarmar a nadie afuera del baño, pero me era imposible el placer era tanto, que empecé a gemir muy fuerte, Eduardo me puso sus bóxer en mi boca, me decía, – que rico culo bebé, esta delicioso, te lo voy a llenar todo de leche- pero yo no quería que parara, yo quería que seguir siendo suyo, que me usara, que me tratara sucio, me sentía extasiado siendo su amante pensaba en lo poco que su esposa lo aprovechaba y lo ingenuos que son sus hijos, eso hizo que yo tomara el control.
Le dije – te quiero acostado, ahora te voy a montar- el me miró con cara de asombro y morbo, hasta el momento él había tomado el control de toda la situación, pero ahora yo montaba su gruesa y venosa verga, sujete sus manos, y ahora él era solo mío, yo me levantaba y subía con tal fuerza que me dijo – no puedo aguantar más amor, voy a acabar, me voy a venir en tu culo ya- y en ese momento sentí como mi culo se llenaba de su semen, enserio, no miento, literalmente me llenó de leche.
Escuché un gemido tan excitante, que las películas porno quedaron pequeñas a como Eduardo lo hacía; y ahí fue cuando le dije –pajeame- Eduardo sin pensar tomó mi pene y empezó a masturbarme, yo no podía más y sentí como eyaculaba todo su pecho, como saltaba hasta su cara y luego las últimos chorros en su barriga, fue impresionante.
Quedamos un momento así, yo encima de él mientras su verga perdía erección, al mismo tiempo como su semen empezaba a salir por mi ano.
Me agarro contra su pecho y quedamos abrazados; me decía – hermoso mi amor, que culo tan rico tienes, ya sabes dónde encontrarme cuando quieras probar mi verga – yo solo lo abracé y lo besé.
Luego nos pusimos de pie y empezamos a limpiarnos con papel de sanitario, recuerdo como se limpiaba el pecho y decía – estabas bien cargado bebé – y yo solo lo miraba mientras me limpiaba el culo, nos dispusimos a vestirnos y le dije – ahora si puedes ir a trabajar – y él se reía mientras me agarraba las nalgas – esto es mío amor, luego te doy más –.
Eduardo quitó el seguro del baño y primero miró si había alguien cerca, y luego salió.
Yo por mi parte atendí la llamada de mi madre que en ese momento sonó y me decía – Alejandro, dónde estás, me tienes muy preocupada hace una hora que debiste haber llegado- , y le dije – lo siento madre pero mi padre no me pudo llevar, me tocó tomar transporte público y estaba horrible en 5 minutos llego-.
Mi mente alucinaba, acababa de ser follado, escupido, manoseado por un hombre con esposa e hijos, en un baño, en la empresa de mi madre, era muy loco todo, pero no sentía remordimiento, solo placer y morbo y claro seguir aprovechando la situación.
Cuando salí del baño, subí por las escaleras para llegar a la oficina de mi madre y sí, él estaba en el corredor pero estaba con un compañero de trabajo, nos cruzamos y el me guiñó el ojo, y yo solo me mordí mis labios por que siguieron muchos más encuentros.
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