CON UN HERMANO COMO TU 07, 08, 09 .
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JC06.
A la mañana, ese día, Luke se levantó como si nada y se quedó unos segundos mirándome mientras yo despertaba, en cuanto volteé para verlo su mirada cambió de rumbo y se ruborizó, por dentro sentía que una pequeña risa invadiría mis labios solo por pensar que yo debería ser el ruborizado, no él, era yo él que había dejado ver todo de mi parte, sin embargo había algo que lo avergonzaba… ¡Qué estúpido! ¿Algo que lo avergonzaba? Lo avergonzaba el haberme cogido, el no haber tenido los testículos bien puestos para decir francamente “NO” y rechazar la aventura que le estaba proponiendo, sin más el chico, que aún no podía verme a los ojos, dejó escapar sus escasa palabra de recién levantado.
– ¿T-te sientes… bien? – continuó acomodándose su ropa dándome la espalda, yo me hice hacia delante y comprendí por qué me lo estaba preguntando, el punzante dolor que había tenido hacía unos días no se comparaban ni medianamente con lo que sentía en ese momento, estaba totalmente desorientado, sin contar que me había dormido sin haberme limpiado antes y me sentía realmente pegajoso.
– Sí… creo… un poco –hablé con algo de dificultad.
– Lo siento, no medí la fuerza con la que te estaba tratando anoche –y después de esa frase fui yo quien estaba ruborizado, todo el calor subió hasta mis mejillas hasta el punto en el que ardían, siempre que decía algo como eso, una afirmación de que habíamos tenido relaciones, a la luz del día, cuando solo éramos hermanos normales, me podía demasiado, me hacía poner colorado como un tomate, es que mi idea de tener relaciones con mi hermano era descubrir esa persona que él era a la hora del sexo, y eso se daba únicamente durante la noche, cuando podíamos estar solos, de día siempre había tenido un trato normal con él, desde que había empezado esto de mas o menos violarlo durante su borrachera, pero que me dirigiera palabras, frases en las que estuviéramos implicados de esa forma me hacía sentir… me hacía sentir… inexplicablemente excitado.
– Está bien, no importa.
– ¡Claro que importa! –volteó rápidamente hacia mí notando mi rostro colorado y dejando al descubierto su mejillas rojas, lo que ocasionó que se quedará tildado unos segundos, avergonzado por aquel sonrojo, sorprendido porque me encontrara en su misma situación.
– Estoy bien –dije mientras me levantaba y entonces un fuerte quejido salió de mí inevitablemente – ahhh –Luke se apresuró y me tomó en sus brazos.
– ¿Ves? Estás todo adolorido, yo no quería esto.
Perdóname, no pude controlarme –siguió disculpándose mientras me recostaba en la cama nuevamente – Voy a fijarme como calmar tu dolor –me mordí los labios, si Luke calmaba su resaca con más alcohol ¿Cómo podía calmar mi dolor? – Voy a fijarme si mamá tiene algo que puedas ponerte o tomar para que…
– ¡No! –Abrí los ojos sorprendido de la estupidez que mi hermano estaba a punto de cometer – ¿Estás hablando enserio? Mamá sería capaz de llevarme al médico para ver que me pasa, y el médico me revisaría, y yo tendría que decirle que tuve relaciones contigo.
– ¿Por qué tiene que ser conmigo? ¿Por qué no mentirle y…?
– Porque los dos estamos en esta, no voy a mentirle para que salgas ganando y yo me tenga que comer los retos de nuestros padres solo, después de todo fuiste tú el que me cogió como a una prostituta barata anoche –me levanté y comencé a cambiarme, Luke agachó la mirada algo triste, esa forma de tratarlo como si fuera toda culpa suya hacía imposible que mi hermano aflojara su lengua con mis padres, entre mas culpable se sintiera más miedo a que lo descubrieran tendría, al fin y al cabo el muy alcohólico sí creía que iba a ser condenado al exilio de la familia y al infierno por darle unas noches de placer a su hermanito menor, hasta que creyera lo contrario o la culpa lo carcomiera lo tenía atado en mis manos.
– No vuelvas a decir eso, me haces sentir mal, y aparte fuiste tú el que empezó con esto –Me señaló de forma acusadora.
– Yo quería algo light, no una escena porno sadomasoquista.
– Eso no fue sadomasoquista – Luke terminó de cambiarse y se encaminó a la puerta – No más, no vamos a hacer esto nunca más, promételo –hablo de una forma demasiado seria, yo revoleé los ojos y con mi cara más creíble acepté.
Ese día en la escuela iba a ser realmente un tormento, tenía muchas cosas que estaban fuera de su lugar como para que lo fuera, como primero los dolores, los horribles y bellos dolores que me recordaban la pecaminosa escena que había tenido la noche anterior, como segundo el pensar si debía o no contárselo a mis amigos, contando con la reacción que habían tenido anteriormente no sabía si debía hacerlo, pero no podía quedarme callado y no contar nada, no tenía idea de cómo Luke le hacía para guardarse todo eso, pero yo no podía, y como tercera cosa fuera de lugar estaban mis ganas, mis increíbles ganas de que mi hermano mayor me hiciera su juguete de nuevo, había sufrido un poco mediante el proceso, pero sabía con claridad que después de esa noche ya no sentiría dolor de la misma forma.
Entré en el instituto y me encontré con ellos, Matt y Mike, ambos con sus preguntas de por qué había faltado a clases el día anterior, yo con mis respuestas comunes acerca de mi dolor de cabeza que me había arrasado, tenía que contener a mi lengua para que no soltara todo lo que quería contar, tenía ganas de que alguien más escuchara el gran acontecimiento por el que estaba viviendo, y si no fuera ni más ni menos que con Luke podría contarlo sin necesidad de pensarlo, de todas formas aguanté lo más que pude sin mencionar una palabra, pero ya había desatado con anterioridad la gota que rebalsaría este vaso.
– ¿No volviste a tener relaciones con tu hermano? –Preguntó Matt sin discreción, mi rostro se volvió rojo de repente, sabía que solo estaba hablando del sexo oral que le había hecho en un principio, pero sabiendo que también había mantenido relaciones con él de ese modo…
– No… bueno… yo…
– Sé que no quieres decir nada por Mike –ambos volteamos a ver a dicho chico en la fila del kiosco, los dos estábamos sentados cerca del lugar, en una banca, y ese misero lugar se convirtió en un confesionario –Pero a mí puedes decirme lo que quieras, no te juzgo, de hecho si yo tuviera como hermano a tu hermano también, posiblemente, se la hubiera chupado –se sonrió algo picarón.
– Mira, voy a contarte, pero no quiero que andes por ahí preguntándome estas cosas como si se tratara de algo de todos los días –dije de forma seria, mucho más de lo que siempre acostumbraba.
– De acuerdo, no volveré a hacerlo.
Y como si de un confesionario se tratase lo solté, todo, parte por parte, palabra por palabra, no sabía si solo quería descargarme o si en verdad buscaba otra persona que me dijera que mi forma de ver las cosas, eso de estar teniendo relaciones con mi hermano solo por sexo, no era del todo malo, en ese punto comencé a sentirme un poco inseguro de todas las teorías y excusas que estaba inventándome para no tener que cargar con mi conciencia, inseguro de todo lo que me había dicho a mí mismo, de todo en lo que comencé a creer, ni siquiera en lo que comencé, sino en lo que quería creer para no sentirme mal, para no sentir que solo era un despreciable ser humano, tal vez… y solo tal vez, me sentía un poco inseguro de todo cuando no estaba en mi limite de excitación, cuando no me encontraba desnudo frente a mi hermano o a un paso de la tentación, tal vez esa inseguridad se perdía cuando estaba a punto de cometer mis actos pervertidos, o quizás había algo más en lo que no estaba pensando pero que no tenía idea de que existía, y quizás eso me permitía tener sexo con mi hermano sin preguntarme si estaba bien o mal, pero no llegaba a comprenderlo del todo.
Después de todo el relato sexual y mis mil teorías del por qué yo creía que no estaba mal hacer lo que hacía, noté a Matt un poco avergonzado, raro, con sus mejillas coloradas, ¿Se estaba avergonzando de mí, de ser mi amigo? O tal vez estaba pensando en cómo podía ser amigo de alguien tal pervertido como para tirarse a su propio hermano, lo cierto es que en un punto ya me estaba incomodando su postura de niño tímido, y antes de que pudiera preguntarle que diablos le pasaba él habló.
– Jack, te puedo… ¿Te puedo pedir algo? ¿Un favor? – ¿Un favor? pensé para mis adentros.
– Sí, no veo por que no –la cosa se ponía tensa, Matt estaba todo concentrado en sí mismo, como si estuviera buscando, escudriñando las palabras que soltaría.
– Quería saber… bueno, tu sabes que siempre me ha… gustado tu hermano –comenzó a jugar con sus dedos, se notaba nervioso, y yo ya sabía a donde quería llegar –digo… si hizo esas cosas contigo… por qué… por qué no…
– ¿Estás intentando decirme que quieres que intente convencer a mi hermano para acostarte con él? – no sabía si había algún color cobre más rojo que el rostro que traía Matt en esta ocasión pero seguramente había dado justo con lo que quería decirme.
Así que el chico estaba pensando que yo podría llegar a convencer a mi hermano para que se acostara con él, me reí.
– ¿Qué sucede? ¿Por qué te estás riendo? –me vio algo enojado.
– Es que… no entiendo cómo quieres que logre eso.
– Yo pienso que si él hizo esas cosas contigo, por qué no hacerlo conmigo, que ni siquiera soy alguien de su parentesco que pudiera causarle problemas – por primera vez en el día, desde que el relato sexual, Matt fijó su mirada en mí –por favor, al menos inténtalo, no tienes idea de las veces que he soñado con esto, de las veces que me he masturbado pensando en tu hermano.
– ¿Hablas enserio?
Así que Matt en verdad estaba enamorado de Luke, debí habérmelo imaginado desde un comienzo, se encontraba suplicándome que al menos hiciera un intento fallido por encontrar una forma de que pudiera fornicar con mi bello hermano, de un punto de vista no veía como esto pudiera beneficiarme a mí, y por otro lado… me invadía un sentimiento un poco parecido a la avaricia pero con Luke de por medio, yo quería seguir contando mis desventuras con él, y escuchar como Matt moría por ser yo, pero no me sentía capaz de regalarle a mi hermano en bandeja de plata, solo yo quería ser el merecedor de tan rico trofeo, y sin verle el lado positivo al asunto se me hacía imposible darle lo que me estaba pidiendo, a no ser que pudiera usar esto como ayuda a mis deseos sexuales, podría convencer de alguna manera a Luke para tuviera sexo con Matt, hacerlo desear estar más con chicos que con chicas, y a falta de algún otro chico al alcance no le quedaría otra que obsequiarme sus regalos a mí, si Luke tenía relaciones con Matt se daría cuenta de que le gustaban más los chicos que las mujeres, tenía que sacrificar un poco a mi amado hermano, pero antes debía conseguir una forma de hacerlo acceder, y si lo lograba no me iba a quedar como espectador idiota viendo la escena.
Salí de la escuela rumbo a mi hogar con una sola cosa en la mente, una pregunta que no sabía si quería hacer, pero todavía no entendía bien por qué.
Por un lado, y conociéndome a mi mismo, me encantaba tener algo que nadie había tenido y que todos querían, y ahí firmemente se posaba mi hermoso hermano mayor al que todos conocíamos por Luke, y del otro lado estaba esa gran fantasía de poder hacer un trío, no era la gran cosa, pero de solo pensarlo me excitaba, ya últimamente todo me excitaba, sin contar que estaría haciéndole un gran favor a un amigo, sin contar que estaría pegándole más la idea de que posiblemente podrían gustarle más los hombres que las mujeres a mi hermano, y que eso llevaba a que pudiera acostarse conmigo más veces, mis suposiciones eran absurdas, pero eran cosas que pasaban por mi cabeza y llegaban a un muy buen punto, así que si pudiera pesar ambas cosas y ponerlas en una balanza… Trío.
Al llegar a casa noté que el chico en cuestión había llegado antes que yo, estaba sentado en la sala viendo la tele, mi madre seguramente había ido a buscar a mis hermanas a la escuela y papá estaba trabajando, me acerqué a él y él me miró, no dijo nada solo se sonrió y luego de una forma muy ligera entreabrió su boca para decir “Hola” sin borrar esa sonrisita tierna que tenía, suspiré, me encaminé hacia él y me senté a su lado en el sillón.
– Tengo que pedirte un favor –su rostro cambió instantáneamente cuando dije “favor” me vio algo raro y luego preguntó.
– ¿Qué?
– Es para un compañero de la escuela –y entonces volvió a sonreírse como si nada.
– ¡Ah, bueno! ¿Qué pasa? ¿Quieren que les ayude en algo? –Luke era muy bueno para olvidar lo de la noche anterior y dejarlo en el pasado, me hablaba como si nunca hubiera pasado nada, tan fresco y sencillo, como un hermano mayor normal.
Siempre era tan amistoso y dulce conmigo como hermano que hasta a veces me daba pena haberlo involucrado en esto.
– Sí, pero… No te va a gustar.
Inmediatamente le propuse que era mucho mejor que subiéramos a la habitación para hablarlo, de otra forma mamá podía escucharnos si llegaba a aparecer mientras intercambiábamos opiniones, y esas opiniones sobre el tema hacían que mi hermano gritara más de lo que hablaba, sabía como iba a reaccionar, pero tenía un as en la manga que lo haría cambiar de parecer, era algo cruel lo que estaba por hacer, pero yo quería tanto hacer eso, tenía tantas ganas de tener sexo de esa manera, y él, estaba seguro, no aceptaría, así que no me dejaba otra opción.
– ¿Para qué me trajiste aquí? ¿De qué se trata? –algo se me hacía que sospechaba.
– Quiero que le hagas un favor a Matt, mi amigo –el chico revoleó los ojos tratando de recordar el rostro de Matt y luego asintió con su cabeza –Bueno… él está enamorado de ti y…
– ¿Qué?
– Y quería saber si tú podrías tener relaciones con él.
– ¡¿Qué?! ¿Estás hablando enserio? ¿Qué le contaste?
– Yo nada.
– No puede ser que tenga esas ideas así de la nada –me atrapó, no había pensado en eso hasta entonces, tenía que pensar rápido – Espera… ¿Es gay? ¿Matt es gay?
– Amm… sí, sí lo es, lo que pasa es que… él nos descubrió.
– ¿Qué? Ay Dios mío, no puede ser –Luke se desplomó en la cama y quedó sentado allí agarrándose la cabeza con ambas manos, luego me espió por entre sus dedos – ¿Qué pasó? ¿Cómo lo sabe?
– Me masturbé en el baño de la escuela y grité tu nombre –mi hermano se hundía cada vez más con mis palabras, era como si quisiera desaparecer en ese instante – Él llegó a esa conclusión solo, no pude decirle que no era así y… solo me lo preguntó, no va a decir nada de lo que pasó entre nosotros, pero quiere ese favor.
– De ninguna manera –se levantó y se puso firme frente a mí –Tú vas a decirle que no, no quiero hacer esto.
– No te cuesta nada.
– ¿Que no me cuesta nada? No voy a acostarme con un chico, yo no soy gay, lo tuyo fue un error y ya –Luke cada vez comenzaba a perder más la paciencia, esta vez sí que estaba enfurecido, pero decir que lo nuestro había sido un error… No podía decir eso, había tenido tiempo para pensarlo bien, no fue algo que pasó sin querer de la noche a la mañana o… tal vez sí pasó de la noche a la mañana pero él quería, de otra forma no hubiéramos terminado haciéndolo, podía decir lo que quisiera pero nunca podía engañarse y decirme, justo a mí que había estado ahí, que no había querido hacerlo, ya llegábamos a un punto en el que me molestaba que dijera “error”.
– ¿Un error? Tuviste tiempo de pensarlo señor error, ¿Y qué hiciste cuando pudiste revertirlo? Cuando Megan nos interrumpió y pudiste pensarlo un poco ¿Qué hiciste?
– Fuiste tú, todo el tiempo, me tentaste, me instigaste, me llevaste a que lo hiciera –No me quedaba otra cosa para hacer, lo había pensado antes y lo seguiré pensando, es muy cruel, no quería llegar a esto, pero el bello príncipe azul estaba interponiéndose en mi fantasía.
– Está bien, voy a desrícelo a mamá a ver que piensa –di la media vuelta y me dirigí a la puerta, entonces él corrió detrás de mí y me tomó de los hombros.
– ¡¿Qué?! ¿Te volviste loco?
– Dime tú ¿Qué va a pensar? Si le digo que me violaste, que te emborrachaste y me violaste anoche ¿Qué puede pensar? Va a llevarme al doctor y va a descubrir que verdaderamente algo pasó, va a revisar tu cajón lleno de botellas de vodka y va a terminar creyéndome ¿No es así? ¿No soy el menor? ¿Una criatura tierna, adorable e inocente? –El chico se quedó viéndome extremadamente en shock, y con un hilo de voz rompió el silencio.
– No me harías esto.
Por un momento juro que pude ver una pequeña lagrima que se cruzó en sus ojos, esa frase que dijo, cómo la dijo, la forma en que la expreso, tan triste, tan humillado, tan desorientado, tan… sorprendidamente desilusionado de su hermano, me sentí algo mal, esta vez sí estaba obligándolo a hacer algo que no quería, estaba amenazándolo, estaba quebrando esa cosa que había entre nosotros, ese lazo de hermanos que habíamos construido con más fuerza por los acontecimientos pasados, pero… ¿En que estaba pensando? Él también quería esto, muy en el fondo sabía que iba a disfrutar de hacer tal cosa en un futuro, que no iba a poner resistencia al placer, si pudo hacer tal cosa con su hermano, su sangre, su familia, ¿Por qué no con un muchacho común y corriente? ¿Cuál era la diferencia?
– No, no lo haría, pero él podría hacerlo, es más factible cumplir con su deseo a tener que estar planeando el cómo vamos a salir de esta ¿No te parece?
– Pero no quiero hacer esto, digo… –suspiró – Me prometí que no volvería a hacer algo así.
– ¿Nos queda de otra?
– Maldición… No quiero –se agarró la cabeza y habló como un niño caprichoso.
– ¿Nos queda de otra? –volví a repetir.
– De acuerdo –una vez más se sentó, pero esta vez en la mesa del escritorio, con un rostro no muy convencido y algo decaído, yo corrí a abrazarlo, quería que al menos pensara que a mí me costaba tanto como a él pero a diferencia de eso él separó dicho abrazo para poder verme de frente –Pero tú no vas a meterte, él quiere acostarse conmigo, voy a hacerlo, pero no quiero que te metas en el medio.
Por un momento me sorprendió un poco su actuación, pero por otro lado volvía a recaer en lo de antes, acaso ¿Él no me había dado el sermón de la hermandad, del cielo y el infierno, y de que sé yo que más? Y después de eso simplemente me había follado como quien no quiere la cosa, ahora estaba diciéndome que no me metiera, pero llegado el momento estaba seguro de que me lo pediría, así que solo le prometí que no iba a meterme en el medio, pues sabía que él iba a querer meterme en el medio.
Esa noche, todo fue quietud, inexplicablemente Luke desapareció y hasta la mañana del día siguiente no había dado señales de vida, al menos para mí, quien sabría si no tenía algún amigo al que estaba contándole todas sus andanzas, no podía juzgarlo, yo había hecho exactamente lo mismo, así que en la tarde, cuando me encontré con Matt me dispuse a contarle las buenas nuevas, el chico se emocionó, me abrazó y agradeció, ese mismo día al anochecer ambos estaríamos en mi casa, en la habitación de Luke, esperando a un semental que no dudaría en sacarnos la excitación del momento.
Al llegar a casa las cosas comenzaron de lo más normal, nos habíamos tardado un poco en llegar, ya que habíamos pasado antes por la casa de Matt a buscar ropa y las estupideces que uno acostumbra a llevar cuando se va a dormir a otro lado, mi madre andaba deambulando por los pasillos, estaba ayudando a mis hermanas con su tarea mientras horneaba algo dulce, quizás una pastel, unas galletas o algo de eso, mamá adoraba cocinar, apenas pusimos un pie adentro la mujer nos vio y nos saludó a los dos.
– Hola Matt, ¿Cómo has estado? –Se sonrió mi madre, luego viró su vista a mí –Hijo, pensé que no iban a tardar tanto, ni siquiera me llamaste, ni me enviaste un mensaje –me regañó un poco antes de volver a la cocina.
– Lo siento, no lleve celular –me disculpé algo molestó, siempre tenía esa costumbre de andar atrás nuestro a cada rato, está bien, tengo 15 años, no podía ser de otra manera, y entonces, antes de que siquiera pudiera preguntar, él bajó por las escaleras con su pecho al descubierto, enseñando todos sus abdominales marcados y esos brazos fuertes, sabía que Matt se había quedado embobado viéndolo ¿Y quién no? Era atlético, estaba marcado y era perfecto.
– Ma ¿Dónde está mi musculosa blanca? – Gritó.
Ese “Ma” tan infantil que tenía para llamar a mi madre, junto con ese tono dulce que siempre traían sus palabras, era encantador, sus ojos azules claros corrieron hacia nosotros – Hola ¿Te vas a quedar hoy? –Preguntó exclusivamente a mi compañero, este solo asintió con la cabeza, no pudo decirle una palabra – La habitación está arriba, mamá ya puso el otro colchón –dijo para bajar de una buena vez y pasar por enfrente de nuestros ojos hacia la cocina.
– Dios… es más hermoso de cerca –me rumoreó al oído el invitado, yo revoleé los ojos, no podía estar tan enamorado de Luke, hablando de este, él volvió a aparecer y subió las escaleras.
– ¿Te vas? –le pregunté rápidamente, antes de que subiera por completo volteó.
– Sí, pero a la noche vuelvo –contestó sin mucha importancia y siguió de largo.
– Le dijiste ¿No? –preguntó el chico a mi lado.
– Claro que sí, simplemente se hace el desentendido durante el día, ya lo vas a conocer bien.
Desde que vimos como el rubio cruzaba la puerta de entrada las horas se hicieron cada vez más pesadas, los dos queríamos solo una cosa en ese momento, que dieran las doce de la noche para que todos se vayan a dormir y podamos quedarnos esperando al protagonista de la película, pero el tiempo pasaba cada vez más lento y nos estaba sofocando de a poco, quería tener el poder de acelerar todo el momento, no me interesaba cenar, no me interesaba tener unos segundos de ocio frente a la tele, no me importaba ni remotamente dormir, solo quería que todos se fueran, y de tanto desearlo por fin las horas se cumplían.
Estuvimos en la habitación esperando, como dos niñas, peinándonos el cabello, poniéndonos perfume y pasándonos crema en el cuerpo ¿Era para tanto? Yo, en realidad, solo le seguía el juego, las veces que había tenido relaciones con mi hermano había sido sin preparaciones previas, pero Matt estaba como enloquecido, iba a ser su primera vez y con el hombre de sus sueños, aquel que había anhelado tener por bastante tiempo, ese fornido rubio que despertaba las fantasías más locas de todos los que lo conocíamos y queríamos entregarnos a él, el que hacía que las chicas de mi escuela se mojaran de solo verlo y suspiraran en silencio cuando pasaba, el hombre que solo yo había tenido entre los chicos y que… ¿Qué diablos estaba pensando? ¡Maldita sea! ¿Por cumplir una fantasía estúpida planeaba vender a mi hermano en bandeja de oro? Solo yo podía tenerlo, era mío, era mi hermano, si seguía con esto otro más iba a poder deleitarse con él, iba a poder tocarlo, iba a probar sus labios… No quería que otro tuviera el placer de sentirlo ¿Por qué no me había puesto a pensar más en eso? Me había dejado llevar por una fantasía, me había dejado llevar por el sexo, y entre mis pensamientos caminaban el sonido de la puerta me iinterrumpió.
Su figura se hizo presente, tal como lo había prometido, tan coqueto como cuando se fue se adentró a la habitación, rastrillando su pelo rubio hacia atrás como solía hacerlo, cerró tranquilamente la puerta detrás de él sin voltear, con la vista fija en nosotros, con un aire misterioso, y luego oí el sonido de la llave asegurando la puerta.
Era mi hermano, y en ese mismo momento sentía realmente que lo estaba celando, yo mismo había provocado esta situación y ahora estaba disconforme con ella, lo único que me quedaba por hacer era interrumpir, que estúpido fui.
Luke abandonó su posición y se encaminó lentamente hacia nosotros que estábamos sentados frente al escritorio y lo observábamos detenidamente, él colocó una mano por detrás de Matt e hizo que lo mirara a los ojos.
– Yo sé para que viniste aquí –el chico frente a él no hablaba, estaba realmente mudo, baboseándose por dentro al tenerlo tan cerca, yo por el contrario me sentía extraño, ¿Desde cuando Luke era tan sensual? ¿Desde cuando hacía estas cosas? – Quieres que te coja ¿No es cierto? –El rubor en las mejillas de Matt se hizo cada vez mas notable, pero aún no se animaba a hablar –Abre la boca.
Ordenó el mayor para que el otro le hiciera caso, Matt abrió su boca y mi hermano introdujo su lengua dentro para acabar encendiendo un fogoso beso tan intenso que hizo que algo en mí se estrujara, Luke continuó besando a Matt mientras bajaba sus manos a sus muslos y lo manoseaba como si lo hubiera deseado desde antes, y yo estaba ahí, mirando la escena como un idiota, sin saber que hacer, esperando que aunque sea me mirara, pero toda su atención la tenía el chico de cabello oscuro y ojos verdes, el que alguna vez fue mi amigo… porque ya no sabía como reaccionaría yo después de ver lo que terminaría viendo.
Mi orgullo comenzó a jugarme en contra, tal vez mi hermano esperaba que me hiciera a un lado, pretendía tener todo el control de la situación incluyéndome a mí, pero yo no me dejaría dominar por él, no era el típico chiquito que mantenía una relación con alguien mayor y se ponía en su lugar, así que sin que él dijera nada me acerqué a la escena y comencé a hacer lo que más me gustaba, él no movió un músculo mientras yo sacaba su pene de su ropa, no prestó su atención para nada mientras metía su miembro en mi boca y comenzaba a devorarlo como antes lo había hecho, solo se dignaba a suspirar en la boca de Matt y a gesticular con su rostro el placer que estaba sintiendo, pero después de eso volvió a ganarme, dejó de besar al pelinegro para tomarlo del cabello y obligarlo a ponerse de pie, el otro sin dudarlo un segundo obedecía a todo lo que Luke quería, apartó su masculinidad de mis manos y algo demandante la puso en los labios del morocho, luego habló.
– Enséñale –me siseó con la cabeza, al fin estaba poniéndome algo de atención, desde entonces me puse a pensar que no estaba excitado, que no estaba gozándolo, no estaba sintiendo todo lo que antes había sentido con él, simplemente estaba compitiendo con Matt, y eso no me llevaba a nada, y entre más yo competía más parecían elegirlo a él.
El chico era inexperto, al igual que yo en un comienzo, pero a diferencia de mí, que estaba entregado al placer de lo prohibido en el momento en el que decidí usar mi boca para fines sexuales, él solo atendía a lo que le pedían, estaba un poco inhibido por Luke, y no lograba soltarse del todo, chupaba su pene de una forma adorable, como un gatito, como si fuera un helado, dando lengüetazos por todos lados, utilizando sus labios para besar el glande y sin mover demasiado su mano, yo era todo lo contrario, pero a Luke parecía gustarle de igual modo, una vez más no lo estaba disfrutando.
Mi hermano tomó a Matt de la mano y llevó consigo hasta la cama en donde lo empujó con suavidad, solo para poder posarse sobre él y comenzar a marcarlo con sus besos y saliva, escuchaba los leves gemidos del chico mediante mi hermano bajaba por su cuello hasta sus pezones, y yo volví a quedarme fuera de la escena, viendo como mi Luke tocaba, besaba y se embriagaba con otro cuerpo, lentamente comenzó a desvestirse, quitándose la camiseta y dejando su anatomía perfecta a los ojos de todos, y así mismo desvistió a mi supuesto amigo, con sensualidad y sin dejar de hacer su trabajo, sin dejar de pervertirlo y estimularlo, ver como su lengua se frotaba en su piel y como sus mordidas dejaban marcas en la piel de otro me ponía de mal humor, no quería eso, no quería eso, ¿Cómo llegue a esto? ¿Por qué había querido hacer esto? Me levanté de mi lugar y fui a donde se encontraban ellos, en un momento casi de ceguedad total tomé a mi hermano del pelo y lo distraje de su labor encajándole un beso en sus labios, él quedó algo sorprendido pero no me retuvo y profundizó ese beso haciéndolo más deseoso, entonces con lentitud lo fui recostando en el colchón y fue ahí que tomé la situación en mis manos.
– Ven Matt –le dije al chico que se había perdido un poco con los movimientos inesperados – Prepáralo –lo llevé hasta el pene erecto y rico de mi hermano, luego comencé a meterlo en mi boca para mostrarle un poco lo que debía hacer, lo escupí y lo deje en sus manos – Bésame hermanito –hablé en un tono un poco sensual, como si lo hubiera dicho en un suspiro.
Mientras Matt chupaba su miembro, yo me concentraba en su boca, poco a poco me fui desvistiendo hasta que ya no había quedado nada que sacar, cuando me separé de sus labios hubo un intento fallido por decir algo, pero rápidamente lo callé con un pequeño beso, me volteé en dirección opuesta para poder saborear yo también aquel delicioso pene que traía consigo Luke, y al hacerlo deje mi entrada justo en sus labios, pude sentir como su lengua se introducía en mí, comencé a gemir levemente mientras él jugaba con boca en mi culo, ensalivando bien, chupando y presionando, penetrándome con su lengua gruesa, haciéndome sentir magnifico por primera vez en la noche, eso era lo que yo quería, quería tenerlo para mí, pero aunque debía compartirlo en ese momento yo lo tendría primero, era mío, había sido mío antes que de Matt, ni siquiera era de él, era mi hermano, era mío, solo mío, y yo lo quería dentro ya.
Rápidamente invertí los papeles, ahora era Matt el que estaba en mi antigua posición mientras yo me preparaba para introducir su miembro dentro de mi cavidad anal, poco a poco fui metiéndola lentamente, el pelinegro había hecho un buen trabajo lubricando el miembro, tanto que se había deslizado dentro mío como mantequilla, lo que había provocado que gimiera un poco más fuerte de lo normal, a estas alturas ya estaba acostumbrado al tamaño inmenso del miembro de mi hermano, tanto así que al segundo ya me sentía cómodo como para empezar a moverme, que su pene me acariciara por dentro era tan glorioso, no podía cansarme de eso, siempre quería mas y mas, quería tenerlo dentro todo el tiempo, cada vez más profundo, tocando muy en mi interior ese punto que me hacía estallar de éxtasis, y no era solo yo el que estaba gozando, Luke hacía milagros con su lengua, la forma en la que Matt gemía y al mismo tiempo intentaba apresar sus gritos con su mano eran de esperarse, él también se notaba que buscaba más, sus facciones de placer lo condenaban, y la escena se repetía nuevamente, yo dejé escapar el miembro de mi hermano para que los dos pudiéramos volver a chuparlo y masturbarlo, Luke se vino en ese mismo momento y yo me cegué completamente, mucho más que antes, tanto así que solo buscaba placer, todo lo demás ya no me importaba, después de haber derramado su esencia sobre nuestras manos tomé a Matt y lo llevé a sentarse sobre el pene, aun erecto, de mi hermano, con todo ese semen lubricando no había forma de que fuera difícil la penetración, y no la fue, de un momento a otro volvíamos a ponernos en la misma posición que antes, solo que esta vez Matt estaba sintiendo lo que era tener a Luke dentro.
La situación era de película, parecía que estábamos rodando una porno en la habitación, ambos comenzamos a masturbarnos, Matt por su lado y yo por el mío, el ambiente era tan sexual que hasta sentía que no estaba en mi casa, que mis padres no estaban y que todo era muy irreal, me encontraba en la sima de la lujuria, cuando por fin acabe sobre el vientre de Luke, al igual que yo los otros dos también lo hicieron, como todas las segundas veces, mi fornido hermano liberaba demasiada cantidad de aquel liquido espeso, y en cuanto el pelinegro lo sintió se dejó caer a un lado de nosotros, sobre el colchón, totalmente abatido, al levantarme de encima de mi hermano y voltear a verlo comencé a caer en lo que había hecho, Luke se levantó por primera vez en todo el acto, se sentó en la cama y se pasó una mano por el rostro limpiando el liquido que había allí, en su totalidad ahora mismo era un hombre cubierto de néctar, sus ojos estaban un poco apagados, era como si hubiesen abusado de él muchísimas veces, tomó su camiseta que se encontraba a su lado y siguió limpiando su pecho y su vientre, entonces se puso de pie.
– L-luke… Lo siento… –le dije casi por inercia, él pasó frente a mí y siguió hasta su cama.
– No digas nada, me voy a dormir.
Fue lo único que dijo, se acomodó el pantalón y se metió en su cama, volteando hacía la pared, dándome la espalda, ¡Maldita sea! lo había hecho de nuevo, una vez más había abusado de él de esta forma, obligándolo a hacer algo que no quería, todo había resultado horrible, mientras el placer me había dejado ciego todo estaba bien, pero cuando volvía me daba cuenta de que nada lo estaba, toda la dulzura que Luke traía siempre con él se había esfumado de repente, esas ultimas palabras me condenaban, estaba tratando a mi hermano deliberadamente como cualquier cosa, y esta vez me había hecho daño a mi mismo.
Por primera vez en mucho tiempo mis ojos se llenaron de lagrimas, pude notar que todo era por culpa mía, pero había llegado demasiado lejos, ¿Por qué no lo había parado mientras pude hacerlo? Seguramente ahora me odiaba por lo que le había hecho, ¿Y quien no lo haría? Esta vez solo lo había tomado como muñeco sexual, no era nada más en ese momento, su presencia ya no importaba, las lagrimas comenzaron a caer de mis ojos a mis mejillas, no quería que mi hermano me odiara, ni siquiera había querido que todo esto pasara, me había sentido celoso de él y por eso había reaccionado de esa forma tan estúpida ¿Qué había querido demostrar con esos actos? Nada, porque ni siquiera había logrado mi cometido, no quería verlo mal, y sabía que estaba mal, podía parecer muy rudo y todo lo que dijeran de él pero en el fondo era tan sensible… agaché mi cabeza entre mis piernas y sentado en mi cama comencé a llorar en silencio, no quería perderlo, y de solo pensarlo me aterraba, esto ya no era solo un juego, esto ya no era una simple fantasía, ni un error, ni nada de eso, lo que me revolvía la conciencia por dentro era otra cosa, la razón que me había llevado a hacer todo lo que hice, desde acostarme con él la primera vez, hasta intentar que le gustaran los chicos, celarlo y llorar por él… esto era demasiado confuso para mí… tal vez esto iba mucho mas allá.
Continúa.
como sigue por favor