Confesiones 1- Juguete
¿Será que un niño que apenas esta en su séptimo año de vida sea capaz de disfrutar del sexo con alguien que le dobla la edad? La verdad es que no lo sabía en ese momento, pero vaya que tener una verga rozando mis labios era glorioso.
Desde que mis encuentros con Freddy se hicieron costumbre, su llegada se había convertido en mi hora favorita del día. Para matar el tiempo libre hacia mi tarea, algunos quehaceres de la casa, y si me daba tiempo jugar un rato a la pelota en mi patio trasero.
Algunos días disponíamos de mas tiempo que otros, por mi parte disfrutaba el tiempo que se tomaba para estar conmigo y disfrutar de su cuerpo.
— ¡qué onda Chaparro! — Freddy me tomo por sorpresa, apareciendo antes de la hora habitual. Corrí hasta estar cerca de él, lo único que nos separaba era la barda de nuestras casas
—llegaste antes! — chille emocionado
El sonrió mostrando su dentadura perfecta —si me desocupe antes… ¿Estas solo en casa? — preguntó en voz baja después de echar un vistazo a mi casa — para… Ya sabes — Freddy me guiño el ojo y sonrió, esta vez con un poco de malicia
—sip, como todos los días — con bastante facilidad, Freddy salto la barda que nos separaba y lo abracé al instante — quieres que juguemos un rato a la pelota? — corrí por el balón para lanzárselo de una patada
Fácilmente aterrizo el balón y lo lanzo a mi pequeña portería, acertando un gol seguido de un grito de victoria — chaparro, vengo de jugar fut —camino hacia mí, sobando su barriga sobre su playera — ¿y si mejor juegas con estas pelotas? — dijo apretándose el bulto que ya estaba aumentando de tamaño bajo su short
Sentí que mi cara se puso roja, igual tenia muchas ganas de mamar su verga, pero siempre se iba cuando me daba su lechita y sabía que si hacíamos eso después no querría jugar. — me gusta ese juego también — dije
Ambos caminamos dentro de mi casa y Freddy se tiró sobre el sofá, entre sentado y acostado, se quitó su short y boxers de una y subió su playera hasta su pecho; su verga saltó y chocó en su abdomen, ya estaba dura, y para mi sorpresa, estaba completamente rasurado. A sus 18 años, Freddy tenia un cuerpo bastante bonito. Firme por donde lo vieras y con la cantidad de pelo justas en los lugares correctos. A excepción de ese día que había decidido depilar su verga
Sin cuestionar nada me arrodillé frente a él y metí en mi boca esa verga que ya hacia rato estaba bien hinchada y babosa, las ganas de acariciarle los huevos no se hicieron esperar: los acariciaba con mis manitas y los lamia completitos, dejándolos brillosos de saliva, al igual que su verga, metía lo más que podía ya que sabía que eso ponía mucho más caliente Freddy.
Quería saborearlo todo, agarre el tronco de esa verga y tragaba la cabeza, lo lamia y succionaba con ganas, queriendo exprimir los fluidos con los que Freddy me alimentaba.
Freddy comenzó a mover sus caderas y a presionarme contra su verga. Como que le estaba agarrando el gusto a cogerme por la boca, con fuerza.
Abría la boca lo más que podía para dar cabida a esa Verga y no lastimarlo con los dientes. Las arcadas no se hicieron esperar cada vez que Freddy topaba con mi garganta, y sus manos sobre mi cabeza no me dejaba despegarme de su verga
—Eso, nene, sácame la lechita— me decía Freddy entre gemidos, con la cabeza hacia el techo y con los ojos cerrados, Freddy disfrutaba de la humedad de mi boca. Una vez más, hacia presión sobre el cuerpo de Freddy para desprenderme de su agarre, sin éxito. — Aguanta bebe, yo sé que aguantas, ya casi acabo — las embestidas de esa verga caliente dentro de mi boca no hacían más que aumentar la velocidad; expulsaba gran cantidad de saliva que se escurría por mi boca y humedecían toda la zona genital de Freddy.
— Ahí te va, chiquita— Freddy bajo la velocidad y procuraba mantener su verga dentro de mí lo más que pudo. Entonces comenzaron los espasmos de su verga, cada palpitación seguida de un chorro de semen espeso llenaba más y más mi boca.
—¡ahhhhh! —Freddy gruñó fuerte, sosteniendo mi cabeza, evitando que soltara nada de su esperma. — quiero que te lo tragues todo, no me vayas a manchar eh —
Me las arregle para cumplir con sus órdenes, después de todo el semen es difícil de tragar en abundancia… al menos para mí lo era.
Trague con fuerza ese liquido espeso y seguí succionando su verga para exprimirlo por completo
— ya, ya — Freddy me desprendió de su verga, me apretó de los cachetes, estábamos a escasos centímetros cara a cara— no te llenas verdad cabron— me soltó con brusquedad que me fui hacia atrás y caí sentado al suelo —a ti te encanta la verga, tremenda putita tengo como vecina — dijo finalmente mientras se vestía nuevamente
El sabor de la leche de Freddy lo sentía en todo mi paladar, cada que Freddy me hacia esos comentarios me sentía avergonzado, pero de alguna forma me gustaba su forma de referirse a mí.
—bueno, chaparro, me voy — se incorporó, listo para marcharse
—quédate un rato a jugar a la pelota conmigo Freddy — le suplique
Hizo un gesto de fastidio — ya jugaste con mi riata, confórmate por ahora — me quede callado, algo triste porque una vez más, solo me había buscado para eso.
Mis ojos se llenaron de agua — ¡ey! Sebas — levante un poco la mirad fingiendo que nada pasaba
Freddy rodo los ojos y suspiro fuerte — luego nos vemos sebas, la paso chido contigo, así que no hagas que me fastidie — me lanzo una pequeña pelota de goma antes de cerrar la puerta.
Tome la pelota entre mis manos para guardarla. Lo que yo no entendía en ese momento es que Freddy era un joven con las hormonas al mil y necesitaba ser atendido como hombre. Para el, yo era solamente un juguete que podía usar cada vez que quisiera
Buen relato. Me trajo recuerdos. Saludos.