Con un desconocido, casi violación.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Alvygo92.
Soy Alexis de Morelia, pues aquí les traigo mi segundo relato de mi segunda vez. Les dejo el link de mi primer relato que lo publiqué como anónimo pero es mío para que entiendan un poco más la historia.
http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-24968.html
Después de que me dolió muchísimo mi primera vez y casi juré no volver a intentarlo, pasaron casi 4 años para volver a intentarlo. Esto pasó cuando ya tenía 17 años. Obviamente durante éste tiempo se me antojaba e imaginaba que metían la verga y me masturbaba fantaseando con eso, pero con el tiempo las ganas de tener algo más real me hicieron considerar la posibilidad de intentar de nuevo, así que me metí en una página para conocer personas y tras charlar con algunos, conocí a Alex, un chavo de 29 años.
Chateamos durante algunas horas y me cayó bien, y me invitó a su casa al día siguiente por la mañana, me dijo que no estaría nadie y yo con las ganas que traía, acepté. En la mañana siguiente me desperté muy temprano, estaba muy nervioso pero ansioso a la vez, porque tendría nuevamente una verga en mi culo. Me bañé, me lavé bien mi anito y cuando estaba listo, le dije a mis papás que iría a casa de un amigo, tomé el transporte y duré unos 30 minutos en llegar, vivía en un fraccionamiento algo retirado de mi casa, y como no sabía cuál era exactamente su casa, quedamos de vernos en un lugar cerca y fue por mí. Estaba sentado en una banca, cuando vi que se acercaba hacia mí un hombre alto, como de 1.90, moreno, cuerpo normal pero tenía espalda ancha, tenía barba de candado, no era feo pero tampoco guapo y me miró y sonrió al verme nervioso, me hizo una seña y caminamos hacia su casa. En el trayecto no sabía de qué hablar con él, estaba bastante nervioso, apretaba mi mandíbula y sentía mis piernas sin fuerza y él me hacía platica, tenía una voz muy varonil, lo cual me gusta mucho. Llegamos a su casa y abrió la puerta, me dejó pasar a mí primero, quizá por cortesía o quería verme el culo, o quizá ambas cosas. Me tomó de la mano y me llevó a la sala, y me ofreció algo de beber, le dije que agua estaba bien. Me llevó un vaso de agua, y se sentó a un lado mío, yo seguía nerviosisimo y de repente puso su mano en mi pierna.
Alex – Qué buena pierna tienes eh.
Yo – Sí, es una de las cosas que más me gusta de mi cuerpo.
Alex – Sí, están gorditas y duritas, como me gustan. Pero ¿Por qué tan nervioso?
No me dejó responderle porque inmediatamente me besó, me pegó a su cuerpo y sin dejar de manosearme las piernas con una mano, la otra me tenía agarrado del cuello para no safarme. Correspondí a su beso, y después me empezó a tocar las nalgas y metió su mano entre mi pantalón hasta llegar a tocar mi ano, el cual lo masajeo un poco, y yo estaba ya muy excitado, pero no se me quitaban los nervios, y al ver que no me movía, tomó mi mano y me la puso en su verga, ya bastante dura y la agarré y la froté sobre su pantalón. Dejó de besarme y me dijo que fuéramos a su cuarto.
Al llegar al cuarto, me besó nuevamente y me dijo:
Alex – Desvistete mientras voy por algo.
Yo – Sí. ¿Me quito todo?
Alex – No, déjate el bóxer para que me modeles un poco, se ve que tienes buen culito.
Y salió del cuarto. Yo comenzé a desvestirme, estaba muy excitado pero algo en mi cabeza me decía que mejor me fuera, no sabía que hacer, recordaba cómo me habían roto el culo la primera vez y me daba mucho miedo, pero ya estaba ahí, ya no había mucho que hacer. Entró Alex con un lubricante en la mano y se desnudó rápido y se aventó en la cama y me dijo que caminara para modelarle, y con mucha pena lo hice.
Alex – ¿Por qué sigues tan nervioso? ¿A caso crees que te he tratado mal?
Yo – No, pero…
Alex – No me digas que no lo has hecho nunca.
Yo – Sí, pero sólo una vez.
Alex – Uy, o sea que casi me tocas virgencito. Eso me prende demasiado, ven acuestate.
Y me pidió que me acostara boca abajo, después sentí que se subió un poco sobre mis piernas y me dió una nalgada, me bajó el bóxer y me tocó las nalgas, las abrió un poco y me puso el dedo en el ano, lo movió un poco sin meterlo, sólo masajeando. Yo tenía clavada mi cabeza en una almohada, no quería verlo, y escuché que abrió el lubricante, sentí algo frío en mi ano cuando puso un poco de lubricante y me dió un poco de escalofrío, y lo próximo que sentí fue mucho dolor. Me metió la verga de un sólo golpe, hasta adentro y puso todo su peso sobre mí. Sentí cómo me abrió, como estaba mi ano abierto, y me dolía, no se movió pero yo le pedí que me la sacara, y me movía hacia los lados, le dije que ya no quería que me cojiera y me moví para safarme pero fue inútil, era alto y corpulento y no podía quitarmelo, no me dijo nada, sólo pegó su nariz en mi oido y comenzó a meter y sacar su verga, sentía su respiración en mi oído, yo forcejeaba, pero sólo hacía que me clavara más, le pedí que parara nuevamente porque aún me dolía, pero siguió con su mete y saca, sentía cómo se deslizaba dentro y fuera, como me llenaba, y yo gemía de dolor, me sentía violado.
Después de un rato en el que sólo quería que terminara, pasaron varios minutos y ya no me dolía tanto después, pero tampoco lo estaba disfrutando. Después de algunos minutos de estar quejándome, me tomó con una mano y se volteó boca arriba y me llevó con él como si fuera de trapo, me volteó también boca arriba, encima de él, pero no sacó ni un segundo su verga de mí. Estaba sobre él, y me tenía abrazado quizá para que no me escapara y comenzó a clavarme con un poco de más ritmo, pero fue ahí cuando mis gemidos de dolor comenzaron a ser de placer, quizá por el cambio de posición pero ya no me dolía, ahora hasta me gustaba bastante, seguía sintiendo como me entraba su verga y raspaba mi ano con cada entrada y salida, pero me encantaba, no quería que me la sacara, comenzó a un ritmo más fuerte y yo movía mi cuerpo con el de él, nos acoplamos en el movimiento y en unos minutos su respiración se descontroló, gemía del placer y en eso con sus brazos, me quitó de encima de él, me puso a un lado de la cama y se vino en su abdomen.
Vi cómo se vino, le salió un buen chorro, como cuando no has tenido sexo en algún tiempo. Y por fin pude ver su verga, y fue cuando me di cuenta que nunca se había puesto el condón.
Yo – ¿Por qué no te pusiste el condón?
Alex – Porque quería cogerte a pelo, no siempre te encuentras un culito casi nuevo. Pero no te apures, siempre me cuido. Dejame ir al baño.
Se paró con su verga aún un poco parada y yo me quedé ahí tirado en la cama, cansado y con el ano abierto y bien cogido. Escuché que abrió la llave del agua y vi que se estaba lavando la verga. Regresó, se acostó a mi lado y me abrazó, y hablamos de algunas cosas como por 10 minutos y en eso empezó a agarrarse la verga nuevamente.
Alex – Bueno, quiero recompensarte por ése culito tan calientito y apretadito, ¿te gusta mamar?
Yo – Sí
Alex – Pues vas, es tuya.
Y le agarré la verga y pude verla bien, era morena, de unos 17 cm, y un poco gruesa, con la cabeza rosita, tenía poco vello, huevos grandes y venuda. Comenzé a mamarsela por una rato, también era la segunda vez que la mamaba, pero ésta vez sí me gustó, y sabía más o menos cómo chuparla por videos que había visto, así que disfrutaba de cogerme por la boca. Después de unos minutos, me detuvo y me dijo:
Alex – Me encanta cómo la estás mamando, pero ya te quiero dar por el culito otra vez. ¿Te cojo como hace rato?
Yo – Sí, me gustó esa posición.
Y me puse subí arriba de él y me clavo la verga, como ya estaba un poco abierto, sólo me dolió un poquito en lo que mi ano se acostumbraba a tener la verga adentro otra vez. Me cogió así como por 5 minutos, y luego me puso de ladito, me dijo que pegara un poco mis rodillas a mi abdomen y lo hice, tenía mi culo todo expuesto y a su disposición, me metió la verga y sentí riquisimo porque ya no me dolía, y comenzó a follarme y sentía cómo chocaban sus huevos en mis nalgas, sentía tan rico que me vine después de algunos minutos, y del orgasmo apreté mi ano y eso hizo que Alex se viniera dentro de mí casi al mismo tiempo, dejandome la leche adentro.
Descansamos un poco y me dijo que me vistiera, que ya me fuera porque su esposa no tardaba en llegar, y fue hasta ése momento que supe que era casado. Me vestí y al despedirme me dio un beso, y me dijo que había disfrutado mucho abrir mi culito y ser de los primeros en usarlo. Salí de su casa y tomé el transporte, iba sentado con una sonrisa recordando todo lo sucedido, pero sentía mi ano hinchado y aún un poco abierto por la cogida.
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