Con vecinito de 7 Parte 2
Continúan las aventuras en la alberca .
Me preguntó si ya no me dolía mi pene y le dije que ya no, gracias a su ayuda…
Le di un besito en su boquita infantil y nos metimos de nuevo a bañar, ahora desnudos…
Así terminó la primera parte…continúo:
Luego de un rato, me dijo que tenía hambre, le pregunté que deseaba y me dijo que unas hamburguesas, pizza, refrescos, ah! Y su helado prometido.
Llamé a un local cercano, llevaron pedido, lo llevé a mesa cerca de la alberca y le invité a comer. Era un verdadero manjar verlo disfrutar comer, desnudito, sin mucha pena, a mi lado… cuando terminó, me dio las gracias, lo abracé un poco y le di un besito en su boca.
Quería regresar a bañarse de nuevo y lo detuve, le expliqué que debía esperar un poco, y nos sentamos a platicar un poco.
Le pregunté desde cuando le ayudaba a su papá cuando le dolía su pene a bajarle lo hinchado y me dijo que poquito tiempo, que una vez que su mami no estaba, su papá se había bañado junto con él y que sin querer rozó con sus manitas su pene y comenzó a crecer y fue cuando su papá le dijo cómo debía ayudarlo para que se curara y no le doliera tanto.
–¿Entonces tu mamá no sabe lo que hacen ustedes?
–No, mi papi me dijo que era un juego secreto entre hombres y que no debía decirle nada a mi mami…
–Ah, ok…¿y tu papi te echa sus moquitos en la boca?
–No, él me dice cuando su pene va a escupirlos y me hago a un lado.
–Ah, ya entiendo. Oye, ¿y no lo habías montado como a mí?
–No, eso tampoco.
–Oh…¿No me digas que tampoco había besado y lamido tus nalguitas y tu hoyito?
–No, tampoco…
–Ah, ¿y te gustó cómo jugamos?¿Te gustaron mis moquitos? ¿Montarte sobre mi pene como si fuera un caballito, y que jugara con mi lengua en tu hoyito?
–Sí, todo me gustó, más que me haya dado besitos aquí con su lengua…sentía como cosquillitas (sonriendo un poco). Los moquitos casi no me gustaron, estaban saladitos.
–Ok, ok…si gustas vamos de nuevo a bañarnos…¿si?
Él, alegre, aceptó. Como lo dije en la primera parte, debía cargarlo. Lo sostenía de la cintura mientras el movía sus piernas y brazos simulando nadar, lo sostenía de sus nalguitas para que, boca arriba, nadara, lo abrazaba a mí y en ocasiones se colgaba de mi cuello por la espalda y lo remolcaba. Tanto sentir ese cuerpecito, verlo desnudo, pegado a mí, me hizo poner durísimo mi pene.
Lo abracé a mí y el lo sintió. Sonriendo me dijo:
–Don Javier, ya se le paró otra vez, mire (y lo tocó un poco con sus manitas)
–Oh sí, es cierto, con razón tiene rato que me duele.
–¿No quiere que le ayude a bajar la hinchazón para que ya no le duela tanto? Hasta que aviente sus moquitos y se alivie, si quiere.
–¿Deveras me harías ese favor? ¿Harías eso por mí ? ¡Qué lindo y qué bueno eres, amorcito!
–Sí, don Javier, si usted quiere…
–Sí, sí quiero. ¿ y me lo vas a sobar con tus manitas, tu boquita, tu lengua, tus nalguitas y tu culito como hace rato?
–Sí, con todo, para que se sienta bien, nomás sin tomarme sus moquitos, es que casi no me gustaron.
–Está bien, José. Oye, ¿y si mejor nos vamos a mi cama para estar más agusto y así me curas mejor?
–¡Si, si! Gritó emocionado.
Así que lo envolví en una toalla, coloqué otra alrededor de mi cintura y lo cargué hasta mi cama. Lo deposité sobre ella bocarriba con sus pies colgando, lo despojé y me despojé de mi toalla, me hinqué abajo de la cama y procedí a llenar de caricias y besos su lindo cuerpecito, desde su frente hacia abajo hasta llegar al área de sus genitales que besé, lamí y chupé largo rato.
Él soltaba risitas de placer, me pedía parar un poco y luego seguir hasta que me pidió parar porque le dolía su penecito.
Así que me detuve, incorporé y subí a la cama, para acostarme a su lado con mi pene como roca, lubricado con presemen y apuntando hacia el techo. Una seña bastó para que él comenzara a corresponderme y jugar con mi pene y testículos. Los acariciaba y masturbaba con sus dos manitas, los llenaba de besos y lamía desde su base hasta la punta y viceversa, en ocasiones los metía a su boca y chupaba con ansiedad, haciéndome tocar el cielo con sus acciones.
–Espera, espera– le dije después de un buen rato
–¿Por qué? ¿No le gusta lo que hago? Ah, ya se, quiere que me suba en su pene como si fuera caballito, ¿verdad?
–No, amorcito, cómo crees. Me encanta cuando sobas mi pene con tus manitas, cuando lo besas y pasas tu lengüita por él, cuando me lo chupas ni se diga, lo haces muy rico, me encanta, pero…
–¿Pero qué? ¿Qué quiere que haga?
–¿No me vas a dar tu culito para que lo bese y juegue con mi lengua como en la mañana? Pero antes, quiero que te montes en el como tanto nos gustó.
Dócil y obediente, Josesito me cabalgó de frente y de espaldas, cuando estaba así, de espaldas, lo empujé hacia abajo y entendió. Me ofreció la tersura y suavidad de sus glúteos y su anito rosado para degustarlos mientras él me correspondía haciendo lo propio en mis genitales.
Luego de un rato , le pedí parar y le propuse jugar a otro juego…
–¿A qué quiere que juguemos ahora, Señor?
–No sé si aceptes, a lo mejor hasta te espantas…
–Pues dígame a qué quiere jugar, ande
–No sé,…bueno, me gustaría y haría muy feliz si tú me dejaras meter mi pene aquí, en tu colita…
–¿Por donde hago del baño?
–Sí, por ahí, por tu culito…¿aceptas?
–Pero, no sé puede, ¿o sí?
–No sé si se pueda, pero si me dices que sí, le probamos a ver si se puede.
–No, es que lo tiene muy grande y grueso, no va a caber…mejor no.
–Anda, poquito aúnque sea lo que te quepa, la pura cabecita si quieres. ¿Sí?
–Pero me va a doler mucho, no. Mejor no…
–Si te duele me dices y te lo saco, hasta donde lo aguantes, ¿Qué dices? Anda, anímate.
–Pero es que por ahí hago del baño, se lo voy a ensuciar o su cama.
–No pasa nada, me lo lavo con mucho jabón y listo. Igual, te limpio a ti y a las sábanas, anda, dime que si, por favor…
–Mmmhhh…bueno, pero solo la puntita y si me duele me la saca, ¿verdad?
–Claro, amorcito, claro…¡Qué feliz me haces! ¿Entonces, si?
–Sí, pero poquito nadamás, hasta donde yo le diga.
–Sí, mira, es más, para que entre más facil mi pene en tu colita y no te duela tanto, voy a usar una cremita especial. Y primero voy a meter un dedito y luego dos para que veas que no duele mucho..
¿Sí?
–Sí, señor está bien, pero que no me duela mucho por favor.
Así que tomé del tocador un gel lubricante anal, guardado para ocasiones especiales, llené con él mis dedos índice y medio, así como alrededor de su anito, pasando mi dedo por su periferia para relajarlo un poco y cuando sentí era tiempo de estrenar ese orificio anal, virgen aún, lo deslicé hacia su interior hasta topar con la base del dedo. Él se retorcía un poco y esperé se acostumbrará a mi dedo. Luego, lo saqué y metí de nuevo varias veces…
–¿Duele mucho? ¿Verdad que no?
–No, casi no duele y siento como un calorcito adentro.
–¿Ves? Te dije que te iba a gustar. Ahora, voy a mover mi dedo en pequeños círculos alrededor de tu agujerito, y después te voy a meter mi dedo de enmedio…
Y así lo hice, finalmente, le metí mis dos dedos y aunque le dolió, aguantó. Cuando lo sentí suficientemente dilatado, saqué mis dedos de su interior, le dije que ya estaba listo…
–¿Ya me lo va meter, señor? Acuérdese que nomás la cabecita y sacarla si me duele…
–Aun no, Josesito, falta que me pongas cremita en mi pene y yo en tu colita para que entre mejor y no te duela tanto.
Lo hice ponerme mucho gel en todo mi pene y le dije:
–¿Ves lo facil y lo bien que resbalan tus manos en mi pene con ayuda de esta cremita? Así se va a resbalar en tu colita, vas a ver…no te va a doler.
Luego lo hice acostarse boca abajo sobre dos almohadas para que sus nalguitas apuntaran al cielo y su anillito quedara expuesto, coloqué más gel en su orificio y alrededor de él, después frote de arriba abajo y alrededor de su anito mi pene, coloque con ayuda de una de mis manos la punta de mi pene en su lindo hoyito, le pedí pujar como si estuviera haciendo del baño.
Él obedeció y cuando su botoncito se abrió un poco empujé y…¡Oh, placer supremo! Mi pene se deslizó suavemente hacia su interior, hasta ver desaparecer su glande y un poco más entre sus pequeños glúteos.
-‘¡Ay, ayyy…me duele sáquelo, por favor! ¡Ayyy, ayyyy! Ya no, por favor…
Y cubrí rápidamente su boca, le hablé al oído y lo tranquilicé, le dije que aguantara, que el dolor pasaría. El sollozó y lloró un poco, pero pasado unos momentos dejó de hacerlo…
–¿Ya no duele tanto, amorcito? ¿Quieres que siga un poquito más?, sólo un poquito más, para sentir más rico tu culito. Me aprieta mi pene y ya casi me pasa el dolor…¿Sí, por favor? Un poquito nada más…
Él aceptó, así que puse más gel en mi pene, le pedí pujar de nuevo y cuando lo hice aproveché para meterle poco más de la mitad de los 17 centímetros de mi virilidad.
De nuevo lloró y gritó un poco, pero esperé que se calmara y, fiel a mi palabra, ya no lo metí más.
Cuando se tranquilizó empecé un mete y saca con suavidad hasta que no pudiendo contenerme por lo estrecho, apretadito y suavecito de su anito, mi pene expulsó varios chorros de semen en su interior.
Cuando perdió dureza, lo saqué, lo cargué en mis brazos y lo llevé al baño para que expulsara el semen con que lo preñé, nos bañamos juntos y aproveché para darle de nuevo a beber mi semen que se pasó gustoso, lo saqué y vestí.
Le agradecí lo bien que se había portado y lo feliz que me había hecho y el haberme «curado» tres veces. Nos fuimos a la sala acespetar a sus padres.
Cuando llegaron, me dieron las gracias por cuidar a su hijo, me ofrecieron dinero, que rechacé diciéndoles que no había sido ninguna molestia, que cuando se les ofreciera, podía cuidar nuevamente a Josesito pues se había portado muy bien.
El se despidió de mí con un abrazo, y un beso en la mejilla. Cuando se iba con ellos, giró y me tiró dos besitos con sus manos.
Hasta aquí mi relato. Espero les guste…
comos igue
Me gusto mucho espero lo sigas mas adelante
Que bueno tú relato y muy portado el niño de como hacerle para que te quite el dolor sabe hacerlo una buena mamada de verga y como su papi no se lo había cogido pues te toco estrenar su culito y aguanto le gustó y repetirás tantas veces que quieras meterle la verga continua con el próximo relato se pone bueno
Gracias! En parte tres llegará con un primito a seguirme ayudando con mi dolor por hinchazón…
que lindo relato, para cuando la 3ra parte?
con gana de leer la 3 parte