Con vecinito de 7 Parte 2
Cuando José, mi vecinito de 7 años, me enseñó a jugar.
–¿Ahora sí podemos jugar, señor?
Esta pregunta, disparada por José, después de acabar con la pizza mientras veíamos una película infantil me generó muchas interrogantes y me trajo recuerdos de tiempos pasados (ver mis relatos anteriores), especialmente los vivimos con sobrinito de 5 años, cuando yo tenía 17 años. Hoy, a mis casi 50 años, jamás pensé volver a experimentar la dicha de volver a estar a solas con un niño…
–Claro que sí, José, ¿Dónde prefieres que juguemos, aquí en la sala o en la cama?
–Mmmhhh…si quiere, aquí, señor…
–Muy bien, dime a qué quieres que juguemos.
–A lo que jugaba con un primo en nuestro rancho y con mi papi cuando estamos a solas.
–Ah, ¿y a qué jugaban tú y tu primo y ahora juegas con tu papá?
–A que yo escondía su pajarito en mis casitas…
–¿Cuál pajarito y en cuáles casitas?
–Éste (tocando mi pene), este pajarito en estas casitas, –abriendo su boca y señalando sus nalguitas–
–Ah, ya…¿y debemos estar completamente encuerados (desnudos) para jugar?
–Pues claro, señor, si no, ¿cómo voy a poder esconder su pajarito?
–Ah, ok, ok…entonces, me senté en el sillón y lo atraje hacia mí, lo acaricié y besé un poco mientras lentamente lo fui despojando de su pequeño short, sus trucitas infantiles y su playerita, hasta quedar por entero al natural.
Luego, me quité apresuradamente mi ropa, hasta quedar igual a él, desnudo por entero…
–Listo, ¿Y ahora? ¿Me dejas jugar primero a mí con tu pajarito y tu casita de abajo?
–Sí, pero…mi papi sólo me deja jugar a mí…
–Mmmhhh… déjame jugar un poco, si no te gusta, me dices, ¿Si?
Y él aceptó, así que lo recosté boca arriba en el sofá, acaricié su cuerpecito, lo recorrí con mi boca besándolo de arriba abajo a la vez que acariciaba sus genitales, besé, chupé y mordisqueé un poco sus tetillas, y al sentir erecto su pequeño pene, comencé a masturbarle un poco y luego dirigí hacia él mis labios y boca para llenarlo de besos, lamerlo y finalmente comenzar a chuparlo. Por su tamaño, podía meterlo por entero a mi boca con sus pequeños testículos incluídos, él soltaba pequeñas risitas y se retorcía de lo rico que sentía…
Luego, me separé de él un poco, y le dije:
–Ahora, voy a limpiar un poco tu casita de aquí –mientras tocaba sus nalguitas– voltéate y ponte como perrito.
–¿Ya va a esconder su pajarito en mi casita, don Javier?
–Aún no, primero la voy a limpiar un poco…y lo acomodé y abrí sus nalguitas.
Ver esas nalguitas y ese culito dispuestos para mí fue increíble, una vista maravillosa ver ese pequeño orificio cerradito aún, como botoncito en flor, y pensar en que tal vez sería mío dentro de poco…uuuffff!!!
Así que comencé a acariciar con suavidad y cuidado esos gluteos infantiles y su pequeño orificio anal con mis manos y dedos y luego, dirigí hacia él mi lengua para darle unas ricas lamidas de arriba hacia abajo y viceversa. Él se sorprendió un poco, le pregunté si le gustaba y podía seguir, y me dijo que sí…así que durante un buen rato me dediqué a comerme ese manjar infantil, en ocasiones introducía un poco de mi lengua en él y él lo apretaba al hacerlo…una sensación en verdad única.
–Ya, José, sigues tú, enséñame cómo juegan tu papa y tú…
Y me senté en el sillón y él se puso de rodillas frente a mí, y sin esperar, comenzó a besar, lamer, recorrer con sus labios mi erecto pene, acariciando mis testículos para finalmente meterse en su boca casi la mitad de su extensión y darme una de las mejores chupadas de las que he disfrutado…
–Espera, le dije…
–¿Por qué, señor? No le gusta como escondo su pajarito en mi casita?
–¡Claro que sí! ¿Me encanta cómo lo haces! Pero quiero que te subas sobre mí con tu cabeza hacia mis pies, para yo chupar tu casita de abajo mientras tú juegas con mi pajarito…
–Ah…
Y lo acomodé para hacer un rico 69 durante un buen rato…
–Señor, ¿ya quiere esconder su pajarito en mi otra casita?
–Si tú quieres, sí…¿Pero crees que se pueda?
–Sí, las primeras veces me dolía, cuando el pajarito de mi primo se metía ahi, mi papi me mete la cabecita y parte de su pescuezo…aunque el de usted está mas grande y grueso, yo creo sí puede entrar…
–Bueno, tú me dices hasta donde quieres que entre…
–Sí señor…
Y se acomodó en el sofá, paró un poco sus nalguitas y me invitó a meterle mi pene en su «casita»… a esas alturas, yo solamente pensaba en volver a sentir la estrechez de un culito infantil y la sensación insuperable de experientar lo rico que lo aprietan hasta deslecharnos… así que dirigí la punta de mi glande hacia la entradita de ese orificio, lo froté un poco de arriba abajo, presioné un poco y después de varios intentos…pude sentir y ver cómo se abría lentamente para permitir se deslizara mi glande en su anillito apretado y calientito.
–Ay! Se quejó un poco, y yo me detuve…
–¿Te duele? ¿Quieres que lo saque?
–No, me duele pero sólo poquito…
¡y comenzó a echarse hacia atrás para que mi pene entrara hasta casi la mitad!
–Hasta ahí–dijo– y puso una de sus manitas en mi pene–ahora sí, meta y saqe su pajarito hasta que escupa dentro de mí.
–¿Cómo?
–Sí, mi papi mete y saca su pajarito hasta que me escupe su lechita, dice que me ayuda acrecer..
–Ah, está bien…
¿Como rechazar esa invitación después de tantos años de no hacerlo? suavemente, comencé un mete y saca, él aretaba sus nalguitas, el placer era indescriptible hasta que después de varios minutos exploté dentro de él y tuve una de las corridas más abundantes en mi vida…esperé hasta que mi pene se puso flácido para sacarlo, lo llevé al baño para asearnos y dormir abrazaditos…
Hasta aquí esta parte, espero les agrade…
Qué rica experiencia encontrar un nene que pide lo que quiere.
Eso es lo bueno de los nenes saben lo que piden y lo dicen tan natural que ya se lo cogieron no una vez si no varias veces y le gusta que le metan la verga en su casita continua con ru relato