Conociendo (aún mejor) a Tavito
Mi mejor regalo de cumpleaños fué tener otra vez a Tavito a mi disposición.
Tras los momentos que había vivido a solas con Tavito mi ritmo de vida cambió un poco, mis mañanas eran despertar jalandome la verga en mi cama imaginando que él estaba ahí desnudito y a mi disposición, para repetir los pensamientos por la tarde con una nueva jalada. También ahora iba con más frecuencia a la tienda buscando encontrarme con él.
En mi casa mi mamá y mi hermano se burlaban de mí, mi hermano le decía a mi mamá que a mí me gustaba Liz, la muchacha que atendía la tienda y por eso ahora pasaba más tiempo ahí, pero lejos estaban de imaginar que quien me traía pensativo era Tavito, con esos huevitos y verguita que me encantaban, y claro, su culito suavecito que me hacía hervir.
4 Días habían pasado, era jueves al medio día y yo acababa de despertar. Tenía un poco de jaqueca, pues el día anterior había sido mi cumpleaños 18 y tuvimos una pequeña fiesta familiar en casa para celebrar, fiesta que se alargó hasta la madrugada y tanto mi mamá, como mi hermano y yo nos dormimos hasta casi las 5 de la madrugada en lo que recogíamos el desorden.
Estaba en mi cama aún con un poco de sueño, tenía una erección habitual, pero esta vez no tenía ganas de jalarmela, lo que quería era un baño. Ya en la ducha me desperté por completo y comencé a recordar cuando estaba con Tavito ahí mismo limpiandonos el sudor, la saliva y la leche de nuestros cuerpos, lo que me creó una nueva erección, pero yo no quería masturbarme, quería tenerlo a él ahí, pero claro que era algo imposible con mi mamá y hermano en casa.
Pasó un rato más cuando mi mamá y hermano se despertaron, pues ya hacía hambre. Entre que decidíamos que comer y el tiempo en prepararlo desayunamos pasada ya la una, estuvimos un buen rato conversando de lo mucho que nos divertimos y bromeando al respecto, pero entre la digestión de la comida y los estragos de la desvelada hizo que cada quien volviera a su habitación a dormir. Me desperté a las 4:30 aún con algo de sueño, bajé a la sala pero tanto mi mamá como mi hermano seguían profundamente dormidos. Yo tenía un hormigueo en mi entre pierna, quería ya poder estar con Tavito otra vez o al menos verlo, así que me lavé la cara y me dirigí a la tienda esperando que ésta vez si pudiera encontrarlo pero de nuevo no fué así, habían niños jugando pero Tavo no estaba entre ellos. Ya estaba a punto de volver a casa para dormir otro poco cuando veo a una cuadra de distancia que Tavito venía, así que lo esperé. Pidió unas cosas a la tendera y ya que lo terminaron de atender se acerca a mí,
– Casi ya no te dejas ver, Tavito- le dije con una sorisa y lo invito a que nos movamos más hacia el área de las maquinitas, dónde podíamos hablar con algo más de libertad
– Es que mi mamá estuvo todos los días trabajando temprano, y no me dejaba salir porque quería que estudiara- Me contesta, – Lo bueno que ahora sí trabaja tarde- Añade.
– Estaba pensando en tí- Le digo hablando bajito.
– Y yo- Me contesta, haciéndome sentir mejor el saber que también me extrañaba. -Quiero practicar a jugar con tu palanca- Me dice. Su solo comentario hace que se levante un poco mi pene.
– Yo también quería que fuera hoy, pero en mi casa no podemos porque todos están ahí- Le digo hablando muy bajito.
– Pues vamos a la mía- Me dice, -Mi mamá ya se va a ir porque va a un mandado antes del trabajo, solo está esperando a que yo le lleve esto,-Dice apuntando a la bolsa con cosas que acababa de comprar, -Y mi abuela de seguro estará dormida- Añade.
Yo no sabía si aceptar su propuesta, era muy riesgoso, sin embargo mi calentura podía más que mi raciocinio y un instante después seguía a Tavo hacia su casa. De camino hacía allá me explicó su plan: él entraría por la puerta de su casa con normalidad, mientras yo me iría por la calle de atrás, por dónde me había mostrado la vez anterior que entraba a escondidas y esperaría a que él me hiciera una señal. No estaba seguro de lo que estaba haciendo pero estaba yo ya llegando al solar baldío cuando los nervios me comenzaban a comer vivo. Volteaba a todos lados checando que nadie me viera, pero tal y como Tavo decía, nadie notaba nada ahí, además que casi toda esa calle era de locales comerciales los cuales la gran mayoría estaban desocupados. Llegué a la construcción vacía y entré rápidamente cuidando que nadie notara mi presencia, avancé hasta donde sería el patio y llegué al árbol por dónde Tavito se había trepado la vez anterior. Volteaba de lado a lado con nervios, ya había pasado unos diez minutos cuando Tavo asoma su cabeza,
– Hey- me dice riendo, – Súbete por el árbol y ven-.
– Yo volteo a todas partes por última vez para cerciorarme y entonces me trepo rápido al árbol. La rama grande que entraba a la casa de Tavo era lo suficientemente fuerte, así que avanzo por ahí y llego a la barda de la casa. Volteando abajo Tavito me apunta hacia la escalera que había comentado la vez anterior y bajo por ella para quedar de pie parado frente a él. Estábamos en el patio de la casa de Tavo, había cosas viejas por ahí y por allá y un pequeño jardín con flores, yo observaba un poco cuando caí en cuenta,
– Dónde vamos a estar?- Le pregunté
– Por aquí- Me dice, y comienza a subir por una estrecha escalera de caracol medio oxidada que daba a una puerta vieja hacia dónde lo sigo, -Este es mi escondite- Dice abriendo la puerta y enciende la luz. Dentro de ese lugar hay cajas con cosas dentro algo empolvadas, al parecer ese cuarto era el que usaban de bodega en casa de Tavo. Al fondo había un pequeño mueble con juguetes y libretas, además de un pequeño colchón en el piso cubierto con una sábana con estampado de balones, una almohada y otro mueble con un ventilador de mesa encima que Tavito enciende.
– Ven- Me dice Tavito, y se sienta en el colchón del piso. Yo lo sigo y me siento junto a él aún nervioso, no dejo de ver a la puerta con algo de miedo. -Quiero practicar moviendo la palanca- Me dice, y me baja el pants que llevaba puesto junto con el boxer para comenzar a masajearme el pene que comienza a despertar rápidamente y ya Tavito está haciendo movimientos como si fuera con la palanca de videojuegos, yo estoy excitado, pero me gana un poco el temor de ser descubierto, algo que a Tavito parece no preocuparle en lo absoluto, porque sigue jugando con mi verga y ya comienza a hacer un sube y baja con su mano en ella. Él nota mi nerviosismo y suelta mi palo viéndome a la cara,
– Nadie va a venir- Dice
– Estás seguro?- Contesto
-Si quieres voy a ver cómo está mi abuela- Me responde, y yo aciento con la cabeza.
– Ahorita vengo- me dice, y sale del cuarto dejándome ahí con el pantalón abajo. Pasa un par de minutos cuando escucho pasos subiendo, instintivamente subo mi ropa y trato de lucir natural cuando Tavito vuelve a entrar.
– Está bien dormida- Dice riendo, y se vuelve a sentar junto a mí. Su respuesta me tranquiliza, si es como lo dice su abuela dormirá hasta las 6, – Porqué te subiste el pantalón?- Dice como enojado, -Estoy praticando!- Reclama, lo que me produce una pequeña risa. «En serio le encanta mi verga», pienso. Él vuelve a sacar mi verga a medio parar y en vez de comenzar a jalarmela de nuevo se la mete a la boca comenzando una mamada, mientras yo acaricio su cabeza.
– Te gusta mucho mi verga?- Le pregunto
– Si- Dice, sacándosela un momento de la boca para inmediatamente volver a meterla.
– Déjame quitarme la ropa- Le digo, y me quito la playera poniéndola en el mueble junto a sus juguetes para continuar quitando mis pantalones y quedar solo en boxer, -Sigues tú- Le digo.
– Ayúdame- Responde, y levanta los brazos, entonces yo quito su playera polo amarillo y bajando después sigo con sus jeans. Tavito queda igual que yo solo en ropa interior con una trusa roja de algodón que deja en evidencia la erección de su verguita la cuál comienzo a acariciar por encima y le pido a Tavito que se acueste. Bajo lentamente su trusa y de nuevo ahí está su piquito divino invitandome a chuparlo, lo cual hago gustoso, se lo pelo y veo que está bien después de la vez anterior cuando le desprendí sin querer la piel del glande, y entonces le paso la lengua por su cabecita haciendo círculos lo que provoca que se retuerza del placer, por lo que lo hago un poco más y después bajo a su huevos. Le abro las piernas con mis manos y las llevo hacia arriba, haciendo que su anito quede expuesto y aprovecho para bajar y comenzar a lamerlo, esta vez si tiene un pequeño olor a niño sucio, mezcla de sudor y un poquito a caca, pero con un sabor delicioso. Continúo turnandome entre su verguita, huevos y hoyito. Chupaba como loco entre las piernas de Tavo cuando comienzo a dedearlo con mi índice derecho ya logrando meter la mitad gracias a la saliva que tenía ya en su cuerpo. Tavito solo gemía y movía su cadera cuando dice,
– Quiero chupartela-
– Quítame el boxer, pues- Le ordeno, poniéndome de pie y el arrodillado en el colchón. Él toma mi ropa interior por los lados y los baja, haciendo que mi verga salte gloriosa ante sus ojos que brillan al verla y le da un beso en la punta. – Acuéstate – Le ordeno, y me paro quedando encima de él con mis piernas a sus costados y él viendo mi verga desde abajo. Bajo quedando arrodillado, y con la verga a centímetros de su cara
– Me la quieres mamar?- Le digo con voz lujuriosa. El solo aciente sin despegar su vista de mi falo, lo que provoca una sonrisa perversa en mí, y le acerco la punta a la boca para que comience a mamar. Se la saco y ahora le pongo los huevos en la cara para que también les dé su ración de amor. Yo me la jalo mientras él chupa mis testículos uno a la vez haciendome jadear. Le quito mis bolas del alcance y de nuevo apunto la punta de mi palo a su cara invitándolo a qué lo agarre con sus labios, pero cuando casi lo logra se lo muevo, el ríe y de nuevo trata de alcanzarlo pero otra vez muevo de dirección mi «palanca», como el la llama. Hago eso un par de veces más y él se ríe. Es divino ver cómo trata de atrapar mi verga con su boca ansioso por chuparla como bebé. Cambio de juego y ahora azoto sus cachetes con mi carne tiesa y le restriego los huevos por toda la cara, el ríe y abre la boca. Finalmente le meto mi herramienta en sus labios y lo dejo mamar para después ser yo quien mueve las caderas y empiezo a follar su boca, quizás un poco brusco de más porque su cara comienza ponerse roja y sus ojos un poco llorosos, así que mejor paro y me acuesto junto a él. El colchón es tan pequeño que mis piernas salen un poco, un detalle que aumenta mi morbo.
– Ahora no vas a hacer de eso de subirte encima de mi con tu pico en mi cola?- Dice. Ya no me importaba nada, ya no tenía miedo de ser descubierto, lo único que sabia era que tenía al niño en su «lugar especial» y quería que le metiera la verga entre las nalgas y punteara su ano.
– Acuéstate- Le digo, sonando demasiado brusco para mi gusto, pero aún así Tavito acata mi orden rápido y se pone boca abajo. Yo estoy hirviendo, le aprieto las nalgas de arriba a bajo con desespero y comienzo a lamer rápidamente recorriendo su raja una y otra vez de inicio a fin. Le amaso el culo con ambas manos y finalmente le abro las nalgas con ambas manos para comerzar a chupar otra vez su oyito. Como acababa hace poco de darle tratamiento a ese ano rosadito mi dedo se undió como mantequilla y empecé el mete y saca en su huequito. Escupo en mi dedo sin sacarlo y acomodo el segundo dedo para comenzar a darle con ambos a la vez lo que provoca que Tavito se queje un poco pero con un poco más de saliba logro hacer que su recto acepte mejor mis dedos introduciéndose en él. Había pasado ya unos pocos minutos cuando no hago esperar más a Tavito y acomodo mi verga apuntando a su oyito calientito y suave. Apoyo un poco de mi peso para pegar más mi punta a su ano y es como si su agujero hubiera respondido con un beso en mi glande que me hace suspirar y siento como unas gotas de líquido seminal salen lubricando más su ano. Comienzo a bombear suavemente disfrutando la fricción de nuestros cuerpos sudados y lubricados por mis fluidos. Cada toque con mi verga en su ano es como si fuera un beso, lo que me hace derramar más fluidos y mejorando el roce de nuestros cuerpos. Su ano se dilata un poco y siento que unos pocos milímetros de mi verga logran entrar en él,
– Que rico se siente tu verga en mi culo- Dice Tavito suspirando.
– Te gusta mucho?- Le digo al oído chupando su oreja mientras le pego más la cabeza de mi pene en su oyito
– Si- Dice, – Está grande y dura-. Y levanta un poquito sus cadera dejando que mi verga se mueva mejor entre su culo y haga un mayor contacto con su ano. Escuchar decir a un niño que tú verga es grande mientras se la restriegas en el culo es un cumplido que haría sentirse como un gran macho a cualquiera, y yo no era la excepción, aún cuando sabía que mi verga es de tamaño promedio, pero para el niño era el pedazo grande que lo estaba haciendo disfrutar.
Me levanto un poco sin sacar mi garrote de entre sus nalgas para poder tener una imagen de mi carne punteando el culo de Tavo y noto que efectivamente, unos pocos milímetros entraban en su ano. Era eso lo que me hacía disfrutar tan rico, al parecer la lubricación que logré hacerle al hoyo de Tavito había sido excelente, o tal vez ayudaba que su ano era más grande que el de un niño promedio a su edad, pero estaba ahí, dilatado y comiéndose solo la puntita de mi carne dura. Tomo la almohada y la ubico debajo de Tavito para que su culito se levanté más, escupo en mi verga y vuelvo a acostarme sobre Tavo para pegar fuerte mi cilindro en su entrada y entonces sucede algo inesperado. Tavito de un pequeño salto, pero no logra mucho debido a mi peso. La cabeza de mi pene había entrado en su ano. Yo sentía que una corriente eléctrica recorría mi cuerpo ante la sensación de su anito apretado y suave cubriendo mi capuyo. Sabía que a Tavito le dolía, así que deje de moverme y me dediqué a besar su cuello, sus orejas y acariciar su cabello. Le decía como me encantaba su culo y chuparle su piquito y bolitas. Le besaba sus cachetes y le decía que lo quería, lo que a pesar de parecer que se trataba de solo calentura era real, Tavito se estaba convirtiendo en alguien importante en mi vida.
Cuando noté que estaba más tranquilo comencé a meter y sacar muy lento unos milímetros de mi verga para volver a meterla en su culo despacio, poco a poco, milímetro a milímetro, dentro y fuera con mucho cuidado. Cuando ya podía moverme con soltura comencé a darle un poco más rápido, su ano ya se había amoldado a la cabeza de mi pene y podía salir y entrar con mucha facilidad. Puse mis manos a los lados para sostener mi peso y empezar a bombear más rápido mi verga entre sus nalgas. Podía ver cómo su hoyito se abría y recibía mi cabeza que tenía ya un color casi morado de lo dura que estaba mi herramienta y Tavito solo respiraba quedito.
-Te gusta mi verga en tu culo?- Le pregunté moviéndome un poco más rápido. Tavito solo suspiró y respondió que si moviendo la cabeza. Volví a poner mi peso sobre él, ya le daba con algo de fuerza y sonaba el golpeteo de mi pene entrando en su culo hicendo un sonidito de Plop! Plop! Plop!. Mi sudor caía en su espalda y recorría hasta terminar en sus nalgas mientras yo seguían bombeando su ano que con suavidad abrazaba mi verga y la apretaba a la vez mientras se deslizaba por entre sus cachetes gorditos cuando no pude más y empezá a lanzarle mis chorros de esperma caliente en su entradita. La leche se salía por los lados de mi verga y yo veía incrédulo como mi cabeza todavía estaba dentro de ese hoyito maravilloso. Le saco la verga y veo como baja mi leche por sus nalgas. Tavito estaba flotando, con su mirada perdida. Yo recordé que el celular que me habían regalado el día anterior en mi cumpleaños tomaba fotos, así que lo saco de la bolsa de mi pantalón y tomo a una foto a Tavo ahí acostado desnudo y otras cuantas a su culo escurriendo leche y a su ano dilatado. Revisaba como habían quedado las fotos cuando veo que ya son casi las 6 y empiezo a recoger mi ropa apresurado. Tavito se da cuenta y se levanta desnudito. Era hermoso su pequeño cuerpo sin ningún pelito y suavecito, un cuerpo de niño que me volvía loco. Me miraba serio cuando de repente me abraza. Yo no entendía muy bien la situación, pero igual lo abrazo,
– Gracias!- Dice
– Porqué?- Le respondo.
– Pues porque me gusta mucho estar contigo, y lo que hacemos. Me gusta tu verga, y te quiero- Dice sonriendo.
– Y yo a tí- Le contesto dándole un beso en la mejilla. El se agacha para recoger su trusa, y yo le doy una nalgada, -Y también me encanta tu culo- Le añado, y el ríe.
Comencé a cambiarme mientras Tavito se limpiaba el ano con un trapito que tenía cerca y después se puso su trusa y pantalón. Estaba ya terminando de ponerse su playerita cuando se escucha una voz gritando,
– Tavito, estás arriba?- La sangre se me bajó a los pies. Era una voz de mujer mayor, por lo que supuse que era su abuela. Tavito me hizo una seña de que no hablara, algo que claramente no iba a hacer.
– Sí, aquí estoy abuelita- Respondió Tavito,
– Baja tantito, por favor, ocupo algo de la tienda- Dijo la señora
– Ya voy- Contestó Tavito, y fué a la puerta a asomarse, – Mi abuelita está adentro esperándome. Súbete a la barda igual como llegaste y vete por ahí, sale?- Me dijo hablando quedito.
– Si- Le dije sonriendo. Él regresa hacia mí,
– Después nos vemos, te quiero- Me dijo, y entonces me besó la mejilla.
– Y yo a tí- Le respondo. El sale sonriendo por la puerta y se va. Espero un momento y salgo muy lentamente cuidando no hacer ningún ruido. Bajo de la barda de la casa por el árbol y salto al suelo esperando no hacer ruido, veo a los lados una y otra vez que nadie me descubra y salgo casi corriendo del solar baldío.
Llego a mi casa y entro procurando no hacer ningún ruido cuando de pronto esucho a mi mamá hablando a mi espalda,
– Dónde estabas?- Me dice. Todavía tiene puesta la ropa con la que estaba dormida, y la cara algo inchada, por lo que intuyo que acaba de levantarse.
– Fuí a comprar un helado- Le digo, mostrándole el helado que compré para despistar en una tienda que está a unas calles de mi casa.
– Estás todo despeinado- Dice, con cara de duda. Ni siquiera había recordado mi cabello, así que invento algo rápido,
– Me levanté y me fuí, ni me fijé en mi cabello jajaja- Le respondo, esperando que me crea.
– Me hubieras traído uno- Dice dándose la vuelta. Afortunadamente me creyó.
– Tu estabas dormida- Le digo. Ella ya estaba subiendo a su habitación.
– Si, bueno. Báñate, iremos a cenar- Me dice, y cierra la puerta de su cuarto.
Yo no tenía ya ganas de nada. Estaba aún un poco adormilado y ahora cansado por tanta actividad con Tavito, pero debía aparentar lo mejor que podía, ya después podría dormir y soñar con ese culito precioso de Tavito que me estaba volviendo loco de placer.
Que hermoso!! Me encanta como desarollas la relacion entre los dos
Gracias a ti por tus comentarios. Aún hay más por contar, así que espera lo que viene.
Woow demasiado Ricoo tu relató Sonic 13
Sigue así son muy excitantes ✌✌
hermoso relato a esa edad son deliciosos